sábado, 11 de enero de 2020

Qué ver en Como. Italia.

Casco antiguo de Como en Navidad. 



Como es una ciudad situada en la Lombardía italiana, a la orilla del espectacular lago de Como, lo que la convierte en uno de los mejores destinos para conocer esta preciosa zona del norte de  Italia. Llegar hasta Como es bastante sencillo ya que hay trenes que la comunican con Milán con bastante frecuencia y a un precio muy asequible. 

Una vez llegamos a Como podemos explorar su precioso lago y visitar los pintorescos pueblos que se encuentran en su orilla, para esto podemos optar por tomar un barco desde Como e ir parando, aunque hay también opción de ir desde un pueblo a otro en autobús. Nuestro viaje a Como fue una escapada invernal, y las rutas de barco eran bastante más limitadas que en verano, por lo que optamos por combinar ambos medios de transporte para explorar el lago, como ya os conté en una anterior entrada que podéis leer aquí. Nuestra estancia en Como fue de dos noches, y uno de los días lo dedicamos a explorar los pueblos del lago.

En esta entrada os quiero contar qué ver en la ciudad de Como, en la que hay una serie de monumentos y atracciones turísticas que yo considero imprescindibles si se visitan estas tierras.

Iniciamos nuestra visita a Como a orillas de su bello lago, vamos bordeando su margen  izquierda hasta llegar hasta la primera de nuestras paradas del día, el Templo Voltiano. Este edificio se erigió  en 1928 en honor a Alessandro Volta, un célebre químico y físico italiano, nacido en esta localidad, y famoso por ser el inventor de la pila voltaica, predecesora de la moderna batería eléctrica. El edificio se erige sobre los cimientos de lo que fue la casa de Alessandro Volta, y es de estilo neoclásico, inspirado en el Panteón de los Hombres Ilustres de París, aunque de más discreta dimensión. En su interior alberga un museo dedicado a Volta.





Cerca de este edificio se encuentra la entrada a una pasarela que se adentra en el lago y que termina en una escultura contemporánea realizada en honor a Alessandro Volta denominada Life Electric. Es una obra de Daniel Libeskind,  finalizada en 2015.




Continuamos caminando por el margen izquierdo del lago hasta llegar a Villa Olmo, una preciosa villa neoclásica de finales del siglo XVIII. Esta antigua residencia de la aristocracia es hoy un edificio público de entrada gratuita, si bien en ocasiones restringida por diversas actividades, como congresos o exposiciones. Entre la villa y el lago se extiende un cuidado y bello jardín de estilo francés y en su parte posterior hay un bonito parque. En el camino a Villa Olmo podemos ver otras villas, si bien al ser privadas solo se pueden admirar desde sus verjas.




Desde Villa Olmo volvemos bordeando el lago hasta llegar al lugar donde se toma el funicular que sube al pequeño pueblo de Brunate, desde el que se pueden admirar unas magníficas vistas del lago. La línea opera desde 1894 y es usada tanto por turistas como por los residentes locales. El coste del billete de ida y vuelta es de 5,70 euros. Nosotros, al viajar en invierno, hicimos una cola de unos 30 minutos para comprar el ticket, pero en verano y fines de semana esta puede ser muy superior, por lo que os recomiendo que si tenéis intención de subir a Brunate lo hagáis temprano en la mañana para evitar esta cola. Una vez llegamos arriba se pueden admirar las vistas del lago, aunque la mejor vista se obtiene desde el faro voltiano. Para llegar al faro se puede tomar un autobús desde la plaza que hay arriba del funicular o bien caminar unos 25 minutos, eso si, todo cuesta arriba, yo lo hice y llegué totalmente exhausta, pero las vistas merecían el esfuerzo.




Una vez que tomamos de nuevo el funicular para bajar a Como nos dirigimos hacia su centro histórico, que está a cinco minutos de la orilla del lago.


Un paseo por el casco antiguo de Como te llevará hasta la Piazza del Duomo, donde se encuentra la magnífica catedral de Como. La catedral es una mezcla del  estilo gótico tardío y renacentista, se inició en 1396 y se finalizó en 1770 con la construcción de su cúpula. En su fachada podemos ver dos esculturas sentadas flanqueando el pórtico de la entrada, representan a los historiadores romanos Plinio el Viejo y Plinio el Joven, naturales de esta ciudad. El acceso a la Catedral para la visita turística, que es gratuita, se realiza a través de una puerta lateral denominada Puerta de la Rana.   Una vez entramos en la catedral una de las cosas que más nos llama la atención son los techos, son realmente preciosos. La catedral está adornada con magníficos tapices, que cuelgan del techo separando las naves, hechos en Florencia, Ferrara y Amberes entre los siglos XVI y XVII.




Adosado a la catedral hay un palacio medieval  con una gran torre, el conjunto de los dos forma una bella estampa. Este edificio está abierto en su planta baja en dos de sus lados mediante pórticos, a través de los cuales se puede pasar a la plaza situada detrás. Este tipo de arquitectura es muy común en los palacios comunales medievales italianos, que acogían las asambleas públicas de la ciudad.






Después de estas visitas disponíamos de poco tiempo más, ya que teníamos previsto tomar un tren vespertino en dirección a Milán, así que  nos dirigimos a un restaurante para hacer una comida tardía. Afortunadamente en los restaurantes italianos no hay problema para comer, incluso llegando a las tres de la tarde, tras lo cual partimos hacia nuestro siguiente destino, Milán.






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