domingo, 30 de diciembre de 2018

Navidad en el corredor del Henares.




La Navidad es un periodo que atrae muchos visitantes a Madrid para ver su alumbrado y disfrutar el ambiente de esta época. Hay dos localidades de esta comunidad que se han convertido en un referente en cuanto a atraer visitantes en Navidad, son Torrejón de Ardoz y Alcalá de Henares, ambas situadas en el llamado corredor del Henares. 

Torrejón de Ardoz ha sido nombrada  capital europea de la Navidad y la verdad es que la ciudad se vuelca con estas fiestas. Hay una gran explosión de color con la decoración navideña, tanto en la Plaza Mayor como en el recinto ferial.  Tanto es el éxito de esta feria navideña, que se han habilitado trenes turísticos desde Madrid en la red de cercanías. Bajo la marca Navidades Mágicas, Torrejón ofrece una amplia oferta de actividades, puestos navideños y atracciones. El recinto ferial es donde se concentran más atracciones y sitios para tomar algo y donde se encuentra la "Puerta Mágica", un panel de luces donde se realiza un espectáculo de luz y sonido. 





Pero para mi gusto tiene mucho más encanto la Plaza Mayor, con una decoración más cuidada  y donde también hay distintos espectáculos  a lo largo de las fiestas navideñas. En este enlace podéis ver el programa de Navidades mágicas 2018 www.magicasnavidadestorrejon.



Si decidís acercaros a esta feria navideña, os aconsejo evitar las noches de los fines de semana, ya que es tanto el éxito de ésta que está muy masificada de gente. Así mismo, aconsejo llegar a Torrejón en tren, ya que el acceso a la feria es directo y muy cercano a la estación del tren. Si pensáis acercaros a Torrejón en esta u otra fecha os aconsejo también aprovechar el viaje para visitar el Parque Europa, un parque en el que se recrean los monumentos de las principales ciudades europeas y que constituye un agradable  paseo. 

Otra de las ciudades que ofrece muchas actividades en las fiestas navideñas es Alcalá de Henares. También tiene una feria navideña en el recinto ferial, pero deja bastante que desear si se la compara con la cercana Torrejón. Por otro lado su bella Plaza Cervantes está decorada y llena de puestos navideños, y sí que tiene gran encanto.

Alumbrado calle Mayor de Alcalá de Henares. 


Otro de los motivos para visitar Alcalá en Navidad es, para los amantes de los Belenes, la maravillosa oferta de la que podéis disfrutar en esta ciudad, en estas fechas. Entre ellos destaca el Belén Hebreo de la "Casa de la Entrevista", situada cerca de la Catedral Magistral, y el magnífico Belén Monumental situado en la antigua fábrica de Gal. En este recinto, además de este Belén Monumental, hay otros muchos que, aunque de menor tamaño, no desmerecen en belleza.

Detalle de belén andaluz.







Son estas dos localidades pues, un buen complemento para una visita a la comunidad de Madrid en Navidad, una época mágica para disfrutar de una escapada en familia. 


domingo, 16 de diciembre de 2018

Aranjuez. Ciudad barroca e ilustrada.




Aranjuez es una ciudad que se construyó durante la segunda mitad del siglo XVIII a partir del conjunto palaciego existente. Este origen dió lugar a un diseño coherente con el palacio y con la huella dejada por Felipe II y que se desarrolla durante los reinados de Fernando VI y Carlos III con un estilo predominántemente barroco. Es una ciudad pensada para satisfacer las necesidades de la corte.

Situada al sur de Madrid, con fácil acceso desde la A-4, Aranjuez se ha convertido en un referente turístico que tiene como pieza clave su famoso palacio, pero que ofrece mucho más al visitante, sobretodo una amplia y cuidada zona de parques y jardines, sin desdeñar su casco histórico que también merece la visita. 

Nosotros visitamos Aranjuez en el puente de la constitución, aprovechamos nuestra estancia en Alcalá de Henares para acercarnos a esta localidad que dista poco más de 45 minutos en coche de esta. Llegamos y no tuvimos ningún problema en aparcar bastante cerca del palacio, de hecho esto nos sorprendió. Habíamos visto una par de aparcamientos a la entrada, pero decidimos continuar y sin darnos cuenta estábamos delante del Palacio, tomamos un lateral de la Plaza de San Antonio y en la Carretera de Andalucía encontramos sitio a la primera, y eso a pesar de ser un sábado de puente. Desde aquí nos  acercamos a la plaza para ver la fuente de la Mariblanca y la  barroca iglesia de San Antonio, tras lo cual nos dirigimos al Palacio Real. No habíamos comprado la entrada por internet, así que nos pusimos a la cola para sacarla. En este caso no veo muy necesario sacar la entrada previamente, porque a pesar de que había dos colas, ambas avanzaban casi a la vez, por lo que comprar la entrada te ahorrará poco tiempo, ya que la mayor espera es para pasar el control de seguridad previo a la taquilla, después la espera es muy corta. El precio es 9 euros para los adultos y 4 para los menores de 16 años, la entrada te permite también visitar el museo de faluas reales situado en el jardín del príncipe.


Fuente de la Mariblanca, plaza de San Antonio.


El palacio de Aranjuez fue erigido por orden de Felipe II, quién encargó el proyecto al arquitecto Juan Bautista de Toledo, a su muerte, su discípulo, Juan de Herrera, continuó el proyecto, acabando la capilla. A la muerte de Felipe II quedan finalizadas, además de la capilla, gran parte de las fachadas de mediodía y poniente. Destruido el edificio por un incendio, la obra se paró, hasta que se inicia una ampliación en tiempos de Fernando VI, encargando la reconstrucción a Santiago Bonavía, dicha ampliación continúa con Carlos III, bajo la dirección de Francisco Sabatini.




El Palacio Real de Aranjuez se caracteriza exteriormente por el color blanco de la piedra de Colmenar, y el rojo de los ladrillos de sus paramentos.  En el interior, las que más llamaron mi atención fueron la  sala árabe, imitación del estilo de los palacios nazaríes de la Alhambra, pero bastante más colorida, y la sala oriental o de porcelana, bastante recargada para mi gusto pero sin duda singular. Por desgracia como viene siendo costumbre en los edificios gestionados por patrimonio nacional, no dejan tomar fotografías del interior, ni siquiera sin flash, cosa que no entiendo. Las que os muestro a continuación son cortesía de la página turismodeAranjuez.




Una vez finalizada la visita al Palacio nos dirigimos a los jardines de la isla y del parterre, ambos situados en un lateral del palacio y que son de acceso gratuito. Los dos tienen un paseo muy bonito, a la orilla del rio Tajo. En ambos también hay unas bonitas fuentes que tienen un horario de encendido. En los jardines de la isla las fuentes están encendidas de 11,30 a 13,00 y de 16'30 a 18 horas, estos son más extensos que los jardines del Parterre. En estos últimos el horario de las fuentes es el mismo.





Una vez visitados los jardines nos dirigimos al centro para buscar un restaurante, está bastante cerca del palacio, ya que el casco antiguo de la villa no es muy grande. La oferta gastronómica de Aranjuez es bastante amplia, siendo muchos los restaurantes que ofrecen un menú muy completo a buen precio. Por supuesto lo más conocido son sus famosas fresas. Su cultivo fue potenciado por la Casa de Borbón y se tiene constancia de este desde el siglo XVI. La fresa de Aranjuez es de gran aroma y sabor, es una variedad llamada fragania, cultivada en la ribera del Tajo, de fruto pequeño, muy azucarado y aromática. Nosotros no las probamos por estar fuera de temporada. Este afamado cultivo ha dado también nombre a un famoso recorrido en tren, "el tren de la fresa".

Este tren recorre el trayecto entre las estaciones de Principe Pio y Aranjuez en los fines de semana de primavera y otoño.  Recrea el primer trayecto ferroviario de la Comunidad de Madrid y en él, personal vestido de época, ofrece una degustación de fresas. La composición del tren la forman una locomotora del museo del ferrocarril y diversos vagones, entre ellos cuatro de madera de entre 1914 y 1930.

Después de comer damos un paseo por el centro, comenzamos visitando el mercado de abastos, cerrado como mercado al ser festivo, pero con algunos bares y restaurantes en su interior y muy animado. Desde allí nos vamos a la Plaza de la Constitución donde se encuentra el ayuntamiento, antigua casa de criados. Tomamos la calle Stuart para visitar unas interesantes corralas que nos muestran como se vivía en la villa. Pasamos por el cercano convento de San Pascual y el antiguo hospital de San Carlos. Después volvemos sobre nuestros pasos en dirección al Jardín del Príncipe, pasando por los palacios urbanos de Godoy y de Osuna.

Ayuntamiento.


Tras este recorrido volvemos a la  calle Stuart hasta llegar al Jardín del Príncipe. Es este un extenso jardín que os llevará un par de horas recorrer. Estamos a finales de otoño, pero aún quedan restos del colorido en sus árboles y una alfombra de hojas nos acompaña en nuestro paseo. Dentro del jardín hay varios puntos interesantes. El primero es el museo de faluas, son las embarcaciones de recreo que los reyes usaban en el rio Tajo. El acceso es gratuito con la entrada al Palacio Real, y algunas de las embarcaciones son bastante bellas, para variar tampoco permiten fotos en su interior. Después nos dirigimos a la Casa del Labrador, y por el camino admiramos algunas de las fuentes que se encuentran en estos jardines, como la fuente de Apolo o el estanque chinesco. Allí los niños se entretienen alimentando a los patos, pavos reales y otras aves que por allí corretean más que vuelan.

Fuente de Apolo.

Estanque chinesco.



La Casa del labrador es un palacete neoclásico de recreo mandado construir, por Carlos IV, en el interior del Jardín del Príncipe. En su interior guarda algunas de las ornamentaciones más bellas de la época, bóvedas al temple, colgaduras de seda valenciana, soleras de porcelana del Buen Retiro...Solo es posible su visita en la modalidad guiada, por lo que si estáis interesados las entradas se pueden adquirir por internet con al menos un día de antelación. También es posible adquirirlas en la taquilla del Palacio Real o en la misma casa del labrador, pero os arriesgáis a que estén agotadas, como nos pasó a nosotros. En todo caso tras nuestra larga jornada tampoco teníamos muchas opciones puesto que llegamos a una hora cercana al cierre de esta.



Después de pasear por los jardines y estando próxima ya la hora de cierre de estos, volvemos hacia el coche para volver a Alcalá de Henares, dada la cercanía de ambas localidades y nuestras frecuentes visitas a la ciudad complutense, no descartamos volver a Aranjuez para disfrutar los jardines en primavera y poder hacer un recorrido en barco por el Tajo desde Aranjuez.





martes, 4 de diciembre de 2018

San Juan a Pie de Puerto. Inicio del Camino de Santiago Francés.




San Juan a Pie de Puerto es uno de los pueblos más bellos de Francia. Su encanto por si solo justifica una visita, pero es que además es el punto de partida del Camino de Santiago Francés. El ambiente de los peregrinos es palpable en la localidad. Está muy cerca de la frontera con España, a ocho kilómetros,  al cruzar los Pirineos desde Roncesvalles, por lo que aprovechamos nuestra visita a esta localidad navarra para acercarnos a verlo. 

San Juan es una villa vasca situada en el departamento de Pirineos Atlánticos, en la región de Aquitania. Su ambiente fusiona muy bien el estilo vasco y el francés y sus calles son muy coloridas y pintorescas. Sin duda la estampa más bella de la localidad la tenemos al cruzar el puente sobre el río Nive, pero toda ella merece la pena ser recorrida.



Llegamos a San Juan procedentes de Roncesvalles y antes de cruzar la muralla que da acceso al casco antiguo vemos un parquing gratuito donde dejamos el coche. La villa se fundó en el siglo XII entorno a un castillo y estaba totalmente amurallada. Hoy no se conserva toda la muralla pero si gran parte, con algunas puertas muy bonitas, como la de San Jacques, declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO.



Vamos callejeando por sus bonitas calles empedradas viendo las tiendas y las terrazas de los bistrós. La calle principal, la que atraviesa el río, tiene bastante tráfico de coches, por lo que tras tomar la imagen del puente romano  sobre el río Nive, una de las más típicas del pueblo por su belleza, cruzamos una de las puertas de la muralla y nos adentramos en la zona peatonal. Aquí encontramos la iglesia Notre-Dame du Bout du Pont, iglesia gótica del siglo XII aunque muy reformada a lo largo de los siglos.




Seguimos callejeando por su zona peatonal disfrutando de sus coloridas tiendas donde se venden productos típicos vascos.






Tras el paseo volvemos hacia la iglesia, donde nos tenemos que refugiar por la furia de la lluvia de una tormenta de verano. Una vez pasado el aguacero, salimos de esta para tomar dirección  hacia la rue de la Citadelle, calle por la que discurre el Camino de Santiago y que está repleta de albergues y otros locales enfocados a los peregrinos. Es una calle empedrada, muy bella y colorida, repleta de edificios antiguos de los siglos XVI y XVII  y adornada con macetas y flores que le aumentan aún más su encanto. Un poco empinada es la subida hacia la Ciudadela, pero merece la pena.




La Ciudadela es una construcción de origen militar iniciada en el siglo XV. En la actualidad, a pesar de su áire bélico, alberga una escuela. Una de sus partes más destacadas es la Puerta del Rey, que da acceso a su zona central. Una vez cruzamos dicha puerta hay un mirador donde merece la pena recrearse con las vistas, no solo del pueblo, sino de los alrededores, con un paisaje típicamente vasco totalmente verde y jalonado de caseríos dispersos.




Los alrededores de la Ciudadela constituyen un auténtico pulmón verde para el pueblo y sus visitantes, rodeada de árboles con senderos para pasear bastante agradables.

Tras nuestra visita nos despedimos del pueblo y entendemos por qué esta villa forma parte del selecto grupo de los pueblos más bellos de Francia. Nosotros nos despedimos con muy buen sabor de boca y proseguimos nuestra ruta cruzando de nuevo los Pirineos en dirección a Elizondo.