sábado, 10 de noviembre de 2018

Castañar de Valdeazores. Parque Natural de Despeñaperros.



El otoño es una estación que potencia la belleza de la naturaleza, ofreciendo matices que en cualquier otro momento no es posible disfrutar. Hay paisajes que se maquillan en esta época, sacando toda una gama cromática de rojos, amarillos, ocres y marrones que son una delicia para los aficionados a la fotografía en particular y para los amantes de la naturaleza en general. 

Aprovechando que nos encontramos en esta época, vamos a realizar una ruta dentro del Parque Natural de Despeñaperros, un paraje de gran belleza y bastante poco concurrido por el turismo. Aunque en él podemos encontrar ofertas interesantes de casa rurales, es poca para la extensión del parque y para lo que puede ofrecer su visita.







Para realizar esta ruta tenemos que tomar la antigua N IV, a la altura de Venta de Cárdenas y tomar la salida hacia el parque natural de Despeñaperros. En la misma carretera encontramos un restaurante en el que podemos aparcar, es el restaurante-bar Despeñaperros. Tras dejar el coche seguimos unos cincuenta metros andando por la carretera en dirección oeste, sentido hacia Córdoba, y encontramos el cartel que indica Valdeazores. Es bastante fácil de localizar porque el cartel es grande.  Justo al final de este sendero está el cartel explicativo de la ruta y una puerta metálica que tendréis que abrir para iniciarla. 

La ruta es de baja dificultad, es lineal de 2,9 km,  hora y cuarto de ida y otro tanto de vuelta, a paso tranquilo. Es bastante llana en su inicio, aunque el último tercio es en pendiente. No es apta para carritos de bebé ni para bicicletas, ya que hay tramos de escaleras y puentes de madera.






El camino discurre por las laderas del Barranco de Valdeazores, descrito por algunos como un paraiso botánico.  En el  primer tramo  de la ruta el sendero cruza el barranco en varias ocasiones atravesando un bosque en galería de fresnos y alisos. Se llega después a una zona de castaños de gran tamaño, posiblemente la más bonita de toda la ruta.



El castaño es un árbol que puede alcanzar hasta 30 metros de altura, como los ejemplares que vamos a encontrar aquí, de gran desarrollo debido a la humedad de la zona y a la cercanía del manantial. En los últimos tiempos el castaño ha retrocedido drásticamente debido a la tinta y el chacro, dos enfermedades causadas por hongos, que han mermado los castañares de medio mundo. En Despeñaperros  se localizan sólo en dos zonas y las dos se encuentran en el Barranco de Valdeazores. 



 A partir de aquí la ruta se hace ascendente y se vuelve algo más abrupta, discurriendo por la margen derecha del barranco. Vamos encontrando distintas especies de árboles como pinos, encinas, durillos, enebros, retamas, alcornoques y otras especies de bosque mediterráneo, para al final adentrarnos en un bosque de quejigos y robles melojos. 




Al final de nuestro paseo salimos a una pista más ancha que enlaza con otras rutas como son; Magaña ( 12km), el Castillo de Castro Ferral y el mirador del Collado de la Aviación (3,4 km).



Nosotros realizamos esta ruta por la mañana, iniciamos a las once y media y fuimos bastante tranquilitos porque íbamos parando para tomar fotos del paisaje. La mañana estaba húmeda y brumosa, pero acompañaba totalmente nuestro camino, ya que la humedad resaltaba aún más los colores de las piedras, líquenes y musgos que nos rodeaban por doquier.





En la última parte de la ruta comenzó a bajar la niebla, pero el sendero está muy bien delimitado por lo que no hay ningún problema para seguirlo ni posibilidad de perderse.





Terminamos a una hora estupenda para volver al restaurante donde habíamos dejado el coche y disfrutar de una magnífica comida. Tienen muchas especialidades de carne, sobre todo de caza, platos con distinta preparación de carne de ciervo y jabalí. Nosotros nos decidimos por una "ensalada despeñaperros" de primero y después "chuletillas de cordero y rabo de toro". La relación calidad precio es bastante buena y las vistas de Despeñaperros desde el comedor también. Tiene además, un bar anexo al restaurante donde se puede tapear o comprar unos bocadillos. Totalmente recomendable. Se me olvidaban las aceitunas de cornezuelo que nos pusieron de aperitivo, sublimes.


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