lunes, 20 de agosto de 2018

Ruta de un dia en Segovia y la Granja de San Ildefonso.




Segovia es una ciudad cuya grandeza es mayor que su tamaño, muy manejable para ser visitada en una jornada y lo suficientemente monumental para dedicarle más tiempo si quieres conocer todos sus monumentos en profundidad y con calma. Su símbolo es sin duda su acueducto milenario, pero tiene muchos más atractivos, entre ellos su magnífica gastronomía que atrae a muchos visitantes.

Nosotros disponemos de un dia para visitar Segovia y La Granja de San Ildefonso, partimos desde Alcalá de Henares que está a  128 km de Segovia, por lo que tardaremos solo una hora y media en llegar, una escapada perfecta para un sábado o domingo. Tenemos opción de ir por la A-6 y la autopista de peaje o por la carretera del puerto de Navacerrada. Hay solo 15 minutos de diferencia entre una y otra ruta y nos decantamos por el puerto de Navacerrada, la carretera atraviesa un paisaje precioso y además queremos parar primero en el pueblo de La Granja de San Ildefonso por lo que esta es la ruta adecuada. Es verano y las condiciones de la carretera son bastante buenas, pero en invierno puede ser bastante peligrosa si hay nieve o hielo. 

Salimos temprano y llegamos a la Granja a las 10,30 de la mañana, al llegar hay una indicación hacia un parquing gratuito muy cerca del recinto del palacio, es aquí donde aparcamos. Si llegáis temprano es posible encontrar también sitio para aparcar dentro del recinto, una vez pasada la verja, pero nosotros decidimos no arriesgarnos a dar vueltas para aparcar. Entramos al recinto de la Granja y vamos directos al Palacio, ya que queremos recorrerlo. La entrada cuesta 9 euros para los adultos y 4 para los niños hasta los 16 años. El palacio es bonito, es una pena que no dejen tomar fotos dentro. La entrada al Palacio da acceso también al espectáculo de las fuentes de los jardines, que es por la tarde, en nuestro caso no fue posible aprovechar esta opción ya que teníamos pensado pasar la tarde en Segovia.



El palacio se construyó en el siglo XVIII por orden de Felipe V, nieto del rey francés Luis XIV, que se había criado en Versalles, por lo que su influencia se ve tanto en el edificio como en los jardines. Es precioso en su exterior y el interior es bonito pero no más que otros que hemos visitado, como el de Aranjuez o el Palacio Real de Madrid. tiene una magnífica colección de tapices y las lámparas son maravillosas pero a nosotros la visita nos dejó un poco fríos, esperaba más la verdad. Tras visitarlo pasamos a la colegiata que también va incluida en la entrada.



Tras visitar esta nos vamos hacia los jardines, la visita a estos es gratuita por la mañana y hay que pagar a partir de las tres de la tarde, para tener acceso al espectáculo de las fuentes, al menos el sábado que es cuando nosotros lo visitamos. Los jardines son magníficos y merecen mucho la pena. 





Nos entretenemos en los jardines un poco más de lo esperado porque son bastante extensos, podéis pasar perfectamente un par de horas recorriéndolos sin cansaros. Debido a esto no nos da tiempo a ver el pueblo, aunque nosotros ya lo conocíamos, os lo recomiendo, aunque no haya monumentos reseñables es bastante bonito y agradable de recorrer.



Zona de los jardines conocida como el mar.


Desde la Granja tomamos dirección Segovia y llegamos en unos 15 minutos, está bastante cerca. Aparcamos en zona azul cerca del Acueducto, es gratuita a partir de los sábados por la tarde y domingos todo el dia por lo que no tenemos problemas para aparcar. 

Nos acercamos hasta la Plaza del Azoguelo y nos recibe el magnífico Acueducto, aunque ya lo habíamos visto en otra ocasión no deja de sorprendernos, más a los niños que es la primera vez que lo ven.




Hemos reservado para comer en el mesón Bernardino por lo que tomamos la calle Juan Bravo para llegar a este, a poca distancia del Acueducto. Estuvimos barajando distintas opciones para comer en Segovia, el sitio no lo teníamos claro, pero lo que sí tenía claro es que quería probar los judiones de la Granja, comer cochinillo y de postre ponche segoviano. Hay muchas opciones para comer cochinillo en Segovia, desde el clásico mesón de Cándido hasta el aclamado Jose María, estas son opciones algo caras. Miramos opiniones en Tripadvisor y había restaurantes con mucho mejor precio y buena valoración, entre ellos el California y el mesón Bernardino. Nos decantamos por este último al ser más grande y tener un menú degustación por 29 euros que se ajustaba perfectamente a lo que queríamos tomar. Después de ir he de decir que la comida estaba muy buena, precio sin sorpresas puesto que sabíamos a lo que íbamos, Segovia no es barata para comer.


Tras la comida seguimos la calle hasta llegar a la Casa de los Picos, es este un edificio del siglo XV que debe su nombre a la decoración de su fachada, con puntas de diamante o picos de granito. Esta decoración se debe al deseo de uno de sus propietarios en el siglo XVI  de alejarla del estilo judio. La casa había sido propiedad del verdugo de la ciudad de origen judío y era llamada la casa del judio. Con esa llamativa decoración consiguieron que se olvidara dicho nombre y se denominara casa de los picos.




Seguimos camino hasta llegar a la Plaza de Medina del Campo, donde dos edificios llaman nuestra atención, la iglesia de San Martín y el Torreón de Lozoya. La iglesia es un templo de origen mozárabe con estilo románico, esta se encuentra cerrada, por lo que solo podemos admirarla en su exterior.



El Torreón de Lozoya es una casa-palacio construida entre los siglos XV y XVI cuyo primer dueño documentado fue Francisco de Eraso, secretario de Felipe II. Debe su nombre a la última familia solariega segoviana que lo habitó.



Desde allí proseguimos hasta la Plaza Mayor, esta ha sido siempre conocida por los segovianos con este nombre, aunque a lo largo de su historia ha recibido otras denominaciones. En tiempos de la Restauración borbónica se llamó Plaza de la Constitución, tras la guerra civil, plaza de Franco. Con la vuelta de la democracia volvió a llamarse oficialmente con el nombre que todos la conocen. La plaza limita en uno de sus laterales por la Catedral y en ella se encuentra el ayuntamiento.


Ayuntamiento.


En su centro hay un quiosco de la música, en ese lugar se situaba la iglesia de San Miguel, que se derrubó en 1532 durante una misa, en la que afortunadamente solo hubo que lamentar un herido. La iglesia se reubicó en otro lugar de la plaza y el espacio se reedificó uniendo la Plaza de San Miguel con las plazuelas del Caño y la Pandería. Uno de los edificios más emblemáticos de esta plaza es el teatro Juan Bravo, de 1917. A finales del siglo XIX, la plaza se llenó de cafés, comercios, casas de comida y hoteles, hoy sigue siendo un lugar de ocio para segovianos y visitantes. Esta plaza es junto a la del Azoguelo es el corazón de la ciudad. Tras parar en ella para tomar un café mientras la admiramos proseguimos camino hacia el Alcázar, pasando por delante de la Catedral.




La Catedral de Segovia es un templo de estilo gótico con algunos rasgos renacentistas construida entre los siglos XVI y XVIII. Es una de las catedrales de estilo gótico más tardias construidas no solo en España sino en toda Europa ya que en su época de construcción ya se estaba difundiendo la arquitectura renacentista. Su construcción se inició al destruirse la antigua catedral, situada en la actual plazuela del Alcázar, en la guerra de las comunidades, en 1521. Tras este suceso se recuperó parte del claustro y otros elementos que se trasladaron a la actual ubicación, comenzando las obras en 1525 y estando financiada en su mayor parte por aportaciones del pueblo.


Seguimos en dirección al Alcázar, durante el camino nos fijamos en las señales que hay en el suelo que indican el trazado del acueducto subterráneo, he de decir que son los niños los que las descubren, yo no me había dado ni cuenta. Llegamos hasta la Plazuela del Alcázar, convertida en un bonito jardín con zonas de sombra que invitan al descanso. Compramos las entradas e iniciamos la visita a su interior que  nos encantó. El Alcázar es una fortaleza del siglo XII, ampliada y embellecida por los monarcas de la Casa de Trastámara y por Felipe II a quien se debe su configuración definitiva. El edificio tiene espacios y estancias de diferentes épocas y estilos, entre las que destacan la sala de las piñas, llamada así por la decoración de su techo o la sala de reyes. También nos llamaron la atención las salas dedicadas a armaduras y otros utensilios de guerra medievales.







Después desandamos nuestra anterior ruta callejeando por la zona de la judería hasta llegar de nuevo a la Plaza del Azoguelo, a los pies del Acueducto, Subimos unas escaleras laterales a este  para tener una vista del monumento desde su parte superior.

El acueducto es sin duda el símbolo de Segovia y ha sido testigo de su historia desde hace 2000 años. Construido por los romanos entre finales del siglo I d.c y principios del siglo II. Su función era transportar el agua desde el rio Acebeda, en la sierra de Fuenfría, hasta la fortificación romana, hoy el Alcázar. Hoy todo su trazado, desde el Azud hasta el Alcázar,  está señalizado,ofreciendo una visión íntegra de los más de 15 km de esta sorprendente obra de ingeniería. 





Volvemos al coche para tomar la carretera que va hacia la iglesia de la Vera Cruz, cerca de ella está la pradera de San Marcos, desde allí hay unas preciosas vistas del Alcazar. Esta zona es bastante bonita y en la pradera hay una agradable zona de césped desde la que se puede disfrutar una impresionante vista del Alcázar. Nos despedimos de Segovia con muy buen sabor de boca, y no solo por el cochinillo. 




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