lunes, 25 de junio de 2018

Brihuega y sus campos de lavanda.






Brihuega es una bonita localidad de la provincia de Guadalajara que está tomando cada año más relevancia turística debido a sus campos de lavanda. Se encuentra situada en el valle del rio Tajuña, el verdor de su vega, sus huertas y jardines, le han valido el nombre de Jardín de la Alcarria.


Nuestra visita a Brihuega la realizamos  el pasado mes de Julio, casi al final del festival de la lavanda, que se celebra todos los años en estas fechas. Durante este festival las calles de Brihuega se engalanan con motivos violetas aumentando la belleza de la villa. Se realizan visitas guiadas a los campos de lavanda y hay actuaciones musicales en ellos. Sin duda una maravillosa ocasión para acercarse a esta localidad. Este año durante el festival se celebrarán dos conciertos, uno de Pintingo y otro de Café Quijano, y habrá también una experiencia gastronómica de la mano del chef Dani García, galardonado con dos estrellas Michelín. Para más información sobre este festival podéis abrir este enlace, festivaldelalavanda.com

Además de la belleza de sus campos de espliego, Brihuega cuenta con un magnífíco  conjunto monumental, la villa conserva su muralla del siglo XII y tres puertas originales de esta. Una de estas puertas fue nuestro acceso al casco antiguo que como veis nos encontramos engalanado con motivo del festival.




Callejeamos hasta llegar a la Plaza del Coso, donde se encuentra la Real Cárcel de Carlos III, que es en la actualidad la oficina de turismo, también está situado en esta plaza el ayuntamiento y las cuevas árabes. Para visitar las cuevas hay que preguntar en la carnicería  que hay al lado. La visita cuesta dos euros para los adultos y es gratis para los niños. Estas cuevas son un laberinto de galerías y túneles construidos entre los siglos X y XI, recorren todo el subsuelo briocense, con una longitud aproximada de ocho kilómetros, aunque solo está acondicionado para su visita un tramo de setecientos metros. Eran utilizadas en épocas de asedio para tener una vía de escape al exterior de las murallas.  Fue una visita que nos gustó mucho y sin duda recomiendo.




Seguimos camino y atravesando otra de las puertas de la muralla llegamos al Castillo de la Piedra Bermeja. Este castillo fue erigido sobre un primitivo fortín árabe, añadiendo estancias de estilo románico en el siglo XII y posteriormente construyendo una capilla de estilo gótico de transición en el siglo XIII. La plaza del Castillo se encontraba en obras por lo que estaba un poco deslucida en el momento de nuestra visita, pero aún así es bastante bonita.



Dentro del patio de armas se encuentra la iglesia de Santa María de la Peña, obra gótica de transición, edificada en el siglo XIII, también podemos ver las ruinas de lo que fuera el convento franciscano. Al lado de la iglesia hay un acceso al cementerio que también os recomiendo visitar porque tiene unas vistas preciosas del valle del rio Tajuña. En esta misma plaza vemos una indicación para visitar un curioso museo, el museo de miniaturas del profesor Max, nosotros no realizamos esta visita. 

Volvemos sobre nuestros pasos para salir del recinto amurallado y visitar el jardín romántico de la Real Fábrica de Paños de Carlos III. El jardín es la única parte que se puede visitar de este edificio, al menos cuando nosotros estuvimos allí. No es excesivamente grande pero si muy bonito y ofrece también unas bellas vistas del castillo y de un tramo de muralla. Esta fábrica se fundó en 1750, por el rey Fernado VI, y constituye uno de los ejemplos de arquitectura industrial del siglo XVIII en España.

Llama también la atención al recorrer Brihuega la cantidad de fuentes que encontramos en un recorrido por el pueblo, entre ellas destacan la de 12 caños junto al lavadero municipal, las del Coso o las del Parque de María Cristina. 

En cuanto a la rica gastronomía que esta zona nos ofrece destacamos el cordero y el cabrito como los elementos más preciados de la cocina alcarreña, aunque no conviene despreciar otras carnes como el conejo preparado de mil formas, las perdices y las codornices a la alcarreña. También destacables son las deliciosas combinaciones de verduras criadas en torno al Tajuña, el pastel de berenjena, el pisto y las costrada de calabacines. En cuanto a los postres son famosos en estas tierras los bizcochos borrachos, los melindres y las torrijas. No olvidarse por supuesto de la miel, con su denominación de origen de la Alcarria. Nosotros disfrutamos de estos manjares en el restaurante asador El Tolmo, aunque tuvimos que esperar un buen rato ya que estaba totalmente lleno el día que fuimos, quizás al estar todavía en periodo del festival de la lavanda, aun a pesar de ser un día entre semana. Os recomiendo pues que si queréis comer en el pueblo en estas fechas reservéis con antelación, aunque la oferta de restaurantes no es pequeña, quizás se queda un poco corta para la demanda del mes de julio. En cualquier otro periodo del año no tendréis este problema.

Como era muy temprano para ir a visitar los campos de lavanda, Julio no es el mes más fresquito en estas latitudes, decidimos dar una vuelta por los alrededores para hacer tiempo hasta el atardecer, que es el mejor momento para visitarlos. Había oido hablar de un lugar denominado Cívica, a no mucha distancia de Brihuega, y allí nos encaminamos. Siguiendo las indicaciones de la oficina de turismo tomamos la carretera que va hacia Masegoso de Tajuña y Cifuentes y a 12 km de Brihuega encontramos esta curiosa aldea abandonada.



Es un paraje que sorprende al visitante por su originalidad, su situación, colgado de la montaña, en un enclave muy bello, con bastante vegetación. Parece ser que ha habido asentamientos humanos muy antiguos en esta zona, pero el origen de esta construcción tal como la vemos hoy en día no es muy antiguo. De hecho fue construida en la década de 1950 a 1960 debido al empeño del cura Aurelio, párroco de una cercana localidad y de un grupo de vecinos. Constituye un entramado de escaleras, balaustradas, ventanas y pasadizos excavados en la montaña que más parecen un monasterio tibetano que algo de estas latitudes. Sin duda un peculiar paraje. Al otro lado de la carretera hay un bar con una maravillosa terraza que hizo nuestras delicias para pasar la tarde a la espera de que el calor nos diera una tregua para volver a Brihuega y visitar los campos.

Interior de una de las galerias de Civica.

Terraza del bar de Civica.


Ya de nuevo en Brihuega nos dirigimos al punto que nos habían indicado en la oficina de turismo, tomando la carretera hacia Villaviciosa-Hontanares, hasta llegar a un monolito donde hay una zona de aparcamiento. Al lado hay un pequeño campo de lavanda y un poco más adelante hay campos más extensos. En la zona de aparcamiento nos encontramos un bonito y colorido puesto ambulante donde vendían productos de lavanda, no nos pudimos resistir a comprar un tarro de miel. Los campos son de titularidad privada, por lo que hay que ser muy respetuoso al recorrerlos y respetar los espacios entre plantas para no dañar estas. En algunos no se puede entrar, en otros hay que pagar dos euros para poder recorrerlos, suelen tener un guardia que es el que da el acceso. Hay que tener cuidado porque hay muchas abejas, aunque nosotros no tuvimos ningún problema con ellas, se ve que están acostumbradas a los curiosos y pasan de ellos.




Sin duda un destino a tener en cuenta dada la belleza del entorno y los muchos pueblos con encanto que podemos encontrar en la Alcarria. 





lunes, 18 de junio de 2018

Torres y sus campos de cerezos.




Uno de los paisajes más bellos que nos podemos encontrar es un campo de cerezos en flor. Son muchas las zonas de España donde es posible disfrutar este regalo de la naturaleza, entre ellas algunas situadas en la provincia de Jaén. Realizamos este recorrido a finales  Abril y este año, debido a las bajas temperaturas primaverales, la  floración de los cerezos se había retrasado hasta esta fecha, por lo que pudimos disfrutarla en todo su esplendor. 

Aunque lo más conocido de Jaén son sus campos de olivos, hay zonas donde la producción de la cereza es bastante importante, como en Alcalá la Real, Castillo de Locubín y Torres. Es a este último pueblo, situado en Sierra Magina al que nos dirigimos. Salimos desde Úbeda y tomamos la autovía A-316 dirección Jaén hasta llegar a Mancha Real. Tomamos la salida en este punto y desde aquí atravesamos este pueblo en dirección Torres. 

La carretera que nos lleva hasta esta villa es comarcal, pero está en buen estado, a medida que nos acercamos el paisaje va cambiando, todavía predomina el olivar, pero ya se ven de fondo las cumbres de Sierra Mágina que en el momento de nuestro viaje aún tienen algo de nieve en cotas altas. 



Nos acercamos a Torres y hacemos una parada para ver el pueblo, entramos hasta la plaza. Este lugar fue el primero en formarse extramuros. En ella se ubicó la Carnicería como una de sus primeras construcciones, posteriormente se edificarían el Ayuntamiento y el Pósito. El Ayuntamiento sostenía pintado el escudo real y la cruz de la Orden de Calatrava, a quien aún pertenecía el pueblo cuando se construyó. En el punto central de la plaza se erguía la picota, una columna empedrada a la que eran atados los convictos sometiéndolos a las miradas de los transeuntes para que así purgaran por sus delitos.



La construcción de las diferentes calles que partían de la Plaza del Pueblo fueron minuciosamente estudiadas para poder respetar los cauces naturales de agua con el fin de evitar las grandes crecidas que originaban los aguaceros.

Desde la Plaza tomamos una calle en la que en un corto recorrido llegamos hasta la iglesia que se adivina al fondo, es la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán.  Esta iglesia se construyó entre los siglos XVI y XVII  en el asentamiento de una antigua mezquita. Es de estilo renacentista y consta de una sola nave articulada en tres tramos, un coro a los pies, capillas laterales y presbiterio cubierto por bóveda de cañón. Cabe destacar que los ocho arcos situados a los pies de la iglesia, no sostienen a esta, sino que se realizaron para dar un segundo acceso al templo por una puerta lateral. Este acceso nos regala bellas imágenes del pueblo. 




Uno de los elementos que merece reseñarse es una pila bautismal de cerámica vidriada en verde sobre pie de piedra, de estilo gótico mudéjar. La pieza está datada en la segunda mitad del siglo XV, proviene de la escuela sevillana, siendo una de las doce piezas conservadas que actualmente se encuentran catalogadas en España. 

Volvemos a la Plaza y atravesamos el arco que nos conduce por la calle Corredera hasta la Ermita del Santo. Este templo fue levantado en honor a San Sebastián, conocido como "El Santo". El templo actual es del siglo XX, levantado donde en el siglo XVI estuvo la anterior ermita.



Desde aquí callejeamos un poco para llegar a la Casa-Palacio de los Marqueses de Camarasa, también denominada Palacio del  Mayordomo de Francisco de los Cobos. Para los que estáis familiarizados con la historia de la provincia de Jaén, os sonará el nombre de este ilustre personaje, secretario del emperador Carlos I de España y V de Alemania y hombre de gran poder y fortuna. A él se deben la mayoría de los palacios y castillos renacentistas de la provincia de Jaén, ya que poseía grandes extensiones de esta y era señor de muchos pueblos. 



Es este un Palacio Renacentista, hoy convertido en consultorio médico. El renacimiento se refleja en su portada, engalanada con un arco de medio punto, con decoración en la clave, encuadrado por dos pilastras con capiteles de orden dórico. Francisco de los Cobos mandó comprar la villa de Torres, aunque nunca residió allí. María de Mendoza, esposa del anterior, dio la orden de construir este palacio para ser asistido por su mayordomo, Bartolomé Ximenez, este era la persona encargada de regentar sus bienes y representarlo en la vida vecinal. 

Salimos del pueblo en dirección al paraje natural de Fuenmayor, antes de llegar a este atravesamos el puente de Vandelvira, denominado así al encargarse su construcción a este arquitecto, debido a que una riada destrozó el anterior puente. Este puente era un paso importante porque comunicaba el pueblo de Torres con sus molinos, situados al otro lado del rio. Escondida tras una caseta de reciente construcción en un lateral de puente vemos una bonita caida de agua. 




Atravesamos el puente y disfrutamos de una de las panorámicas más bellas del pueblo. En este punto el paisaje ya ha cambiado, van desapareciendo los olivares y comienzan a verse los campos de cerezos, que para nuestro deleite se encuentran en plena floración. 




Seguimos nuestro camino y llegamos  a un restaurante-asador llamado Fuenmayor, donde nos paramos a degustar una deliciosa comida, ya que nos lo habían recomendado. En la gastronomia de la zona tienen especial peso los derivados de la matanza del cerdo, tales como la "masa de chorizo", el "lomo de orza" o la morcilla negra. Platos tradicionales de los pastores son las "papas al ajillo",  las migas. El "morococo" es otro plato tradicional torreño que se elabora con los garbanzos sobrantes del cocido. También tienen bastante peso las carnes de cordero y choto. Dentro de la repostería caben destacarse las "ajuelas", dulce elaborado con masa de leche y harina. Por supuesto la cereza tiene su peso propio en la gastronomía torreña en temporada. Pero el protagonista que sobresale por encima de todos los demás es el aceite de oliva, como no podía ser de otra manera en la tierra mayor productora del mundo de este exquisito producto.

Y así, atravesando campos de cerezos y parando cada pocos metros para intentar inmortalizar la belleza del paisaje, llegamos hasta el área recreativa de Fuenmayor. Este es un buen punto para descansar y tomar algo en plan picnic si así lo deseáis, pues tiene mesas y barbacoas y el sonido del agua refresca y alegra la estancia. Hay una zona acondicionada para estacionar en la parte superior de la zona, a un lado de la carretera. Este es un buen punto si os apetece realizar una  ruta de senderismo por la zona. Es una pista forestal que lleva hasta la cascada del Zurreón, situada a dos km y una zona de acampada situada a seis kilómetros. Si lo que queréis es llegar hasta la zona de acampada en coche, es mejor hacerlo desde el pueblo, la distancia es menor y el camino mejor, ya que desde Fuenmayor es una pista forestal de acceso restringido para vehículos y en no muy buen estado para circular, aunque si para caminar.





Nosotros no realizamos la ruta ya que el principal objetivo de nuestro viaje era el ver la floración de los cerezos, cumplido este y tras descansar un poco en la zona recreativa volvemos hacia Úbeda. 

Otra de las épocas en las que más se puede apreciar la belleza de esta zona es en Junio, mes en el que las cerezas ya están rojas y destacan sobre los árboles, aumentando con su color la belleza propia de este paisaje.






martes, 12 de junio de 2018

Que ver en Chinchón.




Chinchón es un pueblo de la Comunidad de Madrid que forma parte del selecto grupo de los pueblos más bonitos de España. Es conocido sobretodo por su preciosa Plaza Mayor y por la gran cantidad de restaurantes que podemos encontrar allí, ya que es muy popular entre los madrileños una escapada de fin de semana para comer en esta localidad.

Aprovechamos la vuelta de una estancia en Madrid  para hacer una visita. Llegamos y vemos que hay varias zonas de aparcamiento gratuito a la entrada del pueblo, es domingo por lo que está bastante concurrido, no obstante nos resulta fácil aparcar el coche en uno de estos descampados, justo al lado del centro de interpretación turística "el matadero", que desgraciadamente hoy se encuentra cerrado. Al no ser un pueblo muy grande, la distancia desde aquí al centro es pequeña y el camino es agradable de recorrer por lo bonito de sus calles.

Pasamos por delante del convento de las MM Clarisas, este edificio se comenzó a construir en el siglo XVI, conformado por una iglesia de estilo herreriano y el convento. El edificio es de gran austeridad ya que utiliza materiales como el ladrillo y la mamposteria cajeada. En el interior del coro de la iglesia se encuentra el panteón de los condes de Chinchón, realizado en mármol. Son también famosos los dulces elaborados en este convento. Tomamos la calle de los Huertos en dirección a la Plaza Mayor y encontramos el edificio de la ermita de San Roque, situado en la plaza del mismo nombre. La ermita está dedicada a San Roque, patrón de la localidad, es de estilo barroco y se construyó en la segunda mitad del siglo XVII. Tiene dos retablos, uno con la imagen de Ntra. Sra. de Gracia, patrona de Chinchón y otro con una excelente talla de San Roque de 1718.



Pasamos la Casa de las Cadenas que fue el lugar de hospedaje del rey Felipe V a su paso por Chinchón la noche del 25 de febrero de 1706. Es un edificio barroco de finales del siglo XVII con una fachada de tres cuerpos y puerta de acceso adintelada.



Llegamos a la Plaza Mayor, principal atracción del pueblo y lugar donde se encuentran la mayoría de los restaurantes. La plaza surge como un lugar de encuentro para las ferias de ganado, en 1499 el concejo compra unas casas para celebrar sus reuniones y se establece la sede del ayuntamiento, que se encuentra situada en la actualidad en ese mismo sitio. La plaza es un conjunto circular soportado y con construcciones de tres plantas ,con sus típicos balcones de madera en color verde. Se ha utilizado como corral de comedias, celebraciones taurinas e incluso para autos sacramentales. Hoy es el centro turístico de la localidad, donde es posible dar un paseo en burrito, tomar el tren turístico o simplemente sentarte en sus escalinatas y observar.





Salimos por una de sus puertas columnadas para subir hacia la iglesia de la Asunción y la Torre del Reloj.



Hay un dicho popular que dice "Chinchón tiene una torre sin iglesia y una iglesia sin torre". La torre en realidad si tenía una iglesia, era la iglesia parroquial de Nuestra Sra. de Gracia, la más antigua de Chinchón, construida en el siglo XIV. Fue destruida durante la Guerra de Independencia, quedando solo en pie la torre.





En esta misma plaza se encuentra el teatro Lope de Vega y la iglesia de Nuestra Sra. de la Asunción. El teatro se construyó sobre el antiguo palacio de los Condes. La iglesia se comenzó a construir en  el siglo XVI y se finalizó en 1626. En su interior se intuyen los distintos estilos arquitectónicos que la han ido conformando, Gótico, Plateresco, Renacentista y Barroco. Goya realizó un lienzo para decorar la iglesia a petición de su hermano, capellán de esta, "La Asunción de la Virgen", situado en el centro del Altar Mayor. 



Callejeamos bajando de nuevo hacia la plaza y salimos de esta para visitar el edificio del Parador, antiguo convento de los Agustinos. Entramos hasta el patio, a su alrededor y adornando las paredes hay unas hornacinas de cristal con unas bellas esculturas religiosas en madera policromada de distintas épocas.



Volvemos por la calle las huertas en dirección al aparcamiento y tomamos la calle que sube hacia el Castillo de los Condes. El primer castillo se construyó a finales del Siglo XV y fue destruido poco tiempo después en un ataque comunero. El III Conde de Chinchón manda construir el actual sobre los cimientos del anterior. Se mantuvo en perfecto estado hasta 1708, año en que fue dañado en la Guerra de Sucesión. En 1808 durante los tres dias de asedio a Chinchón en la Guerra de Independencia, sufrió expolio e incendio por lo que en la actualidad se encuentra muy dañado. A pesar de ello su puerta de acceso con su puente levadizo y su foso nos atrae por su belleza. Mis hijos al verlo tuvieron un déjà vu, "nosotros ya hemos estado aquí" y no era así, pero es que guarda un gran parecido con el castillo de Chinchilla, que visitamos hace poco.




Vista del pueblo desde el Castillo. 


Bajamos del castillo en dirección al centro de interpretación cerca del cual hemos aparcado y desde el camino tomamos la preciosa imagen del pueblo con la que hemos comenzado este artículo.

Pero si por algo es conocido Chinchón es por su oferta gastronómica, entre sus platos más populares el cordero, cochinillo y cabrito asados en horno de leña. Los guisos y pepitorias con carnes de caza y de corral, las sopas y potajes con verduras de temporada de su vega.  Destaca la tradicional sopa de ajo, potaje de vigilia y por supuesto el cocido. En repostería el hornazo, pelotas de fraile, pastas de anís y los famosos dulces de las Monjas Clarisas.

En documentos del siglo XVIII ya se habla de la calidad de los anises de Chinchón, refrendada por la existencia de una Real Fábrica de Anises. Se cultivan dos variedades de aceituna, cornicabra y manzanilla y una variedad de uva, la garnacha, de jugo retinto y alegre. Es también conocido por su calidad el ajo fino de Chinchón con un sabor y aroma característico.

Es pues un excelente destino para alegrar tanto la vista como el paladar, no así el bolsillo, ya que debido a su fama puede ser un poco caro disfrutar estos manjares. No alarmarse, es posible encontrar aún sitios económicos para comer como el hogar del jubilado, con un menú a 10 euros y abierto al público. En el resto de los restaurantes es posible encontrar menús que oscilan entre los 15 y los 25 euros.

Chinchón realiza una jornada de puertas abiertas en sus monumentos más emblemáticos el primer fin de semana de cada mes, excepto los meses de verano. En estas jornadas el acceso a los monumentos es totalmente gratuito.

lunes, 4 de junio de 2018

Museo de la Cultura del Olivo. Hacienda la Laguna. Puente del Obispo.

Esta hacienda se encuentra situada en el centro geográfico de la provincia de Jaén, en concreto a los pies de la comarca de la Loma. Entre las localidades que forman esta comarca destacan Úbeda y Baeza, ciudades Patrimonio de la Humanidad.  A ocho kilómetros de Baeza se encuentra la localidad de Puente del Obispo, pedanía a la que pertenece la Hacienda la Laguna. La hacienda debe su nombre al cercano paraje conocido como Laguna Grande, el cual se encuentra a 2 km de esta. 

Laguna grande.


Los orígenes de la hacienda parten de XVII, cuando fue creada por los padres Jesuitas, en el sigo XVIII pasa a manos de los Condes de Oropesa y de la Casa Ducal de Alba. En el año 1846 se hace cargo de la finca la familia Collado. Esta familia realizará  una gran inversión en la Hacienda construyendo la almazara, la bodega, el sistema de riego y el acueducto, además de otros edificios como la casa señorial y las viviendas del los obreros.  Esta familia realiza también la plantación de 100.000 olivos. En el siglo XX pasa a manos del financiero D.Juan March, después se parceló y paso a manos de distintos propietarios hasta su cierre y abandono en 1989.

En 1992 se constituye el Consorcio Hacienda la Laguna y el edificio se convierte en una escuela de hostelería, un hotel, restaurante y el museo de la Cultura del Olivo, inaugurado en 1996. En el año 2007 la hacienda es declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento. A finales de 2014 el consorcio se disuelve y la hacienda pasa a manos de la Junta de Andalucía. El museo está gestionado desde entonces por una empresa de servicios turísticos. 

Nos dirigimos pues hacia la Hacienda para visitar el museo. El coste de la entrada es de 3,60 por adulto y 1,80 por niño. Las entradas se compran en una tienda que hay a la entrada del museo y que tiene una gran variedad de aceites de oliva a la venta, así como productos derivados de este. 

Desde aquí accedemos al museo que cuenta con una serie de salas, pasamos la primera de ellas donde hay un audiovisual sobre la hacienda y proseguimos hasta el jardín, donde encontramos más de treinta variedades de olivo procedentes de distintos puntos de la Península Ibérica y otros países de la cuenca Mediterránea. Junto a cada árbol hay un panel indicativo de la variedad de olivo y su zona de origen. El olivo es un árbol de gran longevidad que puede soportar calor y sequías extremas, pero es sensible a las heladas. Procede del acebuche, árbol silvestre y milenario que forma parte de antiguas simbologías del mundo greco-latino y de la tradición de las grandes culturas hebrea, cristiana e islámica. Es un símbolo de paz, de divinidad y de fertilidad introducido por los fenicios en la Península Ibérica y extendido por todo el Mediteráneo. 

Desde el jardín accedemos a un edificio donde tenemos una prensa de torre del siglo XIX y una habitación con grandes tinajas y donde hay diferente cartelería sobre la salud y la calidad del aceite. 



Desde el jardín es posible contemplar también el acueducto del siglo XIX construido por la familia Collado par regar la plantación de olivos. Este traía el agua desde la alberca de la Laguna Grande hasta la finca.



Pasamos después por una serie de salas donde encontramos distintos aparatos utilizados para la fabricación tradicional del aceite de oliva a lo largo de los siglos. Recipientes de almacenamiento, distintos tipos de prensas, instrumentos de recolección. De estas salas nos llama especialmente la atención, por su tamaño, la prensa de viga  de 1875, de unos 19 metros, de madera de nogal maciza. 

Prensas para producción de aceite.


Pero sin duda la parte estrella del museo es su espectacular bodega. Data de 1846 y es conocida como La Catedral del Aceite. Consta de 10 depósitos de 100.000 litros de capacidad cada uno. Es el edificio de mayor valor arquitectónico del conjunto, de influencia centroeuropea en la decoración de sus arcos y bóvedas.



Merece la pena también rodear el edificio en su exterior ya que su peculiar arquitectura también se observa desde este ángulo. 

Tras la visita al museo nos dirigimos al paraje de la Laguna Grande, en el que damos un paseo. Tras las lluvias primaverales está bastante llena y es un magnífico lugar para el avistamiento de aves como  el ánade real, el mirlo común, cernícalo común, águila calzada o el pato cuchara entre otras. Este paraje con su vegetación de ribera constituye un ecosistema totalmente diferenciado del mar de olivos que lo rodean. 




A nuestro regreso pasamos por la población del Puente del Obispo y paramos para observar el puente que da nombre a la localidad.