sábado, 27 de septiembre de 2025

Qué hacer en el Lago Bled y alrededores.



Imagen portada de Eslovenia, el Lago Bled es uno de los rincones  más impresionantes  y turísticos del país. Sin duda la imagen de cualquier campaña promocional, que se vale de su belleza para atraer  visitantes. Se sitúa en la parte norte, cerca de la frontera con Austria, y desde aquí se pueden ver los Alpes Julianos. Es un lago fácilmente reconocible en cualquier imagen al tener una pequeña isla central de la que emerge el campanario de una iglesia. Es la única isla con la que cuenta Eslovenia. 

El lago se puede visitar con una excursión desde Liubliana, hay muchas empresas que las organizan, pero sin duda su potencial es muy superior a lo que vas a poder disfrutar en solo unas horas. Bled merece mucho más que un par de horas, al menos dos días, sino más,  por lo que aquí os vamos a contar cómo podéis disfrutarlo en este tiempo y daros también unas cuantas ideas por si disponéis de más días, porque es un lugar donde la belleza natural, las actividades al aire libre, la aventura y la diversión están garantizadas. 

Nosotros viajamos a Bled desde Liubliana, siguiendo nuestra ruta de 10 días por Eslovenia y la Península croata de Istria, ruta sobre la que hice una entrada anterior que podéis leer aquí.  En coche se tarda poco más de media hora en llegar desde la capital, pero también se llega fácilmente en autobús, ya que la parada de este está prácticamente a unos metros de la orilla y en el lugar donde se encuentra el centro de ocio, restaurantes, hoteles, cafeterías, apartamentos....

Si llegas hasta Bled en coche debo de advertirte que aparcar allí no es nada barato, 4´50 la hora, y además esta tarifa está  vigente todo el día y todos los días, incluidos sábados, domingos y festivos. Por lo que mi consejo es buscar un alojamiento cercano al lago y con parking gratuito, esto fue lo que hicimos nosotros. Así te puedes desentender del coche para visitar el lago y lo tienes disponible para las muchas actividades que se pueden hacer a su alrededor, sin necesidad de preocuparte por el aparcamiento. 

Y aquí os preparo una serie de actividades imprescindibles si vais a visitar la zona del Lago de Bled;


1. Visita al lago y paseo por su orilla. 




Acercarte hasta el agua, apreciar la belleza desde su orilla y pasear por esta. Existe un sendero que te permite recorrer el lago en su totalidad en aproximadamente 6 km. Si no dispones del tiempo o las ganas de hacer el recorrido completo te recomiendo iniciarlo hacia la izquierda, cuando estás mirando el lago,  desde la zona reseñada en google maps como Park ob obali . Así podrás andar más cerca de la orilla y apreciar la belleza del lago con rincones encantadores como el Corazón de Bled, donde tomar una foto de recuerdo. 



Sentarte en un banco a la orilla y apreciar la belleza de la peña sobre la que se erige el castillo de Bled.... Puedes ir andando también en el otro sentido, pero el sendero se eleva sobre la orilla y hay mucho arbolado, por lo que el recorrido por esta zona no te permitirá apreciar el lago salvo en algunos puntos en los que los árboles se abren un poco. 



2. Tomar un bote y remar hasta la isla. 





Hay varios puntos desde los que puedes hacer esto, uno está cerca de la zona que he reseñado antes, pero está alejado de la isla y te obligará a contratar la barca para más tiempo, y se paga por horas. Hay otro embarcadero situado más lejos de la zona central del lago pero más cercano a la isla. Otra opción, si no te apetece remar  es coger un barquito, llamado Pletna, que te lleva por unos 18 euros, que no incluyen la entrada a la iglesia en la isla. Te deja 40 minutos para visitar la isla y te trae de nuevo a la orilla. 


3. Disfrutar una vista panorámica del Lago desde arriba.

 




Es desde arriba desde donde mejor se aprecia la belleza de este y desde se puede tomar la icónica foto con la isla central, ya que desde la orilla la imagen de la isla se fusiona con la otra orilla y no se aprecia su carácter insular. 

Esto lo puedes hacer gratis, buscando una colina cercana al lago y subiendo a esta o lo puedes hacer pagando la entrada del Castillo de Bled y tomando la foto desde su patio. En los alrededores del castillo hay miradores, pero debido a la posición de la isla y a los árboles, no es posible apreciar esta. Solo desde dentro del castillo es posible. 


4. Visitar el Castillo de Bled. 




Como ya he dicho antes, solo desde su patio se puede apreciar la bonita imagen panorámica del lago. Además el castillo es bonito, no espectacular pero puede merecer la pena la visita, si lo comparamos por ejemplo con el castillo de Liubliana que no nos lo pareció. 

La visita al castillo os llevará una hora u hora y media, si vais con mucha tranquilidad y os tomáis vuestro tiempo para disfrutar las vistas, se puede alargar más si os detenéis en su cafetería para disfrutar aún más las vistas. 

Para acceder se puede subir andando desde el lago, con una empinada caminata, o subir en coche y dejarlo en el parking que hay justo a sus puertas, con un coste de 3 euros la hora. 



5. Darse un baño en el lago. 




La verdad es que con el calorcito del verano es algo que realmente apetece, ya que sus aguas están transparentes. Hay zonas habilitadas para el baño bajo pago, algo así como zonas acotadas, con algunos servicios, trampolines, baños.... pero que tendrás que pagar. Están también cerca del núcleo central de edificios del lago, donde se encuentran la mayoría de las instalaciones turísticas, por lo que si no quieres coger el coche es buena opción. Hay también posibilidad de bañarte fuera de estas zonas de forma gratuita, cerca del embarcadero que os he indicado antes, el que estaba más cerca de la isla central. Desde este embarcadero también ofrecen alquiler de Kayaks..... se llega siguiendo estas indicaciones de google  maps Mirador a la iglesia.



6. Descender por una colina como en una montaña rusa. 





Hay un parque de aventuras cerca de Bled que te sube en telesilla a lo alto de la colina Straza Bled, para luego bajar a gran velocidad por una especie de raíl. Una actividad donde se combinan las bonitas vistas panorámicas del lago, el castillo y los Alpes Julianos desde arriba de la colina, con la descarga de adrenalina de la bajada. Sin duda una actividad interesante si vas con adolescentes o adultos jóvenes, ya que es muy emocionante. Para llegar hay que seguir las indicaciones de google maps hacia Straza Bled.



7. Realizar la ruta de la Garganta Vintgar. 





Es una ruta espectacular, imprescindible si estás por la zona. Se recorre siguiendo el curso de un bonito río que ruge cruzando una cerrada garganta sobre la que han construido unas pasarelas de madera para poder atravesarla. Recomiendo comprar las entradas con antelación, ya que es una ruta muy visitada. Además no es posible comprarlas en el inicio de la ruta. Yo las compré online la noche anterior. 

Hay un aparcamiento gratuito a las afueras de Bled, bien señalizado, desde el que sale un autobús de enlace, también gratuito,  que te lleva al inicio de ruta. Hay que estar en el aparcamiento más de media hora antes de la hora de tu entrada, ya que el autobús pasa cada 20 minutos y tarda otros 20 en llegar a la garganta. En este aparcamiento hay una caseta donde también puedes comprar la entrada, pero es mejor llevarla ya para asegurarse. En la garganta hay otro parking pero es de pago y con poca capacidad. Para llegar al aparcamiento de salida del autobús gratuito de la ruta hay que seguir las indicaciones de google maps Vintgar Gorge Central parking.

La ruta recorre durante un kilómetro y medio la impresionante garganta, tras lo cual hay que elegir entre dos rutas, una de unos cuatro kilómetros y algo exigente y otra de cinco y medio pero con menor dificultad para volver al aparcamiento. Está bien explicado en la página oficial, donde también se compran las entradas. 

Si has llegado a Bled en autobús, desde la parada central de autobuses de Bled también sale un autobús que te llevará al punto de inicio de la ruta. 



8. Visitar el cercano lago Bohinj.





Está muy cerca del Lago Bled, se llega en coche en menos de media hora y es una auténtica preciosidad, encajonado entre las montañas y mucho menos explotado turísticamente que Bled, más natural y auténtico. Tiene muchas playitas en su orilla donde podrás darte un baño en sus cristalinas aguas. También hay empresas de alquiler de Kayaks por si quieres disfrutar el lago desde dentro, y algunos embarcaderos desde donde salen barquitos colectivos que te permiten hacer una ruta desde dentro del lago sin remar. 

Cerca de este sale también la corta ruta que te llevará a la cascada Savica, que nosotros no visitamos por falta de tiempo, ya que preferimos disfrutar todo el rato de la orilla del lago y de las actividades que este ofrece. 



9. Probar la gastronomía de la región. 




La gastronomía de Bled puede presumir de estar entre las más deliciosas del país, no así entre las más asequibles, ya que es una de las zonas más turísticas. Pero puedes encontrar lugares donde comer bien a buen precio. Entre lo más destacado está probar las truchas del lago y por supuesto el famoso dulce típico del lago Bled, el kremšnita, es una tarta de crema que consiste en capas de hojaldre, crema de vainilla y crema batida. 



lunes, 22 de septiembre de 2025

Castillo de Miramar. Trieste.




El Castillo de Miramar es un precioso palacio localizado en la costa de la  ciudad  italiana de Trieste, situada en la parte nororiental de Italia, muy cerca de la frontera con Eslovenia. 

El Castillo  fue construido entre 1856 y 1860 como residencia del archiduque Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota de Bélgica. Maximiliano era el cuñado de la famosa emperatriz Sisí y  hermano de Francisco José, el emperador austro-húngaro. La leyenda dice que durante una tempestad en el mar,  Maximiliano encontró auxilio en este tramo de costa, encantado por la belleza del lugar, decidió construir aquí este castillo.

Maximiliano no pudo disfrutar mucho de ese palacio, ya que tuvo el mal atino de aceptar una propuesta para ser emperador de México. No pintaba mucho allí por lo que se ve, ya que los sectores republicanos del país batallaron contra él y lo vencieron, siendo fusilado en 1867, por lo que poco pudo disfrutar esta hermosa residencia. Con el tiempo pasó a formar parte del patrimonio italiano. Se utilizó como residencia de altos cargos nazis durante la Segunda Guerra Mundial, pero afortunadamente ha podido llegar a nuestros días restaurado en su estado original y con muebles auténticos. La decoración de la planta baja es la misma de la época en la que era residencia del Emperador Maximiliano, lo que se logró gracias a un  reportaje fotográfico que se conservaba del palacio y a que los muebles y otros enseres se mantenían en propiedad de los herederos. 

En la planta baja, destinada al uso de Maximiliano y su esposa, Carlota de Bélgica, destacan el dormitorio y el despacho del archiduque. Estos reproducen respectivamente el camarote y la sala de oficiales de popa de la fragata Novara, el buque de guerra utilizado por Maximiliano cuando fue Comandante de la Marina para dar la vuelta al mundo entre 1857 y 1859. También encontramos la biblioteca, cuyas paredes están tapizadas de estanterías y las habitaciones de la Archiduquesa con sus tapices de seda celeste. Todas las habitaciones aún conservan los muebles, adornos, tapices y objetos originales que datan de mediados del siglo XIX. 



El primer piso incluye áreas de recepción de invitados y el Salón del Trono. Destacan los magníficos artesonados del techo y las paredes y los salones chinos y japoneses con su mobiliario oriental. No  repararon en gastos para su construcción, en su parte exterior hay un pequeño embarcadero adornado con una auténtica esfinge traída de Egipto. 







El palacio está rodeado de 22 hectáreas de jardines, cuya visita es gratuita, es uno de los más grandes de Italia septentrional,  fue creado  por el archiduque Maximiliano. Aquí han sido traídos árboles desde varias partes del mundo,  abetos de España, cedros del África del norte, cipreses y secuoyas de América, entre los otros. Todo el parque es una mezcla de jardín botánico, jardín de estilo italiano y de estilo inglés y queda enriquecido por esta increíble variedad de plantas.



En este jardín hay otra pequeña construcción, el Castelleto, que fue utilizado por los duques como residencia provisional hasta que finalizara la construcción del castillo. Muy cerca del Castelleto hay un mirador con una preciosa perspectiva del castillo. 




Este bonito edificio es visitable, se encuentra a poca distancia de la ciudad de Trieste y es posible llegar desde ella con transporte público, aunque nosotros lo hicimos en coche. A la llegada hay zonas de aparcamiento en la carretera de acceso y después un parking de pago. Nosotros llegamos temprano y había bastante sitio para aparcar en la zona gratuita, muy cerca de la entrada del parking. Desde aquí, hay un bonito paseo hacia el castillo. La entrada la compramos allí mismo, los adultos pagan 15 euros. los jóvenes  entre 18 y 25 años pagan 2 euros y los menores de 18 años entran gratis. La visita al interior merece la pena, ya que es un edificio muy bonito. 

La visita a los jardines es un imprescindible. En la carretera de acceso al castillo hay un par de restaurantes, pero no tuvimos ocasión de valorar su calidad ni precio, ya que nuestra visita la realizamos el día de vuelta de nuestro viaje por Eslovenia, en nuestro regreso al aeropuerto de Venecia. Este viaje os lo hemos relatado en una anterior entrada que podéis leer aquí.

jueves, 18 de septiembre de 2025

Ruta de 10 días por Eslovenia y la península croata de Istria.




Acabamos de regresar de nuestro viaje en familia por Eslovenia. En esta ruta en coche de diez días,  hemos recorrido también la vecina zona de Istria, en Croacia. El viaje nos ha encantado. Los paisajes son preciosos y las ciudades muy cuidadas y con bastante encanto, en una mezcla centroeuropea e italiana muy bien conjuntada.

Para llegar a Eslovenia volamos a Venecia, ya que no encontramos vuelos directos a Liubliana desde Madrid, tampoco a Trieste, que es la ciudad italiana más cercana y también a la que muchos llegan para cruzar a Eslovenia. Desde el aeropuerto de Venecia hemos reservado un coche de alquiler para nuestra ruta de diez días. Nuestro recorrido fue el siguiente:

Dos primeras noches en Liubliana, la capital de Eslovenia.

Dos noches en Bled, para visitar el lago Bled y sus alrededores.

Cinco noches en Koper, para visitar la costa adriática de Eslovenia, la península croata de Istria y la ciudad italiana de Trieste. 

Nuestra vuelta la realizamos también a través de Venecia, ciudad que no visitamos puesto que estuvimos hace dos años, pero que sin duda hay que aprovechar para ver si no se conoce. 

A nuestra llegada al aeropuerto Marco Polo de Venecia teníamos reservado un coche de alquiler, con el que pusimos rumbo a Liubliana, un viaje de dos horas y veinte minutos por autovía de peaje, con un coste aproximado de 10 euros. Cruzamos a Eslovenia por la ciudad de Gorizia, y aprovechamos para hacer una parada en ruta y ver su bonito castillo. 

Tras esto proseguimos hacia Eslovenia. Para circular por las autovías de Eslovenia necesitas una viñeta electrónica, cuyo coste para una semana son 16 euros. Es fácil de adquirir, ya que se hace online, nosotros lo hicimos sobre la marcha, desde Gorizia, ya que no era posible hacerlo antes pues has de vincular la matrícula del coche, dato que desconocíamos hasta que nos lo dieron en el aeropuerto de Venecia. Para comprar la viñeta, la página  oficial es https://evinjeta.dars.si/en

Después de la parada llegamos a Liubliana, habíamos reservado un apartamento muy céntrico, pero fuera de la zona peatonal de Liubliana, con zonas de aparcamiento gratuito en los alrededores. El casco antiguo de Liubliana está cerrado al tráfico, pero al no ser una ciudad muy grande, hay zonas a 15 minutos andando de este en las que es más cómodo quedarse por la facilidad del aparcamiento. 

Después de nuestra primera tarde/noche en Liubliana, con una primera toma de contacto, nocturna, con su bonito y cuidado centro histórico, llegó nuestro segundo día, que dedicamos en exclusiva a la capital. Comenzamos con un free tour, para tener un mejor conocimiento de monumentos, costumbres, historia... 



Tras este subimos al castillo y visitamos su torre. Esta visita fue un poco decepcionante, ya que hay que pagar una entrada que no merece la pena. Mi consejo es entrar a la parte de abajo del castillo, que es gratuita, pero no pagar la entrada para subir a la torre. Las vistas son mejores desde el edificio Neboticnik, que tiene una cafetería con vistas panorámicas preciosas y buen precio en sus cafés y helados. 

Tras la visita al castillo comimos y fuimos a recorrer el barrio de Metelkova mesto, una zona de arte alternativo con graffitis y esculturas variadas, bastante interesante. Tras esto tomamos un heladito en la cafetería del rascacielos Neboticnik y nos dedicamos a recorrer de nuevo las zonas más destacadas de la ciudad con tranquilidad y disfrutando del ambiente. Entre los sitios más emblemáticos de Liubliana están la plaza del Congreso, la del mercado, el puente de los dragones, el de los zapateros y el puente triple. Es un deleite pasear por cualquiera de las dos orillas del río Liublianica con su ambiente de puestos y terrazas y callejear por su casco antiguo. 





En nuestro tercer día, salimos por la mañana en dirección al Lago Bled, donde estaremos las dos siguiente noches. Antes de llegar a Bled paramos a ver la localidad de Skofja Loka, ya que habíamos leído reseñas en algunos blogs de viajes de que era un pueblo con un casco medieval muy bonito. A mi personalmente me decepcionó un poco, esperaba más. Es un pueblo bonito, pero no es espectacular y se ve relativamente pronto, en media hora lo has recorrido completo, puesto que es pequeño. 

Tras esta parada llegamos al Lago de Bled, donde habíamos reservado un apartamento con aparcamiento, a diez minutos andando del Lago. El lago Bled es una zona tan espectacular como cara. En general aparcar en Eslovenia es caro, de media unos tres euros la hora en cualquier zona. En Bled son cuatro euros y medio la hora, por lo que reservar un alojamiento con aparcamiento gratuito es imprescindible. Esto te permite olvidarte del coche y relajarte andando por las orillas del lago, que es una preciosidad. 




Llegamos a la hora de comer, en Eslovenia se come sobre la una de la tarde, y nos fuimos directos a un restaurante que tenía buenas reseñas, el Pub Kitchen, muy cerca del lago y cuya especialidad, la pasta con pulpo, está muy buena y a un precio razonable para la zona. Tras esto recorrimos la orilla del lago y después tomamos el coche para subir al castillo. Se puede subir andando desde el lago, pero subida es bastante pronunciada. Al castillo es fácil llegar en coche y arriba hay un aparcamiento de pago, a tres euros la hora. Nosotros no tuvimos problema para aparcar, de hecho había bastantes plazas, también es cierto que viajamos en la primera quincena de septiembre y llegamos al castillo a las cinco de la tarde, quizás más temprano y en pleno verano sea más complicado. El castillo no es ninguna maravilla por dentro, pero las vistas hacia el lago son espectaculares. Para disfrutar estas vistas no hay más remedio que pagar la entrada, puesto que desde el exterior no hay ningún sitio que permita disfrutarlas. Otra alternativa para disfrutar estas vistas de forma gratuita es ir en coche cerca de alguna de las colinas que rodean Bled y subir esta, subida un poco costosa. 



La visita al castillo y el disfrutar de las bonitas vistas sobre el lago os llevará sobre una hora u hora y media. Tras esto nos fuimos otra vez en coche a una zona de embarcadero cercana a la isla del lago donde estuvimos un rato disfrutando la bonita vista, en esta zona también es posible bañarse, pero hacía fresco y no nos apetecía. 

En nuestro cuarto día, segunda jornada en Bled, nos levantamos temprano para hacer la ruta de la garganta Vintgar. Es una ruta espectacular, imprescindible si estás por la zona. Se recorre siguiendo el curso de un bonito río que ruge cruzando una cerrada garganta sobre la que han construido unas pasarelas de madera para poder atravesarla. Recomiendo comprar las entradas con antelación, ya que es una ruta muy visitada. Además no es posible comprarlas en el inicio de la ruta. Yo las compré online la noche anterior. Hay un aparcamiento gratuito a las afueras de Bled, bien señalizado, desde el que sale un autobús de enlace, también gratuito,  que te lleva al inicio de ruta. Hay que estar en el aparcamiento más de media hora antes de la hora de tu entrada, ya que el autobús pasa cada 20 minutos y tarda otros 20 en llegar a la garganta. En este aparcamiento hay una caseta donde también puedes comprar la entrada, pero es mejor llevarla ya para asegurarse. En la garganta hay otro parquing pero es de pago y con poca capacidad. 

La ruta recorre durante un kilómetro y medio la impresionante garganta, tras lo cual hay que elegir entre dos rutas, una de unos cuatro kilómetros y algo exigente y otra de cinco y medio pero con menor dificultad para volver al aparcamiento. Está bien explicado en la página oficial, donde también se compran las entradas. 




Después de la ruta pusimos rumbo al cercano Lago Bohinj, que a mí me pareció más bonito aún que Bled, más auténtico. Desde este lago se puede visitar la bonita cascada de Savica, pero nosotros no lo hicimos, por cuestión de tiempo, preferimos pasar el día disfrutando en las orillas del lago, coger un Kayak para remar un rato y deleitarnos del paisaje desde dentro. 




Ya al atardecer volvimos a Bled para que los niños fueran a un parque de aventuras en la colina Straza Bled, donde hay un telesilla para subir a la colina y luego bajar a gran velocidad por una especie de monorraíl . Una actividad donde se combinan las bonitas vistas panorámicas del lago, el castillo y los Alpes julianos desde arriba de la colina, con la descarga de adrenalina de la bajada. 

Bled es una zona animada, en la que puedes optar por un tranquilo paseo nocturno y disfrutar de las vistas desde uno de los bancos de sus orillas o subir a la zona de bares y restaurantes, más animada. Nosotros optamos por ambas. 

En nuestra quinta jornada dejamos Bled para proseguir hacia nuestro siguiente destino, la costa adriática de Eslovenia. Hemos alquilado un apartamento en Kóper, no es la ciudad más bonita de la zona, aunque tiene un pequeño casco histórico, pero está muy bien situada para nuestras visitas. En nuestra ruta desde Bled hacia Kóper vamos a parar en dos de las visitas imprescindibles en cualquier viaje por Eslovenia, la cueva Postojna y el castillo de Predjama. Ambos están lo suficientemente cerca el uno del otro para combinar las visitas, además si compras la entrada de ambos a la vez es precio es mejor que por separado. 




Ambas visitas nos gustaron mucho, pero sobre todo la cueva, que es espectacular. Al igual que la garganta de Vintgar, la entrada la compré un par de días antes, en la página oficial. Hay que elegir una hora de entrada a la cueva, el horario del castillo es libre. Nosotros llegamos una hora antes de la hora de la entrada a la cueva, nos dirigimos a la zona de entrada, lo comentamos y nos dejaron entrar antes. 

Después de estas dos visitas, llegamos a Koper, ya al atardecer, con tiempo para una pequeña aproximación y conocimiento de la zona. 

Nuestra sexta jornada la dedicamos a ver dos bonitas y pequeñas ciudades costeras cercanas a Koper, Isola y Piran. Visitamos primero Isola y después Piran. Recomiendo hacerlo de esta forma porque, aunque ambas son bonitas, Piran lo es mucho más, por lo que ver esta primero haría que Isola te pareciera poca cosa. 

Isola

Piran


En nuestro camino entre Isola y Piran paramos en un hotel, el Belvedere, desde el que hay unas preciosas vistas sobre Isola. 



El séptimo día de nuestra ruta lo dedicamos a recorrer una parte de la península croata de Istria. Concretamente visitamos el pueblo de Bale y la ciudad de Pula. 

Bale es un bonito pueblo de calles empedradas cuyo edificio más destacable el Palacio Soardo-Bembo, del siglo XVI. Solo lo pudimos visitar por fuera, ya que era lunes y estaba cerrado, a pesar de esto el pueblo mereció la pena, era muy pintoresco, con unas calles con rincones de mucho encanto. 




Tras esto nos dirigimos a Pula. Aparcamos en un descampado al lado del cementerio, ya que está a apenas !5 minutos andando del anfiteatro romano y es gratuito. El resto de la ciudad es zona azul. En Pula lo primero que vimos al llegar a su casco antiguo fue su espectacular anfiteatro. Después recorrimos la bonita calle Segijevaca, con muchos restaurantes, heladerías y tiendas, pero también con mucho colorido y belleza. 




Llegamos a una plaza donde está el templo romano de Apolo y el edificio del ayuntamiento, y terminamos en el arco de los Sergios, un arco del triunfo romano del siglo I a.C.  

Tras esta jornada volvemos a Eslovenia, concretamente a la zona del hotel Belvedere, para acercarnos a la playa, que a pesar de ser de rocas, bastante escarpadas, te permite acercarte a un agua cristalina y de un color precioso. 


Nuestra octava jornada discurre otra vez por tierras Croatas, de nuevo en la cercana Península de Istria, en esta ocasión visitando dos de los pueblos más bonitos de la zona, Porec y Rovinj. 

Primero llegamos a Porec, y tras aparcar en un parking, como ya estamos acostumbrados (hay que hacerse a la idea de dedicar un presupuesto de entre 10 y 15 euros al día a los aparcamientos, tanto en Eslovenia como en Croacia), nos dirigimos al casco antiguo. Llegamos a la bonita Plaza Slobone y después tomamos la calle Decumanus, una de las más bonitas, aunque también la más concurrida de la localidad. En esta hay bonitos edificios de coloridas fachadas y también otros muy destacables como el palacio gótico. A mitad de esta calle nos desviamos para visitar uno de los imprescindibles de Porec, la Basílica Eufrasiana con sus espectaculares mosaicos bizantinos del siglo VI. 




Comemos en Porec, en un restaurante del que habíamos leído buenas críticas en varios blogs y que nos gustó mucho, el restaurante Ancora. 

Tras la comida ponemos rumbo a Rovinj, en el camino paramos en un precioso enclave con un entrante de mar que nos gustó mucho. Es el Limski Kanal, una zona en la que puedes parar a disfrutar del agua y de una pequeña playa o realizar actividades como rutas en barco, ya que hay varias empresas en este que las ofertan. Aunque el paraje es precioso y la idea de realizar una de estas rutas muy tentadora, queríamos dedicar tiempo a visitar Rovinj, por lo que tras la visita a la zona proseguimos camino. 




Rovinj es un pueblo grande o ciudad pequeña absolutamente precioso, a mi parecer el más bonito de los visitados en la península de Istria, me gustó incluso más que Piran. Aparcamos en la zona del puerto, a un módico precio de tres euros la hora, como viene siendo habitual en la zona. En Rovinj el casco antiguo tiene infinitos rincones con encanto. Primero paseamos en ascenso hasta la iglesia de Santa Eufemia. Tras su visita y disfrute de las vistas desde arriba, bajamos hacia a zona del puerto contraria a donde habíamos aparcado. En un punto conocido como sunset point, porque permite una vista preciosa del pueblo. Desde este se aprecia la forma redondeada del casco antiguo, y es que Rovinj era una isla que fue unida al continente en el siglo XVIII, con la construcción de un istmo por parte de los venecianos, a los que pertenecía la zona en esta época. 





En el recorrido desde la iglesia de Santa Eufemia hacia el punto panorámico, por la bonita calle Pietra Ive hay rincones muy pintorescos, en las pequeñas callejuelas que desembocan en el mar. 




Seguimos paseando por Rovinj y recorriendo rincones tan bonitos como el arco de Balbi o la Plaza Marsala Tita. 

En nuestra antepenúltima jornada en tierras eslovenas, teníamos previsto acercarnos a la vecina localidad italiana de Trieste. A pesar de viajar en la primera quincena de septiembre, nos había acompañado un tiempo maravilloso, soleado y de unos 25 grados diurnos de media.  Pero esta es una zona lluviosa y nuestra buena suerte no podía durar eternamente. Trieste es conocida por sus tormentas de septiembre y las previsiones de lluvia para el día de nuestra visita eran de 70 litros. Aunque no dista más de media hora de coche desde Koper, no nos apetecía circular con tanta lluvia. 

Afortunadamente la noche anterior cambiaron la previsión a 25 litros, así que, protegidos por chubasquero y paraguas, emprendimos el corto viaje a Trieste. Aparcamos en zona azul justo al lado del Teatro romano. Acostumbrados a los tres euros por hora habituales en Eslovenia, el aparcamiento a 1,70 euros la hora y sin limitación de tiempo de Trieste nos pareció barato. 

Desde esta zona primero subimos a ver el Castillo y la Catedral. Aprovechamos para visitar la zona interior del castillo mientras descargaba uno de los aguaceros del día. Tras esta visita entramos en la cercana catedral, la Cattedrale di San Giusto Martire. Es este  un edificio que data del siglo V, pero remodelado posteriormente, durante los siglos XII y XVI. En ella conviven elementos arquitectónicos más antiguos, como unos bonitos mosaicos bizantinos en las naves laterales, con elementos más modernos como el mosaico de la nave central. La visita a la Catedral es gratuita, solo hay que pagar para subir al campanile. 

Desde el cerro donde se encuentran la Catedral y el Castillo, descendemos de nuevo al centro. En el recorrido nos damos cuenta que en la calle que sube hacia el castillo hay relativa facilidad para aparcar de forma gratuita, así que lo tendremos en cuenta para futuras visitas a la ciudad. 

Recorremos el centro de Trieste, repleto de majestuosos y señoriales edificios, nos gustan especialmente dos Plazas muy cercanas entre sí, la Plaza Piccola y la espectacular Plaza de la unidad de Italia. 






Paseamos también por el barrio de Cavana, con sus pintorescas calles y su bonita plaza. La lluvia vuelve a caer con fuerza por lo que desistimos de visitar el Castillo de Miramare, situado a las afueras de la ciudad y volvemos hacia Koper. 

En nuestro último día de viaje hemos de volver al aeropuerto de Venecia para regresar a Madrid. Como nuestro vuelo sale por la tarde, madrugamos para que nos de tiempo a visitar el Castillo de Miramare. El enclave es espectacular y el edificio precioso, por lo que merece la pena la pequeña parada. Con esta espectacular vista del castillo desde sus bonitos jardines nos despedimos de Italia y de Eslovenia. En una ruta en la que hemos pisado tres países que entremezclan cultura, arquitectura y gastronomía.