lunes, 24 de septiembre de 2018

Sare y San Juan de Luz. Dos de los pueblos más bellos de Francia.




Queremos aprovechar nuestra ruta por Navarra para acercarnos a ver algunos pueblos fronterizos de la cercana Francia, uno de los que queremos visitar es San Juan de Luz, nos han dicho que es un pueblo muy bonito y además al tener playa creemos puede ser un destino divertido para los niños. En nuestra planificación del viaje elegimos el día que estamos visitando Zugarramurdi para acercarnos a este pueblo francés, dada su proximidad. La visita a Zugarramurdi os la relatamos en una anterior entrada que podéis leer aquí.

Salimos pues de la localidad navarra y tenemos varias opciones de ruta para cruzar la frontera. Nosotros decidimos hacerlo pasando por el pueblo francés de Sare, ya que habíamos leido que merecía la pena una parada.  Justo al cruzar la frontera hay un restaurante en el que decidimos parar, ya que no nos fiamos de llegar a Sare a una hora tardía para comer dado que los franceses suelen comer a una hora más temprana que nosotros. Al final esta decisión resulta un acierto ya que al llegar después a Sare nos damos cuenta que es un destino muy popular para los franceses y caro para comer. 

Sare es un pueblo pequeño que no os llevará mucho tiempo visitar, pero que tiene un gran encanto con sus casas tradicionales de estilo vasco-francés. La calle principal con sus restaurantes y terrazas fusiona muy bien el estilo vasco, con su frontón, y el estilo francés con sus terracitas y puestos callejeros.



En un recorrido por el pueblo podemos ver algunas casas con la fecha de construcción grabada en sus dinteles, algunas de estas casas son del siglo XV, otras como la popular casa Ortillopitz del siglo XVII, es esta una típica casa vasca que es posible visitar en su interior. 

El edificio que más nos llamó la atención en Sare fue la iglesia de San Martín, del siglo XVII, con una torre de cinco pisos. Solo la pudimos visitar en su exterior al estar cerrada, pero nos llamó mucho la atención el bonito cementerio que tenía al lado con sus bellas esculturas.




En Sare hay también unas cuevas muy populares que por falta de tiempo decidimos no visitar. También se encuentra cerca la estación para tomar el tren de cremallera de la Rhune, un tren de época que nos sube hasta la cima de Larrun.  Esta cima es conocida como el balcón del País Vasco Francés, por las impresionantes vistas panorámicas que ofrece. En la cima hay también un bar-restaurante para que los que se aventuran a subir andando puedan reponer fuerzas. El tren de cremallera es muy popular por lo que en periodo estival los aparcamientos de la estación se encuentran fácilmente desbordados, por lo que los coches suelen aparcar en los arcenes de la carretera. Nosotros no tomamos este tren ya que nuestra parada en Sare no se podía extender demasiado para poder llegar a San Juan de Luz con tiempo de disfrutar un rato la playa y poder visitar el pueblo. 

Desde Sare nos dirigimos a San Juan de Luz, aparcamos en la zona de la Playa principal, conocida como playa grande, con una zona azul un poco cara, 6 euros por unas cuatro horas. Es esta una bonita playa en forma de media luna, el dia está soleado e invita a disfrutarla. Desgraciadamente el día de nuestra visita no estaba permitido el baño por la poca calidad del agua.  Estamos un rato en ella pero el calor aprieta y la tentación de meterse en el agua es tal que decidimos marcharnos a visitar el centro urbano.




El paseo marítimo que conecta la playa con el centro histórico nos ofrece un agradable paseo con unas bellas vistas, por un lado el mar Cantábrico y por otro las casas de típica arquitectura vasca. Estas casas alineadas frente a la playa son la estampa más famosa de San Juan de Luz, muchas de ellas están conectadas al paseo marítimo a través de un puente, lo que aumenta su encanto.

Paseo marítimo San Juan de Luz.



A través de este agradable paseo llegamos hasta una de las calles que conduce a la Plaza de Luis XIV, tomamos la rue Gambetta, la principal calle peatonal de San Juan de Luz, en dirección a la cercana iglesia de San Juan Bautista. Esta iglesia se construyó entre los siglos XV y XVII y aunque su exterior es austero y no llama mucho la atención su interior nos sorprendió. Tiene una nave única en la que destaca su monumental altar barroco del siglo XVII. Galerías de madera se extienden a lo largo de sus paredes laterales y trasera, algo típico de las iglesias del País Vasco francés. En su origen estas galerias eran el lugar destinado a los hombres durante la misa, mientras las mujeres se situaban en la planta baja. 

rue Gambetta.



En esta iglesia se celebró el enlace entre Luis XIV de Francia y la infanta de España, Maria Teresa. Este matrimonio puso fin a las guerras entre Francia y España. Se dice que la puerta por la que la pareja salió de la iglesia tras la ceremonia fue tapiada con ladrillo como representación del final de las disputas entre ambos países. 

Tras la visita al templo nos dirigimos a la Plaza  de Luis XIV,  con un gran ambiente veraniego, llena de terrazas, pero también con un gran encanto con sus pintores, puestos de artesanos y sus vistas al puerto. Nos dejamos  clavar un poco en una de sus terrazas y  nos vamos a ver dos de los edificios más destacados de esta Plaza. El primero de ellos es la Casa de Luis XIV, fue construida en el siglo XVII y es famosa por albergar al rey de Francia durante 40 días mientras esperaba a su prometida, la infanta María Teresa.

Casa de Luis XIV.



Otro elegante edificio del siglo XVII es la casa de la infanta, también llamada Casa Joanoenia, recibiendo el primer nombre al albergar a la Infanta de España a su llegada en 1660 para su casamiento con Luis XIV y el segundo por su constructor, el acaudalado corsario Joannot de Hareneder. Su estilo se inspira en los palacios de Venecia, con una fachada cubierta de ladrillos rosados y adornada con piedras doradas. El edificio está frente al puerto y desde su parte más alta el corsario vigilaba sus barcos. 



Después de un rato disfrutando el ambiente en esta plaza volvemos por el paseo marítimo hasta la zona de la Playa donde dejamos el coche y ponemos rumbo a Hondarribia.

martes, 18 de septiembre de 2018

Que ver en Alarcón, Cuenca.




El conjunto fortificado de Alarcón se sitúa sobre un farallón rocoso abrazado por un meandro del rio Júcar en las inmediaciones de un embalse. La localidad tiene un fácil acceso desde la A3,  es una parada que queremos hacer en nuestro viaje hacia Valencia por lo que tomamos la antigua nacional que atraviesa un bello paraje, atravesamos la presa del embalse y llegamos al cruce de acceso a la localidad. 

Llegados a la entrada de la villa hay una parada obligatoria para disfrutar la que es sin duda una de las imágenes más bellas que vamos a encontrar en nuestra visita. Una vez pasada la primera puerta amurallada hay un pequeño ensanche en la carretera donde es posible parar y tomar la bonita imagen. 




Atravesamos después la segunda puerta de acceso a la villa y vamos a aparcar en un parquing habilitado en esa misma calle, tanto para turismos como para autobuses. Aunque es una localidad muy bella no tiene un turismo de masas.  Nosotros nos encontramos con poca gente en nuestras visitas, y es fácil aparcar en prácticamente cualquier punto del pueblo. Hay además dos zonas de estacionamiento habilitadas con muy buena ubicación para una visita turística,  la de la entrada, que nosotros elegimos, y el que hay al lado del parador de turismo. La localidad es pequeña por lo que cualquier punto es bueno para iniciar la visita ya que las distancias son muy cortas. 

Desde el aparcamiento nos dirigimos a la oficina de turismo, donde nos dan información sobre los edificios visitables. Nos indican que hay una visita guiada que da acceso al interior de todos los templos de la localidad, pero llegamos tarde para la de la mañana, que comienza a las 12, y no vamos a esperar a la tarde, por lo que no la podemos realizar. 

Tomamos rumbo a la cercana Plaza del Infante don Juan Manuel, en ella destacan dos edificios, el ayuntamiento y la iglesia de San Juan Bautista. Es esta la primera iglesia construida en el pueblo, de origen románico y posteriormente modificada al estilo herreriano. Fue desacralizada y cedida en 1995 a Jesús Mateo para su proyecto de pinturas murales. Es este un proyecto artístico de 1500m2 que está protegido por la UNESCO. Hoy es el centro de Arte Contemporáneo de la Pintura Mural de Alarcón. Su visita tiene un coste de 3 euros por adulto y es gratuita para los niños, está también incluida en la visita guiada.





Es este el único edificio que vamos a poder visitar en su interior, pero la visita merece la pena por la espectacularidad de las pinturas. 



Desde la Plaza tomamos la calle Doctor Tomás en dirección al castillo o parador. En mitad de la calle nos encontramos la iglesia de Santa María. Se trata de un templo construido en el siglo XVI de claro estilo renacentista.



Llegamos al Parador, fortaleza construida en el siglo XII tras la conquista de la localidad a los musulmanes. Tras meses de asedio es conquistado por Alfonso VIII, quien manda destruir el castillo árabe y construir una nueva fortaleza. En el siglo XIV se hacen algunas reformas, pero es en el siglo XV cuando el marqués de Villena lo terminará conforme lo vemos hoy en dia, con una llamativa torre del homenaje. En 1964 se adaptó para convertirse en parador de turismo. Entramos para ver su patio, muy restaurado y que nos nos impresiona mucho, si nos impresionan las vistas desde el exterior.




Tomamos la calle Capitán Julio Poveda y pasamos por la Plaza de Santo Domingo, donde se encuentra la iglesia del mismo nombre en la que se ha construido un auditorio frente a su portada. La iglesia original fue construida en el siglo XII, en estilo románico, pero con claras influencias góticas. De la edificación original hoy solo queda la portada, de arco ligeramente apuntado. 



Seguimos por esta calle y nos encontramos el Palacio de los Castañeda, este tiene una bella portada del siglo XVI.



Seguimos camino hasta salir de nuevo a  la plaza del Ayuntamiento y desde allí bajamos en dirección a la calle Trinidad, cercana al lugar donde hemos aparcado, para ver la iglesia de la  Santa Trinidad. Esta bella iglesia es un joya gótica construida en el siglo XIII.  En el siglo XV se añadió la nave norte y en el siglo XVI la portada plateresca. 




Cerca de esta iglesia se encuentra el establecimiento donde hemos decidido comer, el patio del Quijote, allí entre otras cosas tomamos un gazpacho manchego y un morteruelo de Cuenca que no había probado nunca y me gustó mucho. 

martes, 11 de septiembre de 2018

Olite. Un Palacio Real de cuento.




La villa de Olite se situa en el centro geográfico de Navarra y posee uno de los conjuntos monumentales más destacables de la comunidad. Su casco histórico  es bastante impresionante, siendo el corazón de este tanto la Plaza de Carlos III como la cercana Plaza de  Teobaldos. En estas dos plazas se encuentran la mayor parte de los edificios destacables de la localidad, estas junto a sus calles de trazado medieval nos retroretraen a otra época.

La visita a esta bella localidad se enmarca en nuestra ruta a Navarra de 9 dias, en nuestra primera jornada hemos visitado las localidades de Medinaceli, Tarazona, Tudela y las Bardenas Reales. Elegimos la localidad de Olite para pasar nuestra primera noche, nuestro hotel está próximo a la Plaza de Carlos III, en pleno casco histórico, por lo que nada más dejar el equipaje nos vamos a ver el Palacio de Olite. Está cerrado ya que llegamos al atardecer, pero no nos podemos resistir a una primera exploración de tan magnífico edificio. 



El Palacio Real de Olite es sin duda el edificio más destacado de la localidad y visita imprescindible cuando se recorre esta villa, por supuesto nosotros también lo vamos a visitar al dia siguiente. Destacan además en esta plaza las galerias medievales, con una entrada subterránea y la Torre del Chapitel, llamada también del reloj. Era uno de los dos portales de acceso al recinto Romano. En el medievo fue concebida como un puesto de control de venta y más tarde fue sede del concejo de la villa. En esta plaza está también el edificio del ayuntamiento, edificio moderno diseñado imitando las grandes mansiones nobiliarias de los siglos XVI al XVIII.

Plaza de Carlos III con ayuntamiento al fondo.


Dado que a nuestra llegada todos los monumentos han cerrado sus puertas, nos limitamos a pasear disfrutando de la belleza de los edificios iluminados, que no es poco. Pasamos por debajo de la Torre del Reloj hacia la cercana Plaza de los Teobaldos, en ella se encuentra el Palacio viejo, hoy parador de Turismo y la iglesia de Santa María, con su magnífica portada gótica. Tras esta primera aproximación a Olite, volvemos hacia la Plaza de Carlos III en la que hay varios restaurantes para cenar en un terraza con la magnífica visión del Palacio Real de fondo. La idea era una cena ligera con algunas raciones, entre ellas no nos podemos resistir a los pimientos rellenos de bacalao y a una buena chistorra. Después nos vamos a tomar un café al cercano Parador de Turismo y volvemos a descansar al hotel tras esta completa jornada. 







Nuestro siguiente dia comienza con la visita a la oficina de turismo situada en la Plaza de Teobaldos, en el antiguo palacio del Santo Angel, edificio del siglo XVII hoy dedicado a museo de la viña y el vino de Navarra. Desde aquí nos encaminamos al Palacio Real de Olite. 



Este palacio está dividido en tres partes, el Palacio Viejo, actual parador de turismo, las ruinas de la capilla de San Jorge y el Palacio Nuevo que es la parte visitable. El edificio que en la actualidad se visita fue construido en el siglo XV a instancias del rey Carlos III y comprende un complejo conjunto de estancias, jardines y fosos rodeados de altas murallas y rematados por numerosas torres que le dan una espectacular silueta. Aunque el mobiliario y la decoración interior han desaparecido podemos hacernos una buena idea de las espectacularidad del palacio en su época de esplendor.

Sala interior del palacio.


El acceso se realiza a través del Jardín viejo, en tiempos de Carlos III este se realizaba a través del Palacio Viejo.  Tras este se accede a una serie de salas entre las que nos llama la atención la sala de los arcos, cuya función no era otra que soportar el peso de un jardín superior adosado a las habitaciones de la reina. Pasamos a la primera planta a través de unas bellas escaleras de caracol y llegamos a la Cámara de la Reina, en ella destaca una espectacular chimenea y las ventanas con vistas al jardín. La decoración de esta sala, como la del resto del palacio se perdió en el incendio de 1813 provocado por Espoz y Mina durante la Guerra de Independencia contra los franceses. 






La cámara del Rey destaca por sus amplios ventanales góticos y su gran chimenea. Se conoce también como la sala de los lazos por el imponente artesonado  de madera tallado de lazos, símbolo de Carlos III, que tenía en origen.



La cercana cámara de los yesos se denomina también sala mudéjar, por el tipo de decoración de los yesos que cubren parte de sus muros. Es la única que conserva la decoración original, 10 paneles de yeso hechos por maestros mudéjares que forman dibujos geométricos, lazos y emblemas heráldicos. 

Hay después una serie de galerías y torres entre las que nos llaman la atención dos, la torre de los cuatro vientos o las "tres finestras" y la torre de las tres coronas. La torre de los cuatro vientos por su belleza, con sus tres grandes ventanales góticos. Desde estos ventanales es posible ver la explanada exterior del Palacio, donde se celebraban diferentes festejos. Nuestra visita fue en el mes de julio, en un dia soleado de bastante calor, pero en el interior de esta torre se estaba de maravilla, por la corriente de aire entre las ventanas, otra cosa es una visita en invierno, me puedo imaginar la rasca que puede hacer aquí. 





La torre de las tres coronas es una de las más pintorescas del palacio, es de forma octogonal y presenta tres cuerpos que van disminuyendo gradualmente, de ahí su nombre. Desde ella se pueden observar las ruinas de la iglesia de San Jorge y el nevero situado en el exterior del palacio con su forma de huevo picudo.




Tras la visita al palacio nos dirigimos a la Plaza de los Teobaldos para visitar la iglesia de Santa María. El dia anterior observamos su magnífica portada gótica iluminada, hoy la vemos a la luz del dia disfrutando aún más de sus detalles y de la policromía original de la fachada. La iglesia es un edifico gótico del siglo XII con claras influencias de la Catedral de Notre Dame de París.






En su interior destaca el retablo renacentista con influencias de la pintura italiana, flamenca y alemana. En él se encuentran también dos tallas góticas, una de la virgen con el niño y otra del Cristo de la buena muerte. 



Después tomamos la rúa mayor para encontrarnos con la iglesia de San Pedro con su característica Torre. Es un templo  iniciado en estilo románico y ampliado en época barroca. Destaca su portada y su claustro románicos. Desgraciadamente solo es posible visitar su interior en horario de culto por lo que nos tuvimos que conformar con la visita a su exterior.




Rodeamos la villa para ver las murallas del recinto medieval y romano, hasta entrar de nuevo por la rua de San Francisco hasta la Plaza de Carlos III. Nuestra intención era visitar las galerias medievales, pero solo abrían en horario de tarde, por lo que decidimos recoger nuestro equipaje y poner rumbo a Ujué. 




lunes, 3 de septiembre de 2018

Roncesvalles, tierra del peregrino.




Roncesvalles es una localidad históricamente unida al camino de Santiago, es el primer punto en España del camino francés, el más popular y recorrido de todos. El ambiente de peregrinos se palpa nada más llegar, por los edificios levantados para albergarlos y porque es imposible no encontrarse con ellos al recorrer el pequeño pueblo, aunque esto no le resta un ápice de tranquilidad. 




Roncesvalles siempre ha sido un lugar de paso, por allí entraron a la Península los celtas, más tarde quienes utilizaban la vía romana que unía Burdeos y Astorga. En el año 778 en el desfiladero de Valcarlos se desarrolló la famosa batalla de Roncesvalles, en la que la retaguardia del ejército de Carlomagno, capitaneada por su sobrino Roldán, y con lo más destacado de la nobleza franca, fue derrotada por los vascones. En el año 813 se descubrió la tumba del Apostol Santiago en Galicia y poco después comenzaron las peregrinaciones  a Compostela desde toda la cristiandad. Una de las rutas jacobeas, con el tiempo la más popular, atravesaba los Pirineos por Roncesvalles. Con el fin de atender a los peregrinos en el siglo XII surgió un hospital en el alto de Ibañeta, posteriormente se construyó en el llano el albergue-hospital y la iglesia colegial de Roncesvalles. Durante la edad media se levantaron nuevos edificios y la colegiata aumentó su importancia. 

Llegamos a Roncesvalles procedentes de Ochagavía en nuestra ruta de nueve dias por Navarra. Es una de las localidades que más nos va a gustar en el viaje y eso que el día estaba brumoso, a pesar de ser pleno mes de julio. 



Al llegar a la localidad dejamos el coche en una zona de aparcamiento gratuito habilitada para ello y nos encaminamos a la oficina de turismo situada a poca distancia, para que nos den un plano de la localidad y nos informen de los monumentos. Esta oficina está ubicada en el antiguo molino de la población.  Allí nos hablan de la visita guiada que se realiza desde la oficina turística situada cerca de la colegiata y hacia allá nos dirigimos para realizarla.



La visita guiada comienza en el museo, que solo se puede visitar en esta modalidad de visita. Allí  nos enseñan  sus magníficas obras de arte entre las que destacan la esmeralda del escudo de Navarra que fue un botín de guerra de la batalla de las Navas de Tolosa, junto con las cadenas que están en el claustro de la colegiata. Vemos también el ajedrez de Carlomagno, que en realidad es un relicario pero que se hizo popular al ser el protagonista de la novela "El ocho". Desde mi punto de vista es una visita imprescindible para los amantes de la historia y es a la vez muy amena ya que el guía nos hace realmente comprender la importancia de las piezas que se conservan en este museo. 

Después de la visita al museo, donde no se permiten fotos, proseguimos  hasta la Iglesia de Santiago, que de nuevo solo es visitable con guia. Es un pequeño templo gótico edificado en el siglo XIII, de forma rectangular y cabecera recta, con bóveda de crucería simple en sus dos tramos.




La visita termina con la capilla del Espiritu Santo o Silo de Carlomagno, edificio de estilo románico y el más antiguo de los conservados en Roncesvalles. La construcción  posee planta cuadrada y una bóveda sobre arcos diagonales y se levanta sobre una cripta cubierta con bóveda de cañón. Su nombre deriva de la palabra vasca zulo, y es que la cripta es una sima donde se enterraron los soldados francos de Carlomagno tras la batalla de Roncesvalles. La tradición dice que aquí podría estar enterrado el propio Roldán, algo que parece poco probable ya que era muy querido por Carlomagno por lo que se sospecha sería llevado a Francia. Hoy en día sigue siendo el cementerio del pueblo, donde se entierran por un lado los religiosos y por otro los seglares. 




En este punto concluye la visita guiada y nos encaminamos hacia la Colegiata de Santa María, cuyo acceso es libre. En ella destacan la iglesia y su magnífico claustro. La iglesia fue construida a finales del siglo XII y principios del XIII en estilo gótico francés.



El primitivo claustro se derrumbó en 1600 por la nieve acumulada y fue reconstruido en el siglo XVIII. A este se abre la Capilla de San Agustín, antigua sala capitular de estilo gótico. En ella se encuentra el sepulcro del rey Sancho VII el Fuerte, la losa que lo cubre, de mediados del siglo XIII, es una estatua que refleja la imponente altura del monarca. A la cabecera  de la capilla se exhiben las cadenas que rodeaban la tienda del rey moro Miramamolín durante la batalla de las Navas de Tolosa (1212), y que se representan en el escudo de Navarra junto con la esmeralda que según la tradición el rey Sancho arrebató del turbante del rey moro.





Estamos próximos a la hora de comer así que nos vamos hacia uno de los dos restaurantes que hay en la localidad, el restaurante la Posada que vimos nada más salir del parquing. Tengo que decir que es un acierto, la comida es excelente, una de las mejores que hemos probado desde que iniciamos la ruta y el precio del menú bastante aceptable, 15 euros. Yo tomé de primero una ensalada llamada Orreaga con una pinta increible y mi marido pochas de navarra, y de segundo bacalao al ajoarriero y estofado de ternera, ambos deliciosos. Para los niños pedimos pollo a la vasca que también estaba muy rico.



Tras esta deliciosa comida seguimos paseando por el pueblo viendo los edificios construidos para albergar a peregrinos y religiosos, que son los que suelen ocupar esta localidad. 

Después nos despedimos de Roncesvalles y vamos a cruzar los pirineos pasando por la localidad de Valcarlos hasta llegar a nuestro siguiente destino Saint Jean Pied de Port, ya en tierras francesas.