¿Se os ocurre mejor plan otoñal que una escapada de fin de semana largo a La Rioja? A mi tampoco, así que dicho y hecho. Añadimos un par de días al fin de semana y pusimos rumbo a Logroño en la que va a ser nuestra primera escapada a estas tierras que tanto prometen visual y gastronómicamente.
En nuestra ruta vamos a estar tres días recorriendo la Rioja Alta y la Rioja Alavesa, con parada para dormir en Logroño. Partimos un viernes por la mañana desde la localidad de Alcalá de Henares y nuestra ruta de tres días es la siguiente:
1º día en ruta. Alcalá de Henares, Ezcaray, Santo Domingo de la Calzada, Logroño.
2º día. San Millán de la Cogolla (Monasterios de Suso y Yuso), Haro, Briones (Museo del vino Vivantos y pueblo)
3º día. Laguardia (Bodegas Ysios y pueblo), Elciego (bodegas Marqués de Riscal y el pueblo).
Ni que decir tiene que las tres noches que estuvimos en Logroño hicimos el peregrinaje de tascas por las calles Laurel y San Juan, imposible resistirse a un buen rioja acompañado de esos pinchos.
Como nuestro destino de vuelta era Jaén, hicimos una noche más, pero si solo disponéis de tres días y vuestro origen o destino es más cercano podéis programar la vuelta este mismo día.
Como ya he dicho, partimos de la localidad de Alcalá de Henares y nuestro primer destino es el bonito pueblo de Ezcaray. El conjunto de arquitectura popular de Ezcaray es posiblemente el más interesante de La Rioja y, sin duda, uno de los mejor conservados. Su casco histórico alberga rincones de gran belleza, destacando los soportales que permitían en otra época mantener la vida social y comercial de la localidad incluso durante los duros inviernos. En un recorrido por sus calles encontramos palacios blasonados y casas solariegas en cuyas fachadas pueden verse los escudos de las familias que los habitaron siglos atrás, como el Palacio del Arzobispo Barroeta o el Palacio Ángel.
Destaca especialmente el edificio de la Real Fábrica de Paños, la iglesia de Santa María la Mayor y los palacios anteriormente reseñados. Hay también un bonito paseo por la orilla del río Oja, hasta llegar a un puente de piedra. Un poco más adelante, y al otro lado del río, encontramos el edificio de la antigua estación, hoy restaurante, con un porche modernista con gran encanto. Desde este edificio hay un agradable paseo a una ermita encaramada a la ladera del monte.
Hemos reservado para comer en el restaurante Echaurren Tradición, parada obligatoria en este pueblo. Junto a este se encuentra el Portal de Echaurren, con dos estrellas Michelín. Nosotros degustamos un menú en Echaurren tradición que nos pareció increíble.
Tras la deliciosa comida nos vamos hacia Santo Domingo de la Calzada. Es este un pueblo de trazado medieval en el que damos un paseo por sus calles y plazas. Llegamos a la Plaza del Santo, donde se encuentra la Catedral de Santo Domingo con su Torre exenta, y el Parador de Turismo, en el edificio del antiguo hospital de Peregrinos. Santo Domingo de la Calzada está en el Camino de Santiago Francés.
Plaza de España. |
Cercana a esta se encuentra la Plaza de España, donde está el edificio del ayuntamiento y el del antiguo corregimiento de Rioja. Recorremos su calle mayor hasta llegar a los restos de su muralla medieval. Llegamos hasta el Parador de Santo Domingo Bernardo de Fresneda, y sí, en esta localidad hay dos paradores. Nosotros volvemos hacia la Plaza del Santo para tomar un café en el antiguo hospital de peregrinos, hoy parador, os lo recomiendo porque la cafetería es preciosa.
Tras estas visitas ponemos rumbo a Logroño, donde tras hacer el checking en el hotel y descansar un rato, nos disponemos a tener nuestro primer contacto con la Calle Laurel, no sin antes pasar por la bonita Plaza del Mercado, donde se encuentra la Catedral de Logroño.
La calle Laurel y sus alrededores son zonas donde todos los bajos son bares, algunos especializados en una tapa concreta y otros con más variedad de pintxos. La costumbre es hacer un peregrinaje de uno a otro para ir probando los pintxos, acompañados de un buen rioja. La llaman la senda de los elefantes, supongo que será porque si pretendes recorrerlos todos acabarás con una buena trompa. En esta primera jornada nosotros paramos en dos locales, la taberna Ángel, especializada en la tapa de champiñones, que acompañamos con un rioja tinto LAN, y después en la travesía de Laurel un bocata tío Agus en el bar Lorenzo acompañado de un López de Haro.
En nuestro segundo día ponemos rumbo a San Millán de la Cogolla para ver los monasterios de Suso y Yuso (arriba y abajo en latín respetivamente). Ambos se visitan en la modalidad de visita guiada y la entrada hay que comprarla en el Monasterio de Yuso. Conviene hacer la reserva para Suso de forma telefónica, es reserva gratuita y te aseguras la hora, ya que las visitas son limitadas y el acceso hay que hacerlo en un autobús lanzadera desde Yuso. La entrada a Suso cuesta cuatro euros.
El origen de Suso está ligado a las cuevas donde se retiró San Millán de la Cogolla como ermitaño a mediados del sigo VI. Poco a poco esta comunidad fue creciendo y se construyó una iglesia, en estilo visigótico, que después tuvo varias ampliaciones, la primera por mozárabes y la segunda en estilo románico. En el Siglo XI el monasterio era demasiado pequeño para la comunidad de monjes y decidieron construir otro abajo en el valle. Este es el monasterio de Yuso, aunque el primitivo monasterio románico del siglo XI fue derribado para construir otro más grande durante los siglos XVI y XVII en estilo renacentista. La visita a Yuso cuesta ocho euros y también es guiada.
Ambos son patrimonio de la humanidad por ser el origen del castellano. En Suso se escribieron las Glosas Emilianenses, primeros apuntes de castellano primitivo en un libro en latín.
Tras la visita a ambos monasterios, ponemos rumbo a la localidad de Haro, considerada la capital del Rioja. El casco antiguo de Haro fue declarado conjunto histórico-artístico en 1975, tiene un aire muy señorial dada la importante actividad económica ligada a la viticultura. Haro alberga un importante patrimonio monumental, en el que destaca la portada principal de la iglesia de Santo Tomás y numerosos palacios. Paseamos por sus señoriales calles y comemos de tapas cerca de la plaza del ayuntamiento. Después nos vamos al barrio de la estación, para ver sus bodegas.
Desde Haro nos vamos a Briones, donde paramos en el museo del vino Vivantos, un museo muy peculiar donde además de la historia del vino, se pueden ver muchas obras de arte relacionadas con este. Tras el museo fuimos al cercano pueblo de Briones, donde recorrimos su bonito casco antiguo medieval.
De vuelta a Logroño, volvemos a hacer nuestro peregrinaje por la calle Laurel, comenzamos en el local La Esquinita del Laurel, en el que degustamos un bocata de carrilleras acompañado de un buen rioja. Después fuimos a la taberna del abuelo, donde disfrutamos de un delicioso bacalao rebozado acompañado de un Señorío de Barriobero. Para finalizar, en la calle San Juan, bocatín de calamares y mini hamburguesa de Kobe en el gastrobar Torres acompañado de un vino blanco, la Primogénita.
El tercer día vamos hacia Laguardia, en la Rioja Alavesa. En las afueras de la localidad paramos a ver las Bodegas Ysios. El edificio de esta bodega es un diseño del arquitecto Santiago Calatrava. El nombre de las bodegas es un homenaje a los dioses egipcios Isis y Osiris, íntimamente relacionados con el mundo del vino, su construcción se ubicó en un viñedo de más de 120 hectáreas. De Egipto llega también la inspiración de los «canales» que bordean la bodega, recogiendo las esencias del río Nilo.
El edificio se puede visitar en su exterior de forma gratuita porque el acceso es libre. Para visitar el interior se puede concertar una visita guiada con cata, otra opción es ir a tomar una copa en el interior de la bodega, esta opción no requiere reserva previa.
Después vamos hacia el pueblo de Laguardia. Hay un aparcamiento gratuito a un lado de la carretera, desde el que se accede a un ascensor que te lleva justo a una de las entradas del pueblo, y es que Laguardia es un pueblo encaramado a una montaña. Hasta el siglo XIX Laguardia era un recinto totalmente fortificado, pero en las Guerras Carlistas se destruyó gran parte de su muralla, así como su castillo. No obstante el pueblo es una preciosidad, recorrer su calle mayor me hizo recordar alguno de los pueblos más famosos de la Toscana Italiana, como San Gimignano.
Una de las puertas de acceso a Laguardia |
Plaza del Ayuntamiento |
Visitamos la iglesia de San Juan, cuya capilla del Pilar, con su monumental cúpula nos gustó mucho. Recorremos su calle Mayor viendo la Plaza del Ayuntamiento con su famoso reloj y la escultura del viajero.
Después fuimos hasta la iglesia de María de los Reyes, su magnífico pórtico policromado solo es visitable con visita guiada, cuya entrada hay que comprar en la oficina de turismo. En dicha oficina nos informaron de otras actividades que se podían realizar en el pueblo, así que compramos las entradas para el pórtico y también para visitar el estanque celtibérico y una de las bodegas subterráneas que hay bajo Laguardia. La localidad está totalmente horadada por bodegas subterráneas constituyendo un laberinto de túneles. Tras una deliciosa comida, ponemos rumbo a nuestro siguiente destino, Elciego.
En esta localidad, además del bonito casco histórico, nos acercamos a las bodegas el Marqués de Riscal, pero en este caso no es posible acceder a la bodega si no has concertado una visita guiada o te alojas en el hotel, algo que no está al alcance de todos los bolsillos. Nosotros solo pudimos acceder al edificio desde el exterior, aunque hay algunas zonas en los alrededores donde es posible apreciarlo desde la lejanía. Este edificio es obra del arquitecto Frank Gehry, el mismo autor del Guggenheim de Bilbao, con el que guarda un cierto parecido, aunque con diseño más aéreo y colorido.
Volvemos a Logroño, donde esta noche nos vamos directamente a la calle San Juan, ya que el gastrobar Torres ha ganado nuestro corazoncito con sus deliciosos pintxos.