sábado, 28 de agosto de 2021

Qué hacer y ver en Finisterre. Costa da Morte.





Desde el principio de los tiempos, Finisterre, Fisterra en gallego,  evoca un misterio insondable en el alma de los hombres.  Los antiguos creían que el mundo terrenal daba paso, con la llegada de la muerte, a otra existencia en una isla situada al oeste, donde se ponía el Sol. En las leyendas celtas es frecuente encontrar imágenes de héroes que hacen su último viaje a este paraíso en una barca de piedra. Esta unión de piedra, mar y espiritualidad pervive en distintas formas a lo largo de la Costa da Morte.

Cuando los romanos llegaron a este lugar, presenciaron por primera vez el espectáculo sobrecogedor del sol hundiéndose en las aguas. Encontraron un altar dedicado al astro rey, el Ara Solis, erigido por las tribus celtas de la zona. Diversas fuentes ven un paralelismo directo entre la imagen del sol hundiéndose en el mar, y la hostia y el cáliz del escudo de Galicia. Hoy, una plaza en el pueblo recibe el nombre de Ara Solis.

Finisterre fue considerada durante mucho tiempo como el fin de la tierra conocida, de ahí su nombre, Finis Terrea,  dado por los romanos, que la consideraban el fin del Mundo. Hoy en día está claro que no es así, pero cuando te asomas a la inmensidad del océano desde su faro, comprendes totalmente la sensación que debía envolver a las gentes antiguas para pensar que no podía haber nada más allá. 

Esta magia antigua aún se mantiene en esta zona, y hace que muchos peregrinos realicen un epílogo del Camino de Santiago para llegar hasta su faro, y terminar su camino con las vistas de este mar inmenso. Pero esta localidad ofrece muchas más cosas, y son las que os vamos a relatar en esta entrada y que han hecho que volvamos a visitarla por segunda vez, aún transcurriendo muchos años entre ambas visitas. Los imprescindibles en Finisterre son:


* Visita al Faro de Finisterre, a ser posible al atardecer.




Disfrutar una puesta de Sol en el faro es algo que no te puedes perder si estás por esta zona. La puesta de Sol es el momento en el que más gente se concentra. Aún así, no hay mucho problema para aparcar, ya que la zona es amplia, y tampoco para elegir sitio. El más solicitado suelen ser las rocas que se encuentran por debajo del faro, pero en todo el camino desde el aparcamiento hasta el faro hay lugares en los que te puedes sentar en las rocas sin peligro para ver esta puesta de Sol, por lo que no hay problemas para estar alejado de otros grupos de gente. 

El Faro de Fisterra fue construido en 1853 para señalizar este punto geográfico clave en la navegación. La torre octogonal de cantería mide 17 metros y su linterna, situada a 138 metros sobre el nivel del mar, alcanza más de 30 millas náuticas. Originalmente funcionaba con lámparas de aceite, cambiándose posteriormente a lámparas de incandescencia, que emiten un destello cada 5 segundos.

Delante del faro de Finisterre hay un edificio que es un pequeño hotel, con cuatro habitaciones, y hay también un bar. 



* Disfrutar las playas de la zona. 




Son varias las playas que se pueden encontrar en Finisterre, siendo la más popular la Playa de Langosteira, y donde más alojamientos y servicios se pueden encontrar, es una playa bastante larga, por lo que es difícil que la ocupación sea alta, incluso en verano. En esta playa el baño no es peligroso, más allá de aguantar la fría temperatura del agua. En ella se pueden recoger también unas conchas muy bonitas, actividad que suele gustar a los niños. 

Hay además otras calas más pequeñas, como Corbeiro y Arnela, muy protegidas del viento, pero sin servicios. Y otras más salvajes y poco aptas para el baño, dada su peligrosidad, como la playa Do Rostro o Mar de Fora.  



*Recorrer el casco urbano de Fisterra.





Fisterra es una típica villa marinera de estrechas callejuelas que descienden hacia el mar. Sus casas y calles estrechas están llenas de originalidad. Como primera parada, tienes que ver en Fisterra la Plaza de Ara solis (en el centro) y la Capilla del Buen Suceso. Es de estilo barroco y data del siglo XVIII. Está formada por una sola nave. Destaca en su fachada rectangular el frontón y el atrio cerrado con un crucero en el centro. En su interior destaca la capilla mayor, de planta cuadrada, con un retablo barroco con la imagen de la Virgen del Socorro.

En las afueras, de camino al faro, encontramos el monumento más interesante de la villa, la Iglesia de Santa María das Areas. Se construyó a finales del s. XII aunque sufrió modificaciones durante varios siglos. Así, su estilo es ecléctico: románico, gótico y barroco. El interior posee un ingente patrimonio. Destacan una estatua sepulcral yacente del siglo XV y los retablos de Nuestra Señora de Fisterra, de Francisco de Antas, maestro de obras de la Catedral de Santiago en el siglo XVI. Pero lo que más llama la atención es la imagen del Santo Cristo de Fisterra (O Cristo da Barba Dourada, s. XIV). Es de estilo similar al Santo Cristo de Burgos y de Orense, y a la que llegan miles de peregrinos para finalizar el Camino de Santiago después de haber visitado la tumba del Apóstol en la ciudad compostelana. Allí, según la tradición, los peregrinos debían quemar sus ropas, bañarse en el mar, coger la concha de vieira y retornar a sus lugares de origen como “hombres nuevos”. 

Dentro del conjunto histórico de la villa destaca también el Castillo de San Carlos. Es una fortificación defensiva mandada construir en época del rey Carlos III, en el siglo XVIII para defender la villa de los corsarios ingleses y franceses. 



 * Visita guiada sobre las artes de pesca en el castillo de San Carlos.






Mención aparte merece la visita al Castillo de San Carlos, no solo por la fortaleza en sí, si no por la visita guiada sobre las artes de pesca que se oferta con la entrada y que nos pareció muy interesante. En esta, la guía nos explicó de forma muy amena la utilidad de los distintos elementos de pesca tradicional que se guardan en este castillo, reconvertido en museo de la pesca.   Aquí encontraremos artes de pesca como las nasas, rañas, poteiras, agujas de atar, gadaña o gancho...También otros instrumentos antiguos de navegación de los que los marineros se servían para explorar los fondos marinos cuando no existían los sónares ni otros elementos más modernos. Nos explicó también en qué consiste el Xeito, o pesca tradicional de las sardinas. 





*Disfrutar la gastronomía local.





La base de la gastronomía de este pueblo marinero está, como no podía ser de otro modo, en el mar, siendo esta principalmente el pescado y el marisco. 

Entre sus mariscos son conocidos el buey, la langosta, el centollo, la nécora, el lubrigante, los percebes, la vieira, sin olvidar al longueirón, pariente de la navaja,  producto típico del pueblo, de excelente calidad, con un sabor más fuerte e intenso que la navaja y que se diferencia de esta en que su concha es más blanquecina y no tiene curvatura.

También podréis degustar zamburiñas,  pulpo y sardinas, destacando entre estas las conocidas como sardinas de Xeito. Este tipo de captura tradicional ofrece una sardina de mayor calidad. Entre los pescados  destaca la lubina a la brasa.  Uno de los restaurantes más afamados de Finisterre, sobre todo por su lubina a la brasa, es Tira do Cordel, en la Playa de Langosteira. 



* Recorrer la Costa da Morte, tanto hacia el norte, como hacia el Sur. 


Corcubión.



A continuación, y de norte a sur, pasamos a enumerar las poblaciones que deberían de ser “visita obligatoria” en la Costa da Morte.

– Malpica de Bergantiños: Uno de los pueblos más típicos de la Costa da Morte, con un pintoresco puerto pesquero tradicional (pesca del día) y una bonita playa en el centro del mismo, rodeada de un paseo marítimo con terracitas.

– Corme: El pueblo de Corme, y el faro O Roncudo, forman una de las zonas más vírgenes de la Costa da Morte. En el faro de O Roncudo se cogen los percebes más ricos (y, normalmente más caros) de toda la costa gallega. Al ver toda la zona de la costa que rodea el Faro de O Roncudo, uno se da cuenta de porque los percebes tienen ese precio. En el verano existe la “Festa do Percebe”, con exaltación de este marisco a precios razonables, y con un gran ambiente.

– Laxe: Bonito pueblo marinero con una playa de 2 Km de extensión en el centro del pueblo, y un paseo marítimo que cubre una buena parte de la misma. A parte de la playa del centro del pueblo, a 8 Km del centro de Laxe, está la playa de Traba de Laxe, un arenal inmenso y virgen, con gran encanto.

– Camariñas: Capital del Encaje de Bolillos, y el origen de la Costa da Morte, donde muchos barcos “famosos” se hundieron, con muchas historias y leyendas de las que se hablan en diferentes libros y publicaciones sobre la Costa da Morte. Además del puerto pesquero, situado en el centro del pueblo, no se puede dejar de visitar Cabo Vilán, en donde todavía a día de hoy habita su farera, la cual posiblemente os encontréis en vuestra visita.

– Muxía: Conocida, recientemente, por ser el Km 0 de la catástrofe del Prestige ocurrida a principio de este siglo, Muxía es una villa de gran encanto y con mucha historia (real o leyenda, dependiendo los oídos que la escuchen). El santuario de la Virgen de la Barca, donde las historias cuentan que la virgen apareció montada en una barca, tiene una especial belleza paisajística, y muchas de las características que definen la Costa da Morte (mar, bravura, paisaje, viento, naturaleza, …). La famosa “pedra dos cadrís” y la “pedra de abalar”, con sus especiales formas, llaman la atención de los visitantes.

– Ría de Lires: Un remanso de paz, y una de las puestas de sol más bonitas de la zona.

– Corcubión: La “perla” de la Costa da Morte, declarado conjunto histórico-artístico desde el año 1984, es una de las villas más típicas de la Costa da Morte. Partiendo de la antigua cárcel, hoy oficina de turismo, se inicia un itinerario para recorrer los principales monumentos de sus casco histórico, como la iglesia de San Marcos, casa Teixeira, el pazo dos condes de Traba, la capilla del Pilar...

Hacia el Sur de Corcubión y saliendo ya de la Costa de la Morte en dirección Rias Baixas hay también un bonito recorrido que ya os contamos en una anterior entrada y que podéis leer aquí.


* Acudir a una subasta de pescado en su lonja. 

Aunque desafortunadamente en estos momentos no es posible, por las medidas sanitarias contra el Covid, esperamos que pronto pueda serlo.



Por todo ello la visita a Fisterra puede convertirse en un viaje inolvidable, principio o fin de una aventura por las mágicas tierras gallegas.

domingo, 22 de agosto de 2021

10 planes para disfrutar en la Ribera Sacra.





Este año hemos decidido pasar parte de nuestras vacaciones veraniegas en la Ribera Sacra, y nos ha encantado la zona, tanto por paisaje, gastronomía, como por el arte que atesora. Como ya podréis imaginar, antes de visitar una zona nos documentamos sobre lo que se puede hacer o visitar en ella. Algunas veces los planes pueden decepcionar, en esta ocasión no ha sido así, ha sido un viaje increíble, con tiempo para disfrutar tranquilamente la zona, hacer alguna rutita, un poco de enoturismo, visitas a monasterios, incluso un ratito de playa. Os lo resumimos todo en estos diez planes. 


  • Hacer un crucero fluvial por el Sil o el Miño. 





Un recorrido en barco o catamarán por uno de los dos principales ríos de la Ribera Sacra es un plan imprescindible cuando se visita esta zona. Como ya dediqué una entrada a esta actividad con toda la información sobre precios, embarcaderos.... os remito a esta entrada que podéis leer aquí.
 
 
 
  • Visita a una bodega con cata de vino. 





Sin duda otro plan esencial en un viaje a esta zona. La viticultura heroica ha moldeado el paisaje de las riberas del Sil y del Miño y una buena forma de entender este tipo de cultivo, su historia, variedades y su propia naturaleza es a través de alguna de las actividades de enoturismo que ofrecen algunas de sus bodegas. Es una actividad que podéis reservar por internet en las páginas web de las mismas bodegas. Nosotros estuvimos mirando tres de ellas,  adega Terra Brava, adega Ronsel do Sil y adega Ponte da Boga. Todas ellas son interesantes y cultivan variedades de uva similares, la principales Mencía y Godello. Queríamos hacer muchas más actividades, no solo enoturismo, por lo que elegimos una sola bodega para visitar. Cada una de ellas tiene algo que la hace destacar más o ser más interesante que las demás, por lo que os vamos a contar los puntos fuertes de estas y cuál fue nuestra elección. 
 
La bodega Terra Brava se está haciendo muy popular últimamente ya que como colofón final a la ruta por los viñedos y  la cata de vino, ofrece la posibilidad de visitar y montarse en el columpio más famoso de la Ribera Sacra, y yo diría de toda Galicia. Si buscáis en internet imágenes de columpio Ribera Sacra os daréis cuenta por qué atrae tanto a la gente que busca esa foto espectacular. La visita incluye ruta por la viña, cata de los vinos,  pinchos (queso, chorizo …),  botella de regalo, final en el Columpio. Es un poco más cara que otras, 20 euros por persona, menores gratis, pero al regalarte la botella te sale igual, y es que al final te la vas a comprar y lo sabes.... Si es vuestra elección reservad con antelación porque como ya os digo se está volviendo muy popular.

La adega Ponte de Boga es una de las más antiguas de la Ribera Sacra, nos llamó la atención porque al ser tan antiguo el edificio de la bodega es bastante bonito. Fue fundada en 1898 por la familia de Pascasio Fernández, de Castro Caldelas, con la ilusión de crear la primera bodega de la zona en comercializar su propio vino elaborado con uvas de su viñedo. El precio de la experiencia con ruta por la visita guiada al viñedo y a la bodega y cata de tres vinos es de 12 euros, menores gratis.

 

Adega  Ronsel do Sil. Esta bodega es bastante nueva y no muy grande, por lo que el edificio en sí no destaca mucho, pero lo que le falta de monumentalidad a la bodega lo compensa la belleza de sus vides, que se encuentran casi a la orilla del Sil, y la pasión de su dueña que hará que la visita guiada se te haga cortísima y sumamente interesante. Tiene también un jardín con distintas variedades de vides. El precio de la visita es de 9 euros por adulto, menores gratis. Esta fue la que elegimos para nuestra experiencia de enoturismo, en la decisión pesó que estaba cerca de la zona que estábamos visitando ese día  y las buenas opiniones de otros visitantes. La visita nos encantó, no somos unos expertos en vino, pero la pasión de  su dueña se contagia, al final aprendimos muchas cosas interesantes. Como no podía ser de otra forma nos llevamos una botella de la variedad Godello. 

 

  • Una ruta por los monasterios románicos de la Ribera Sacra.







Sobre las empinadas laderas creadas por movimientos tectónicos y la lenta, pero continua, erosión el río, se ha moldeado un paisaje que permanece casi imperturbable desde la Edad Media, cuando los monjes de los muchos monasterios que se establecieron en sus inmediaciones comenzaron a labrar y escalonar sus laderas para crear sus viñedos.  Este territorio es famoso por sus vinos y, sobre todo, por albergar la mayor concentración de iglesias y monasterios románicos de toda Galicia. 

Hoy en día algunos de estos monasterios están en ruinas, otros se han reconvertido en paradores, algunos resisten en medio del bosque, mostrando toda su belleza al que se tropieza con ellos. El paisaje creado por estos monjes permanece inalterable, más allá del asfalto en algunas carreteras podríamos encontrarnos con un carro tirado por bueyes, unos monjes en sus burros....y no desentonarían nada en este entorno. 
 
En una anterior entrada os hemos mostrado algunos de los monasterios más importantes, por su relevancia histórica, estado de conservación y belleza,  de esta zona, para leerla podéis pinchar aquí.
 


  • Hacer una ruta hacia una fervenza. 







Las fervenzas son cascadas en gallego, estas caídas de agua de belleza sin par, se encuentran además rodeadas de una frondosa naturaleza, que las hace más bellas aún. La abundancia de lluvias en esa zona, hace que incluso en verano tengan un buen caudal de agua y resulten espectaculares. 

Nosotros visitamos dos de estas fervenzas, la fervenza do Cachón y la fervenza de Aguacaída. 

Las fervenzas do Cachón se encuentran muy cerca de la localidad de Abeleda, y de las  bodegas Ponte da Boga. Os aconsejo que para llegar os descarguéis previamente un mapa de la zona en mapas sin conexión de Google Maps. Las carreteras son estrechas, a veces parecen engullidas por el paisaje y en algunas zonas no tendréis conexión de internet, pero al tener descargado el mapa os llevará al inicio de ruta sin dificultad. 

Desde la carretera hay una indicación a las cascadas y allí mismo podéis dejar el coche. Nosotros las visitamos en el mes de julio y no nos encontramos con nadie. Es una ruta cortita al lado del río que en apenas 15 o 20 minutos os llevará hasta la cascada principal.  Se puede combinar con la visita a las pasarelas del río Mao, ya que están cerca también. 


La fervenza de Aguacaída está en una zona diferente, a unos 24 km de Monforte, la mejor opción para llegar es seguir las indicaciones de google map. Llegamos a la señal de inicio de ruta, donde hay una pequeña anchura en la carretera donde se pueden aparcar cinco o seis coches. No es una zona muy concurrida, pero si estuviera ocupado, hay anchura suficiente en el margen de la carretera para dejar el coche. 

Desde este punto se inicia una ruta de un kilómetro y medio hasta llegar a la cascada. La mayor parte del camino es bastante sencillo, sin embargo el final de la ruta es bastante empinado, aunque hay unas escaleras que facilitan la bajada hasta una plataforma de madera desde donde se tiene una bonita vista de la cascada. Si lo que queréis es bajar hasta su base la cosa se complica un poco, es más empinado y resbaladizo, aunque no en extremo, nosotros la hicimos con los niños y sin problema. La bajada merece la pena porque el lugar es increíble.



  • Recorrer las pasarelas del río Mao



Las pasarelas del río Mao es una ruta sencilla. Como su nombre indica, la ruta discurre a lo largo de pasarelas de madera al borde del río Mao justo antes de su desembocadura en el Sil. A pesar de esto, no es una ruta accesible para ir con sillas de ruedas ni carritos de niño, ya que hay varios tramos de escaleras.

Al llegar al final de las pasarelas, hay cuatro opciones:

Regresar otra vez por las pasarelas. (Esta fue nuestra elección, pero siguiendo el curso del río unos metros más para llegar a un  bonito remanso del río con una gran poza de agua donde te puedes bañar)

Volver por un camino haciendo una ruta circular de unos 3 km.

Seguir hasta San Lorenzo y hacer una ruta de 5 km con desnivel. Si decidís seguir la ruta hasta San Lorenzo,  a unos 500 metros de San Lorenzo se halla la necrópolis de San Vítor. Una serie de sepulcros antropomorfos de entre los siglos IX y X.

Hacer la ruta completa hasta Parada de Sil y disfrutar de las impresionantes vistas a los cañones.

La ruta comienza en la Fábrica de la Luz, un albergue y restaurante en el que comer o tomar algo al acabar. Junto a esta antigua fábrica de la luz, hay un aparcamiento (también se puede dejar el coche en algunos puntos de la carretera) y varios paneles informativos. A lo largo de todo el recorrido hay un montón de paneles informativos sobre la flora y fauna del lugar en varios idiomas.



  • Visitar los miradores más bonitos de la Ribera Sacra.



 Los miradores más conocidos sobre el río Sil se encuentran en la orilla orensana, aunque en la parte de Lugo también hay alguno, que nosotros no visitamos. 

Las vistas sobre el cañón del Sil son espectaculares, ya pudimos apreciarlas en nuestra ruta del primer día, yendo desde Monforte hacia el embarcadero de la Diputación de Lugo en el Sil. Los miradores difieren entre sí según su posición en el río. Nosotros visitamos los que estaban más accesibles desde la carretera, ya que íbamos haciendo una ruta en la que también incluíamos monasterios... si solo te dedicas a parar en los miradores al final todo te parecerá lo mismo. Destacamos pues por su accesibilidad y por su peculiaridad alguno de ellos:

*Balcones de Madrid. Llamado así porque era desde donde acudían a despedir los familiares a los trabajadores que se marchaban a trabajar a Madrid. Embarcaban en barcazas hasta Monforte y desde allí en tren, y este era el punto de las despedidas. Las vistas son bonitas, y destaca por la construcción de unos balcones de madera para disfrutarlas mejor. 

*Mirador de Cabezoás. Destaca en este un plataforma volada de madera sobre el vacío que es lo que le da más espectacularidad. 

*Mirador de Peña de Matacás. Al igual que en el anterior se ha construido un saliente sobre la montaña para disfrutar más la sensación de profundidad. 

*Mirador de Trigoás. El más alto sobre el Sil, y en mi opinión con las vistas más espectaculares, difícil de localizar sin la ayuda de Google Maps. Tiene un pequeño aparcamiento al lado de una pequeña ermita. 

*Mirador de Cabo del Mundo. Este mirador está sobre el río Miño, no sobre el Sil. Desde él se observaba un bonito meandro sobre el río, y lo digo en pasado porque el crecimiento de los árboles de abajo limitan la vista de este. Aún así merece la pena acercarse por esta zona de la Ribera Sacra, menos explotada que la zona orensana y con zonas tan bonitas como la playa de Coba o la aldea de Belesar. 



  • Visitar Castro Caldelas




El casco antiguo de Castro Caldelas fue declarado conjunto histórico artístico en 1998. Se trata, principalmente, de las calles que suben al Castillo de los Condes de Lemos; la calle del Sol y calle Grande. Calles empedradas que siguen el trazado medieval, mostrando interesantes casas de piedra con galerías y escudos. En una de estas casas, actualmente posada, vivió el ilustre escritor y político gallego Vicente Risco.


Castro Caldelas está situado en una colina que domina la ribera del río Edo. Esta villa luce hermosas galerías blancas e interesantes casas que nos hablan de uno rico esplendor medieval. Destaca la zona antigua conocida como Cima de Vila, calles empedradas y serpenteantes que suben al castillo construido por orden de Pedro Fernández de Castro, VII Conde de Lemos, en el segundo tercio del siglo XIV. Estamos ante una fortaleza medieval de carácter militar. Destaca el buen estado de conservación de la Torre del Reloj, la Torre del Homenaje y patio de armas.


También es una villa con tradiciones, destacando la fiesta de los Fachós, la noche del 19 de enero. En esta celebración en honor a San Sebastián, los habitantes realizan una pequeña procesión alrededor del castillo portando largas antorchas hechas de paja. Se lleva una imagen del santo hecha también de paja, precedida por una larga antorcha de hasta 30 metros.


No podemos visitar Castro Caldelas sin degustar su rica gastronomía en la que destacan la ternera de raza Caldelá y el jamón curado de la comarca (muy codiciado por su sabor, debido a la ceba de castañas de los animales) y por supuesto su bica, (un bizcocho muy esponjoso y rico)



  • Disfrutar un día de playa a orillas del Miño




Viendo el profundo  y escarpado valle del río Sil parece difícil pensar que haya algún lugar en sus orillas donde disfrutar de un refrescante baño, y en realidad es así. Pero la Ribera Sacra comprende también los valles de los ríos Cabe y Miño, y es a orillas del Miño donde encontraréis una playita ideal para una jornada de baño y entretenimiento acuático. 

La playa de Cova aprovecha una curva del río Miño para crear un lugar tranquilo e ideal para el baño, rodeado de un espectacular paisaje natural y de viñedos. Además de disfrutar de la playa y el baño, en la playa de A Cova es posible practicar deportes náuticos como el kayak o el paddle surf,  pasear por el río en pedaleta o caminar por los senderos del entorno. En esta playa hay también un restaurante donde se puede comer, eso sí, aconsejo reservar en los meses de verano. 



  •  Visitar la ciudad de Monforte de Lemos




 Capital de la comarca de la Tierra de Lemos y de la Ribera Sacra,  la ciudad de Monforte de Lemos destaca en la lejanía por la silueta de la colina de San Vicente en la que se alzan orgullosos el monasterio de San Vicente del Pino, actual parador de turismo y la torre del homenaje, resto de su antiguo castillo. Esta figura central le hace distinguible en la lejanía cuando es observada desde alguno de los miradores más altos que se alzan sobre el rio Sil, y es que Monforte, situada en la provincia de Lugo, es un magnífico punto de partida para explorar la Ribera Sacra. 

Como monumentos más importantes de la ciudad destacan el monasterio de San Vicente del Pino, los restos de las antiguas murallas y la Torre del homenaje de su castillo, el colegio de Nuestra Sra. de la Antigua y el puente viejo sobre el rio Cabe, llamado puente romano, aunque su origen es medieval. 

Si queréis más información sobre lo que ver y hacer en Monforte podéis pinchar aquí.


  • Disfrutar la magnífica gastronomía de la zona. 




Lo más conocido de la Ribera Sacra son sus vinos, el tinto Mencía y el blanco Godello, pero en esta zona se come realmente bien. Por su situación es un lugar inmejorable para disfrutar la magnífica ternera gallega y los productos que vienen de la costa. 

En esta entrada os quiero hablar de los sitios que más nos gustaron para comer en la zona, nos los habían recomendado unos amigos que son oriundos de aquí, por lo que fuimos sobre seguro, y la relación precio-calidad fue inmejorable. 

Restaurante Casa Lelo, en Abeleda. Fue de los primeros sitios en los que comimos en la Ribera Sacra, y sus zamburiñas  nos encantaron, pedimos también pulpo y chuleta de ternera, y un aperitivo de arroz de la casa que estaba delicioso. Tiene una terraza amplia por lo que es ideal para comer en tiempos Covid. 

Restaurante Valilongo. Este restaurante ofrece comida casera a un precio increíble, se encuentra en la localidad de A Teixeira, no muy lejos de Castro Caldelas, a un lado de la carretera. Como desventaja que no cuenta con terraza. En este restaurante probamos el caldo gallego con grelos y la zorza, ambos platos deliciosos. 

Restaurante la Polar, en Monforte de Lemos. Se encuentra en el centro de Monforte de Lemos, en una zona peatonal y dispone de terraza. Recomiendo pedir el menú para dos, realmente comen cuatro, entre otras cosas incluye una ración de navajas, una cazuela de gambas y un chuletón que nos costó acabar. Recomiendo también la tarta de chocolate de la abuela. 

Además de esto en Castro Caldelas compramos también empanada gallega, queso de la zona y un bizcocho muy suave que se llama Bica y que nos encantó.

 


viernes, 13 de agosto de 2021

Visitando la parte más desconocida de la Ribera Sacra.




La Ribera Sacra es sin duda un lugar singular, la unión de la belleza natural y el tesón humano han creado un paisaje espectacular. No es un lugar saturado por el turismo, pero  es  cada vez más popular. Los turistas que visitan esta zona se suelen concentrar en los mismos lugares, principalmente en la orilla orensana del Sil, donde se sitúan la mayoría de los monasterios, embarcaderos y los miradores más populares sobre el río. Pero la Ribera Sacra comprende también las riberas de los ríos Cabe y Miño, y en estas zonas más desconocidas encontramos verdaderas maravillas. Una de estas zonas es la que vamos a explorar hoy. 

Nuestro punto de partida es la localidad de Monforte de Lemos, lugar que hemos elegido como base para nuestra estancia de cinco días en la Ribera Sacra. Hoy vamos a explorar la ribera del Miño. El primer lugar que vamos a visitar es la fervenza de Aguascaídas, una preciosa cascada con una caída espectacular. 

La fervenza se encuentra a unos 24 km de Monforte, la mejor opción para llegar es seguir las indicaciones de google map. Como ya os aconsejé en anteriores ocasiones, lo suyo es descargarse el mapa de la zona en mapas  sin conexión, ya que hay muchos puntos en esta zona en los que no hay cobertura telefónica, por los que así os aseguráis que el navegador siga funcionando. Siguiendo las indicaciones llegamos a la señal de inicio de ruta, donde hay una pequeña anchura en la carretera donde se pueden aparcar cinco o seis coches. No es una zona muy concurrida, pero si estuviera ocupado, hay anchura suficiente en el margen de la carretera para dejar el coche. 



Desde este punto se inicia una ruta de un kilómetro y medio hasta llegar a la cascada. La mayor parte del camino es bastante sencillo, sin embargo el final de la ruta es bastante empinado, aunque hay unas escaleras que facilitan la bajada hasta una plataforma de madera desde donde se tiene una bonita vista de la cascada. Si lo que queréis es bajar hasta su base la cosa se complica un poco, es más empinado y resbaladizo, aunque no en extremo, nosotros la hicimos con los niños y sin problema. La bajada merece la pena porque el lugar es increíble. 



Tras  estar un rato disfrutando este precioso paraje hacemos el sendero de vuelta para ponernos en camino al siguiente destino del día, el mirador del Cabo del Mundo. Es un mirador sobre un meandro del río Miño, si lo miráis en internet es espectacular, pero para evitar decepciones tengo que advertir que los árboles que se encuentran por debajo han crecido tanto que tapan parte de la vista del meandro, quitando espectacularidad a esta. De todas formas es una parada que nos pillaba de camino hacia nuestro siguiente objetivo, por lo que merece la pena. 




Este objetivo es la playa fluvial de Cova, un magnífico lugar para pasar un agradable rato en familia. Entre el mirador y la playa hay unos tres kilómetros, en el camino pasamos por un asador cuyo olor nos hizo salivar, pero ya habíamos hecho planes para comer en la misma playa, donde también hay un restaurante. Os recomiendo que si tenéis pensado comer en este restaurante hagáis una reserva, sobre todo en fines de semana de verano, porque es muy popular. 

La playa de Cova aprovecha una curva del río Miño para crear un lugar tranquilo e ideal para el baño, rodeado de un espectacular paisaje natural y de viñedos. Además de disfrutar de la playa y el baño, en la playa de A Cova es posible practicar deportes náuticos como el kayak o el paddle surf,  pasear por el río en pedaleta o caminar por los senderos del entorno. 







Como os podéis imaginar, con todos estos atractivos estuvimos bastante rato en el lugar. Alquilamos unos Kayak durante una hora para disfrutar el bonito paisaje del Miño desde el agua, merece mucho la pena. El rio es muy tranquilo, y la corriente apenas perceptible, es un río tan gallego que no se sabe si sube o si baja. Ahora que cuando te das cuenta que has ido todo el rato a favor de la corriente y tienes que volver sí que se nota. Otra opción más tranquila es alquilar una barca de pedales.

  


Después de la agradable tarde de actividades acuáticas y baño en esta playa tomamos de nuevo el coche para recorrer los siete kilómetros que la separan de la aldea de Belesar.




Perteneciente a los ayuntamientos de Chantada y O Saviñao, la aldea de Belesar destaca por la belleza de su paisaje, entre los bancales de cultivo de la vid y reflejándose en las aguas del río Miño. Esta aldea fue el lugar de paso desde antiguo entre la comarca de Chantada y las Tierras de Lemos, testigo de lo cual son los Codos de Belesar, restos de la vía romana que comunicaba Braga con Astorga. En cuanto a las construcciones vemos casas de arquitectura tradicional, hechas en piedra y madera, y aprovechando las características del terreno.

Tiene como patrón a San Bartolomé, al que se dedica la iglesia y el peto de ánimas que hay al pie del puente. También es un reconocido lugar de producción de cerezas, fruto al que se le dedica una fiesta a finales de mayo o principios de junio.

Otro elemento destacado es el embarcadero, desde el cual parten distintas rutas fluviales sobre el río Miño. Como ya os comenté en un anterior artículo sobre las rutas fluviales en la Ribera Sacra, que podéis leer aquí , en mi opinión esta ruta es más bonita que la que se hace sobre el Sil, por dos motivos, el primero es por las bonitas aldeas que hay en las orillas y la segunda por que el valle es menos cerrado.




Nosotros ya habíamos hecho la ruta fluvial por el Sil, por lo que no repetimos, además nuestra llegada a Belesar era ya en la tarde, lo cual no nos impidió dar una vuelta por este bonito pueblo y acercarnos al bar del embarcadero para tomar algo en su agradable terraza a la orilla del río.

Desde este punto volvemos hacia Monforte, sin duda ha sido un día maravilloso.

miércoles, 4 de agosto de 2021

Qué ver y hacer en Monforte de Lemos.



Capital de la comarca de la Tierra de Lemos y de la Ribera Sacra,  la ciudad de Monforte de Lemos destaca en la lejanía por la silueta de la colina de San Vicente en la que se alzan orgullosos el monasterio de San Vicente del Pino, actual parador de turismo y la torre del homenaje, resto de su antiguo castillo. Esta figura central le hace distinguible en la lejanía cuando es observada desde alguno de los miradores más altos que se alzan sobre el rio Sil, y es que Monforte, situada en la provincia de Lugo, es un magnífico punto de partida para explorar la Ribera Sacra. 

Como monumentos más importantes de la ciudad destacan el monasterio de San Vicente del Pino, los restos de las antiguas murallas y la Torre del homenaje de su castillo, el colegio de Nuestra Sra. de la Antigua y el puente viejo sobre el rio Cabe, llamado puente romano, aunque su origen es medieval. 

Nuestra estancia en Monforte se enmarca en una ruta de cinco días por la Ribera Sacra, escogimos esta ciudad como base. Nos alojamos en un apartamento denominado Lenda Sacras, situado cerca del Hospital de Monforte, pero a unos escasos diez minutos andando del centro de la ciudad. 

En nuestra estancia en la Ribera Sacra tuvimos tiempo de explorar esta ciudad a ratitos en las diferentes jornadas y os relatamos lo que más nos gustó de ella. 

Sin duda destaca la figura de su colina central, en la que se encuentra el Parador de Turismo. Este magnífico edificio data del siglo XVI, si bien existen referencias a sus orígenes en el siglo X. Posee un estilo neoclásico y cuenta con tres alturas, destacando en su fachada las columnas de tipo dórico. En el interior del monasterio nos encontramos con un patio que a través de canales y de su inclinación se diseñó para recoger el agua de la lluvia y almacenarla en un aljibe subterráneo, facilitando el suministro de agua en todo el complejo. El monasterio fue abandonado durante la desamortización y a principios del siglo XX volvió a ser habitado por monjes procedentes del monasterio de Samos, abandonándolo en los años ochenta. Más tarde se reconvirtió en Parador Nacional de Turismo.




La iglesia presenta una fachada renacentista con un interior gótico de transición. En su interior encontramos elaboradas bóvedas y también un órgano barroco, actualmente fuera de servicio. El altar mayor es de estilo barroco.

Al lado del Parador de Turismo se encuentra la Torre del Homenaje de Monforte, resto de lo que en su día fue el magnífico castillo de San Vicente,  de los poderosos Condes de Lemos. Monforte, Montis Forte, nació a los pies de la fortaleza medieval del siglo XII, erigida sobre el Castro Dactonio (poblado de antiguos moradores del valle de Lemos), donde se encontraba el convento de San Vicente del Pino, del siglo X. Estamos ante una de las mayores fortalezas de Galicia, en la que la Torre del Homenaje recuerda la época en la que la ciudad era un icono del poder feudal de la Edad Media.

La Torre es uno de los elementos arquitectónicos más característicos de la ciudad del Cabe. Construida entre los siglos XIII y XV, era el edificio más importante dentro del castillo, acogía las Ceremonias de Homenaje, rito que unía al señor con su vasallo. La Torre tiene 30 metros de altura dispuestos en cuatro pisos, 13 metros de lado y muros de 3 metros de grosor. Vista desde su pie, impresiona, y desde las almenas ofrece un excelente mirador del Valle de Lemos. Se accede ella por unas escalinatas, ya que la puerta de entrada se yergue 8 m del nivel del suelo, para facilitar la defensa.

El interior está musealizado y cuenta con armaduras, muebles, objetos, dibujos y maquetas que recuerdan la época de su esplendor. En la primera planta se construyó un aljibe para almacenar el agua de la lluvia, en la tercera planta se encuentra la Ventana de la Reina, que parece pedir al visitante que tenga un reposo en la subida y se siente entre la piedra para viajar en el tiempo. El ascenso constante tiene su principal recompensa en la parte superior almenada que ofrece unas espectaculares vistas de la ciudad y de su entorno.

Alrededor de esta colina central, que es el origen de la ciudad medieval, se sitúa el barrio judío, que podemos considerar como el casco antiguo de esta localidad. Aunque los judíos de Monforte nunca estuvieron confinados y vivían mezclados con la población, probablemente el hecho de que muchos fueran artesanos y hombres de letras, sea el motivo de que las referencias más claras que tenemos de judíos viviendo en Monforte, nos hablen de personas que habitaban en las calles Zapaterías, Falagueira y Pescaderías o en la actual Plaza de España, hoy ligazón con el centro comercial de la ciudad. En un paseo por la judería podrás ver aún las casas de algunos ilustres judíos como los Gaibor. En la calle Pescaderías encontrarás otra de las torres de la muralla. Desde ella se observa una estupenda vista de la ciudad, del convento de La Régoa y de la muralla. Un poco más abajo, en la misma calle, está la antigua cárcel; en su parte superior tenemos una nueva vista panorámica del casco antiguo y ya, muy cerca de este edificio, la Plaza de España. El casco antiguo se completa con dos de las puertas de la Antigua muralla que aún se conservan, la Puerta de la Alcazaba y La Porta Nova.

Ya fuera de este casco antiguo, en lo que en el momento de su construcción se consideraban las afueras, y ahora se ha convertido en el centro de Monforte, se localiza el que sin duda es el edificio más monumental, espectacular y emblemático de Monforte, el Colegio de Nuestra Sra. de la Antigua, popularmente conocido  como colegio de los escolapios. 





El colegio fue fundado por el Cardenal Don Rodrigo de Castro, hijo de la III Condesa de Lemos Doña Beatriz de Castro y de Álvaro Osorio, confesor de Felipe II y por tanto figura bastante cercana a este.  Las obras comenzaron en el año 1593, inspiradas por el edificio del Escorial,  y terminaron en el año 1913, financiadas con  la polémica venta del cuadro "La Adoración de los Reyes" del pintor Van der Goes. Esta venta trató de ser impedida por las gentes de Monforte, que se organizaron incluso haciendo guardias frente al colegio, pero no pudieron evitarla. Hoy hay una copia de este cuadro en la iglesia, en el lugar en el que se situaba el original.

El edificio es de estilo renacentista y de traza herreriana, con un gran templo en el centro y dos cuerpos laterales, completamente simétrico. La fachada está realizada en granito del país y mide 110 metros. Coronan la fachada de la iglesia el escudo de España y el escudo del Cardenal.  Es conocido como “El Escorial gallego”.

En el interior llama la atención, por su amplitud, la escalera, realizada en granito compacto con peldaños de una sola pieza, que apenas acusaron el paso de los años. Posiblemente fue construida entre 1594 y 1603. Consta de tres tramos, sin visible apoyo en el central, que se sostiene mediante un juego de fuerzas que actúan apoyadas en potentes muros.

El claustro es de estilo dórico-romano. El cuerpo inferior está abierto, cubierto con bóveda de arista y presenta rosetones en las intersecciones de los nervios. El cuerpo superior consta de una galería cerrada. En los arcos centrales encontramos cuatro escudos relacionados con la historia del edificio.




La iglesia es de estilo jesuítico y está inspirada en el Gesú de Roma. Tiene  planta  de cruz latina con los brazos del crucero poco desarrollados. En el crucero se sitúa una cúpula de media naranja, con linterna. La cúpula y  la linterna sufrieron deterioros por el paso del tiempo y sobre todo a causa del terremoto de Lisboa del año 1755 y se encuentran actualmente en restauración. 

El retablo, dedicado a la Virgen María fue comenzado por el  escultor gallego Francisco Moure y terminado por su hijo, ya que el escultor muere antes de terminar la obra. Preside el retablo la imagen de la Virgen de La Antigua. En la cabecera, mirando a hacia el retablo, se encuentra el sepulcro del Cardenal, atribuido al escultor Juan de Bolonia.

En una de las capillas laterales, encontramos una obra de importante valor: el Santo Cristo, obra del escultor italiano Valerio Cioli, realizado en mármol. Fue encargado por Felipe II para la iglesia de El Escorial pero no le gustó mucho por considerarlo demasiado musculoso y se lo regaló al Cardenal por su amistad con él.

La antigua sacristía de la iglesia, obra de 1699, alberga el museo. Conserva obras interesantes como dos pinturas de El Greco y cinco tablas atribuidas al taller del pintor italiano Andrea del Sarto, además de objetos que pertenecieron al propio Cardenal. Las dos obras del Greco pertenecen respectivamente a su etapa inicial como pintor y a sus últimos años, y podemos apreciar a través de ellas la evolución pictórica del artista. 









En la actualidad el edificio sigue siendo colegio, gestionado por los Padres Escolapios y el patronazgo de la Casa de Alba, heredera en el siglo XVIII del Condado de Lemos. Se puede visitar en la modalidad de visita guiada, para lo cual hay que reservar la visita en el teléfono 687359008. Las visitas son de martes a domingo, aunque los domingos solamente abren por la mañana. Es un recorrido bastante interesante. Ya solamente con ver el museo merece la pena, sin contar con la grandiosidad del resto del edificio. Las explicaciones sobre la historia del edificio y las diferentes expoliaciones de sus obras de arte durante la ocupación francesa también nos parecieron muy interesantes. 

Monforte está atravesada por el río Cabe, por lo que tiene un agradable paseo fluvial por sus orillas, incluso hay posibilidad de alquilar barquitas para dar un paseo por el río. Uno  de los puentes que atraviesan este río es el bonito puente romano. Se denomina así por su aspecto, aunque su origen es medieval. 




Muy cerca de este puente se encuentra el convento de Santa Clara, fundado en el siglo XVII. Es un edificio sencillo, al ser de clausura no se puede visitar. Lo que sí se puede visitar es su antigua enfermería, que hoy es un museo de arte sacro, con una de las colecciones más importantes de España. 



Desde que en 1883 el rey Alfonso XII inauguró la línea Madrid-A Coruña, Monforte de Lemos se convirtió en un importante nudo de conexión ferroviaria que sirvió a la ciudad como motor de desarrollo hasta su decadencia a mediados del siglo XX.  Por este motivo el museo del ferrocarril en Galicia se encuentra en Monforte de Lemos y también es una visita interesante en esta ciudad, sobre todo si viajáis con niños.

Además de sus monumentos y museos, otra de las actividades que no os podéis perder en Monforte es el disfrute de la gastronomía gallega, en los numerosos restaurantes de su centro. A nosotros nos habían recomendado uno llamado  "La Polar", y sin duda el sitio no nos defraudó.