jueves, 10 de enero de 2019

Elizondo. Siguiendo los pasos del guardián invisible.




Como parte de nuestra ruta por Navarra, realizamos una visita a esta bella localidad situada en el corazón del Valle del Baztán. Esta población ha visto aumentado el número de visitantes en los últimos años al ser el escenario de la famosa novela  "el guardián invisible", de la escritora Dolores Redondo. 

Nosotros pernoctamos dos noches en Elizondo, pero solo dedicamos un día a visitarla en profundidad, ya que fue también nuestra base para visitar otras localidades cercanas como Zugarramurdi o Maya, de las que ya os he hablado en anteriores entradas. En nuestra visita a Elizondo decidimos ver aquellos lugares que reconocíamos de "el guardián invisible", más de la película,  los niños no habían leido el libro ni visto la película, ya que es algo oscura para ellos, pero si ciertos fotogramas, ya que les resulta divertido reconocer escenarios cinematográficos.

El primer escenario nos lo encontramos sin buscarlo y fue casi lo que determinó el hacer la ruta turística por el pueblo buscando los demás. Nos alojábamos en el hotel Elizondo y al salir por una de sus calles cercanas nos encontramos de frente un edificio que yo rápidamente reconocí como el Obrador Salazar. 



Desde aquí salimos por una calle lateral a la iglesia parroquial de Elizondo, iglesia de Santiago Apostol. El templo fue construido entre 1916 y 1925, sustituyendo a la anterior iglesia que se encontraba situada en la Plaza de los Fueros y que fue muy dañada en la gran inundación de 1913. Tal fue el nivel de devastación que se optó por construir una nueva en lugar de reconstruir la antigua. La iglesia fue financiada por un indiano, oriundo del pueblo, que fue el fundador de la cerveza coronita. Como homenaje a este y a su aportación podemos ver una corona y una espiga en una de sus torres. 




Proseguimos desde la iglesia en dirección a la Plaza de los Fueros y pasamos por delante de la chocolatería Malkorra Gozotegia, pastelería en la que la inspectora Salazar solía parar. Entramos y se nos hace la boca agua al contemplar todas las especialidades de chocolate y demás dulces que ofrece. No compramos la famosa torta Txantxigorri, una de las protagonistas de la novela, ya que la habíamos probado en nuestra estancia en Ochagavía. Pero no nos pudimos resistir a otras especialidades de dulces que parecían saltar desde los mostradores directos a nuestras papilas gustatívas. Llegamos pues saboreando estos hasta la Plaza de los Fueros, donde se encuentra el edificio del ayuntamiento. Es este un noble edificio barroco de finales del siglo XVII de planta rectangular, con piso inferior porticado con tres arcos de medio punto y piso superior recorrido por un largo balcón. Cerca de una de sus esquinas  se haya la piedra Botil Harri, que se utilizaba antiguamente para apuntar los tanteos de la pelota vasca. Esta piedra era acariciada por la inspectora Salazar cada vez que pasaba por esta plaza y le hacía transportarse a momentos vividos en su tumultuosa infancia. 




Seguimos camino paseando por la calle Jaime Urrutia, una de las más antiguas del pueblo, hasta llegar al punto donde debemos cruzar un puente sobre el rio  Bidasoa.



Así llegamos en nuestro paseo al punto más bello del pueblo y sin duda el más fotografiado, el puente de Txokoto con vistas a la presa del mismo nombre. Si hay un punto imagen de un pueblo, sin duda este lo es de Elizondo, te podrías quedar horas mirando desde este puente hacia la presa, tal es la belleza del paraje, acompañado de la música del agua.  Muy cerca de este puente se encuentra el bar Txokoto, frecuentado en la novela por varios personajes. 




Seguimos nuestro paseo por la orilla del rio hasta llegar a la casa de la tia Engrasi, casa número 38 de la calle Braulio Uriarte. Es esta la casa donde se aloja la inspectora Salazar durante su estancia en Elizondo. Es actualmente una vivienda rural, así que tenéis la posibilidad de vivir la experiencia completa. LLegados a este punto proseguimos por la orilla del rio hasta cruzar un nuevo puente y volver sobre nuestros pasos hasta nuestro hotel. 



No visitamos en esta ruta otros dos escenarios como son la comisaría de policía foral de Navarra y el cementerio de Elizondo, al estar más alejados del centro y porque queríamos aprovechar el resto de la jornada para hacer la ruta hacia la cascada del Xorrotín. 


Es este un bonito enclave en el que podemos ver dos cascadas de gran belleza, aunque todo el paraje lo es en realidad. La ruta parte de la localidad de Erratzu, muy cercana a Elizondo. Está diseñada como una ruta circular de diez kilómetros. Nosotros hicimos un poco de trampa, ya que los niños no querían hacerla entera, quizás culpa nuestra por la paliza que les dimos en la anterior ruta en la Selva de Irati. El caso es que el dueño del hotel donde nos alojábamos en Elizondo nos comentó que había la posibilidad de tomar un pequeño atajo para llegar a la cascada, algo que mis hijos parecieron entusiasmados de escuchar, con lo cual nos decidimos por este. Para tomar este atajo hay que entrar en Erratzu y tomar el camino, muy rural, que conduce al barrio, o aldea, de Golaspegui. 





Esta es una aldea muy pequeña y con poco sitio para dejar el coche, desde aquí parte un sendero descendente, con una salida poco señalizada al lado de unos contenedores y que a nosotros nos indicó amablemente un vecino. Desde este punto y en un recorrido lineal de poco más de media hora de ida y otro tanto de vuelta se accede a las cascadas. Si decidís hacer esta ruta en cualquiera de sus dos modalidades, circular o lineal, merece la pena, no solo por la cascada, sino por la belleza y serenidad de todo el camino. 




La visita a Elizondo y la belleza salvaje y a la vez serena que trasmite el valle hace de esta zona un destino más que recomendable. 
















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