lunes, 4 de junio de 2018

Museo de la Cultura del Olivo. Hacienda la Laguna. Puente del Obispo.

Esta hacienda se encuentra situada en el centro geográfico de la provincia de Jaén, en concreto a los pies de la comarca de la Loma. Entre las localidades que forman esta comarca destacan Úbeda y Baeza, ciudades Patrimonio de la Humanidad.  A ocho kilómetros de Baeza se encuentra la localidad de Puente del Obispo, pedanía a la que pertenece la Hacienda la Laguna. La hacienda debe su nombre al cercano paraje conocido como Laguna Grande, el cual se encuentra a 2 km de esta. 

Laguna grande.


Los orígenes de la hacienda parten de XVII, cuando fue creada por los padres Jesuitas, en el sigo XVIII pasa a manos de los Condes de Oropesa y de la Casa Ducal de Alba. En el año 1846 se hace cargo de la finca la familia Collado. Esta familia realizará  una gran inversión en la Hacienda construyendo la almazara, la bodega, el sistema de riego y el acueducto, además de otros edificios como la casa señorial y las viviendas del los obreros.  Esta familia realiza también la plantación de 100.000 olivos. En el siglo XX pasa a manos del financiero D.Juan March, después se parceló y paso a manos de distintos propietarios hasta su cierre y abandono en 1989.

En 1992 se constituye el Consorcio Hacienda la Laguna y el edificio se convierte en una escuela de hostelería, un hotel, restaurante y el museo de la Cultura del Olivo, inaugurado en 1996. En el año 2007 la hacienda es declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento. A finales de 2014 el consorcio se disuelve y la hacienda pasa a manos de la Junta de Andalucía. El museo está gestionado desde entonces por una empresa de servicios turísticos. 

Nos dirigimos pues hacia la Hacienda para visitar el museo. El coste de la entrada es de 3,60 por adulto y 1,80 por niño. Las entradas se compran en una tienda que hay a la entrada del museo y que tiene una gran variedad de aceites de oliva a la venta, así como productos derivados de este. 

Desde aquí accedemos al museo que cuenta con una serie de salas, pasamos la primera de ellas donde hay un audiovisual sobre la hacienda y proseguimos hasta el jardín, donde encontramos más de treinta variedades de olivo procedentes de distintos puntos de la Península Ibérica y otros países de la cuenca Mediterránea. Junto a cada árbol hay un panel indicativo de la variedad de olivo y su zona de origen. El olivo es un árbol de gran longevidad que puede soportar calor y sequías extremas, pero es sensible a las heladas. Procede del acebuche, árbol silvestre y milenario que forma parte de antiguas simbologías del mundo greco-latino y de la tradición de las grandes culturas hebrea, cristiana e islámica. Es un símbolo de paz, de divinidad y de fertilidad introducido por los fenicios en la Península Ibérica y extendido por todo el Mediteráneo. 

Desde el jardín accedemos a un edificio donde tenemos una prensa de torre del siglo XIX y una habitación con grandes tinajas y donde hay diferente cartelería sobre la salud y la calidad del aceite. 



Desde el jardín es posible contemplar también el acueducto del siglo XIX construido por la familia Collado par regar la plantación de olivos. Este traía el agua desde la alberca de la Laguna Grande hasta la finca.



Pasamos después por una serie de salas donde encontramos distintos aparatos utilizados para la fabricación tradicional del aceite de oliva a lo largo de los siglos. Recipientes de almacenamiento, distintos tipos de prensas, instrumentos de recolección. De estas salas nos llama especialmente la atención, por su tamaño, la prensa de viga  de 1875, de unos 19 metros, de madera de nogal maciza. 

Prensas para producción de aceite.


Pero sin duda la parte estrella del museo es su espectacular bodega. Data de 1846 y es conocida como La Catedral del Aceite. Consta de 10 depósitos de 100.000 litros de capacidad cada uno. Es el edificio de mayor valor arquitectónico del conjunto, de influencia centroeuropea en la decoración de sus arcos y bóvedas.



Merece la pena también rodear el edificio en su exterior ya que su peculiar arquitectura también se observa desde este ángulo. 

Tras la visita al museo nos dirigimos al paraje de la Laguna Grande, en el que damos un paseo. Tras las lluvias primaverales está bastante llena y es un magnífico lugar para el avistamiento de aves como  el ánade real, el mirlo común, cernícalo común, águila calzada o el pato cuchara entre otras. Este paraje con su vegetación de ribera constituye un ecosistema totalmente diferenciado del mar de olivos que lo rodean. 




A nuestro regreso pasamos por la población del Puente del Obispo y paramos para observar el puente que da nombre a la localidad. 

2 comentarios: