domingo, 18 de octubre de 2020

Secretos de Jaén. Paraje de Cuadros.





Visitamos en esta ocasión un lugar que nos queda cerca de casa, que ya hemos visitado en anteriores ocasiones, pero que nos deparaba una sorpresa que desconocíamos. Hablo de uno de esos lugares poco conocidos en la provincia de Jaén, en la que son muchos sus rincones secretos. 

La visita surgió a raíz de la publicación en el muro de Facebook, de una amiga, de una ruta en la que vimos una bonita cueva que nos llamó la atención. Al preguntarle me indicó que la cueva estaba en Bedmar, en el paraje conocido como Cuadros. Ya conocíamos esta zona puesto que hay una adelfar bastante famoso junto un área recreativa del rio Cuadros, en la que hemos estado en un par de ocasiones, pero nos sorprendió no saber de la existencia de esa cueva. Esta era, por tanto, el primer objetivo del día. 

Para llegar hasta aquí hay que tomar dirección Bedmar, y nada más entrar en el pueblo, encontraremos un semáforo y justo a la izquierda una carretera que es la que nos conducirá hasta Cuadros. En el momento de nuestra visita la carretera estaba en obras para aumentar su ancho, pero era fácil de recorrer, con alguna parada momentánea por el desarrollo de las obras. Siguiendo la carretera llegamos a un punto donde puedes seguir hasta el área recreativa y el Adelfar, o cruzar un puente y tomar dirección hacia la Ermita de Cuadros. Siguiendo este camino llegamos a una zona con bastante sombra donde decidimos aparcar. 

Desde esta zona, pasando una bonita fuente, parten unas escaleras para bajar a la cueva. Para descubrir los secretos de esta cueva hay que mojarse, literalmente. Nosotros no íbamos provistos de chanclas de río, calzado ideal en este momento, por lo que optamos por quitarnos las zapatillas y entrar descalzos. La profundidad no es mucha, podréis pasar fácilmente sin mojaros más allá de media pierna. Y así, despacito, caminando por el rio y entre las rocas, intentando no escurrirnos, pisando piedras, que no es muy agradable, llegamos en un cortito paseo al secreto que esconde la cueva, una bonita cascada en la que el agua entra en ella y que no podréis ver si no os mojáis los pies, y creedme si os digo que merece la pena mojarse. La sensación dentro de la cueva es bastante fresca, cuando fuera en septiembre aún hacía calor, pero la temperatura del agua, siendo fresca, no es desagradable. 






Desde la cueva nos llama la atención una casa que está justo al borde, como colgada del abismo. Al volver a subir al camino proseguimos ese para encontrarnos con esta casa. Esta construcción es el Molino de Batán, construido por D. Luis de la Cueva y Benavides, segundo señor de la Villa de Bedmar. Se trataba de un molino hidráulico de rodezno, restaurado que aún se puede contemplar. En el frontal del cubo del citado molino se puede apreciar el escudo de armas más completo de la familia de la Cueva. 

Volvemos hasta el aparcamiento y tomamos el camino que asciende hasta la ermita. Está situada en un bello recinto, con una bonita fuente, muchas plantas y macetas que le dan frescor y colorido al lugar. Hay también debajo un hotel rural, que en el momento de nuestra visita estaba cerrado, y un kiosco de bebidas con una agradable terraza, también cerrada cuando llegamos. 




Desde el patio de la ermita se puede admirar una bonita vista de Sierra Mágina. La Virgen de Cuadros ha tenido y tiene, desde mediados del S XV, una gran devoción por los lugareños de Mágina. La ermita fue edificada en el siglo XVII sobre un anterior santuario. La imagen de la Virgen de Cuadros  fue destruida en 1936, siendo la actual  de 1939, aunque se mantiene  original el niño Jesús. 

Por encima de la ermita se yergue vigilante un torreón árabe, de forma cilíndrica, estrechas saeteras y mampostería regular de unos 12 metros de altura. 

Después de visitar la ermita optamos por no subir al torreón y en su lugar tomar el coche e ir hacia el área recreativa para recorrer el Adelfar del rio Cuadros. Es este uno de los adelfales de mayor tamaño e importancia de la Península Ibérica. En su recorrido, siguiendo el curso de río Cuadros, vamos pasando bajo la bóveda que tejen con sus ramas las adelfas, creando un recorrido lleno de sombras en el que la luz lucha por penetrar entre el ramaje entretejido para evitarlo. 

Además de las adelfas hay otras especies asociadas al curso del agua, como las higueras, el álamo blanco, el álamo negro y tarajes de gran porte. Más allá de la franja del adelfal aparecen pinos carrascos, retamas, lentiscos y cornicabras.




Hay también en esta zona muchas mesas y sillas de piedra en las que se puede hacer un picnic aprovechando la frescura del paraje. Cruzando un puente se sale del Adelfal hacia una zona recreativa más amplia donde hay también barbacoas. Si preferís seguir el camino del adelfar hasta el final, este acaba en una construcción de madera que llega a un fondo sin salida desde el que hay que regresar, este punto es el nacimiento del río Cuadros. Un agradable y fresco paseo para huir del caluroso estío jiennense aprovechando la frescura del agua.