Milán es conocida por ser la capital de la moda y también por su magnífica catedral, conocida como el Duomo de Milán y situada en el corazón de esta ciudad, rodeada de lujosísimas tiendas no aptas para todos los bolsillos. Hay quién dice que no es la ciudad más bonita de Italia, y llevan razón, ya que en Italia hay ciudades realmente deslumbrantes, pero Milán se merece una visita y es una ciudad que no decepciona si le dedicas el tiempo justo. Nosotros pasamos dos noches en Milán, en nuestra visita por la Lombardía italiana, donde también visitamos las ciudades de Bérgamo, Como, su espectacular lago y la ciudad suiza de Lugano.
Fue una escapada de tres amigas para la que reservamos una habitación triple en el hotel 43Station Hotel, situado cerca de la espectacular Estación Central de Milán. El primer edificio que vimos nada más llegar y que nos sorprendió por su tamaño y por su magnífica arquitectura. Llegamos a la ciudad de noche, en un tren desde la localidad de Como. El día había sido intenso pero no queríamos dejar pasar la oportunidad de ver la fachada del Duomo iluminada, por lo que tras el check-in en el hotel tomamos el metro hasta la parada plaza del Duomo y nada más salir de la estación nos deslumbró este majestuoso edificio.
En la misma Plaza del Duomo se encuentra la entrada de las Galerías Vittorio Emanuele II, unas lujosas galerías comerciales que por sí solas justifican su visita. Al ser diciembre estaban adornadas con motivos navideños y con un gran árbol de Navidad adornado con cristales de Swarovski en su centro. La noche nos dio para poco más, ya que el día había sido intenso y estábamos cansadas, decidimos tomar de nuevo el metro y volver al hotel a descansar. Para volver usamos el mismo billete de metro que teníamos del anterior viaje, los billetes sencillos de metro cuestan 2 euros y se pueden comprar en cualquier estanco, las máquinas de la estación o las mismas taquillas. Se puede usar varias veces dentro de un margen de tiempo de 90 minutos, aunque salgas de la estación.
Nuestro siguiente día en Milán era lunes, por lo que no pudimos visitar uno de los objetos de deseo de nuestro viaje a esta ciudad, el cementerio monumental de Milán. Si vais por esta ciudad y tenéis la oportunidad de visitarlo no lo dudéis, es como un museo al aire libre repleto de magníficas esculturas, y el acceso es gratuito.
Dado que esta visita no fue posible nos dirigimos a nuestra primera parada, el castillo de los Sforza o castello Sforzesco.
El castillo es un edifico con aspecto de fortaleza, edificado entre 1360 y 1370, por orden de Galezzo II Visconti. Comienza a transformarse en mansión señorial a partir del siglo XV y adquiere formas suntuosas bajo los Sforza, cuando la corte de Milán convoca a artistas de la talla de Leonardo y Bramante. En la actualidad alberga una serie de museos bastante interesantes como el museo arqueológico, el museo de Arte Antiguo y Armería o la colección Vinciana, entre otros. Al lado del castillo se sitúa el parque Sempione, se trata de un parque de inspiración inglés que constituye un agradable paseo y desde el que se puede admirar el Arco de la Paz. No muy lejos del castillo se encuentra también la iglesia de Santa María delle Grazie, un templo renacentista de terracota con un interior gótico. En el refectorio del convento dominico adyacente de encuentra el famoso fresco "la última cena" de Leonardo Da Vinci, una de sus mayores obras maestras. Debido a las necesidades de preservación de este fresco las visitas están muy limitadas, en grupos de 15 personas cada media hora, por lo que es bastante complicado conseguir una entrada y hay que reservar con un al menos un par de meses de antelación. Nosotras lo intentamos, pero no fue posible ya que el día elegido para nuestra visita, al ser lunes, está cerrado.
Tras nuestra visita al castillo y un paseo por el parque, decidimos ir andando desde aquí en dirección a la Plaza del Duomo, atravesando el bonito barrio de Brera, con sus señoriales edificios y sus interesantes iglesias, como la Basílica de San Simpliciano.
En esta zona se encuentra también la Pinacoteca de Brera, una visita interesante si disponéis de tiempo suficiente. No era nuestro caso, así que proseguimos camino hacía el llamado cuadrilátero de la moda, constituido por cuatro calles, via Monte Napoleone, via Manzoni, via della Spiga y Corso Venezia. Un grupo de calles donde se concentran las lujosas tiendas de las grandes marcas de ropa, calzado y perfumes.
En nuestro paseo encontramos edificios bastante interesantes, como la Casa degli Omenoni. Este es un palacio histórico construido en torno al 1565, situado en la actual vía degli Omenoni, detrás de la iglesia de San Fedele. Su nombre procede de los ocho atlantes, llamados omenoni en milanés, que decoran su fachada.
Pasamos también por delante del edificio de la Scala de Milán, situado en una plaza donde se encuentra otra de las entradas de las galerías Vittorio Emanuele II. Llegamos a la Plaza del Duomo y nos dirigimos al edificio situado frente a la catedral, que alberga los museos del Duomo, para comprar la entrada de la catedral. Hay distintas modalidades de entrada, con precios que varían entre los 3 y los 15 euros según quieras comprar solamente la entrada a la catedral, o combinar esta con la subida a las cubiertas de la catedral o los museos. Nosotros compramos la sencilla, ya que nuestra intención es visitar el interior de la catedral solamente.
El edifico es magnífico, con su fachada gótica de mármol blanco. La catedral fue iniciada en 1386, y no sería finalizada hasta 1965. Es un templo de grandes dimensiones, de cinco naves, una central y cuatro laterales, cada una con su correspondiente puerta en la fachada principal. La nave central tiene una altura de 45 metros. La construcción es de ladrillo recubierto de mármol, blanco en la fachada y rosado en su interior. Su interior puede resultar algo oscuro, si lo comparamos con la luz de la fachada, este efecto se debe al ennegrecimiento del mármol rosado del interior de la catedral con el paso del tiempo. Actualmente se está procediendo a la limpieza de este y es posible ver el contraste entre las zonas restauradas y las que no lo están, en las naves laterales.
Dentro de la catedral hay bastantes elementos interesantes, sus vidrieras, los tapices que separan las naves y algunas esculturas como la de San Bartolomé Desollado, que nos llamó la atención por la atención al detalle en el cincelado de las estructuras anatómicas de la figura.
Tras la visita a la catedral nos vamos a uno de los restaurantes que se encuentran por detrás de la Plaza del Duomo para comer, pedimos unos platos de pasta que estaban bastante buenos, y el precio no estaba nada mal para estar situado en la parte más lujosa de la ciudad.
Después de la comida nos vamos a visitar las galerías Vittorio Emanuele II. Inauguradas en el 1878, se considera la "sala de estar" de Milán. Conectan la Piazza del Duomo con Piazza della Scala, y es uno de los símbolos de la elegancia de la ciudad, con tiendas, cafés y restaurantes históricos. Están formadas por una planta de cruz, desde el interior resalta la cúpula central de hierro y cristal.
Tras la visita a las galerías nos vamos a un edifico cercano llamado Rinacimiento, es un lujoso centro comercial. Hemos leído en otros blogs que desde su terraza superior hay una bonita vista de toda la Plaza del Duomo. Después de subir, no nos parece que la vista sea nada destacado, además la terraza está abarrotada de gente, tanto en su cafetería como de curiosos, que como nosotros, se acercan a ver la vista, por lo que descartamos tomar un café allí, algo que un día más tranquilo puede ser interesante.
El resto de la tarde lo dedicamos a pasear por la zona de tiendas disfrutando de la bonita y cuidada decoración navideña de calles y escaparates.
El resto de la tarde lo dedicamos a pasear por la zona de tiendas disfrutando de la bonita y cuidada decoración navideña de calles y escaparates.
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