domingo, 29 de septiembre de 2024

Rincones mágicos de Andalucía. Jardín Nazarí , Vélez de Benaudalla.





Hoy os traemos uno de esos rincones mágicos que encontramos recorriendo las tierras andaluzas. Fue un hallazgo casual que descubrimos volviendo a Granada desde la costa, concretamente desde Salobreña, donde habíamos estado disfrutando una jornada de playa y chiringuito. 

En nuestra vuelta,  dado que íbamos con tiempo de sobra, decidimos parar a ver el pueblo de Vélez de Benaudalla. Lo habíamos visto al pasar hacia Salobreña y nos llamó la atención el nombre, así que hacia allí nos dirigimos. Dicho nombre es de origen árabe, como árabe es también el trazado de sus calles y el típico encalado de sus casas. Vélez de Benaudalla significa Valle del hijo del siervo de Dios. Esta localidad está apenas a doce kilómetros de Salobreña, y desde esta se va por la nacional Bailén-Motril, en dirección Granada. Esta carretera discurre en gran parte de su recorrido junto al río Guadalfeo y encajonada por paredes rocosas. 

En la localidad de Vélez de Benaudalla encontramos varios manantiales de agua, siendo el más conocido el llamado Manantial del Nacimiento. Este se encuentra en la parte alta de la localidad, el agua que mana de este nacimiento viene desde otro manantial que se encuentra algo más alto, Fuente Nueva. Estos aportan el agua para el sistema de acequias tradicionales de la población, que son visitables en el Jardín Nazarí, una joya escondida en el edificio del ayuntamiento.

Hoy vamos a visitar este precioso rincón granadino, pero antes tenemos que destacar otros encantos de la localidad que también debemos tener en cuenta, como son la iglesia parroquial neoclásica y el Castillo de los Ulloa. Entre la iglesia y el Castillo de los Ulloa se sitúa el barrio árabe, con un trazado de callejuelas laberínticas, muchas de ellas decoradas con flores y macetas. El castillo de los Ulloa es una torre defensiva, localizada en la parte alta del pueblo. 

Pero sin duda la joya del pueblo es el Jardín Nazarí, un ejemplo de jardín hispanomusulmán. El jardín se encuentra en la parte trasera del edificio del ayuntamiento, y se accede a través de este, está distribuido en tres grandes bancales. Tiene un gran huerto de plantas aromáticas y medicinales y árboles frutales.








Está regado por un sistema de acequias siguiendo la forma árabe tradicional. El agua te acompaña en todo el recorrido, con su sonido y frescor, y es sin duda la protagonista de este jardín, de forma que el sistema de riego, a manta, ha dado lugar a lo que es el rincón más sorprendente de este, el llamado jardín vertical. La acequia se va a convertir en la columna vertebral del Jardín, pues va a llevar dicha agua a los huertos, va a surtir al Molino, edificio que hay ubicado en el centro del conjunto, va a salir decorativamente por fuentes y va a llenar de armonía y sonoridad el espacio al caer por la cascada. 









El llamado jardín vertical constituye  un laberinto de cuevas y grutas creadas por el agua, cubiertas de verdor con musgos y líquenes. Sus paredes están labradas como si fueran esculturas de restos vegetales, estalactitas y estalagmitas creadas por los depósitos calcáreos dejados por esta sobre la roca de travertino. 







El horario de visita al jardín es de miércoles a sábado de 11 a 14 y de 17 a 19 horas en invierno y a 20 en verano, los domingos solo abre por la mañana y los lunes y martes permanece cerrado. La entrada cuesta tres euros para la visita libre y el mismo precio para la visita guiada, que hay que concertar antes, tienen gratuidad los niños menores de cuatro años y un descuento del 50% para pensionistas. 










lunes, 26 de agosto de 2024

Qué hacer una semana en Jaca y alrededores.

 


Hoy quiero compartir con vosotros nuestro último viaje por el pirineo oscense. Ha sido una ruta de una semana visitando pueblos, monumentos, tanto históricos como naturales y haciendo rutas. La meteorología no acompañó mucho, y cuando digo esto no es porque estuviera lloviendo o nevando, ya que viajamos en agosto, es porque las olas de calor ya no perdonan ni al pirineo, así que hizo algo más calor de lo esperado, lo cual es un contratiempo cuando tienes un paisaje tan maravilloso por descubrir y quisieras recorrerlo todo. 

En nuestro día de partida el  primer plato fue Zaragoza, aquí no nos sorprendió mucho que hiciera calor, ya nos lo esperábamos. En esta ciudad visitamos la Basílica del Pilar y el Palacio de la Aljafería. El horario de ambos monumentos es partido, cierran al medio día, por lo que al llegar a las doce, solo nos dio tiempo de visitar la Basílica del Pilar por la mañana, y dar una vuelta por el centro histórico de Zaragoza. Después de comer visitamos el Palacio de la Alfafería. Este tiene aspecto de fortaleza medieval por fuera, por dentro nos recuerda a la Alhambra, por el estilo, salvando las distancias claro. 






Después de las dos visitas continuamos hasta Jaca, que va a ser nuestro lugar de residencia para las siguientes 7 noches y el punto de partida para conocer la zona. En Jaca, después de dejar las cosas en el hotel, nos fuimos a aparcar en una explanada que hay cerca de la Ciudadela. Nos resultó bastante fácil aparcar la primera noche, no así en otros días sucesivos, y es que Jaca en agosto está bastante concurrido. 

En nuestro viaje recorrimos cuatro valles, el valle de Hecho y Ansó, el Valle del Tena, el valle del Aragón y el valle de Aspe, este último perteneciente a Francia. 

En nuestro segundo día dedicamos la mañana a visitar el centro histórico de Jaca, donde destacan dos monumentos, la Ciudadela y la Catedral. La Ciudadela os llevará al menos hora y media, ya que tiene unas salas bastante interesantes, sobre todo para los que les gusten las miniaturas de soldaditos y batallas. 



Después fuimos hacia la Catedral, que está a poca distancia de la Ciudadela, y también dimos un paseo por el casco antiguo de Jaca, que es bastante interesante con algunos edificios muy destacados. 

Comer en el centro histórico de Jaca en agosto no es fácil, ni barato, si no has reservado. Nosotros teníamos intención de comer en un restaurante llamado restaurante la Cadiera, pero intenté reservar esa misma mañana y ya estaba completo. Al final comimos en La Tasca de Ana, un local pequeño, pero con terraza, aunque hay que llegar temprano porque no cogen reservas y también se llena pronto. 

Por la tarde nos fuimos a conocer el valle de Hecho y Ansó y la selva de Oza. Visitamos primero Ansó, que nos encantó. Es un pueblo precioso y muy auténtico. Aunque hay casas turísticas no llega al desarrollo de otros pueblos del pirineo oscense, donde hay más casas restauradas que antiguas. En este caso el casco antiguo, que es prácticamente todo el pueblo es precioso. Después pasamos de largo por Hecho para que no se nos hiciera tarde para hacer la ruta de la selva de Oza, que es un hayedo con zonas muy chulas. Una zona para aparcar es una explanada grande que hay antes de llegar al camping y desde ahí hay carteles con diversas rutas. Nosotros elegimos una circular de hora y media, aunque no la terminamos y la  hicimos lineal, desde el camping hasta la corona de los muertos. Es esta una construcción que data de entre el 3000/2000 a.C que nos decepcionó un poco, porque destaca poco sobre el bosque. 


Ansó


Ansó


En la carretera entre Hecho y la selva de Oza habíamos parado previamente en Siresa, para visitar el monasterio románico de San Pedro de Siresa. 



A la vuelta de la selva ya estaba anocheciendo por lo que decidimos no parar en Hecho, ya que nos dirigimos a Villanúa, una localidad cercana a Jaca donde tenemos un amigo que es gran conocedor de la zona. Con él quedamos para cenar y que nos diera unos consejos sobre las zonas más bonitas para visitar en los próximos días. 

En nuestro siguiente día teníamos concertada una visita guiada a la estación de Canfranc. Esta la organiza la oficina turística de Canfranc y es prácticamente en el exterior de la estación, solo se pasa al interior para atravesar el vestíbulo y cruzar a la parte posterior de esta. Canfranc está ahora convertida en un hotel de cinco estrellas. Aún así es una visita bastante interesante para conocer la historia y las anécdotas de este interesante edificio. 



Después de la visita a Canfranc nos dirigimos a la estación de esquí de Astún, para tomar el telesilla que nos lleva al inicio de la ruta de los siete ibones. En esta ruta se visitan siete ibones, o lagos glaciales, dos en el pirineo oscense y los otros cinco en el lado francés, en un paisaje de alta montaña espectacular. Desgraciadamente no pudimos visitarlos todos, ya que hacía demasiado calor, es una ruta sin ninguna sombra, y tampoco disponíamos del tiempo necesario para terminarla, ya que el último telesilla baja a las 17´30. Aún así disfrutamos de un paisaje magnífico. Para conocer la ruta completa os recomiendo este enlace ruta-de-los-ibones-de-astun






Esta zona es el valle de Aragón, y después de bajar de la ruta de los ibones cruzamos al Valle de Aspe, en el lado francés, donde por arte de magia la temperatura es diez grados menor que en el lado español. En esta zona, que nos encantó, visitamos los preciosos pueblos de Borce y Bedous. 


Borce

Bedous


El cuarto día teníamos una serie de actividades reservadas, en un viaje con adolescentes hay que buscar actividades con algo de adrenalina. Durante todo el día estuvimos recorriendo el valle del Tena, empezando por la localidad de Panticosa, donde recorrimos las pasarelas de Panticosa, después nos fuimos hacia Sallent de Gállego, donde visitamos este precioso pueblo y circunvalamos el precioso embalse de Lanuza. Nos encantó el paisaje del embalse con las montañas de fondo y el pintoresco pueblo de Lanuza en su orilla, sin duda una de la imágenes más bellas del viaje. 






Tras comer en un pueblo de la zona, fuimos hacia Piedrafíta de Jaca, donde teníamos reservado el tren del Valle del Tena. Es este un trenecito de aspecto turístico pero que sube hasta una zona que para  nosotros hubiera sido inaccesible andando, y que merece la pena por el paisaje. El recorrido, de unas dos horas y media, es algo molesto en verano por el polvo que levanta el tren al recorrer las pistas de montaña. El tren hace dos paradas, una de 15 minutos en la zona más alta de la montaña y otra de 25 en el ibón de Piedrafita, ambas,  por la espectacularidad del paisaje, justifican por sí solas el viaje. 






A la vuelta nos dirigimos hasta la cercana localidad de Hoz de Jaca para montar en la Tirolina del Valle del Tena, una de las más altas de España. Tras esta intensa jornada volvimos a Jaca. 

La quinta jornada la dedicamos a visitar las localidades de Santa Cruz de la Serós, el monasterio de San Juan de Peña, el castillo de Loarre y los Mallos de Riglos, unas espectaculares formaciones rocosas que os llamarán la atención en la carretera, entre el monasterio de San Juan de Peña y Loarre. Este día comimos en una localidad cercana a Loarre, Ayerbe, en el restaurante Floresta, lo destaco porque nos pareció un menú de muy buena calidad y precio. La localidad de Ayerbe también tiene un casco antiguo en el que merece la pena una pequeña parada.

Santa Cruz de la Serós.

 Para visitar San Juan de Peña hay que dirigirse al monasterio nuevo, allí se compra la entrada y se aparca. Hay unos autobuses lanzadera que cada 10/15 minutos te llevarán desde aquí hasta el monasterio antiguo. El autobús está incluido en el precio de la entrada, también la audioguía, hay también opción de visita guiada. Nosotros hicimos la visita por libre con la audioguía. 







Nuestra intención era hacer una ruta circular desde Jaca a Santa Cruz de la Serós, San Juan de Peña y Loarre y volver a Jaca visitando Huesca, pero decidimos volver por la misma carretera que habíamos tomado desde Jaca y dejar Huesca para nuestro viaje de vuelta, ya que nos había llamado la atención la zona de los Mallos de Riglos al pasar por la carretera y queríamos parar a conocerla. 





Terminamos el día volviendo al pueblo de Hecho, que nos pillaba casi de camino a Jaca, ya que el día previo habíamos pasado de largo. 

El sexto día lo dedicamos entero al parque nacional de Ordesa y Monte Perdido, donde hicimos la ruta desde la Pradera hasta la Cola de Caballo, una ruta sencilla de unos 18 Km, lineal, de ida y vuelta, que atraviesa unos parajes espectaculares. Para llegar al parque natural en verano, hay que ir a la localidad de Torla, donde hay un aparcamiento y tomar el autobús lanzadera a la pradera, salen cada 15 minutos. Ya que en verano el acceso al parque con vehículo privado está cortado. 

Es una ruta que os recomiendo realizar, os llevará entre 6 o 7 horas según las paradas que hagáis, ya que vais a ir encontrando cascadas por el camino que no podéis dejar de admirar y fotografiar. La mitad de la ruta es dentro de un bosque muy denso, por lo que hay bastante sombra, la otra mitad es por un paisaje más abierto pero igual o más espectacular. A lo largo de ella hay un par de fuentes donde podéis rellenar vuestras botellas de agua, y también zonas al lado del río donde podéis para a comer si lleváis bocatas. En caso contrario hay un restaurante en la pradera, al inicio de la ruta. 

Torla.




A pesar de que el día estaba bastante caluroso en Jaca, unos 36 grados según las previsiones, dentro de Ordesa no eran más de 28 y la sensación al hacer la ruta no fue de mucho calor. Es aconsejable madrugar ya que el aparcamiento de Torla, aunque es bastante grande, se llena si vais bien entrada la mañana. Nosotros salimos a las 8 de Jaca, por lo que llegamos a Torla sobre las 9 y no  tuvimos problema en aparcar. 

Tras terminar la ruta volvimos a Torla, que es un pueblo precioso, aunque muy turístico, y recorrimos su casco antiguo, en el que destaca su iglesia. A la vuelta paramos también en la cercana localidad de Linas de Broto, para ver la iglesia de San Miguel, que nos había llamado la atención al pasar por la mañana. 




En nuestra jornada número 7 pasamos la mañana haciendo arborismo y tirolinas en el Ecoparque el Juncaral, en la localidad de Villanúa. Es una actividad no apta para los que tengan vértigo, pero muy divertida para los amantes de la aventura.


Tras comer en esta misma localidad, previa reserva, que estamos en agosto, volvimos a cruzar al lado francés, esta vez por el tunel de Somport. Con este túnel pasas de Canfranc al valle francés sin enterarte, en 10 minutos y "et voilá" 10 grados menos de temperatura. 

Aquí aprovechamos para visitar algunas localidades más del valle de Aspe, entre las más bonitas Lées, Osse-en-Aspe y Etsaut. Si recorréis esta zona os llamará la atención a un lado de la carretera el Fort de Portalet, por su situación y la sinuosa escalera que asciende hasta él excavada en la montaña. Nosotros solo lo vimos desde fuera, pero es posible visitarlo. 




En nuestro último día partimos de Jaca en dirección Alcalá de Henares, y paramos a visitar Huesca, que estaba de fiestas, las fiestas de San Lorenzo. Visitamos el monasterio de San Pedro el Viejo y la Catedral. Fue imposible comer en Huesca, como era nuestra intención, porque al estar en fiestas estaba todo reservado. Paramos en un pueblo cercano, Almudévar, donde comimos en O´lugar, un restaurante que fue un magnífico hallazgo, con una cocina innovadora y de calidad a un precio de restaurante de pueblo, una parada obligada si estáis por la zona. 

San Pedro el Viejo. 



Y con este buen sabor de boca volvimos a casa, con la idea de volver a visitar el pirineo en una época en la que la nieve aún llene las cumbres, porque la sola imaginación de los parajes visitados con las montañas nevadas nos hacía salivar ocularmente. 








domingo, 31 de marzo de 2024

Pantano de Aguascebas y cascada de Chorrogil.




Que la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas es un tesoro natural, es algo que mucha gente conoce. Su belleza  atrae a un buen número de visitantes. Pero aún hay rincones de esta sierra más desconocidos por el gran público, que solo son visitados por personas de localidades cercanas que buscan belleza y tranquilidad en una excursión al campo. 

Uno de estos parajes son las inmediaciones del pantano de Aguascebas, cercano a la localidad de Mogón. Es este un pequeño pueblo, atravesado por el río Guadalquivir, que monumentalmente no es muy destacable, pero que tiene cierto encanto, sobre todo la zona del río, que han convertido en una piscina natural con una pequeña presa. Pero no es Mogón hoy el objeto de nuestro viaje, sino una serie de parajes que se encuentran a unos kilómetros de este, hablamos del pantano de Aguascebas y las cascadas de la Osera y Chorrogil.



 



Es posible visitarlo todo en una jornada, aunque sin duda la zona tiene más rutas que permiten también estar más días por ella, disfrutando la naturaleza y la gastronomía serrana. Para llegar desde Mogón al embalse de Aguascebas habréis de recorrer unos 21 km de una carretera de sierra, bien pavimentada pero con bastantes curvas en algunos tramos. Esta misma carretera os llevará al inicio de las dos rutas que parten de las inmediaciones del pantano, la Osera y Chorrogil. Hay otra opción para ir hacia la cascada de la Osera por otra carretera desde Mogón, pero mi recomendación es ir hacia la presa, es mejor carretera y vais a tardar lo mismo. 

Por el camino hay algunas casas rurales y algunas zonas donde se puede observar el valle de la Osera. Hay un área recreativa bastante bien cuidada y bonita unos kilómetros antes de llegar al pantano de Aguascebas. Delante de la presa del pantano hay una explanada donde se puede dejar el coche y recorrer la presa, es un paraje muy bonito. En nuestra última visita el pantano estaba a su capacidad total, debido a las últimas lluvias de Semana Santa, e incluso estaba saliendo agua por el rebosadero. 



Después de esta visita al pantano nos dirigimos al inicio de ruta de la cascada de Chorrogil, a apenas dos kilómetros del aparcamiento de la presa. En esta zona también hay una explanada donde poder dejar el coche. Este punto es el inicio de ambas rutas, la ruta de la cascada de la Osera y de Chorrogil. Cada una se inicia a un lado diferente de la carretera, la ruta de Chorrogil está indicada por un cartel. Se puede hacer el tramo solamente hacia la cascada o hacerla más larga, como una ruta circular rodeando todo el pantano de Aguascebas. Si vais solamente hacia la cascada son apenas unos 20 minutos de paseo por un camino bastante llano, exceptuando una pequeña cuesta final. El una pista rural por la que también pueden circular vehículos, aunque están prohibidas las motos y los quads. Nosotros la hicimos andando, creo es la mejor manera de disfrutar el paisaje. Es este un impresionante salto de agua que se precipita por una pared vertical de 90 metros, creando un paraje precioso, al que se puede acceder hasta casi su misma base, por un pequeño sendero. 



Después de estar un rato fotografiando y disfrutando la magnificencia del agua del arroyo de Aguascebas en su caída, decidimos seguir un poco la ruta, a unos 100 metros de la cascada encontramos una pequeña explanada en la que nos adentramos y cruzamos un pequeño arroyo. Encontramos una ladera repleta de roca de color gris que nos llamó la atención y decidimos subir un poco, no era una subida de gran dificultad, porque la roca parecía haber diseñado unos escalones naturales. La subida mereció la pena, porque desde la parte de arriba hay una impresionante vista de la cascada a lo lejos, y cambiando un poco de posición se observa también una magnífica vista del pantano de Aguascebas. 



A nuestra vuelta hacia el lugar de inicio de la ruta de la cascada de la Osera comenzó a llover, por lo que no la realizamos, ya que esta es un ruta más larga, entre dos o tres horas de ida y otras tantas de vuelta, y bastante más dificultosa que la anterior, al ser en subida. 

En su lugar decidimos irnos a comer a Mogón, decisión muy acertada ya que encontramos un bar, el Molinillo, donde degustamos unas riquísimas migas, entre otras exquisiteces. Dejamos así la Osera para una próxima excursión, donde tendremos también oportunidad de volver al bar. 

La cascada de la Osera es el segundo salto de agua más alto de España, solo por detrás del salto del Nervión. Tiene una altura de 150 metros y solo es posible verla en época de mucha lluvia, ya que su caudal depende del rebosadero del pantano de Aguascebas.

sábado, 23 de septiembre de 2023

Qué ver en Florencia.



Dentro de nuestra ruta de 10 días por el norte de Italia, una de las ciudades que visitamos fue Florencia. Ya os hemos hablado en una anterior entrada de los consejos e itinerario de este viaje, para leer más de ese tema podéis hacerlo aquí.
 
Florencia fue la tercera ciudad de nuestra ruta, después de Venecia y Bolonia. Estuvimos tres noches en la localidad. La llegada a la ciudad la realizamos por tren desde Bolonia. La estación Santa María Novella está bastante céntrica y te permite llegar hasta la Plaza del Duomo en apenas 15 minutos andando. Muy cerca de la estación se encuentra la oficina de turismo de Florencia, justo al lado de la Iglesia Santa María Novella, uno de los imprescindibles a visitar en la ciudad. 
 
Para nuestra estancia elegimos un apartamento muy céntrico, situado a dos minutos andando de la Plaza del Duomo y a otro par de minutos de la Galería de la Academia, museo en el que se encuentra la famosa escultura del David de Miguel Ángel.  El  tener un alojamiento céntrico os permitirá aprovechar mejor el tiempo para conocer la ciudad si solo disponéis de tres días, como era nuestro caso. Además permitirá que vayáis a visitar los lugares más destacados de Florencia andando, para así disfrutar mejor su bonito centro histórico. 

En nuestra estancia aprovechamos para hacer también un tour en autobús por algunos pueblos de la Toscana, algo que os contaré más adelante. 
 
En cuanto a los imprescindibles para visitar en Florencia, el primero y más destacado es el Duomo de Florencia, su catedral. Es un edificio impresionante, en sus dimensiones, belleza y particularidades, como es el diseño y construcción de su cúpula. 



 
Como hemos visto en otras ciudades italianas, el conjunto de la catedral cuenta con tres edificios, la catedral en sí, el campanile o torre, que está situada al lado, pero no anexa, y el baptisterio. Cada uno de los edificios se ha de visitar aparte, con diferentes entradas. El acceso a la catedral es gratuito, aunque no exento de larga cola. Para subir a su cúpula o al campanile tendréis que comprar las entradas con antelación, nosotros  no lo hicimos y a pesar de viajar en septiembre, no fue posible adquirirlas allí, ya que estaban agotadas. También se puede visitar el baptisterio, en cuyo exterior destaca su magnífica puerta de orfebrería dorada, pero en este caso no hay dificultad para comprar las entradas sobre la marcha. 

El segundo imprescindible en una visita a Florencia es el Puente Vecchio, o puente viejo, símbolo de la ciudad y el único que sobrevivió a la voladura de puentes realizada por los nazis al abandonar Florencia. Es un puente medieval de gran belleza, con casetas de joyerías a ambos lados, que en su origen eran carnicerías pero fueron cambiadas por el fuerte olor que desprendían y que molestaba al Duque. Sobre un lateral del puente, y por encima de las casetas de los joyeros, se extiende una galería que comunica el Palacio Vecchio con el Palacio Pitti, para que el Duque pudiera ir de uno a otro sin mezclarse con la plebe. 





En tercer y cuarto lugar estarían sus palacios y sus museos. En cuanto a sus museos, hay muchos, creo que un guía nos dijo que alrededor de 100, pero sin duda los más destacados son la Galería de la Academia y la Galería Uffizi. 

El primero, como ya os he indicado antes, es en el que está la escultura original del David de Miguel Ángel, así como otras obras inacabadas del mismo autor (que impresionan porque parece que intentan escapar de la piedra que las atrapa). Hay también una interesante colección pictórica y escultórica. Si queréis evitar colas hay que comprar la entrada con antelación, pero suelen estar agotadas, si no se prevé con tiempo. Nosotros no lo hicimos, pero pudimos entrar tras una media hora de cola.



 
Respecto  a la Galería Uffizi, hay que reservar bastante tiempo para la visita, porque la colección es impresionante, fue donde acabaron todas las obras de arte atesoradas por los Medici, durante su larga dominación sobre Florencia, cuando la dinastía se extinguió. Nosotros no las visitamos, por falta de tiempo, tuvimos que elegir entre la galería de la Academia y esta, y los niños tenían mucho interés en ver el David, no en vano es la escultura más famosa del mundo. 




 
En cuanto a Palacios, los más destacados son el Palacio Vecchio y el Palacio Pitti. Los visitamos ambos y son impresionantes, cada uno en su estilo. El Palacio Vecchio es más medieval.  En su interior el lugar más impresionante es la sala del Cinquecento, por su belleza y dimensiones. Para los amantes de los libros de Dan Brown, parte de la trama de Inferno se desarrolla en este palacio y en él encontraréis la máscara mortuoria de Dante Alighieri, que protagoniza parte de la trama de la novela. También se puede subir a su torre, pero con una entrada adicional.


Sala del Cinquecento




En la entrada del palacio hay una copia, a  tamaño real, de la escultura del David de Miguel Ángel. Y en esta misma plaza, llamada Plaza de la Señoría,  en un soportal grande, llamado corredor de los Lanzi,  hay un conjunto escultórico impresionante.  La mayoría son copias, ya que los originales, de gran valor, están repartidos entre los palacios y museos de Florencia. El conjunto deslumbra  por su belleza.




 
Esta plaza, que es la más importante y antigua de Florencia y mantiene su aspecto medieval, tiene también una bonita fuente dedicada a Neptuno, de Bartolomeo Ammannti, del siglo XVI. Al final, en una posición central a la izquierda del Palacio Viejo, está también la gran Estatua ecuestre de Cosme I, en restauración en el momento de nuestra visita. 

El Palacio Pitti es más renacentista, sus salas y techos son impresionantes, por sus frescos y la cantidad de obras de arte que atesora. También son visitables sus jardines, pero con una entrada adicional. La visita, solamente del palacio, os llevará unas dos horas.






En cuanto a las iglesias, hay muchas y muy bellas, algunas de pago y otras de entrada libre. En la mayoría piden código de vestimenta, es decir, hombros tapados, escote no muy pronunciado y pantalón por debajo de la rodilla. Esto también es así al visitar el Duomo, por lo que conviene ir preparados con un par de fulares, para adaptar el ropaje veraniego. 

De todas las iglesias, sin contar con el Duomo, del que ya hemos hablado antes, yo destacaría:

La capilla de los Medici, edificio con un interior de gran belleza, y en el que además hay más esculturas de Miguel Ángel. Está situada a la espalda de la Basílica de San Lorenzo, que también se puede visitar, previo pago. Nosotros solo visitamos la capilla. 




La iglesia de Santa María Novella. Situada cerca de  la estación de tren. Nosotros no la visitamos, pero viene descrita como una de las iglesias más bonitas de Florencia. También hay que pagar para visitarla. 

La iglesia de Santa María Anunciata, preciosa iglesia situada en la plaza del mismo nombre. La visitamos por recomendación del guía de un free tour, y nos impresionó su belleza. Es de entrada libre y no hay colas para visitarla. Es una de esas joyas no muy conocidas por el turismo de masas que aún se puede disfrutar casi en soledad. 




Otro imprescindible para disfrutar y entender la belleza de Florencia sería hacer una visita guiada. Nosotros somos muy aficionados a los free-tour. Una modalidad de visita guiada en la que al final es el cliente el que decide cuanto valora la visita y en consecuencia la paga. Suelen ser bastante amenas y completas, porque los guías saben que clientes satisfechos dejan más dinero. En nuestro caso elegimos el tour "El lado oscuro de Florencia, misterios y leyendas". Nos pareció más interesante para los niños que un free tour normal, y la verdad es que nos gustó bastante. 

Otra visita destacada sería disfrutar un atarceder con una vista panorámica sobre Florencia. En este caso hay una opción muy conocida, gratuita, pero bastante masificada a la hora del atardecer que es la Plaza Michelangelo. Otra opción, menos masificada, porque es de pago, son los Jardines de la Villa Bóboli. Habíamos leido recomendaciones sobre su belleza y que era un sitio precioso para ver el atardecer sobre Florencia. Pero cuando llegamos nos dijeron que los cerraban a las 7´30, y no nos daba tiempo a disfrutarlos, así que nos fuimos al mirador de Michelangelo, y creedme, lo que sobre el mapa parece cerca, es una caminata de 15 minutos con una gran cuesta, que verdaderamente cuesta, aunque compense la vista. 
 



Tampoco te puedes ir de Florencia sin visitar la Fontana del Porcellino, una fuente  con una escultura en bronce de un jabalí,  al que  según la tradición hay que frotar su hocico e introducir una moneda en su boca, que si cae y pasa a través de la reja de la fuente garantiza volver a Florencia.




Y por último, y si tenéis tiempo yo os recomendaría un tour  en autobus por la Toscana. Nosotros hicimos uno, con visita a Monteriggioni, Siena y San Gimignano, y degustación en una bodega de vino Chianti y productos de la zona. Nos salió por 55 euros por persona, y nos encantó, sobre todo Siena, que es espectacular. 

Siena



Para finalizar con los imprescindibles decir que hay una tarjeta que por 85 euros permite entrar una vez a cada uno de los principales museos, palacios e iglesias de Florencia. En nuestro caso optamos por pagar las entradas individuales de los sitios que queríamos y podíamos visitar, por las limitaciones de tiempo y el cansancio de estar todo el día visitando museos. También deciros que todas las entradas son gratuitas para los menores de 18 años acompañados de un adulto, lo cual se agradece cuando viajas con dos adolescentes. 


Con todo lo dicho os paso a relatar nuestro itinerario de viaje, por si os sirve de inspiración. 


1º día. Llegada en tren desde Bolonia por la mañana y tras dejar las maletas en el apartamento,  nos desplazamos a la plaza del Duomo, primer contacto con la belleza de este edificio,  también conocido como Basílica de Santa María del Fiore o Catedral de Florencia.
 
Después fuimos a la Plaza de la Señoría, y ya que casi era hora de comer, decidimos posponer la visita al Palacio Vecchio. 
 
Después de comer nos fuimos a ver la Galería de la Academia, previa cola de media hora, y salimos con tiempo para nuestro free tour mitos y leyendas de Florencia. Por la noche, como nuestro apartamento estaba tan céntrico, nos dedicamos a visitar el casco medieval de Florencia, hasta llegar al Puente Vecchio. 

2º día. Dejamos a los niños durmiendo y nos levantamos a las seis de la mañana para disponer del privilegio de pasear por una Florencia prácticamente vacía.  Y creedme si os digo que el madrugón merece la pena. Es un placer y un lujo disfrutar de la belleza de la Catedral, del Puente Vecchio y plazas prácticamente en soledad. 






Tuvimos también la suerte de que al volver había una puerta de la catedral abierta, y pudimos asomarnos a verla sin esperar las largas colas que se forman después. Era domingo y ese día estaba cerrada al público, solo abierta a actos  religiosos. 

Volvimos al apartamento y, tras recoger a los niños iniciamos una ruta que nos llevó a visitar, primero la Capilla de los Medici, después a la Iglesia de Santa María Anunciada, luego el Palacio Vecchio

La capilla se puede visitar entre media hora o  40 minutos, el palacio os llevará como poco una hora y media. Salimos del palacio con hora de comer y después cruzamos el Puente Vecchio para visitar el Palacio Pitti. Aquí estuvimos unas dos horas. Os recuerdo que prácticamente todos los museos y palacios de Florencia cierran alrededor de las seis  o seis y media. Nosotros apuramos nuestra visita hasta esta hora, ya que hay mucho que ver en su interior. 



Después nos fuimos hasta la Villa Bóboli, pero tras decirnos que cerraba tan pronto decidimos hacer la caminata hasta la Plaza Michelangelo para ver el atardecer. 




3º día. Este día lo dedicamos a la visita guiada por Monteriggioni, Siena y San Gimignano. Salimos a las 8´45 de Florencia  y tras algo más de una hora de viaje llegamos a Monteriggioni, un pequeño pueblo fortificado de gran belleza. El pueblo es muy pequeño así que esta visita fue rápida, apenas 40 minutos. 




Desde aquí fuimos a Siena, donde estuvimos unas tres horas, recorriendo su espectacular casco antiguo medieval. A destacar la Plaza del Campo y la Catedral. Como sabíamos que tendríamos poco tiempo, no quisimos pararnos mucho a comer, compramos unos bocadillos en un puesto en la Plaza del Campo que tenían una pinta espectacular, y aprovechamos todo el tiempo para recorrer las preciosas calles de Siena. 








Después llegamos a San Gimignano, donde estuvimos una hora y media, es un pueblo precioso, con bastante afluencia de gente, es lo que tiene ser tan turístico. 




Tras la visita al pueblo y disfrutar de las vistas de los paisajes Toscanos, fuimos a una bodega, donde nos hicieron una cata vertical, de más suave a más intenso, de vinos de la zona, aceites y vinagre, con embutidos y queso toscano. 




A mí me pareció una buena excursión, realmente la disfrutamos y es una excelente forma de contactar con la preciosa zona de la Toscana, si como era nuestro caso, no disponéis de coche en vuestro viaje. 

El elegir la excursión nos privó de poder entrar al Duomo y conformarnos con la vista que habíamos tenido desde la puerta, ya que al día siguiente partimos por la mañana hacia Pisa. Pero puestos a elegir a mí me compensó, la excursión me encantó. 

Y con este buen sabor de boca nos despedimos de Florencia, de la Toscana no me despido porque amenazo con volver con una ruta en coche.