San Juan a Pie de Puerto es uno de los pueblos más bellos de Francia. Su encanto por si solo justifica una visita, pero es que además es el punto de partida del Camino de Santiago Francés. El ambiente de los peregrinos es palpable en la localidad. Está muy cerca de la frontera con España, a ocho kilómetros, al cruzar los Pirineos desde Roncesvalles, por lo que aprovechamos nuestra visita a esta localidad navarra para acercarnos a verlo.
San Juan es una villa vasca situada en el departamento de Pirineos Atlánticos, en la región de Aquitania. Su ambiente fusiona muy bien el estilo vasco y el francés y sus calles son muy coloridas y pintorescas. Sin duda la estampa más bella de la localidad la tenemos al cruzar el puente sobre el río Nive, pero toda ella merece la pena ser recorrida.
Llegamos a San Juan procedentes de Roncesvalles y antes de cruzar la muralla que da acceso al casco antiguo vemos un parquing gratuito donde dejamos el coche. La villa se fundó en el siglo XII entorno a un castillo y estaba totalmente amurallada. Hoy no se conserva toda la muralla pero si gran parte, con algunas puertas muy bonitas, como la de San Jacques, declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Vamos callejeando por sus bonitas calles empedradas viendo las tiendas y las terrazas de los bistrós. La calle principal, la que atraviesa el río, tiene bastante tráfico de coches, por lo que tras tomar la imagen del puente romano sobre el río Nive, una de las más típicas del pueblo por su belleza, cruzamos una de las puertas de la muralla y nos adentramos en la zona peatonal. Aquí encontramos la iglesia Notre-Dame du Bout du Pont, iglesia gótica del siglo XII aunque muy reformada a lo largo de los siglos.
Seguimos callejeando por su zona peatonal disfrutando de sus coloridas tiendas donde se venden productos típicos vascos.
Tras el paseo volvemos hacia la iglesia, donde nos tenemos que refugiar por la furia de la lluvia de una tormenta de verano. Una vez pasado el aguacero, salimos de esta para tomar dirección hacia la rue de la Citadelle, calle por la que discurre el Camino de Santiago y que está repleta de albergues y otros locales enfocados a los peregrinos. Es una calle empedrada, muy bella y colorida, repleta de edificios antiguos de los siglos XVI y XVII y adornada con macetas y flores que le aumentan aún más su encanto. Un poco empinada es la subida hacia la Ciudadela, pero merece la pena.
La Ciudadela es una construcción de origen militar iniciada en el siglo XV. En la actualidad, a pesar de su áire bélico, alberga una escuela. Una de sus partes más destacadas es la Puerta del Rey, que da acceso a su zona central. Una vez cruzamos dicha puerta hay un mirador donde merece la pena recrearse con las vistas, no solo del pueblo, sino de los alrededores, con un paisaje típicamente vasco totalmente verde y jalonado de caseríos dispersos.
Los alrededores de la Ciudadela constituyen un auténtico pulmón verde para el pueblo y sus visitantes, rodeada de árboles con senderos para pasear bastante agradables.
Tras nuestra visita nos despedimos del pueblo y entendemos por qué esta villa forma parte del selecto grupo de los pueblos más bellos de Francia. Nosotros nos despedimos con muy buen sabor de boca y proseguimos nuestra ruta cruzando de nuevo los Pirineos en dirección a Elizondo.
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