domingo, 18 de noviembre de 2018

Ochagavía y selva de Irati. Ruta desde la Navarra Media al Valle de Salazar.



Hoy vamos a realizar una ruta que parte desde Sos del Rey Católico, en Zaragoza, hasta el Valle del Salazar. La vamos a hacer en coche, de forma lineal,  ya que dormiremos al final de nuestro trayecto, que es el precioso pueblo de Ochagavía.

Tras la visita a Sos del Rey Católico, salimos en dirección Sangüesa para tomar después rumbo a Lumbier. Aquí vamos a realizar nuestra primera parada para ver el impresionante paisaje que nos ofrece la Foz de Lumbier. Hay posibilidad de verla desde un mirador, en el que también hay restos de una villa romana, aunque la zona está un poco abandonada y tomada por la vegetación. Nosotros queremos realizar la ruta dentro de la Foz, ya que su interior puede ser recorrido por un cómodo camino, herencia de un ferrocarril, el Irati, que la atravesó desde 1911 a 1928. Este camino nos permite adentrarnos en este paraje arañado entre dos paredes calizas de tonos rojizos y ocres sobrevoladas por buitres leonados, alimoches, chovas pitirrojas y vencejos entre otros. Nos acompaña en nuestro camino el rio Irati,  de aguas cristalinas, con barbos, truchas y otros habitantes acuáticos.



Es un recorrido de aproximadamente una hora,  ida y vuelta, dos pequeños túneles separan la foz del mundo exterior. Para realizar este recorrido hay que seguir las indicaciones "Foz de Lumbier" al llegar a la localidad del mismo nombre. Al final del camino hay un estacionamiento donde hay que abonar 2,5 euros por aparcar. Allí hay una caseta de información, servicios y mesas habilitadas entre los árboles para picnic, pero no hay restaurante ni otro lugar donde comprar comida por lo que hay si es vuestra intención comer aquí hay que llevarla. 

Nosotros hicimos el recorrido completo, hasta llegar al puente del diablo. Este marca el final de la ruta y fue construido a mediados del siglo XVI para unir las dos caras de la Foz de Lumbier. En 1812, durante la guerra de la Independencia, fue hundido por los franceses. Actualmente sigue parcialmente derruido, no siendo posible cruzarlo, aunque si acceder a él para disfrutar su bella y herida silueta. El acceso al puente es un poco peligroso y escarpado, una cadena anclada en la pared ayuda en la subida. 




Tras la ruta paramos en el pueblo de Lumbier para comer y proseguir por la Na-178 en dirección Ochagavía. Vemos como el paisaje va cambiando dejando atrás los campos de cereales para transformarse en un paisaje más boscoso, más agreste, señal de que entramos en zona pre-pirenaica. A unos 20 Km de Lumbier hay una indicación de desvio en la Na-178 que nos llevará a un mirador desde el que podemos ver la Foz de Arbayún.



Foz es la palabra con la que se designa en Navarra a una garganta o desfiladero excavado por un rio, en este caso el río Salazar. Por dimensiones y espectacularidad, Arbayún es la reina de las foces navarras, sin embargo también es la más inaccesible, por lo que en este caso nos contentaremos con verla desde el mirador. No es necesario volver después sobre los pasos para proseguir camino ya que el mismo desvío que tomamos hacia el mirador después prosigue para tomar de nuevo la carretera por la que circulábamos.


Tras la parada en el mirador estamos ya inmersos en la belleza del Valle del Salazar, zona que merece la pena recorrer sin prisas ya que no hay pueblo feo en ella, todos tienen una armonía que les hace sintetizarse con este paisaje pirenaico. Nosotros también estamos tentados de parar en muchos de ellos, pero como siempre hay que buscar un equilibrio entre lo que queremos los adultos y los que nuestros hijos desean. En este día que comenzamos en Sos del Rey católico con una visita guiada que ya os relaté y podéis releer aquí, seguida de una ruta corta, aunque dura por el calor del día, decidimos darles el gusto y llegar a Ochagavía con hora de disfrutar un baño en una zona habilitada para ello en el río. Debido a esto solo paramos en uno de los pueblos previos, Esparza de Salazar, pequeño pero con gran encanto.



Llegamos pues a Ochagavía, donde hemos alquilado una casa rural llamada Bidezarra Etxea. Hay mucha oferta en este precioso pueblo y nos apetecía un lugar donde poder cenar y desayunar en casa tras tantos días de rutas comiendo en restaurantes. Así pues,  tras coger las llaves, dejar el equipaje y aprovisionarnos para los dos días que vamos a estar aquí, tomamos la carretera que atraviesa el pueblo para llegar a una zona de baño a las afueras de la localidad. Es una zona donde se ha creado una piscina natural en el río con un pequeño dique y en la que la ribera del río se ha preparado para poderse tumbar. Si tenéis intención de bañaros os aconsejo traer chanclas de río, ya que las piedras son bastante incómodas de pisar. El baño es solo apto para no frioleros ya que la temperatura del agua, a pesar de ser Julio, era bastante baja. 

Vista desde nuestra casita.


Después del baño damos una vuelta por el pueblo paseando por la orillas del río y cruzando de vez en cuando los bellos puentes que unen las dos orillas. La tarde comienza a cubrirse por lo que decidimos volver a casa, justo a tiempo para evitar ponernos empapados con una tormenta,  que aún avisada, nos sorprende por la manta de agua que se desploma en nada de tiempo. Me encanta la lluvia por lo que no puedo apartar mis ojos de la ventana mientras las montañas, bosques y el pintoresco pueblo que nos rodea es azotado por la tormenta.




Tras esta primera noche en Ochagavía el día amanece totalmente despejado, perfecto para nuestro plan de visitar la Selva de Irati. Tomamos pues la carretera que serpentea desde Ochagavía al lugar conocido como Casas de Irati. El paisaje que atravesamos es muy bonito, hacemos una parada en el mirador de Goniburu para poder tomar fotos del espectáculo natural que nos rodea. Después seguimos hasta llegar a las Casas de Irati, lugar donde hay un aparcamiento y una caseta de información de las rutas de la zona. El aparcamiento tiene un coste de cinco euros, pero si estáis alojados en el valle de Salazar o el vecino valle de Aezkoa, el propietario del alojamiento os dará un vale de descuento y el coste será solo dos euros.





La Selva de Irati es el mayor hayedo de Europa, un territorio de más de 17.000 has de bosque, con magníficos ejemplares de hayas y abetos. Las leyendas cuentan que este inmenso bosque era el reino de "Basajaun", personaje mítico y señor del bosque. Nosotros no nos lo encontramos en nuestra ruta, aunque puede que viéramos sus huellas, o no. 

En información nos dan un plano de las rutas, nosotros vamos a hacer dos rutas, una circular de 8 km que nos llevará hasta el embalse de Irabia, y otra más pequeña hasta la cascada del Cubo. La ruta del embalse de Irabia sale desde la misma caseta de información y va alternado sendero con pista forestal. Es posible hacerla entera por la pista forestal, convirtiéndola en una ruta lineal. Esta opción es más cómoda,  porque los senderos se internan más en el bosque con subidas, bajadas y cruces de riachuelos, pero el alternar con senderos hace la ruta más bonita, te permite meterte más en la naturaleza, donde el silencio comparte su espacio con los sonidos del bosque. La ruta del cubo sale desde el lateral del aparcamiento y es lineal, por pista forestal,  no os llevará más de media hora ida y vuelta, al final hay una pequeña cascada que es bonita.






En la parte superior de las casas de Irati hay un restaurante-cafetería y también una ermita. Es esta la ermita de las Nieves a cuyo alrededor hay también un agradable paseo.




Como terminamos ambas rutas temprano, decidimos volver a Ochagavía y subir hasta la ermita de Muskilda. Esta ermita-santuario se encuentra situada en la cima del monte del mismo nombre. Se accede desde un desvío en la carretera entre Ochagavía e Izalzu. Rodeado por una muralla, el recinto de Muskilda incluye la ermita y la casa del ermitaño y del capellán. Es románica, del siglo XII, restaurada a mediados del siglo XVII.  En este lugar se realiza una romería el 15 de agosto y el 8 de septiembre, allí se ejecutan las danzas en honor a Ntra Sra. de Muskilda desde 1539.





Tras la visita a la ermita volvemos a Ochagavía para ver la iglesia que no habíamos visto el día anterior y recorrer de nuevo sus calles, intentando distinguir las ocho casas originales que sobrevivieron al devastador incendio que asoló la localidad en 1794.




Tras el paseo ponemos rumbo a la cercana localidad de Ezcároz, que nos llamó la atención el día anterior por su armonía y belleza y que no paramos a visitar. Dedicamos pues hoy un rato relajado a recorrer sus hermosas calles, tras lo cual nos paramos en una agradable zona de baño que hay a la entrada del pueblo para disfrutar un rato del rio.




Al anochecer volvemos a Ochagavía, nos han dado una serie de recomendaciones para cenar y optamos por la sidrería Kixkia, donde disfrutamos un magnífico chuletón acompañado de sidra y de postre carne de membrillo con queso del cercano valle del Roncal.

Tras pasar nuestra segunda noche en Ochagavía nos levantamos para continuar nuestra ruta por Navarra que nos llevará hasta Elizondo pasando por las localidades de Roncesvalles y la vecina localidad francesa de San Juan a pie de Puerto, punto de inicio del Camino de Santiago francés. 

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