viernes, 13 de agosto de 2021

Visitando la parte más desconocida de la Ribera Sacra.




La Ribera Sacra es sin duda un lugar singular, la unión de la belleza natural y el tesón humano han creado un paisaje espectacular. No es un lugar saturado por el turismo, pero  es  cada vez más popular. Los turistas que visitan esta zona se suelen concentrar en los mismos lugares, principalmente en la orilla orensana del Sil, donde se sitúan la mayoría de los monasterios, embarcaderos y los miradores más populares sobre el río. Pero la Ribera Sacra comprende también las riberas de los ríos Cabe y Miño, y en estas zonas más desconocidas encontramos verdaderas maravillas. Una de estas zonas es la que vamos a explorar hoy. 

Nuestro punto de partida es la localidad de Monforte de Lemos, lugar que hemos elegido como base para nuestra estancia de cinco días en la Ribera Sacra. Hoy vamos a explorar la ribera del Miño. El primer lugar que vamos a visitar es la fervenza de Aguascaídas, una preciosa cascada con una caída espectacular. 

La fervenza se encuentra a unos 24 km de Monforte, la mejor opción para llegar es seguir las indicaciones de google map. Como ya os aconsejé en anteriores ocasiones, lo suyo es descargarse el mapa de la zona en mapas  sin conexión, ya que hay muchos puntos en esta zona en los que no hay cobertura telefónica, por los que así os aseguráis que el navegador siga funcionando. Siguiendo las indicaciones llegamos a la señal de inicio de ruta, donde hay una pequeña anchura en la carretera donde se pueden aparcar cinco o seis coches. No es una zona muy concurrida, pero si estuviera ocupado, hay anchura suficiente en el margen de la carretera para dejar el coche. 



Desde este punto se inicia una ruta de un kilómetro y medio hasta llegar a la cascada. La mayor parte del camino es bastante sencillo, sin embargo el final de la ruta es bastante empinado, aunque hay unas escaleras que facilitan la bajada hasta una plataforma de madera desde donde se tiene una bonita vista de la cascada. Si lo que queréis es bajar hasta su base la cosa se complica un poco, es más empinado y resbaladizo, aunque no en extremo, nosotros la hicimos con los niños y sin problema. La bajada merece la pena porque el lugar es increíble. 



Tras  estar un rato disfrutando este precioso paraje hacemos el sendero de vuelta para ponernos en camino al siguiente destino del día, el mirador del Cabo del Mundo. Es un mirador sobre un meandro del río Miño, si lo miráis en internet es espectacular, pero para evitar decepciones tengo que advertir que los árboles que se encuentran por debajo han crecido tanto que tapan parte de la vista del meandro, quitando espectacularidad a esta. De todas formas es una parada que nos pillaba de camino hacia nuestro siguiente objetivo, por lo que merece la pena. 




Este objetivo es la playa fluvial de Cova, un magnífico lugar para pasar un agradable rato en familia. Entre el mirador y la playa hay unos tres kilómetros, en el camino pasamos por un asador cuyo olor nos hizo salivar, pero ya habíamos hecho planes para comer en la misma playa, donde también hay un restaurante. Os recomiendo que si tenéis pensado comer en este restaurante hagáis una reserva, sobre todo en fines de semana de verano, porque es muy popular. 

La playa de Cova aprovecha una curva del río Miño para crear un lugar tranquilo e ideal para el baño, rodeado de un espectacular paisaje natural y de viñedos. Además de disfrutar de la playa y el baño, en la playa de A Cova es posible practicar deportes náuticos como el kayak o el paddle surf,  pasear por el río en pedaleta o caminar por los senderos del entorno. 







Como os podéis imaginar, con todos estos atractivos estuvimos bastante rato en el lugar. Alquilamos unos Kayak durante una hora para disfrutar el bonito paisaje del Miño desde el agua, merece mucho la pena. El rio es muy tranquilo, y la corriente apenas perceptible, es un río tan gallego que no se sabe si sube o si baja. Ahora que cuando te das cuenta que has ido todo el rato a favor de la corriente y tienes que volver sí que se nota. Otra opción más tranquila es alquilar una barca de pedales.

  


Después de la agradable tarde de actividades acuáticas y baño en esta playa tomamos de nuevo el coche para recorrer los siete kilómetros que la separan de la aldea de Belesar.




Perteneciente a los ayuntamientos de Chantada y O Saviñao, la aldea de Belesar destaca por la belleza de su paisaje, entre los bancales de cultivo de la vid y reflejándose en las aguas del río Miño. Esta aldea fue el lugar de paso desde antiguo entre la comarca de Chantada y las Tierras de Lemos, testigo de lo cual son los Codos de Belesar, restos de la vía romana que comunicaba Braga con Astorga. En cuanto a las construcciones vemos casas de arquitectura tradicional, hechas en piedra y madera, y aprovechando las características del terreno.

Tiene como patrón a San Bartolomé, al que se dedica la iglesia y el peto de ánimas que hay al pie del puente. También es un reconocido lugar de producción de cerezas, fruto al que se le dedica una fiesta a finales de mayo o principios de junio.

Otro elemento destacado es el embarcadero, desde el cual parten distintas rutas fluviales sobre el río Miño. Como ya os comenté en un anterior artículo sobre las rutas fluviales en la Ribera Sacra, que podéis leer aquí , en mi opinión esta ruta es más bonita que la que se hace sobre el Sil, por dos motivos, el primero es por las bonitas aldeas que hay en las orillas y la segunda por que el valle es menos cerrado.




Nosotros ya habíamos hecho la ruta fluvial por el Sil, por lo que no repetimos, además nuestra llegada a Belesar era ya en la tarde, lo cual no nos impidió dar una vuelta por este bonito pueblo y acercarnos al bar del embarcadero para tomar algo en su agradable terraza a la orilla del río.

Desde este punto volvemos hacia Monforte, sin duda ha sido un día maravilloso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario