martes, 15 de mayo de 2018

Sierra Sur de Jaén. Ruta hacia el Castillo de Otíñar.




La Sierra Sur de Jaén es un enclave de gran belleza paisajística y una gran riqueza patrimonial consecuencia de la explotación humana de esta zona desde hace al menos 6000 años. En este enclave se conocen asentamientos de época neolítica, de la edad del cobre, romanos, medievales, de época moderna y contemporánea. 

Esta es una ruta en la que partimos de Jaén capital y para la que tendremos que recorrer unos 13 km en coche hasta el punto de partida. Tomamos la carretera JA-3210 en dirección Puente de la Sierra, punto en el que nos desviamos en dirección Otiñar por la JV2222, carretera que lleva hasta la presa del embalse del Quiebrajano. Seguimos esta antigua carretera Jaén-Granada hasta el punto conocido como casita del pintor donde estacionamos y comenzamos nuestra ruta hacia el castillo tomando el carril que se introduce en el cañón del Arroyo de la Hoya del Caño. La casita es fácilmente identificable por las pinturas de su fachada y el castillo se ve desde la carretera.



Realizamos esta ruta con un grupo de amigos de la asociación fotográfica de Úbeda (AFU), y contamos con un magnífico guia, nuestro amigo JuanFran, un gran conocedor y entusiasta de esta zona que nos supo trasmitir toda su pasión por ella. Es fácil sumergirse en la belleza del paisaje, con sus espectaculares formaciones geológicas que nos hacen entender la gran fuerza de la naturaleza. 




Nada más coger el sendero que se adentra en este cañón nos encontramos una cueva donde podemos observar unos interesantes petroglifos, diseños simbólicos grabados en las rocas de época neolítica. Estos son de los pocos ejemplos que podemos encontrar en el Sur de España. Es un paraje mágico, en el que nos sobrevuelan cientos de chovas piquirrojas y aviones roqueros que nos asombran con su sonido.



Desde este enclave seguimos la senda hasta llegar a las inmediaciones del Castillo de Otiñar. Este se encuentra enclavado en una loma que discurre de norte a sur, cuya entrada se realiza por la cara oeste del mismo. Se calcula que fue construido en la segunda mitad del siglo XIII, sobre algún tipo de fortificación árabe anterior. El castillo tiene planta alargada, construido en mampostería,  aprovecha las defensas naturales que le ofrece su ubicación sobre las rocas. Lo que más destaca de la fortificación es su torre del homenaje, de planta cuadrada y bastante buen estado de conservación exterior, esta tiene  dos plantas y está situada sobre un risco. Las cámaras interiores de la torre tienen bóveda de medio cañón, construida en ladrillo. La escalera de acceso se eliminó hace tiempo para evitar actos vandálicos, aún así el acceso es posible por las rocas y  no es grande su dificultad.







Este castillo tenía una gran importancia estratégica en el periodo de reconquista, siendo frontera con el reino de Granada y controlando el paso natural hacia esta. Asi, tras la conquista de la ciudad de Jaén en 1246, la aldea se convirtió en un punto crucial para la vigilancia de la nueva zona fronteriza con el reino de Granada, motivo por el cual se inició la construcción de un pequeño castillo de frontera, comunicado visualmente mediante señales de humo y fogatas con otras fortificaciones cercanas a la ciudad, como la Torre Bermeja en las Peñas de Castro o el Cerro del Zumbel, hasta llegar así al castillo de Jaén. De esta aldea medieval denominada Atorimar, de origen navarro,   quedan restos en las inmediaciones del castillo, de estos destacan un aljibe y la planta de una primitiva iglesia.

Restos de la aldea.

Lugar donde estuvo la iglesia.



Nuestro guia nos va informando sobre la riqueza de la fauna y flora que habita esta zona, en la que podemos encontrar muchas especies de orquídeas silvestres de gran belleza y todo tipo de plantas aromáticas, entre las que destaca el tomillo y la mejorana. Aquí, deleitándonos con el sonido de los pájaros y el aroma del tomillo nos retrotraemos a la época medieval y es fácil imaginar la escena de los habitantes del castillo defendiendo el paso de las tropas enemigas. En esta zona abunda una planta denominada hierba ballestera o marihuana de los tontos, por su parecido físico con la planta real. Esta es tóxica y era utilizada por los arqueros para envenenar las flechas y así enfermar a los soldados enemigos y dificultar su marcha al tener que cuidar a los heridos.

orquídea silvestre 



Volvemos sobre nuestros pasos hacia la zona de aparcamiento para coger los coches y dirigirnos al área recreativa de la Cañada de las Hazadillas. Zona acondicionada con barbacoas, mesas y con fuentes naturales y que es un perfecto enclave para disfrutar los manjares preparados por este extraordinario grupo. Con productos locales como los ochios, embutidos y platos típicos de la zona como la pipirrana, tortillas de productos de época como los espárragos y otras delicias, cargamos pilas para proseguir nuestra ruta.



Retomamos la carretera para llegar a la presa del Quiebrajano, que se encuentra muy restablecido en esta primavera tras las últimas lluvias. Esta carretera tiene un horario limitado de ocho de la mañana a ocho de la tarde, cerrando la barrera de acceso a partir de esta hora. Se accede a través de un túnel que también tiene su peculiar encanto.




A la vuelta pasamos por el centro de recuperación de especies protegidas, donde no paramos.

Después de esto retomamos la carretera en dirección Jaén hasta el punto conocido como "Vitor de Carlos III" para desde aquí iniciar una ruta a pie que nos llevará a visitar el dolmen de Otiñar.


Cortesía de Juanfran Cabrera.

Esta construcción no es fácil de localizar si no estáis familiarizados con el terreno, nosotros llevábamos un estupendo guía, pero no sería capaz de encontrarlo por mi misma, por lo que os recomiendo si estáis interesados en visitarlo que busquéis su localización en wikiloc.com. Esta construcción ubicada en el collado de los Bastianes del cerro Veleta, pertenece a una necrópolis existente dentro de un antiguo poblado amurallado. Es una construcción megalítica característica de las poblaciones ganaderas que habitaban esta zona en el tercer milenio a.C, con un sepulcro de planta octogonal, en forma de cámara con siete grandes losas verticales y una cubierta.

Como os comenté al principio es una zona de gran interés, tanto por su impresionante orografía, fauna y flora,  como por su importancia patrimonial.


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