domingo, 25 de febrero de 2018

Iznatoraf y Santuario de la Fuensanta.



Hoy vamos a hacer una ruta por dos pueblos situados en el nordeste de la provincia de Jaén, Iznatoraf y Villanueva del Arzobispo, que, junto a Villacarrillo y Sorihuela del Guadalimar, forman la conocida como "Comarca de las Villas". Iniciamos nuestra ruta tomando dirección Villanueva del Arzobispo, ya que nuestra primera parada va a ser el santuario de la Virgen de la Fuensanta. Este santuario se sitúa a las afueras de la localidad, con un fácil acceso desde la N-322. El edificio se alza sobre una antigua fortaleza medieval del siglo XIII, de esta quedan dos torres.

La leyenda de este santuario cuenta como Alí-Menón, rey moro de Iznatoraf, se enteró de que su esposa ayudaba a los cristianos presos en el castillo por lo que mandó a sus soldados  para que la mataran. Decidieron sacarle los ojos y cortarle sus brazos esperando su muerte. Ella invocó a la Virgen María y metió sus brazos en un arroyo y estos fueron restituidos, después se frotó los ojos y también le fueron devueltos. El rey arrepentido y ante semejante prodigio se convirtió al cristianismo y decidió levantar un santuario en este enclave. El santuario permanece abierto todos los días de 10 de la mañana a 7 de la tarde. Se narra que San Juan de la Cruz dormía aquí en sus visitas a la villa. En el interior, la iglesia cuenta con tres naves separadas por bellas columnas, destaca el camarín de la Virgen con una bóveda de media naranja adornada con motivos florales.




Se puede visitar también la fuente, de la que es posible beber, aunque en el momento de nuestra visita por motivo de una reforma esto no era posible.





Después de la visita al santuario nos dirigimos al centro de Villanueva con  objeto de visitar la Iglesia de San Andrés. En nuestro camino vemos un edificio que capta nuestra atención. Se trata de un palacete típico de la arquitectura colonial de principios del siglo XX. En su interior hay un patio porticado que desgraciadamente no pudimos ver ya que estaba cerrado. Este palacete es actualmente un centro educativo por lo que es posible verlo si visitáis el pueblo en día laborable.



Aparcamos cerca de la Plaza Mayor de Villanueva. Esta es una plaza de trazado medieval, aunque muy modificada. Fue diseñada en el siglo XV y en los primeros años del siglo XX funcionó como mercado y plaza de toros en las fiestas del pueblo. Hoy es el centro de la vida comercial del pueblo, tiene un templete de música y algunos edificios destacables a su alrededor. 



Desde la plaza subimos en dirección a la iglesia de San Andrés. El templo actual se levantó en el siglo XVI sobre otro  anterior que ocupaba  el patio de armas de una antigua fortaleza medieval. El nuevo templo se construyó entre las cuatro torres de la fortaleza, de las cuales solo se conservan dos en la fachada occidental, las otras dos desaparecieron en la década de 1920. Esto ha dado a la iglesia una arquitectura bastante peculiar. La iglesia no tiene horario de visitas fuera de las horas de culto, por lo que desgraciadamente no pudimos visitar su interior.



Abandonamos Villanueva en dirección a Iznatoraf pero antes de salir del pueblo paramos a ver la bonita plaza de Toros. Esta plaza se inauguró en 1928 y es de estilo neomudéjar.



Salimos de Villanueva y tomamos el desvio hacia la cercana Iznatoraf. El pueblo está fuertemente marcado por su emplazamiento, ubicado en una meseta a una altura de 1.039 metros sobre el nivel del mar, dominando visualmente el paisaje circundante de la campiña. Este emplazamiento marcó desde sus orígenes el carácter de población vigía. Fue una medina islámica de gran importancia, su nombre procede del árabe hisn at-turab, que significa castillo del camino o de la calzada. De este pasado se conserva un importantísimo patrimonio histórico. Con un casco antiguo marcado por calles estrechas y serpenteantes.


En la subida paramos en un mirador desde el que se aprecian unas magníficas vistas de las montañas de alrededor. Seguimos hacia el pueblo y aparcamos en un parking gratuito habilitado justo enfrente de una de las puertas del antiguo recinto de la Torafe árabe. La puerta de la calle Campo nos da la bienvenida a un entramado de calles que conserva totalmente su trazado musulmán. Esta es una de las puertas de entrada al antiguo recinto fortificado. Data de los siglos XIII-XIV y está construida en mampostería presentando un arco de medio punto.




El recinto amurallado de Iznatoraf, declarado conjunto histórico artístico, estaba vertebrado  por once torres de la misma elevación dando entrada a la villa por nueve arcos que se encontraban en distintos puntos de su circuito. Fuera y extramuros quedaba el arrabal, sus aldeas y cortijos, conformando toda una especie de distrito catastral. En la actualidad se conservan restos de dos grandes torreones y cinco arcos o puertas de acceso a la villa: La Puerta del Arrabal, la Puerta de la Virgen del Postigo, el Arco del Pozo de la Nieve, el Arco de la Calle Comandante Barcina y el Arco de la Calle Campo. En su ayuntamiento se conserva el archivo histórico de Iznatoraf, según el cual en el año 1592 visitó el municipio Miguel de Cervantes, como recaudador de impuestos y existe documentación de la visita que realizó San Juan de la Cruz, que practicó un exorcismo a un poseso.


Pasamos la Torre del Reloj y llegamos a la Plaza principal del pueblo, llamada Plaza de San Fernando,  donde vemos la iglesia de Nuestra señora de la Asunción. Esta fue construida en el siglo XVI, sobre un anterior templo que a su vez se alzó sobre la mezquita mayor de la medina. Se construyó bajo la dirección de Alonso Barba, discípulo de Vandelvira. La iglesia solo se puede visitar en horario de misa por lo que solo la pudimos ver en su exterior.



En la misma Plaza de San Fernando encontramos la bonita Puerta del Arrabal, es la antigua puerta de ingreso a la plaza de armas musulmana. Es un arco monumental de medio punto de estilo renacentista. Por encima del arco encontramos un escudo sobre una cartela apergaminada del Obispo Bernardo de Sandoval y Rojas. En su interior una hornacina recoge un relieve renacentista de la Virgen Inmaculada. Delante de esta puerta y en la misma Plaza está la estatua de Fernando III cuyas tropas reconquistaron la ciudad en 1235.



Seguimos paseando por sus calles hasta llegar a la ermita del Santísimo Cristo de  la Vera Cruz, patrón de la localidad. Fue construida entre los siglos XVII y XVIII, de planta de Cruz latina y bóveda de medio cañón rebajado. Alberga la imagen del patrón, el Santísimo Cristo de la Vera-Cruz, en un camarín barroco. A escasos metros de la ermita está el museo de artes populares.




 Tras la visita a su interior  salimos de nuevo por la puerta del Pozo de la Nieve, donde estuvo la "nevera del municipio", en la que a base de hielo y paja se conservaban los alimentos.  Damos un paseo por la calle Cava,  rodeando lo que antes sería la muralla exterior del pueblo, para disfrutar las magníficas vistas que nos ofrece la situación de Iznatoraf.




Tras rodear parcialmente esta antigua muralla volvemos a la zona de aparcamiento y abandonamos este bonito pueblo con el buen sabor de boca que da descubrir un bello rincón aún preservado y alejado del turismo masivo en el que la belleza de sus calles, con antiguas casas medievales, colmadas de macetas con bellas plantas y flores, incluso en época invernal, evocan el esplendor de su pasado musulmán.


Pero no podemos despedirnos sin hacer referencia a las fiestas del Cristo de la Vera-Cruz, celebradas en los primeros días de Septiembre, siendo el día grande la jornada del 3, con encierros de reses bravas que se llevan a cabo durante la noche por las empinadas calles de la antigua villa. Tampoco podemos desdeñar la rica gastronomía torafeña, reminiscente de su pasado histórico árabe y cristiano, en la que destacan el "ajo morcilla o Bodrio", una peculiar pipirrana con características distintas de la hecha en el resto de Jaén, el potaje de garbanzos con panecillos y sus famosos buñuelos de viento.

lunes, 19 de febrero de 2018

Lucena. La perla de Sefarad.

Lucena fue en época musulmana uno de los núcleos de población más importantes del pueblo judío en España, de hecho estuvo habitada exclusivamente por judíos entre los siglos IX y XII, hasta el punto de conocerse como la Perla de Sefarad. Este pasado se puede adivinar en el trazado de sus calles.

Nuestra visita a Lucena se enmarca en el camino hacia Puente Genil. Llegamos por la mañana y dejamos el coche en un parking cerca de la iglesia de Ntrª Sra del Carmen, donde por 60 céntimos lo puedes dejar toda la mañana. Nos encaminamos por la calle Sta María Baja hasta el castillo del Moral situado en la plaza del Coso, en pleno centro de la localidad. Esta plaza o paseo, llamado en otros tiempos Plaza de España, era el centro urbano de la villa en época medieval. Cuando los marqueses de Comares residían en el castillo, el paseo o plaza era su patio particular, donde celebraban sus fiestas. Aquí se han celebrado justas, corridas de toros, actuaciones teatrales. Su nombre "coso" significa precisamente lugar donde se celebran festejos.

Iglesia Ntrª Sra del Carmen.


El Castillo del Moral es una fortaleza asentada sobre ruinas romanas y visigodas, data del siglo IX, surgió como defensa de los reinos musulmanes de Al-andalus ante los cristianos. Hoy se ha covertido en museo arqueológico y oficina de turismo. En ella estuvo encarcelado el rey Boabdil tras ser derrotado en la batalla de Martín González. En esta batalla, Boabdil puso sitio a Lucena, estando esta defendida por su alcalde, en el curso de la batalla las fuerzas musulmanas huyeron en desbandada, lo que hizo posible la captura de Boabdil que fue llevado prisionero al Castillo.



Aquí nos dan un plano de la ciudad y nos indican los principales monumentos y el horario, como el castillo tiene horario ininterrumpido hasta las 17 horas, decidimos ir primero a ver el resto de los monumentos que cierran al mediodia. Desde el castillo vamos a la cercana iglesia de San Mateo, donde destaca su capilla del sagrario de estilo barroco y su magnífico retablo manierista. La iglesia fue levantada sobre la antigua sinagoga mayor de Lucena y es el templo mayor y mejor conservado de los que se edificaron a principios del siglo XVI en la campiña cordobesa. La capilla del Sagrario se incorporó en el siglo XVIII, obra maestra del barroco andaluz.





La iglesia en estas fechas navideñas está engalanada con un precioso árbol de navidad y un Belén. Al salir de la iglesia, en la Plaza, hay un bonito belén con figuras a tamaño real. En uno de los puestos de esta plaza nos informan sobre la ruta de los belenes de Lucena, que al ser por la tarde no vamos a realizar.






Proseguimos hacia el Palacio de los Condes de Santa Ana, pero en el camino nos encontramos el edificio del Círculo Lucentino, antiguo palacio del marqués de Torreblanca. Edificio construido en el siglo XVIII en estilo romántico y comprado en 1868 para ser la sede del Círculo Lucentino.  El conserje se ofrece amablemente a enseñárnoslo y nos muestra todo el edificio, incluida la biblioteca, donde descubrimos dos magníficos ejemplares del Quijote, fechados en 1608 la primera parte y en 1618 la segunda.



Continuamos hacia el Palacio de Santa Ana, palacio barroco del siglo XVIII, que hoy es un centro de interpretación de Lucena, donde se pueden admirar también las piezas encontradas durante la restauración del edificio, como el precioso ángel durmiente. En su planta superior hay una exposición temporal de lego Starwar que mi hijo no puede dejar de visitar. El palacio se encuentra muy modificado en sus plantas superiores para albergar el museo, pero su espectacular escalera central con su cúpula merecen la pena ser visitados. Hay una leyenda asociada a este palacio.




Leyenda del Palacio Condes de Santa Ana.

A principios del siglo XX, el Palacio es adquirido por la familia Torres-Burgos. A esta familia le resultó extraño que los cinco espectaculares balcones de la fachada principal no se correspondieran con ninguna estancia interior. Por más que buscaban no lograban dar con esa estancia. Para averiguarlo llamaron a unos albañiles que descubrieron que una pared sonaba a hueca. El nuevo dueño dió orden de derribarla y para sorpresa de todos apareció un fastuoso salón de baile del siglo XIX. La familia se puso en contacto con el sobrino del último conde de Santa Ana que les relató el motivo de ocultar esta fastuosa estancia:

Según su relato, en el siglo XIX, el IV conde de Santa Ana  sorprendió a su esposa, doña Marina Fernández de Lincres, con su amante en este salón. El conde, cegado por los celos retó al amante y lo mató en esa estancia. Acto seguido dejó a su esposa encerrada en ese lugar tapiando todos los balcones y entradas de acceso. Se dice que doña Marina en venganza roció todas las paredes con su perfume para que su presencia nunca fuera olvidada. Murió allí, aunque posteriormente el conde arrepentido mandó derribar una de las paredes y darle sepultura en Granada, tras lo cual tapió de nuevo para olvidar el suceso. Cuando el Palacio se comenzó a restaurar en 2009, los trabajadores encontraron en los sótanos un hombre enterrado rodeado de crucifijos. Se presupone es el cuerpo del desafortunado amante.

Patio Palacio Santa Ana.


Cerca del palacio de Santa Ana se encuentra el Palacio o Casa de los Mora. Este edificio está anexo a la Iglesia de San Pedro Mártir de Verona, fue un antiguo convento dominico fundado en 1575 y que en 1836 pasa a formar parte de los Bienes Nacionales. El edifico conserva un magnífico patio manierista porticado con arcos de medio punto y columnas sobre basamento de pedestal. Hay en el centro de este patio una bonita fuente rodeada de jardín y palmeras. El resto del edificio está muy modificado y actualizado como centro polivalente para exposiciones, docencia y otros usos sociales. El acceso es libre y gratuito al igual que al Palacio de Santa Ana.



La mayoría de los edificios públicos e iglesias tienen un horario de mañana y tarde y cierran  entre las 13.30 a las 14 horas por lo que a esta hora decidimos ir a comer y dejar la visita al castillo para la tarde.

En nuestra comida tenemos una primera aproximación a la gastronomía cordobesa con sus magníficos vinos de la denominación Montilla-Moriles. La gastronomía lucentina tiene una clara raigambre campesina, aprovechando los productos de sus campos, como sus aceites de oliva virgen extra. Así, son típicos de esta zona la roña de habicholones, las albóndigas de boquerones (típico plato de cuaresma), la ensalada de naranja con bacalao y los bolos lucentinos, (mezcla de varias carnes con almendra, jamón,  huevo y especias). Entre sus dulces más tradicionales se cuentan los pestiños, gajorros o sopaipas.

Después de comer volvemos sobre nuestros pasos para visitar el castillo. En sus salas se recrea la historia de Lucena a través de diversas piezas arqueológicas y de recreaciones como las de la cueva del Ángel, importante asentamiento paleolítico pre-neandertal y neandertal y único datado en España como residencia permanente de homínidos durante más de 300.000 años.  Hay también una ambientación sonora que nos va informando sobre lo que vamos viendo y que acompaña gratamente la visita.



Además de recorrer las diversas salas del museo es posible también subir a la torre donde estuvo preso Boabdil y desde cuyo exterior se pueden disfrutar unas bonitas vistas de la ciudad y apreciar su situación estratégica en la ruta del Califato de Córdoba.



Por falta de tiempo no visitamos  el Santuario de Ntra Sra de Araceli y el yacimiento de la Cueva del Angel, que son también muy interesantes. En todas las iglesias hemos visto carteles sobre la semana santa de Lucena que nos dan una idea de la importancia de esta fiesta en la localidad.

Sin duda un visita agradable que nos ha ofrecido la posibilidad de conocer esta bonita localidad antaño tan importante culturalmente al ser un foco de sabiduría en la España medieval.

miércoles, 14 de febrero de 2018

Sacra Capilla del Salvador de Úbeda.



Si hay un monumento que identifique Úbeda como ningún otro, este es la Capilla del Salvador. Cualquier fotografía de esta es fácilmente reconocible como perteneciente a Úbeda. Esto es debido a su particular estructura y a su espectacularidad, hoy queremos conocer un poco más este monumento. 

La capilla se encuentra en la Plaza Vazquez de Molina de Úbeda, donde podemos encontrar el mayor conjunto monumental de la ciudad. Está anexa al palacio de Francisco de los Cobos, natural de Úbeda y  su precursor. La capilla es un templo-panteón construido por encargo de Francisco de los Cobos y Molina,  el poderoso secretario de Carlos V, comendador mayor de León y adelantado de la frontera. El proyecto se inicia en 1536 de la mano de Diego de Siloé el arquitecto de la Catedral de Granada, pero este lo abandona pocos años después, estando a partir de 1540  su ejecución en manos de Andrés de Vandelvira. El templo es una obra maestra de la arquitectura religiosa del Renacimiento español. Fue declarado monumento histórico-artístico en 1931.

Patio Palacio Francisco de los Cobos.

El magnífico aspecto exterior del templo se corresponde plenamente con su grandiosidad interior. En el exterior destaca su espectacular fachada  principal de estilo plateresco, obra de Esteban Jamete. La simbología de la fachada gira en torno a la muerte, la mitología, la religión y las referencias a sus fundadores. En la parte más externa de la fachada hay dos torres circulares que hacen referencia a la muerte y la subida a los cielos. Siguiendo hacia dentro vemos los escudos de los fundadores, Francisco de los Cobos y su esposa María de Mendoza, sostenidos por dos guerreros y dos matronas respectivamente, y colocados sobre sendos sarcófagos. Interiormente  dos grandes contrafuertes donde se repiten los escudos familiares en la parte superior y en cuya parte inferior están esculpidas escenas de los trabajos de Hércules.



En el cuerpo central está la puerta principal, que se planteó como un arco de Triunfo, con representación en el intradós de los dioses clásicos y un friso decorado con escenas del Éxodo. Llenando las enjutas del arco dos esculturas de gran relieve representando la fe y la justicia que sostienen una cartela fundacional del edificio.  A ambos lados de la puerta cuatro columnas pareadas de orden corintio que enmarcan  cuatro hornacinas vacías (en el proyecto irían situados los evangelistas pero nunca se llegaron a colocar por falta de presupuesto).  En un plano superior  y en el punto central un relieve de la Transfiguración de Jesús en el Monte Tabor a los lados del cual enmarcadas por cuatro columnas están las figuras de San Pedro y San Andrés. En un tercer nivel de altura hay una triada de  ventanas de medio punto y rematando la fachada un frontón triangular. Cuenta también con una sola torre terminada en forma de cebolla, al estilo centroeuropeo. El color dorado de la piedra adquiere ricos matices con la luz del atardecer, arrancando aún más belleza si cabe a esta magnífica fachada.

Escena de la Trasfiguración.


Cuenta el Salvador con otras dos puertas laterales, la del norte dedicada a Santiago y la del Sur, actual acceso al interior del templo, también bellamente decorada en estilo plateresco y dedicada a la Caridad.

Puerta de la fachada Sur.

El interior es de una sola nave dividida en dos espacios por una magnífica reja, una nave más exterior que era donde accedía el pueblo llano y  una rotonda o parte noble donde se encuentra el  altar mayor con el impresionante retablo de madera de Alonso Berruguete, que representa la Transfiguración de Jesús. Este retablo fue destruido en su mayor parte en la Guerra Civil, conservándose solo el Cristo central, posteriormente se restauró siento este proceso obra de Juan Luis Vassallo y dando lugar al espectacular conjunto que podemos disfrutar hoy en dia.  Sobre este retablo la magnífica cúpula que vierte su luz sobre este arrancando reflejos dorados que imaginamos impresionarian a los fieles del medievo tanto como lo hacen hoy en dia a los turistas del nuevo milenio.



En el margen izquierdo de la rotonda se abre el acceso a la sacristía. Este acceso se realiza por una peculiar y original puerta que es por si sola una maravilla arquitectónica ya que es una puerta de esquina y rincón que demuestra el alto grado de conocimiento arquitectónico de Vandelvira. Esta representa la Puerta del Edén. En ella, en lugar de columnas hay dos cariátides, con cestos de flores en la cabeza, sosteniendo un doble entablamiento sobre el que se alza la Virgen de la Paz, un emperador y un siervo, que representan la concordia entre el poder y el pueblo, y dos angelotes.



La sacristía está considerada una de las mayores obras del renacimiento español, su diseño es obra completa de Vandelvira. Tiene una riquísima decoración escultórica obra de Esteban Jamete. Esta representa toda clase de figuras, bustos y alegorias corpóreas y en las enjutas de los arcos están representadas Sibilas, profetisas de la mitología griega.




El templo alojó bellas obras de orfebrería,  esculturas, reliquias y pinturas, entre las que destacan la famosa Piedad de Úbeda, actualmente en préstamo en el museo del Prado, un cáliz de oro, una cabeza relicario, pero la pieza más famosa era una estatua de San Juanito esculpida en mármol y atribuida a Miguel Angel. Dicha pieza fue destruida en 1936, los fragmentos conservados fueron enviados por la Casa de Medinaceli, dueña del templo, a Florencia para su restauración. Esta labor se finalizó en 2013. La escultura desde 2015 está en el museo del Prado de Madrid.

La Capilla del Salvador es de propiedad privada, está abierta al público y la entrada tiene un coste de 5 euros para los adultos y 2.5 para niños y jubilados, la entrada incluye una audioguia. También es posible visitar el Salvador de forma gratuita en horario de misa, aunque en este caso no se accede a la sacristía, ni es posible visitarlo con tanto detenimiento.

A la izquierda de la fachada principal del Salvador se encuentra el palacio construido para el primer sacristán del templo, el  Deán  Ortega, hoy parador de turismo, con su bello patio renacentista.



En la misma plaza encontramos el Palacio Vazquez de Molina, hoy ayuntamiento de la ciudad y en cuyos sótanos se ha abierto recientemente el centro de interpretación de Vandelvira y el Renacimiento del Sur. El centro cuenta con cuatro salas, recepción, "el renacimiento que viajó a las américas, "Cantería" y "Vandelvira, hombre del Renacimiento. A lo largo del recorrido se pueden observar 39 bellas fotografías realizadas por el arquitecto Marc Llimargas de monumentos renacentistas de Baeza, Úbeda, Jaén, La Guardia, Huelma, Villacarrillo y Linares además de tres audiovisuales sobre la vida y obra de Vandelvira. Una visita a este complementa la del Salvador, ya que permite entender aún mejor su obra y la grandiosidad de su arquitectura. En su cripta se encuentra enterrado Vazquez de Molina, sobrino de Francisco de los Cobos y al que sucedió como secretario de estado, fue quién mandó construir este palacio.  El acceso al centro de interpretación es gratuito.





Enfrente del Palacio está la iglesia de Santa María, bella colegiata gótico-renacentista que esta abierta de nuevo al público después de muchos años de dificultosa restauración.




Esta plaza constituye sin duda un magnífico exponente renacentista, reflejando la grandiosidad de la ciudad, tal como Francisco de los Cobos pretendió cuando inició las obras del Salvador. Ahí nace el Salvador, algo más que una iglesia, un templo o una capilla, el Salvador es el lugar de descanso final de un matrimonio embriagado por la grandeza.





domingo, 11 de febrero de 2018

Planes con niños en Valencia.




Hoy vamos a proponeros unos planes para visitar Valencia fuera de lo que es el centro histórico o zona más turística de la ciudad. Si estáis interesados en una ruta por el centro histórico podéis ver nuestra entrada sobre este aquí.

Valencia es una ciudad en la que se pueden hacer un montón de planes divertidos e interesantes con niños. Por supuesto lo primero que se nos viene a la cabeza es la visita a la Ciudad de las Artes y las Ciencias y más concretamente  al Oceanografic.




Oceanografic es un Acuario gigante donde se pueden encontrar varios ambientes, dentro de los acuarios se recrean distintos ecosistemas marinos, caribe, mediterráneo... También hay una zona dedicada a aves y un espectáculo con delfines y focas.








Esta es una visita que no es barata, puede salir mejor si lo combináis con alguno de los otros edificios, nosotros hicimos la visita Oceanografic y Hemisferic, pero tengo que decir que mientras que el Oceanografic nos encantó, la visita al Hemisferic nos decepcionó porque la proyección no era en 3D y la calidad de la imagen era bastante mala. Disfrutar el Oceanografic os llevará buena parte del dia, dentro hay varios restaurantes para comer de distintos precios, no dejan entrar con comida.


Otra alternativa bastante más asequible es pasar una jornada paseando por el antiguo cauce del rio Turia que ahora es una zona de ocio que hace las delicias de pequeños y mayores. Dentro de este podéis encontrar el Parque Gulliver, una figura gigante convertida en atracción para niños con muchos toboganes en los que divertirse, el parque es de acceso libre. Si el niño es pequeño los padres tendrán que acompañarlo, ya que por su tamaño es fácil perderlo de vista, aunque el parque está vallado y solo tiene una salida. Está bastante cerca de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. 




Entre la Ciudad de las Artes y el parque Gulliver está el museo fallero. Una visita interesante para que los niños conozcan la fiesta de las Fallas, si no visitáis Valencia en esa época. El museo está instalado en un antiguo convento de la Casa Misión de San Vicente Paul. Su colección está formada por los Ninots indultados cada año desde 1934. También hay carteles y fotografías de temas falleros.

 Glaucopis92. Commons Wikimedia.


Otra opción es ir al Bioparc, una especie de parque zoológico en el que los animales se encuentran en áreas que recrean sus hábitats naturales. En ellas viven en los grupos sociales propios de su especie y conviviendo con otras especies compatibles, como en la naturaleza. Se encuentra en un extremo del cauce del Turia, en el sentido contrario a la ciudad de las Artes y las Ciencias.



Algo que puede ser muy divertido para los niños es dar un paseo en barca por la Albufera, disfrutando del paseo y avistando las diferentes especies de aves que allí se encuentran. Nosotros hicimos este paseo desde el embarcadero que se encuentra poco después de pasar la estación de bomberos, en la carretera del Saler. Hay una zona para aparcar en un lateral de la carretera y un acceso de escaleras al embarcadero. Nos encantó la visita y eso que era diciembre, por lo que hacía fresquito, pero íbamos bien abrigados. El barquero también nos iba informando sobre las particularidades de la Albufera y los tipos de aves que tienen en este paraje su lugar de descanso. Aprovechando la cercanía del Palmar podemos degustar una magnífica paella, es un lugar muy frecuentado por los mismos valencianos y con muchos restaurantes donde elegir.






Siendo Valencia una ciudad con playa, no podemos dejar de disfrutar esta con los niños. Nosotros hemos estado tanto en el Saler como en la Malvarrosa. El Saler es una playa más virgen y en mi opinión mejor para verano para evitar aglomeraciones, el problema es que la carretera es de doble sentido y suele tener bastante tráfico en época estival. La Malvarrosa es una playa urbana. Nosotros la visitamos en invierno, pero el día estaba soleado y se estaba muy bien en la arena, por supuesto ni intentamos acercarnos al agua. Un paseo por las instalaciones creadas para la American Cup y la zona del puerto puede ser también interesante. 






Valencia ofrece muchas posibilidades, es una ciudad muy dinámica y un buen destino para un viaje en familia.