lunes, 25 de junio de 2018

Brihuega y sus campos de lavanda.






Brihuega es una bonita localidad de la provincia de Guadalajara que está tomando cada año más relevancia turística debido a sus campos de lavanda. Se encuentra situada en el valle del rio Tajuña, el verdor de su vega, sus huertas y jardines, le han valido el nombre de Jardín de la Alcarria.


Nuestra visita a Brihuega la realizamos  el pasado mes de Julio, casi al final del festival de la lavanda, que se celebra todos los años en estas fechas. Durante este festival las calles de Brihuega se engalanan con motivos violetas aumentando la belleza de la villa. Se realizan visitas guiadas a los campos de lavanda y hay actuaciones musicales en ellos. Sin duda una maravillosa ocasión para acercarse a esta localidad. Este año durante el festival se celebrarán dos conciertos, uno de Pintingo y otro de Café Quijano, y habrá también una experiencia gastronómica de la mano del chef Dani García, galardonado con dos estrellas Michelín. Para más información sobre este festival podéis abrir este enlace, festivaldelalavanda.com

Además de la belleza de sus campos de espliego, Brihuega cuenta con un magnífíco  conjunto monumental, la villa conserva su muralla del siglo XII y tres puertas originales de esta. Una de estas puertas fue nuestro acceso al casco antiguo que como veis nos encontramos engalanado con motivo del festival.




Callejeamos hasta llegar a la Plaza del Coso, donde se encuentra la Real Cárcel de Carlos III, que es en la actualidad la oficina de turismo, también está situado en esta plaza el ayuntamiento y las cuevas árabes. Para visitar las cuevas hay que preguntar en la carnicería  que hay al lado. La visita cuesta dos euros para los adultos y es gratis para los niños. Estas cuevas son un laberinto de galerías y túneles construidos entre los siglos X y XI, recorren todo el subsuelo briocense, con una longitud aproximada de ocho kilómetros, aunque solo está acondicionado para su visita un tramo de setecientos metros. Eran utilizadas en épocas de asedio para tener una vía de escape al exterior de las murallas.  Fue una visita que nos gustó mucho y sin duda recomiendo.




Seguimos camino y atravesando otra de las puertas de la muralla llegamos al Castillo de la Piedra Bermeja. Este castillo fue erigido sobre un primitivo fortín árabe, añadiendo estancias de estilo románico en el siglo XII y posteriormente construyendo una capilla de estilo gótico de transición en el siglo XIII. La plaza del Castillo se encontraba en obras por lo que estaba un poco deslucida en el momento de nuestra visita, pero aún así es bastante bonita.



Dentro del patio de armas se encuentra la iglesia de Santa María de la Peña, obra gótica de transición, edificada en el siglo XIII, también podemos ver las ruinas de lo que fuera el convento franciscano. Al lado de la iglesia hay un acceso al cementerio que también os recomiendo visitar porque tiene unas vistas preciosas del valle del rio Tajuña. En esta misma plaza vemos una indicación para visitar un curioso museo, el museo de miniaturas del profesor Max, nosotros no realizamos esta visita. 

Volvemos sobre nuestros pasos para salir del recinto amurallado y visitar el jardín romántico de la Real Fábrica de Paños de Carlos III. El jardín es la única parte que se puede visitar de este edificio, al menos cuando nosotros estuvimos allí. No es excesivamente grande pero si muy bonito y ofrece también unas bellas vistas del castillo y de un tramo de muralla. Esta fábrica se fundó en 1750, por el rey Fernado VI, y constituye uno de los ejemplos de arquitectura industrial del siglo XVIII en España.

Llama también la atención al recorrer Brihuega la cantidad de fuentes que encontramos en un recorrido por el pueblo, entre ellas destacan la de 12 caños junto al lavadero municipal, las del Coso o las del Parque de María Cristina. 

En cuanto a la rica gastronomía que esta zona nos ofrece destacamos el cordero y el cabrito como los elementos más preciados de la cocina alcarreña, aunque no conviene despreciar otras carnes como el conejo preparado de mil formas, las perdices y las codornices a la alcarreña. También destacables son las deliciosas combinaciones de verduras criadas en torno al Tajuña, el pastel de berenjena, el pisto y las costrada de calabacines. En cuanto a los postres son famosos en estas tierras los bizcochos borrachos, los melindres y las torrijas. No olvidarse por supuesto de la miel, con su denominación de origen de la Alcarria. Nosotros disfrutamos de estos manjares en el restaurante asador El Tolmo, aunque tuvimos que esperar un buen rato ya que estaba totalmente lleno el día que fuimos, quizás al estar todavía en periodo del festival de la lavanda, aun a pesar de ser un día entre semana. Os recomiendo pues que si queréis comer en el pueblo en estas fechas reservéis con antelación, aunque la oferta de restaurantes no es pequeña, quizás se queda un poco corta para la demanda del mes de julio. En cualquier otro periodo del año no tendréis este problema.

Como era muy temprano para ir a visitar los campos de lavanda, Julio no es el mes más fresquito en estas latitudes, decidimos dar una vuelta por los alrededores para hacer tiempo hasta el atardecer, que es el mejor momento para visitarlos. Había oido hablar de un lugar denominado Cívica, a no mucha distancia de Brihuega, y allí nos encaminamos. Siguiendo las indicaciones de la oficina de turismo tomamos la carretera que va hacia Masegoso de Tajuña y Cifuentes y a 12 km de Brihuega encontramos esta curiosa aldea abandonada.



Es un paraje que sorprende al visitante por su originalidad, su situación, colgado de la montaña, en un enclave muy bello, con bastante vegetación. Parece ser que ha habido asentamientos humanos muy antiguos en esta zona, pero el origen de esta construcción tal como la vemos hoy en día no es muy antiguo. De hecho fue construida en la década de 1950 a 1960 debido al empeño del cura Aurelio, párroco de una cercana localidad y de un grupo de vecinos. Constituye un entramado de escaleras, balaustradas, ventanas y pasadizos excavados en la montaña que más parecen un monasterio tibetano que algo de estas latitudes. Sin duda un peculiar paraje. Al otro lado de la carretera hay un bar con una maravillosa terraza que hizo nuestras delicias para pasar la tarde a la espera de que el calor nos diera una tregua para volver a Brihuega y visitar los campos.

Interior de una de las galerias de Civica.

Terraza del bar de Civica.


Ya de nuevo en Brihuega nos dirigimos al punto que nos habían indicado en la oficina de turismo, tomando la carretera hacia Villaviciosa-Hontanares, hasta llegar a un monolito donde hay una zona de aparcamiento. Al lado hay un pequeño campo de lavanda y un poco más adelante hay campos más extensos. En la zona de aparcamiento nos encontramos un bonito y colorido puesto ambulante donde vendían productos de lavanda, no nos pudimos resistir a comprar un tarro de miel. Los campos son de titularidad privada, por lo que hay que ser muy respetuoso al recorrerlos y respetar los espacios entre plantas para no dañar estas. En algunos no se puede entrar, en otros hay que pagar dos euros para poder recorrerlos, suelen tener un guardia que es el que da el acceso. Hay que tener cuidado porque hay muchas abejas, aunque nosotros no tuvimos ningún problema con ellas, se ve que están acostumbradas a los curiosos y pasan de ellos.




Sin duda un destino a tener en cuenta dada la belleza del entorno y los muchos pueblos con encanto que podemos encontrar en la Alcarria. 





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