domingo, 26 de enero de 2020

Qué ver en Milán. Italia.

Milán es conocida por ser la capital de la moda y también por su magnífica catedral, conocida como el Duomo de Milán y situada en el corazón de esta ciudad, rodeada de lujosísimas tiendas no aptas para todos los bolsillos. Hay quién dice que no es la ciudad más bonita de Italia, y  llevan razón, ya que en Italia hay ciudades realmente deslumbrantes, pero Milán se merece una visita y es una ciudad que no decepciona si le dedicas el tiempo justo. Nosotros pasamos dos noches en Milán, en nuestra visita por la Lombardía italiana, donde también visitamos las ciudades de Bérgamo, Como, su espectacular lago y la ciudad suiza de Lugano. 

Fue una escapada de tres amigas para la que reservamos una habitación triple en el hotel 43Station Hotel, situado cerca de la espectacular Estación Central de Milán. El primer edificio que vimos nada más llegar y que nos sorprendió por su tamaño y por su magnífica arquitectura. Llegamos a la ciudad de noche, en un tren desde la localidad de Como. El día había sido intenso pero no queríamos dejar pasar la oportunidad de ver la fachada del Duomo iluminada, por lo que tras el check-in en el hotel tomamos el metro hasta la parada plaza del Duomo y nada más salir de la estación nos deslumbró este majestuoso edificio. 




En la misma Plaza del Duomo se encuentra la entrada de las Galerías Vittorio Emanuele II, unas lujosas galerías comerciales que por sí solas justifican su visita. Al ser diciembre estaban adornadas con motivos navideños y con un gran árbol de Navidad adornado con cristales de Swarovski en su centro. La noche nos dio para poco más, ya que el día había sido intenso y estábamos cansadas, decidimos tomar de nuevo el metro y volver al hotel a descansar. Para volver usamos el mismo billete de metro que teníamos del anterior viaje, los billetes sencillos de metro cuestan 2 euros y se pueden comprar en cualquier estanco, las máquinas de la estación o las mismas taquillas. Se puede usar varias veces dentro de un margen de tiempo de 90 minutos, aunque salgas de la estación. 

Nuestro siguiente día en Milán era lunes, por lo que no pudimos visitar uno de los objetos de deseo de nuestro viaje a esta ciudad, el cementerio monumental de Milán. Si vais por esta ciudad y tenéis la oportunidad de visitarlo no lo dudéis, es  como un museo al aire libre repleto de magníficas esculturas, y el acceso es gratuito. 

Dado que esta visita no fue posible nos dirigimos a nuestra primera parada, el castillo de los Sforza o castello Sforzesco. 




El castillo es un edifico con aspecto de fortaleza, edificado entre 1360 y 1370, por orden de Galezzo II Visconti. Comienza a transformarse en mansión señorial a partir del siglo XV y adquiere formas suntuosas bajo los Sforza, cuando la corte de Milán convoca a artistas de la talla de Leonardo y Bramante. En la actualidad alberga una serie de museos bastante interesantes como el museo arqueológico, el museo de Arte Antiguo y Armería o la colección Vinciana, entre otros. Al lado del castillo se sitúa el parque Sempione, se trata de un parque de inspiración inglés que constituye un agradable paseo y desde el que se puede admirar el Arco de la Paz. No muy lejos del castillo se encuentra también la iglesia de Santa María delle Grazie, un templo renacentista de terracota con un interior gótico.  En el refectorio del convento dominico adyacente de encuentra el famoso fresco "la última cena" de Leonardo Da Vinci, una de sus mayores obras maestras.  Debido a las necesidades de preservación de este fresco las visitas están muy limitadas, en grupos de 15 personas cada media hora, por lo que es bastante complicado conseguir una entrada y hay que reservar con un al menos un par de meses de antelación. Nosotras lo intentamos, pero no fue posible ya que el día elegido para nuestra visita, al ser lunes, está cerrado. 

Tras nuestra visita al castillo y un paseo por el parque, decidimos ir andando desde aquí en dirección a la Plaza del Duomo, atravesando el bonito barrio de Brera, con sus señoriales edificios y sus interesantes iglesias, como la Basílica de San Simpliciano.





En esta zona se encuentra también la Pinacoteca de Brera, una visita interesante si disponéis de tiempo suficiente. No era nuestro caso, así que proseguimos camino hacía el llamado cuadrilátero de la moda, constituido por cuatro calles, via Monte Napoleone, via Manzoni, via della Spiga y Corso Venezia.  Un grupo de calles donde se concentran las lujosas tiendas de las grandes marcas de ropa, calzado y perfumes. 

En nuestro paseo encontramos edificios bastante interesantes, como la Casa degli Omenoni. Este es un palacio histórico  construido en torno al 1565, situado en la actual vía degli Omenoni, detrás de la iglesia de San Fedele. Su nombre procede de los ocho atlantes, llamados omenoni en milanés, que decoran su fachada. 




Pasamos también por delante del edificio de la Scala de Milán, situado en una plaza donde se encuentra otra de las entradas de las galerías Vittorio Emanuele II. Llegamos a la Plaza del Duomo y nos dirigimos al edificio situado frente a la catedral, que alberga los museos del Duomo, para comprar la entrada de la catedral. Hay distintas modalidades de entrada, con precios que varían entre los 3 y los 15 euros según quieras comprar solamente la entrada a la catedral, o combinar esta con la subida a las cubiertas de la catedral o los museos. Nosotros compramos la sencilla, ya que nuestra intención es visitar el interior de la catedral solamente. 


El edifico es magnífico, con su fachada gótica de mármol blanco. La catedral fue iniciada en 1386, y no sería finalizada hasta 1965. Es un templo de grandes dimensiones, de cinco naves, una central y cuatro laterales, cada una con su correspondiente puerta en la fachada principal. La nave central tiene una altura de 45 metros. La construcción es de ladrillo recubierto de mármol, blanco en la fachada y rosado en su interior. Su interior puede resultar algo oscuro, si lo comparamos con la luz de la fachada, este efecto se debe al ennegrecimiento del mármol rosado del interior de la catedral con el paso del tiempo. Actualmente se está procediendo a la limpieza de este y es posible ver el contraste entre las zonas restauradas y las que no lo están, en las naves laterales. 

Dentro de la catedral hay bastantes elementos interesantes, sus vidrieras, los tapices que separan las naves y algunas esculturas como la de San Bartolomé Desollado, que nos llamó la atención por la atención al detalle en el cincelado de las estructuras anatómicas de la figura. 



Tras la visita a la catedral nos vamos a uno de los restaurantes que se encuentran por detrás de la Plaza del Duomo para comer, pedimos unos platos de pasta que estaban bastante buenos, y el precio no estaba nada mal para estar situado en la parte más lujosa de la ciudad. 

Después de la comida nos vamos a visitar las galerías Vittorio Emanuele II. Inauguradas en el 1878, se considera la "sala de estar" de Milán. Conectan la Piazza del Duomo con Piazza della Scala, y es uno de los símbolos de la elegancia de la ciudad, con tiendas, cafés y restaurantes históricos. Están formadas por una planta de cruz, desde el interior resalta la cúpula central de hierro y cristal.




Tras la visita a las galerías nos vamos a un edifico cercano llamado Rinacimiento, es un lujoso centro comercial. Hemos leído en otros blogs que desde su terraza superior hay una bonita vista de toda la Plaza del Duomo. Después de subir, no nos parece que la vista sea nada destacado, además la terraza está abarrotada de gente, tanto en su cafetería como de curiosos, que como nosotros, se acercan a ver la vista, por lo que descartamos tomar un café allí, algo que un día más tranquilo puede ser interesante.

El resto de la tarde lo dedicamos a pasear por la zona de tiendas disfrutando de la bonita y cuidada decoración navideña de calles y escaparates. 



sábado, 11 de enero de 2020

Qué ver en Como. Italia.

Casco antiguo de Como en Navidad. 



Como es una ciudad situada en la Lombardía italiana, a la orilla del espectacular lago de Como, lo que la convierte en uno de los mejores destinos para conocer esta preciosa zona del norte de  Italia. Llegar hasta Como es bastante sencillo ya que hay trenes que la comunican con Milán con bastante frecuencia y a un precio muy asequible. 

Una vez llegamos a Como podemos explorar su precioso lago y visitar los pintorescos pueblos que se encuentran en su orilla, para esto podemos optar por tomar un barco desde Como e ir parando, aunque hay también opción de ir desde un pueblo a otro en autobús. Nuestro viaje a Como fue una escapada invernal, y las rutas de barco eran bastante más limitadas que en verano, por lo que optamos por combinar ambos medios de transporte para explorar el lago, como ya os conté en una anterior entrada que podéis leer aquí. Nuestra estancia en Como fue de dos noches, y uno de los días lo dedicamos a explorar los pueblos del lago.

En esta entrada os quiero contar qué ver en la ciudad de Como, en la que hay una serie de monumentos y atracciones turísticas que yo considero imprescindibles si se visitan estas tierras.

Iniciamos nuestra visita a Como a orillas de su bello lago, vamos bordeando su margen  izquierda hasta llegar hasta la primera de nuestras paradas del día, el Templo Voltiano. Este edificio se erigió  en 1928 en honor a Alessandro Volta, un célebre químico y físico italiano, nacido en esta localidad, y famoso por ser el inventor de la pila voltaica, predecesora de la moderna batería eléctrica. El edificio se erige sobre los cimientos de lo que fue la casa de Alessandro Volta, y es de estilo neoclásico, inspirado en el Panteón de los Hombres Ilustres de París, aunque de más discreta dimensión. En su interior alberga un museo dedicado a Volta.





Cerca de este edificio se encuentra la entrada a una pasarela que se adentra en el lago y que termina en una escultura contemporánea realizada en honor a Alessandro Volta denominada Life Electric. Es una obra de Daniel Libeskind,  finalizada en 2015.




Continuamos caminando por el margen izquierdo del lago hasta llegar a Villa Olmo, una preciosa villa neoclásica de finales del siglo XVIII. Esta antigua residencia de la aristocracia es hoy un edificio público de entrada gratuita, si bien en ocasiones restringida por diversas actividades, como congresos o exposiciones. Entre la villa y el lago se extiende un cuidado y bello jardín de estilo francés y en su parte posterior hay un bonito parque. En el camino a Villa Olmo podemos ver otras villas, si bien al ser privadas solo se pueden admirar desde sus verjas.




Desde Villa Olmo volvemos bordeando el lago hasta llegar al lugar donde se toma el funicular que sube al pequeño pueblo de Brunate, desde el que se pueden admirar unas magníficas vistas del lago. La línea opera desde 1894 y es usada tanto por turistas como por los residentes locales. El coste del billete de ida y vuelta es de 5,70 euros. Nosotros, al viajar en invierno, hicimos una cola de unos 30 minutos para comprar el ticket, pero en verano y fines de semana esta puede ser muy superior, por lo que os recomiendo que si tenéis intención de subir a Brunate lo hagáis temprano en la mañana para evitar esta cola. Una vez llegamos arriba se pueden admirar las vistas del lago, aunque la mejor vista se obtiene desde el faro voltiano. Para llegar al faro se puede tomar un autobús desde la plaza que hay arriba del funicular o bien caminar unos 25 minutos, eso si, todo cuesta arriba, yo lo hice y llegué totalmente exhausta, pero las vistas merecían el esfuerzo.




Una vez que tomamos de nuevo el funicular para bajar a Como nos dirigimos hacia su centro histórico, que está a cinco minutos de la orilla del lago.


Un paseo por el casco antiguo de Como te llevará hasta la Piazza del Duomo, donde se encuentra la magnífica catedral de Como. La catedral es una mezcla del  estilo gótico tardío y renacentista, se inició en 1396 y se finalizó en 1770 con la construcción de su cúpula. En su fachada podemos ver dos esculturas sentadas flanqueando el pórtico de la entrada, representan a los historiadores romanos Plinio el Viejo y Plinio el Joven, naturales de esta ciudad. El acceso a la Catedral para la visita turística, que es gratuita, se realiza a través de una puerta lateral denominada Puerta de la Rana.   Una vez entramos en la catedral una de las cosas que más nos llama la atención son los techos, son realmente preciosos. La catedral está adornada con magníficos tapices, que cuelgan del techo separando las naves, hechos en Florencia, Ferrara y Amberes entre los siglos XVI y XVII.




Adosado a la catedral hay un palacio medieval  con una gran torre, el conjunto de los dos forma una bella estampa. Este edificio está abierto en su planta baja en dos de sus lados mediante pórticos, a través de los cuales se puede pasar a la plaza situada detrás. Este tipo de arquitectura es muy común en los palacios comunales medievales italianos, que acogían las asambleas públicas de la ciudad.






Después de estas visitas disponíamos de poco tiempo más, ya que teníamos previsto tomar un tren vespertino en dirección a Milán, así que  nos dirigimos a un restaurante para hacer una comida tardía. Afortunadamente en los restaurantes italianos no hay problema para comer, incluso llegando a las tres de la tarde, tras lo cual partimos hacia nuestro siguiente destino, Milán.






miércoles, 8 de enero de 2020

Sierra de Cazorla. Ruta de la Cerrada del Utrero y nacimiento del Guadalquivir.






Para mí es un privilegio tener la Sierra de Cazorla tan cerca de casa, tal es así que puedo permitirme el lujo de visitar esta maravilla de la naturaleza en una escapada de un día. Aprovechando un espléndido sol en un sábado invernal, nos escapamos rumbo a Cazorla. Hoy hemos pensado realizar la ruta de la Cerrada del Utrero, para ver la cascada de Linarejos. Es una ruta que ya hemos hecho en anteriores ocasiones, pero que hace tiempo que no visitamos y como la naturaleza está viva y va cambiando hay que volver para volver a recorrerla. 

Entramos a la Sierra por Burunchel y paramos en el mirador de las Palomas, no era una parada programada, pero no podemos evitarla al ver el mar se nubes estacionado entre las montañas, que crea un paisaje espectacular.




Seguimos ruta por la A-319 descendiendo hasta llegar a un cruce con un pequeño bar que está bastante animado en verano, pero que ahora se encuentra cerrado, allí tomamos el desvío hacia la JF-7091 siguiendo las indicaciones del nacimiento del Guadalquivir. Tras recorrer por esta carretera unos tres kilómetros y medio llegaremos a un pequeño aparcamiento donde estacionaremos para iniciar la ruta. Al lado del aparcamiento hay un bar-restaurante, pero en invierno lo encontraréis cerrado. Desde este punto se inicia una ruta circular de poco más de kilómetro y medio.  Podemos empezarla en cualquiera de los dos sentidos, pero yo os recomiendo bajar desde el aparcamiento hasta la pequeña caseta de información turística que hay al lado de la carretera e iniciar la ruta por el sendero que sale frente a esta. Esta parte es la más dura, porque tiene subidas y escaleras hasta llegar a la presa, a partir de ese momento la ruta es un sendero fácil de recorrer, con pequeñas subidas. Para las personas que tengan dificultad para subir escaleras,  recomiendo iniciar desde el otro lado y llegar solo hasta la presa, haciendo la ruta de forma lineal, para evitar el tramo con más dificultad. 

Iniciando pues la ruta hacia la presa, llegaremos a esta, después bajamos las escaleras y llegamos al sendero que nos llevará hasta el punto donde se ve la cascada de Linarejos. El cañón que recorremos en esta ruta ha sido labrado por el Guadalquivir, quedando en las alturas algunos arroyos como el de Linarejos, que se asoma a las paredes de roca caliza para  descender en una espectacular caída que forma la cascada y a través de la cual se une al río para continuar su camino.




Terminamos la ruta y salimos de nuevo unos metros antes del aparcamiento, continuamos en coche hasta el nacimiento del Guadalquivir, que está a unos 11 km de la cerrada del Utrero. Tomamos la dirección del camping Puente de las Herrerías y después de este hay una pequeña área recreativa, desde este punto la carretera se convierte en pista forestal. El camino, sin estar especialmente mal, tiene bastantes baches, por lo que yo recomendaría no recorrerlo con un coche muy bajito, para evitar problemas.  Por el camino nos encontramos un amiguito que se acerca a saludarnos.




Poco antes de llegar al nacimiento del Guadalquivir hay una bifurcación de la carretera, el nacimiento del Guadalquivir es el desvío de la izquierda, está indicado, el otro desvío sigue hasta la Iruela. 

Pasamos por delante del nacimiento para detener el coche a poca distancia, en un aparcamiento al lado de una bonita área recreativa, en la que vamos a comer. Después nos acercamos a ver el nacimiento, que en este momento lleva bastante agua. 




Desde este punto el plan inicial era continuar desde el área recreativa un kilómetro más en coche y hacer la ruta de los tejos milenarios, que es una hora aproximadamente andando. Un pequeño problema muscular de mi hija nos impide seguir con ese plan, por lo que decidimos cambiar de ruta y volver hasta el desvío para tomar la pista forestal que conduce a la Iruela por la zona conocida como el Chorro, lugar de avistamiento de buitres leonados. Esta pista forestal está en mejor estado que la que hemos traído desde la cerrada del Utrero, por lo que si vuestra intención es llegar al nacimiento del Guadalquivir o hacer la ruta de los Tejos milenarios desde Cazorla, os aconsejo tomar la ruta del Chorro desde la Iruela y seguir por ella hasta el nacimiento del Guadalquivir.




Después de una parada para ver los buitres leonados proseguimos hacia la Iruela y volvemos a casa.  Ya os hablé de la ruta del Chorro  en una anterior entrada, que podéis leer aquí.

Tendremos que volver otro día para realizar la ruta de los tejos milenarios, es la segunda vez que lo intentamos, en la anterior ocasión nos lo impidió la nieve, como os relaté en la entrada sobre Quesada y el Santuario de Tíscar, que podéis leer aquí.