Mostrando entradas con la etiqueta Aragón. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Aragón. Mostrar todas las entradas

lunes, 26 de agosto de 2024

Qué hacer una semana en Jaca y alrededores.

 


Hoy quiero compartir con vosotros nuestro último viaje por el pirineo oscense. Ha sido una ruta de una semana visitando pueblos, monumentos, tanto históricos como naturales y haciendo rutas. La meteorología no acompañó mucho, y cuando digo esto no es porque estuviera lloviendo o nevando, ya que viajamos en agosto, es porque las olas de calor ya no perdonan ni al pirineo, así que hizo algo más calor de lo esperado, lo cual es un contratiempo cuando tienes un paisaje tan maravilloso por descubrir y quisieras recorrerlo todo. 

En nuestro día de partida el  primer plato fue Zaragoza, aquí no nos sorprendió mucho que hiciera calor, ya nos lo esperábamos. En esta ciudad visitamos la Basílica del Pilar y el Palacio de la Aljafería. El horario de ambos monumentos es partido, cierran al medio día, por lo que al llegar a las doce, solo nos dio tiempo de visitar la Basílica del Pilar por la mañana, y dar una vuelta por el centro histórico de Zaragoza. Después de comer visitamos el Palacio de la Alfafería. Este tiene aspecto de fortaleza medieval por fuera, por dentro nos recuerda a la Alhambra, por el estilo, salvando las distancias claro. 






Después de las dos visitas continuamos hasta Jaca, que va a ser nuestro lugar de residencia para las siguientes 7 noches y el punto de partida para conocer la zona. En Jaca, después de dejar las cosas en el hotel, nos fuimos a aparcar en una explanada que hay cerca de la Ciudadela. Nos resultó bastante fácil aparcar la primera noche, no así en otros días sucesivos, y es que Jaca en agosto está bastante concurrido. 

En nuestro viaje recorrimos cuatro valles, el valle de Hecho y Ansó, el Valle del Tena, el valle del Aragón y el valle de Aspe, este último perteneciente a Francia. 

En nuestro segundo día dedicamos la mañana a visitar el centro histórico de Jaca, donde destacan dos monumentos, la Ciudadela y la Catedral. La Ciudadela os llevará al menos hora y media, ya que tiene unas salas bastante interesantes, sobre todo para los que les gusten las miniaturas de soldaditos y batallas. 



Después fuimos hacia la Catedral, que está a poca distancia de la Ciudadela, y también dimos un paseo por el casco antiguo de Jaca, que es bastante interesante con algunos edificios muy destacados. 

Comer en el centro histórico de Jaca en agosto no es fácil, ni barato, si no has reservado. Nosotros teníamos intención de comer en un restaurante llamado restaurante la Cadiera, pero intenté reservar esa misma mañana y ya estaba completo. Al final comimos en La Tasca de Ana, un local pequeño, pero con terraza, aunque hay que llegar temprano porque no cogen reservas y también se llena pronto. 

Por la tarde nos fuimos a conocer el valle de Hecho y Ansó y la selva de Oza. Visitamos primero Ansó, que nos encantó. Es un pueblo precioso y muy auténtico. Aunque hay casas turísticas no llega al desarrollo de otros pueblos del pirineo oscense, donde hay más casas restauradas que antiguas. En este caso el casco antiguo, que es prácticamente todo el pueblo es precioso. Después pasamos de largo por Hecho para que no se nos hiciera tarde para hacer la ruta de la selva de Oza, que es un hayedo con zonas muy chulas. Una zona para aparcar es una explanada grande que hay antes de llegar al camping y desde ahí hay carteles con diversas rutas. Nosotros elegimos una circular de hora y media, aunque no la terminamos y la  hicimos lineal, desde el camping hasta la corona de los muertos. Es esta una construcción que data de entre el 3000/2000 a.C que nos decepcionó un poco, porque destaca poco sobre el bosque. 


Ansó


Ansó


En la carretera entre Hecho y la selva de Oza habíamos parado previamente en Siresa, para visitar el monasterio románico de San Pedro de Siresa. 



A la vuelta de la selva ya estaba anocheciendo por lo que decidimos no parar en Hecho, ya que nos dirigimos a Villanúa, una localidad cercana a Jaca donde tenemos un amigo que es gran conocedor de la zona. Con él quedamos para cenar y que nos diera unos consejos sobre las zonas más bonitas para visitar en los próximos días. 

En nuestro siguiente día teníamos concertada una visita guiada a la estación de Canfranc. Esta la organiza la oficina turística de Canfranc y es prácticamente en el exterior de la estación, solo se pasa al interior para atravesar el vestíbulo y cruzar a la parte posterior de esta. Canfranc está ahora convertida en un hotel de cinco estrellas. Aún así es una visita bastante interesante para conocer la historia y las anécdotas de este interesante edificio. 



Después de la visita a Canfranc nos dirigimos a la estación de esquí de Astún, para tomar el telesilla que nos lleva al inicio de la ruta de los siete ibones. En esta ruta se visitan siete ibones, o lagos glaciales, dos en el pirineo oscense y los otros cinco en el lado francés, en un paisaje de alta montaña espectacular. Desgraciadamente no pudimos visitarlos todos, ya que hacía demasiado calor, es una ruta sin ninguna sombra, y tampoco disponíamos del tiempo necesario para terminarla, ya que el último telesilla baja a las 17´30. Aún así disfrutamos de un paisaje magnífico. Para conocer la ruta completa os recomiendo este enlace ruta-de-los-ibones-de-astun






Esta zona es el valle de Aragón, y después de bajar de la ruta de los ibones cruzamos al Valle de Aspe, en el lado francés, donde por arte de magia la temperatura es diez grados menor que en el lado español. En esta zona, que nos encantó, visitamos los preciosos pueblos de Borce y Bedous. 


Borce

Bedous


El cuarto día teníamos una serie de actividades reservadas, en un viaje con adolescentes hay que buscar actividades con algo de adrenalina. Durante todo el día estuvimos recorriendo el valle del Tena, empezando por la localidad de Panticosa, donde recorrimos las pasarelas de Panticosa, después nos fuimos hacia Sallent de Gállego, donde visitamos este precioso pueblo y circunvalamos el precioso embalse de Lanuza. Nos encantó el paisaje del embalse con las montañas de fondo y el pintoresco pueblo de Lanuza en su orilla, sin duda una de la imágenes más bellas del viaje. 






Tras comer en un pueblo de la zona, fuimos hacia Piedrafíta de Jaca, donde teníamos reservado el tren del Valle del Tena. Es este un trenecito de aspecto turístico pero que sube hasta una zona que para  nosotros hubiera sido inaccesible andando, y que merece la pena por el paisaje. El recorrido, de unas dos horas y media, es algo molesto en verano por el polvo que levanta el tren al recorrer las pistas de montaña. El tren hace dos paradas, una de 15 minutos en la zona más alta de la montaña y otra de 25 en el ibón de Piedrafita, ambas,  por la espectacularidad del paisaje, justifican por sí solas el viaje. 






A la vuelta nos dirigimos hasta la cercana localidad de Hoz de Jaca para montar en la Tirolina del Valle del Tena, una de las más altas de España. Tras esta intensa jornada volvimos a Jaca. 

La quinta jornada la dedicamos a visitar las localidades de Santa Cruz de la Serós, el monasterio de San Juan de Peña, el castillo de Loarre y los Mallos de Riglos, unas espectaculares formaciones rocosas que os llamarán la atención en la carretera, entre el monasterio de San Juan de Peña y Loarre. Este día comimos en una localidad cercana a Loarre, Ayerbe, en el restaurante Floresta, lo destaco porque nos pareció un menú de muy buena calidad y precio. La localidad de Ayerbe también tiene un casco antiguo en el que merece la pena una pequeña parada.

Santa Cruz de la Serós.

 Para visitar San Juan de Peña hay que dirigirse al monasterio nuevo, allí se compra la entrada y se aparca. Hay unos autobuses lanzadera que cada 10/15 minutos te llevarán desde aquí hasta el monasterio antiguo. El autobús está incluido en el precio de la entrada, también la audioguía, hay también opción de visita guiada. Nosotros hicimos la visita por libre con la audioguía. 







Nuestra intención era hacer una ruta circular desde Jaca a Santa Cruz de la Serós, San Juan de Peña y Loarre y volver a Jaca visitando Huesca, pero decidimos volver por la misma carretera que habíamos tomado desde Jaca y dejar Huesca para nuestro viaje de vuelta, ya que nos había llamado la atención la zona de los Mallos de Riglos al pasar por la carretera y queríamos parar a conocerla. 





Terminamos el día volviendo al pueblo de Hecho, que nos pillaba casi de camino a Jaca, ya que el día previo habíamos pasado de largo. 

El sexto día lo dedicamos entero al parque nacional de Ordesa y Monte Perdido, donde hicimos la ruta desde la Pradera hasta la Cola de Caballo, una ruta sencilla de unos 18 Km, lineal, de ida y vuelta, que atraviesa unos parajes espectaculares. Para llegar al parque natural en verano, hay que ir a la localidad de Torla, donde hay un aparcamiento y tomar el autobús lanzadera a la pradera, salen cada 15 minutos. Ya que en verano el acceso al parque con vehículo privado está cortado. 

Es una ruta que os recomiendo realizar, os llevará entre 6 o 7 horas según las paradas que hagáis, ya que vais a ir encontrando cascadas por el camino que no podéis dejar de admirar y fotografiar. La mitad de la ruta es dentro de un bosque muy denso, por lo que hay bastante sombra, la otra mitad es por un paisaje más abierto pero igual o más espectacular. A lo largo de ella hay un par de fuentes donde podéis rellenar vuestras botellas de agua, y también zonas al lado del río donde podéis para a comer si lleváis bocatas. En caso contrario hay un restaurante en la pradera, al inicio de la ruta. 

Torla.




A pesar de que el día estaba bastante caluroso en Jaca, unos 36 grados según las previsiones, dentro de Ordesa no eran más de 28 y la sensación al hacer la ruta no fue de mucho calor. Es aconsejable madrugar ya que el aparcamiento de Torla, aunque es bastante grande, se llena si vais bien entrada la mañana. Nosotros salimos a las 8 de Jaca, por lo que llegamos a Torla sobre las 9 y no  tuvimos problema en aparcar. 

Tras terminar la ruta volvimos a Torla, que es un pueblo precioso, aunque muy turístico, y recorrimos su casco antiguo, en el que destaca su iglesia. A la vuelta paramos también en la cercana localidad de Linas de Broto, para ver la iglesia de San Miguel, que nos había llamado la atención al pasar por la mañana. 




En nuestra jornada número 7 pasamos la mañana haciendo arborismo y tirolinas en el Ecoparque el Juncaral, en la localidad de Villanúa. Es una actividad no apta para los que tengan vértigo, pero muy divertida para los amantes de la aventura.


Tras comer en esta misma localidad, previa reserva, que estamos en agosto, volvimos a cruzar al lado francés, esta vez por el tunel de Somport. Con este túnel pasas de Canfranc al valle francés sin enterarte, en 10 minutos y "et voilá" 10 grados menos de temperatura. 

Aquí aprovechamos para visitar algunas localidades más del valle de Aspe, entre las más bonitas Lées, Osse-en-Aspe y Etsaut. Si recorréis esta zona os llamará la atención a un lado de la carretera el Fort de Portalet, por su situación y la sinuosa escalera que asciende hasta él excavada en la montaña. Nosotros solo lo vimos desde fuera, pero es posible visitarlo. 




En nuestro último día partimos de Jaca en dirección Alcalá de Henares, y paramos a visitar Huesca, que estaba de fiestas, las fiestas de San Lorenzo. Visitamos el monasterio de San Pedro el Viejo y la Catedral. Fue imposible comer en Huesca, como era nuestra intención, porque al estar en fiestas estaba todo reservado. Paramos en un pueblo cercano, Almudévar, donde comimos en O´lugar, un restaurante que fue un magnífico hallazgo, con una cocina innovadora y de calidad a un precio de restaurante de pueblo, una parada obligada si estáis por la zona. 

San Pedro el Viejo. 



Y con este buen sabor de boca volvimos a casa, con la idea de volver a visitar el pirineo en una época en la que la nieve aún llene las cumbres, porque la sola imaginación de los parajes visitados con las montañas nevadas nos hacía salivar ocularmente. 








lunes, 1 de octubre de 2018

Qué ver en Sos del Rey Católico.




Sos del Rey Católico es una bellísima localidad situada en la zona norte de la provincia de Zaragoza, muy cerca de la comunidad foral de Navarra, en la llamada "comarca de las cinco villas",  por lo que aprovechamos nuestra ruta por tierras navarras para acercarnos a visitarla. El municipio debe su nombre en parte a estar situado sobre una peña, de aquí Sos, y la segunda parte a ser el lugar de nacimiento del rey Fernando el Católico.  Su localización sobre la peña, su recinto amurallado y el estar coronado por un castillo constituye una bella estampa a los ojos del visitante que se acerca a conocerlo.



Nosotros decidimos pasar una noche en esta localidad  para tener la oportunidad de conocerlo tanto a la luz del dia como con la iluminación nocturna, esta arranca matices a sus calles medievales que de otra forma no podríamos disfrutar. Llegamos al atardecer y dejamos el equipaje en el hotel. En esta ocasión optamos por alojarnos en un hotel bastante nuevo situado fuera del casco histórico pero lo suficientemente cerca para ir andando a este, el hotel Vinacua, un dos estrellas que para mi gusto se merece una más por comodidad y decoración,  con fácil aparcamiento en la puerta. 

Tras descansar un poco, porque el día había sido intenso, decidimos ir a cenar a un bar-restaurante llamado Lada, con una bonita terraza y situado bajo uno de los arcos de entrada del recinto amurallado, el Portal de Zaragoza.  

Tras la cena damos un paseo nocturno recorriendo las principales calles de Sos y enamorándonos de su ambiente medieval y su buen estado de conservación. No nos extraña que haya sido escenario de tantas películas y series de ambientación medieval, ya que la atmósfera lo propicia. Sus bellas casas de piedra, sus aleros de madera, fachadas con sillares y escudos, sus ventanas góticas y renacentistas y sus calles empedradas, en cada paso hay un rincón del que enamorarse. Tras el paseo nocturno nos vamos a descansar para reponer fuerzas para nuestra siguiente jornada. 

Al siguiente dia nos acercamos a la oficina de turismo situada en el Palacio de Sada. Este palacio fue el lugar de nacimiento de Fernando el Católico y es uno de los edificios más emblemáticos de la villa. En la fachada principal podemos ver sobre la puerta el escudo de la familia Sada. Adherido al palacio se encuentra la iglesia de San Martín de Tours, del siglo XIII, en la que se conservan pinturas murales de estilo gótico lineal. Esta iglesia en principio independiente fue adosada al palacio en forma de cripta. En el palacio contratamos una visita guiada a la villa, como parte de esta ruta guiada entra la visita a la cripta donde proyectan un audiovisual con la explicación de las pinturas murales. El resto de palacio se ha convertido en un centro de interpretación sobre la vida de Fernando el Católico, sin duda con interés desde el punto de vista histórico pero sin interés arquitectónico porque las salas están totalmente restauradas como centro de interpretación. 





Comienza la visita y partimos hacia la  judería, recorriendo sus intrincadas calles en las que nos van explicando la vida cotidiana de la época y apreciando detalles como  las  marcas de las puertas de los judíos conversos. Una de estas marcas se puede apreciar en la llamada Plaza de la Sartén, eran huecos situados en  una de las jambas de la puerta para colocar la mezuzá judía. Con el decreto de expulsión de los judios estos eran obligados a convertirse o marcharse. Los que decidieron quedarse grabaron encima de este hueco una cruz cristiana para demostrar su adhesión a la nueva fé. Con la expulsión  Sos perdió a casi un sexto de su población y a todos sus artesanos.

Plaza de la Sartén.


Bajamos por la calle Fernando el Católico hasta el palacio de los "Español de niño", es este un palacio de estilo renacentista de finales del siglo XVI. Actualmente se está acondicionando como palacio de congresos. Seguimos por la calle Fernando el Católico, calle principal de la localidad donde se ubican la mayoría de restaurantes y algunas tiendas que no le restan un ápice de autenticidad medieval a su trazado. Llegamos a la Plaza de la Villa, donde estaba el antiguo mercado. En la unión de los dos arcos interiores del soportal de la Plaza de la Villa se conserva el hueco triangular donde colgaban la balanza romana y la hendidura vertical correspondiente a la medida de la vara aragonesa o jaquesa, elementos esenciales para que el "almutazaf", el oficial del mercado, pudiera ejercer su función de control y vigilancia.


Plaza de la Villa.


En esta misma plaza se ubica el imponente edificio renacentista del Ayuntamiento, es un edificio de finales del siglo XVI. Sobre la puerta de acceso se encuentra el escudo de la villa y tiene una galería de arcos de medio punto en la planta superior y el gran alero de madera, característicos de los palacios aragoneses. Enfrente se haya el edificio del colegio Isidoro Gil de Jaz, edificio del siglo XVIII que en la actualidad sigue siendo el colegio de la villa.





Bajamos después hasta una de las puertas del recinto amurallado, el portal de Jaca. Es esta una de las siete puertas del primitivo recinto amurallado que aún se conservan. En la parte exterior de esta es posible apreciar una inscripción que un soldado francés, bastante cabreado con los guerrilleros españoles que luchaban por la independencia, hizo sobre uno de sus muros. La inscripción a pesar de estar en francés refleja muy bien el estado de ánimo del soldado, "merde pour les volantiers de Mina".




Desde aquí subimos hasta la Lonja medieval, lugar de mercado y espacio de reunión del concejo en la Edad Media. En el soportal de arcos apuntados se mantienen los dos orificios excavados para guardar el hielo, necesario para la conservación de alimentos. El edificio de la lonja acoge actualmente la biblioteca municipal.



Proseguimos hasta la iglesia de San Esteban, donde visitamos cripta e iglesia. Antes de acceder al pasaje que da acceso a la cripta vemos una estatua de Luis García Berlanga, director de cine muy querido en el pueblo ya que allí rodó "la vaquilla".



La iglesia de San Esteban está situada junto al castillo, la parte más primitiva es la cripta de Santa María del Perdón, cuya construcción  comienza a mediados del siglo XI y donde se conservan pinturas murales góticas. Para pasar a la cripta y a la iglesia hay un pasaje un poco oscuro con unos asientos laterales, en él se practicaban enterramientos en época medieval, era también lugar de reunión. Accedemos después a la iglesia por su portada románica, en la actualidad está protegida por un porche de construcción posterior que se realizó para su preservación frente al viento imperante en esta zona. En el interior de la iglesia destacan la pila bautismal del siglo VIII,  la talla románica del Cristo del Perón, la sillería del coro y el órgano barroco.





Desde el exterior de la iglesia se observa la torre del homenaje del castillo, vestigio más importante de este edificio edificado en el siglo XII sobre la preña Feliciana. La torre no es visitable en su interior por lo que nos ahorramos la subida.



Tras concluir la visita guiada nos vamos en coche al monasterio de Valentuñana, situado a pocos kilómetros de la localidad y desde el que obtenemos una bella panorámica del pueblo. Este monasterio fue construido en el siglo XVII por los padres Carmelitas Descalzos en el lugar donde, según la tradición, había aparecido en el medievo la virgen de Valentuñana.




Después de esta visita proseguimos nuestra ruta hacia Ochagavía, ruta que nos hará atravesar impresionantes paisajes como los de la Foz de Lumbier y la Foz de Arbayún hasta internarnos por fin en el precioso Valle de Salazar.




lunes, 30 de julio de 2018

Visitando Tarazona, capital del Moncayo

Tarazona, capital de la comarca del Moncayo, es un bonito municipio de Zaragoza. Encrucijada de caminos entre las comunidades de Castilla y León, La Rioja y Navarra. Nuestra llegada a Tarazona se enmarca en ruta a nuestro viaje por Navarra, llegamos procedentes de Medinaceli, localidad que habíamos visitado antes y de la que os hablé en otra entrada que podéis encontrar aquí.

Llegamos a Tarazona y aparcamos en un descampado habilitado como aparcamiento gratuito en la Avenida de Navarra, bastante cerca de la Plaza de San Francisco, donde se encuentra la oficina de turismo. En la oficina nos informan de los principales monumentos y horarios y nos dan un plano de la localidad. Nos dirigimos a uno de los puentes sobre el rio Queiles, desde el que contemplamos la bonita vista.



Hemos llegado a la hora de comer y la mayoría de los monumentos están cerrados, nos dirigimos pues a un restaurante cercano a la oficina de turismo. La gastronomía de Tarazona tiene como protagonista indiscutible a las verduras, cultivadas en la vega del Queiles, berenjenas, calabacines, alcachofas, espárragos y su afamada coliflor, también las judías blancas tiernas, denominadas pochas. La carne tiene también su protagonismo, ya que en Tarazona y el Moncayo existe una cabaña ganadera ovina que es la más representativa de la zona y se denomina Rasa Aragonesa. El cordero lechal, el pollo al chilindrón y el pavo trufado también son platos estrella de la zona. 

Después de comer nos encaminamos a la plaza de toros vieja. Esta plaza de forma octogonal, fue construida por iniciativa privada entre 1790 y 1792. La conforman 32 viviendas dispuestas alrededor de un espacio que sirvió como coso taurino hasta 1870. Aunque muy reformada y poco llamativa en mi opinión, sin duda es un espacio peculiar.



Cruzamos el rio y nos dirigimos a la judería, para llegar hasta ella hay que subir un buen tramo de escaleras, accediendo a la Plaza del Palacio. Desde esta plaza se puede disfrutar  una magnífica vista panorámica de la ciudad.








El Palacio Episcopal fue antigua zuda musulmana y residencia de los reyes de Aragón, se convirtió en palacio episcopal a finales del siglo XVI. Lo forman construcciones medievales como el torreón con el salón de obispos y renacentistas, patio,escalera, fachada hacia el rio. Fue ampliado en el siglo XVIII.  En el ascenso hacia la plaza del Palacio es posible  disfrutar de la vista de las casas colgadas de la judería.





Al lado del palacio episcopal se encuentra la iglesia de la Magdalena. Su cabecera de  tres ábsides es tardorománica y las naves datan de comienzos del siglo XV. La torre mudéjar consta de varios pisos medievales rematados por otro de comienzos del siglo XVII. El barrio de la judería es un laberinto de calles en bastante mal estado de conservación, de hecho las mayoría de las casas amenazan ruina. Nos perdemos un poco y acabamos en la calle Marrodán, una calle más ancha y comercial que conduce al Ayuntamiento. 

Rincón de la judería.

Iglesia de la Merced, judería.



Es este un magnífico edificio levantado a mediados del siglo XVI sobre la muralla para servir de lonja, granero público y mirador sobre la plaza. En la fachada destaca, junto a las figuras alegóricas, gigantes y escudos, el friso con la cabalgata triunfal de Carlos V tras su coronación como emperador en Bolonia.



Enfrente el Ayuntamiento se levanta una estatua que hace referencia al Cipotegato, figura bufonesca protagonista en las fiestas de la localidad. Con la salida del Cipotegato, el dia 27 de Agosto a las 12 del mediodia, dan comienzo las fiestas patronales en honor a San Atilano. Los actos se celebran desde el 27 de agosto hasta el 1 de septiembre.  El personaje sale corriendo desde el Ayuntamiento bajo una lluvia de tomates, para realizar un itinerario secreto por la ciudad. En el año 1998 fue declarada Fiesta de interes turístico por el gobierno de Aragón.



Bajamos de nuevo hasta el rio para cruzar en dirección a la Catedral de Santa María de la Huerta. Originariamente en esta ubicación se construyó una primera catedral románica tras la reconquista de la ciudad en 1119. Se erigió extramuros, en la huerta de la población. Esta ubicación tan peculiar se debe a la búsqueda de un lugar relacionado con los orígenes del cristianismo en la ciudad, ya que en esta localización se han hallado restos de una necrópolis tardoromana  y un baptisterio visigodo.



La actual fue construida en estilo gótico por maestros franceses, se consagró el 20 de abril de 1235. Destacan de esta época las pinturas descubiertas en la girola y el altar mayor. La incorporación de elementos mudéjares indican la larga pervivencia islámica en esta zona. A mediados del siglo XVI el interior del templo se renovó según la estética renacentista de la mano del maestro Alonso Gonzalez. Las principales aportaciones barrocas son el pórtico mayor de acceso al templo y el trascoro. Destaca la belleza del retablo del siglo XVI, del anterior solo se conserva la figura de la Virgen de la Huerta.





Después de la visita al interior de la catedral ponemos rumbo a nuestro coche, pasamos por delante de la iglesia y convento de San Francisco. El conjunto de la iglesia y el claustro fue construido en el siglo XV con capillas renacentistas y barrocas. Las dependencias son sede de la escuela oficial de idiomas. Pasamos también por delante del Teatro de Bellas Artes, construido en 1921 según el estilo de teatro italiano. Tras esta visita ponemos rumbo a nuestro siguiente destino, Tudela.