sábado, 30 de noviembre de 2019

Alcaudete. Castillo Calatravo







Alcaudete es una localidad de la provincia de Jaén, forma parte de la comarca Sierra Sur, en la parte occidental de la provincia.  Jaén es  la zona de Europa con más densidad de castillos. Esto ha propiciado el desarrollo de la ruta turística Castillos y Batallas, que discurre por las provincias de Ciudad Real, Jaén y Granada, sin bien la mayoría de esta se sitúa en Jaén. El castillo de Alcaudete se encuentra dentro de esta ruta, y es este el objetivo principal de nuestra excursión a esta localidad. 

Llegamos a Alcaudete tomando la A-316 desde Jaén, tomamos la primera entrada a la localidad y seguimos las indicaciones hacia el castillo. Siguiendo estas indicaciones llegamos hasta la iglesia de Santa María la Mayor, a cuyos pies hay una zona de aparcamiento. En este mismo lugar se encuentra la oficina de turismo.


La iglesia de Santa María la Mayor es la iglesia principal de Alcaudete. Se edificó en la primera mitad del siglo XVI y en ella encontramos dos estilos claramente diferenciados, un cuerpo gótico de tres naves y una capilla mayor renacentista. La Iglesia tiene dos portadas situadas en orientación oeste y sur. Ambas están basadas en la iconografía mariana y mezclan elementos renacentistas figurativos y heráldicos. La portada más espectacular es la Sur, se sitúa sobre una escalinata doble y es de estilo plateresco.





Adosada a la iglesia se construyó una Torre-campanario. El conjunto fue declarado bien de interés cultural en 1931. Desde la Iglesia y tras un corto trayecto, eso sí cuesta arriba, llegamos al recinto del castillo-palacio. Desde su parte exterior podemos observar sus murallas defensivas.

Las construcciones defensivas de Alcaudete fueron construidas tras la conquista musulmana. Dentro del castillo-palacio podemos distinguir como elementos principales los aljibes, las caballerizas, el cuerpo de guardia, los lienzos y torres, la sala capitular y la torre del homenaje.




De ellos los que más nos llaman la atención son las caballerizas, de planta rectangular y bóveda de cañón de ladrillo. Actualmente se utiliza como sala para realización de comidas y cenas de temática medieval. 



La sala capitular o reflectorio. Es una gran sala de forma rectangular, actualmente está musealizada, y trata de mostrar cómo era en la época medieval, cuando servía como zona de comedor. En la época en la que el castillo se transformó en palacio, la sala fue dividida en diferentes estancias. En la actualidad se ha recuperado un único espacio.




Sin duda el elemento que más destaca del conjunto es la torre del homenaje, de perfil troncocónico y planta rectangular. Está estructurada en tres niveles, un almacén inferior, la puerta de acceso a la torre con su sala y  el dormitorio del cabildo, encima de este hay una terraza con unas vistas magníficas.






Después de la visita al castillo descendemos de nuevo hacia la iglesia de Santa María para tomar una calle que a través del Arco de la Villa nos conduce a la Plaza 28 de Febrero, donde se encuentra el ayuntamiento.

El Arco de la Villa  era una de las puertas a  través de las que se accedía al recinto amurallado de la ciudad medieval. Es un arco de medio punto sustentado por pilastras y rematado por una hilera de almenas.

Destaca también en esta plaza la fachada del ayuntamiento. Es un edificio del la segunda mitad del Siglo XVIII. Su interior está muy modernizado, pero la fachada es un magnífico ejemplo del clasicismo barroco.



Otros edificios destacables de la localidad son; el mercado de abastos, que data de finales del siglo XIX, el convento de Jesús María, del siglo XVI, el convento Fuente de la Villa, del siglo XIX, el convento de Santa Clara, del siglo XVI, la iglesia de San Pedro Apóstol, edificio renacentista del siglo XVI  y la casa de los leones, conocida así por las esculturas de leones que coronan su fachada.

Y si por algo es conocida también Alcaudete, además de por sus monumentos, es por sus mantecados y conservas, y es que en la localidad se producen dos marcas muy famosas de estos, Productos Mata y Doña Jimena.

El segundo fin de semana de julio se celebran en Alcaudete las Fiestas Calatravas, declaradas acontecimiento de interés turístico andaluz. Son unas fiestas ligadas a la historia de la villa en las que se regresa a la época medieval con un mercadillo, pasacalles de las escuadras de moros y cristianos y  recreación del asalto a la villa, entre otros actos.

Saliendo de la villa en dirección a Martos, por la carretera JA-4308, encontramos el edificio de la antigua estación de tren de Alcaudete. Hoy es una estación abandonada que tiene un jardín alrededor que puede servir como área recreativa.


Antiguos depósitos de agua de la estación.


Al lado de esta estación y utilizando el trazado del ferrocarril, discurre una via verde de gran encanto. Siguiendo esta se llega a las Reservas naturales de Laguna Honda y del Chinche, declaradas reserva natural en 1989 y lugar de descanso de aves como la malvasía o los flamencos.





sábado, 9 de noviembre de 2019

Secretos de Jaén. Cementerio inglés de Linares. Siguiendo las huellas de Carlota Remfry.





El cementerio inglés de Linares es uno de esos secretos curiosos que nos encontramos en la Provincia de Jaén y que muchas veces es desconocido en sus alrededores. Es un cementerio evangélico conocido popularmente como cementerio inglés o de los protestantes. Forma parte de la Asociación de Cementerios Significativos de Europa.

La historia de este cementerio está íntimamente relacionada con la historia de la minería en Linares. Debido al desarrollo de esta actividad, a lo largo del siglo XIX, llegan a esta localidad ingenieros y otros profesionales, principalmente  británicos, aunque también alemanes. Se  establecen en Linares con sus familias, creando una clase de élite social.

La necesidad de crear este cementerio surge a mediados del siglo XIX, como consecuencia del fallecimiento de James George Remfry, tío de la conocida escritora y traductora Carlota Remfry, de la que os hablaré después.  Al no ser católico no podía ser sepultado en el camposanto de la localidad. Sus familiares decidieron darle sepultura junto al muro meridional del cementerio católico de San Sebastián, y posteriormente cercaron la zona para evitar posibles profanaciones. 

Posteriormente Henry Tonkin y Richard Kendall, influyentes personalidades de la época y también de origen británico, adquirieron los terrenos y de esta forma quedó delimitado este cementerio desde mediados de los años sesenta del siglo XIX hasta la actualidad.





Desde este momento hasta 1957 sirvió de forma ininterrumpida como lugar de enterramiento tanto de británicos como de alemanes, siendo los últimos sepultados Pedro Hasselden y la conocida escritora Charlotte Remfry.



Tumba de Carlota Remfry.


En 1968, representantes de la comunidad evangélica local se reunen con los descendientes de los antiguos propietarios del cementerio para que les fuera cedido a cambio de su mantenimiento. Desde ese momento solo se han enterrado protestantes españoles. El lugar está protegido y están prohibidas las inhumaciones en las sesenta y cinco tumbas consideradas de carácter histórico. 

La huésped más conocida de este cementerio  es la escritora y traductora Carlota Remfry de Kidd. Charlotte o Carlota era hija del técnico británico de minas Charles Remfry y de la alemana Fanny Koesler. Su Padre, Charles llegó a Linares procedente de Charlestown, Inglaterra, contratado por la sociedad La Vigilancia, que explotaba la mina de Arrayanes. En Linares establecen su domicilio familiar, en una casa de la Calle Ayala,   y allí  nacen sus seis hijos, entre ellos Carlota.

Carlota nació en Linares el 9 de Septiembre de 1869, pasando sus primeros años de vida en la calle Ayala número 18, tras fallecer su padre en 1892, la familia se traslada a la calle Doctor número 7. En 1898 contrae matrimonio con Thomas Kidd, también súbdito británico e ingeniero de minas y se trasladan  a la calle Álamos número 28 que sería su domicilio hasta su fallecimiento en 1957 con 87 años de edad. 

Carlota vive su infancia en un círculo privilegiado, como el resto de los hijos de ingenieros británicos y alemanes que vivían en Linares. Tenía acceso a una educación muy avanzada, llegó a dominar además de un perfecto castellano, el inglés, el alemán y el francés. Colabora con numerosas revistas literarias y trabaja como traductora tanto de obras inglesas como francesas, además de publicar obras propias. Sin duda una mujer excepcional de esta época. 

Si tenéis curiosidad por visitar este cementerio y la tumba de Carlota, abre solamente los sábados por la mañana. No os diré donde está situada la tumba para que hagáis un poco de detectives, como hicimos nosotros, solo os diré que está al lado de la tumba de sus padres. 

El cementerio se sitúa en la antigua carretera de Torreblascopedro, al lado del resto de los camposantos de Linares. Su puerta de acceso se encuentra en la parte alta de una escalera, no teniendo acceso para sillas de ruedas. 

Si venís hasta aquí atraídos por la curiosidad sobre este cementerio y por la figura de Carlota, os recomiendo también una visita a conocido como cementerio viejo de Linares, también del siglo XIX, situado enfrente.





viernes, 8 de noviembre de 2019

Castillo de Dunguaire y Acantilados de Moher. Wild Altantic Way IV




En esta entrada os relataré nuestro viaje desde la zona de Connemara hasta el condado de Kerry. Habíamos pasado  tres estupendos días en Connemara, visitando entre otras cosas la famosa Abadía de Kylemore, como ya os relaté en un anterior post que podéis leer aquí. Llegaba pues el momento de seguir nuestro viaje recorriendo la Wild Atlantic Way, la famosa ruta costera irlandesa. 

Nuestro destino es la localidad de Tralee, capital del condado de Kerry, y lugar que hemos escogido para conocer esta zona. En Tralee alquilamos un apartamento con airbnb,  era muy bonito y  la dueña fue muy atenta y amable con nosotros. Si tenéis pensado reservar con airbnb,  podéis usar este enlace  y obtendréis un descuento.

En nuestra estancia en Finny, condado de Mayo, recorrimos esta parte de la costa irlandesa,  conociendo entre otras cosas,  la Abadía de Kylemore, Clifden y Roundstone. También habíamos visitado la localidad de Galway. Seleccionamos pues en nuestro camino hasta Tralee, dos puntos que no queríamos dejar de conocer, el Castillo de Dunguaire en la localidad de Kinvara y los acantilados de Moher. 







La ruta a pesar de ser solo unos 300 km, nos llevaría casi cinco horas, sin contar el tiempo dedicado a  cada una de las dos paradas. Dejamos pues nuestro apartamento en el condado de Mayo temprano en la mañana y pusimos rumbo a nuestro primer destino, el Castillo de Dunguaire, en Kinvara. 




El Castillo de Dunguaire está situado a los pies de la playa sudeste de la bahía de Galway, en las afueras del pintoresco pueblo de Kinvara. Su construcción se remonta al siglo XVI y es atribuida al clan de los Hynes. Lo que más destaca del castillo, además de su ubicación, es su torre. Una construcción de casi 23 metros de altura. El castillo está abierto al público durante los meses de verano. 

Este castillo ha sido escenario de algunas películas, como "Guns in the Heather", película de Disney de 1969, o en "North Sea Hijack" de 1979, en el que representaba el castillo escocés del personaje principal. Es sin duda un lugar muy fotogénico, siendo el mejor momento fotográfico cuando la marea está alta y su figura se refleja en el agua. En el momento de nuestro viaje había marea baja, pero aún así la estampa es muy bonita. 

Tras la visita al castillo paramos a conocer la localidad de Kinvara, pero solo un vistazo rápido a la zona del puerto y a su calle principal, ya que el viaje era largo y había que reservar bastante tiempo para la visita estrella del día, los acantilados de Moher. 




Seguimos pues ruta, con  las indicaciones de Google Maps, hacia los acantilados de Moher. No paramos en la localidad de Doolin, ya que no pensamos hacer ninguna ruta en barco a las islas Aran, principal atractivo de esta localidad.  Llegamos a los acantilados de Moher y nos damos cuenta de que es una de las atracciones más visitadas de Irlanda. Para acceder a los acantilados hay que dejar el coche en un parking, allí pasas una taquilla donde  te cobrarán 8 euros por adulto, los niños no pagan. Después puedes dejar el coche en este estacionamiento, que es de gran capacidad, y tras un corto paseo se llega al centro de visitantes. 


El centro de visitantes es interesante para los niños, ya que tiene zonas interactivas y de juegos. Tiene también dos cafeterías, servicios... Como el día amenazaba tormenta decidimos hacer primero el recorrido por los acantilados y dejar el centro de visitantes para el final de la visita. Desde el centro de visitantes hay dos opciones, unas escaleras que parten desde su segunda planta y llegan hasta una torre, desde la que hay una magnífica vista de los acantilados, o una ruta recorriendo estos desde su cima.




Debido al peligro de erosión se ha hecho un camino para los visitantes algo más alejado del filo de los acantilados. El problema es que se ha limitado el camino con grandes losas de piedra que son tan altas que dificultan la vista en algunos puntos, por lo que muchos visitantes optan por saltarse ese camino y pasar entre este y el filo de los acantilados, algo que en algunos puntos desaconsejo por peligroso pero que en otros hicimos también nosotros, ya que la distancia al borde era muy grande y no había peligro. 




Realizamos pues este recorrido que puede demorarse entre  hora y media y dos horas entre ida y vuelta. Después pasamos un tiempo en el centro de visitantes y aprovechamos para comer. Tras un ratito en el que los niños se entretuvieron viendo los audivisuales sobre los acantilados y jugando en la zona interactiva, proseguimos camino. 



Nos queda un buen trecho de viaje, y a veces Google Maps se empeña en meternos por unas carreteras que yo calificaría como un camino de cabras, pero vamos siguiendo la ruta prevista. Para ir desde los acantilados de Moher a Tralee, en el condado de Kerry, teníamos dos opciones. La primera opción aparentemente más directa sobre el mapa implicaba cruzar en ferry hasta la localidad de Tarbert y desde ahí seguir hasta Tralee, esto en realidad nos supondría más tiempo, por la demora de esperar el ferry, cruzar y desembarcar el coche. Optamos por la segunda opción que es un viaje todo por carretera, pasando por la localidad de Limerick, en la que no vamos a parar. Esta ruta pasa cerca del Castillo de Bunratty que es una visita interesante, no solo por el castillo sino por la recreación de las casas y el ambiente irlandés de hace más de un siglo que se puede visitar en el Folk Park que hay junto al castillo. 


Como nos habíamos relajado tanto en la visita a los acantilados y dedicado a esta más de tres horas, no paramos a visitar el castillo, ya que es una parada que necesita tambíen bastante tiempo, si se visita el parque. Proseguimos ruta y pasamos Limerick, tras lo cual hicimos una parada en la bonita localidad de Adare. 







Adare es sin duda uno de los pueblos más bonitos de Irlanda, lo más característico son sus cottage con techos de paja y rodeados de flores,  que te llamarán la atención al atravesar la localidad, lo cual provoca no pocos atascos a su paso. Además de estos destaca su iglesia, el castillo, semi en ruinas que se encuentra a las afueras y una abadía. Dedicamos a esta localidad una corta visita, ya que habíamos de atravesarla de nuevo en nuestro viaje de vuelta a Dublín, en el que le dedicaríamos algo más de tiempo. Fue por tanto una parada en el camino para descansar del viaje y de paso admirar las bonitas casitas que hay recorriendo su calle principal.




Después de esta parada llegamos por fin a Tralee, en donde vamos a pasar los próximos tres días y que será nuestro punto de partida para conocer la península de Dingle y el famoso Anillo de Kerry.