Si hay un monumento que identifique Úbeda como ningún otro, este es la Capilla del Salvador. Cualquier fotografía de esta es fácilmente reconocible como perteneciente a Úbeda. Esto es debido a su particular estructura y a su espectacularidad, hoy queremos conocer un poco más este monumento.
La capilla se encuentra en la Plaza Vazquez de Molina de Úbeda, donde podemos encontrar el mayor conjunto monumental de la ciudad. Está anexa al palacio de Francisco de los Cobos, natural de Úbeda y su precursor. La capilla es un templo-panteón construido por encargo de Francisco de los Cobos y Molina, el poderoso secretario de Carlos V, comendador mayor de León y adelantado de la frontera. El proyecto se inicia en 1536 de la mano de Diego de Siloé el arquitecto de la Catedral de Granada, pero este lo abandona pocos años después, estando a partir de 1540 su ejecución en manos de Andrés de Vandelvira. El templo es una obra maestra de la arquitectura religiosa del Renacimiento español. Fue declarado monumento histórico-artístico en 1931.
El magnífico aspecto exterior del templo se corresponde plenamente con su grandiosidad interior. En el exterior destaca su espectacular fachada principal de estilo plateresco, obra de Esteban Jamete. La simbología de la fachada gira en torno a la muerte, la mitología, la religión y las referencias a sus fundadores. En la parte más externa de la fachada hay dos torres circulares que hacen referencia a la muerte y la subida a los cielos. Siguiendo hacia dentro vemos los escudos de los fundadores, Francisco de los Cobos y su esposa María de Mendoza, sostenidos por dos guerreros y dos matronas respectivamente, y colocados sobre sendos sarcófagos. Interiormente dos grandes contrafuertes donde se repiten los escudos familiares en la parte superior y en cuya parte inferior están esculpidas escenas de los trabajos de Hércules.
Patio Palacio Francisco de los Cobos. |
El magnífico aspecto exterior del templo se corresponde plenamente con su grandiosidad interior. En el exterior destaca su espectacular fachada principal de estilo plateresco, obra de Esteban Jamete. La simbología de la fachada gira en torno a la muerte, la mitología, la religión y las referencias a sus fundadores. En la parte más externa de la fachada hay dos torres circulares que hacen referencia a la muerte y la subida a los cielos. Siguiendo hacia dentro vemos los escudos de los fundadores, Francisco de los Cobos y su esposa María de Mendoza, sostenidos por dos guerreros y dos matronas respectivamente, y colocados sobre sendos sarcófagos. Interiormente dos grandes contrafuertes donde se repiten los escudos familiares en la parte superior y en cuya parte inferior están esculpidas escenas de los trabajos de Hércules.
En el cuerpo central está la puerta principal, que se planteó como un arco de Triunfo, con representación en el intradós de los dioses clásicos y un friso decorado con escenas del Éxodo. Llenando las enjutas del arco dos esculturas de gran relieve representando la fe y la justicia que sostienen una cartela fundacional del edificio. A ambos lados de la puerta cuatro columnas pareadas de orden corintio que enmarcan cuatro hornacinas vacías (en el proyecto irían situados los evangelistas pero nunca se llegaron a colocar por falta de presupuesto). En un plano superior y en el punto central un relieve de la Transfiguración de Jesús en el Monte Tabor a los lados del cual enmarcadas por cuatro columnas están las figuras de San Pedro y San Andrés. En un tercer nivel de altura hay una triada de ventanas de medio punto y rematando la fachada un frontón triangular. Cuenta también con una sola torre terminada en forma de cebolla, al estilo centroeuropeo. El color dorado de la piedra adquiere ricos matices con la luz del atardecer, arrancando aún más belleza si cabe a esta magnífica fachada.
Escena de la Trasfiguración. |
Cuenta el Salvador con otras dos puertas laterales, la del norte dedicada a Santiago y la del Sur, actual acceso al interior del templo, también bellamente decorada en estilo plateresco y dedicada a la Caridad.
Puerta de la fachada Sur. |
El interior es de una sola nave dividida en dos espacios por una magnífica reja, una nave más exterior que era donde accedía el pueblo llano y una rotonda o parte noble donde se encuentra el altar mayor con el impresionante retablo de madera de Alonso Berruguete, que representa la Transfiguración de Jesús. Este retablo fue destruido en su mayor parte en la Guerra Civil, conservándose solo el Cristo central, posteriormente se restauró siento este proceso obra de Juan Luis Vassallo y dando lugar al espectacular conjunto que podemos disfrutar hoy en dia. Sobre este retablo la magnífica cúpula que vierte su luz sobre este arrancando reflejos dorados que imaginamos impresionarian a los fieles del medievo tanto como lo hacen hoy en dia a los turistas del nuevo milenio.
En el margen izquierdo de la rotonda se abre el acceso a la sacristía. Este acceso se realiza por una peculiar y original puerta que es por si sola una maravilla arquitectónica ya que es una puerta de esquina y rincón que demuestra el alto grado de conocimiento arquitectónico de Vandelvira. Esta representa la Puerta del Edén. En ella, en lugar de columnas hay dos cariátides, con cestos de flores en la cabeza, sosteniendo un doble entablamiento sobre el que se alza la Virgen de la Paz, un emperador y un siervo, que representan la concordia entre el poder y el pueblo, y dos angelotes.
La sacristía está considerada una de las mayores obras del renacimiento español, su diseño es obra completa de Vandelvira. Tiene una riquísima decoración escultórica obra de Esteban Jamete. Esta representa toda clase de figuras, bustos y alegorias corpóreas y en las enjutas de los arcos están representadas Sibilas, profetisas de la mitología griega.
El templo alojó bellas obras de orfebrería, esculturas, reliquias y pinturas, entre las que destacan la famosa Piedad de Úbeda, actualmente en préstamo en el museo del Prado, un cáliz de oro, una cabeza relicario, pero la pieza más famosa era una estatua de San Juanito esculpida en mármol y atribuida a Miguel Angel. Dicha pieza fue destruida en 1936, los fragmentos conservados fueron enviados por la Casa de Medinaceli, dueña del templo, a Florencia para su restauración. Esta labor se finalizó en 2013. La escultura desde 2015 está en el museo del Prado de Madrid.
La Capilla del Salvador es de propiedad privada, está abierta al público y la entrada tiene un coste de 5 euros para los adultos y 2.5 para niños y jubilados, la entrada incluye una audioguia. También es posible visitar el Salvador de forma gratuita en horario de misa, aunque en este caso no se accede a la sacristía, ni es posible visitarlo con tanto detenimiento.
A la izquierda de la fachada principal del Salvador se encuentra el palacio construido para el primer sacristán del templo, el Deán Ortega, hoy parador de turismo, con su bello patio renacentista.
En la misma plaza encontramos el Palacio Vazquez de Molina, hoy ayuntamiento de la ciudad y en cuyos sótanos se ha abierto recientemente el centro de interpretación de Vandelvira y el Renacimiento del Sur. El centro cuenta con cuatro salas, recepción, "el renacimiento que viajó a las américas, "Cantería" y "Vandelvira, hombre del Renacimiento. A lo largo del recorrido se pueden observar 39 bellas fotografías realizadas por el arquitecto Marc Llimargas de monumentos renacentistas de Baeza, Úbeda, Jaén, La Guardia, Huelma, Villacarrillo y Linares además de tres audiovisuales sobre la vida y obra de Vandelvira. Una visita a este complementa la del Salvador, ya que permite entender aún mejor su obra y la grandiosidad de su arquitectura. En su cripta se encuentra enterrado Vazquez de Molina, sobrino de Francisco de los Cobos y al que sucedió como secretario de estado, fue quién mandó construir este palacio. El acceso al centro de interpretación es gratuito.
Enfrente del Palacio está la iglesia de Santa María, bella colegiata gótico-renacentista que esta abierta de nuevo al público después de muchos años de dificultosa restauración.
Esta plaza constituye sin duda un magnífico exponente renacentista, reflejando la grandiosidad de la ciudad, tal como Francisco de los Cobos pretendió cuando inició las obras del Salvador. Ahí nace el Salvador, algo más que una iglesia, un templo o una capilla, el Salvador es el lugar de descanso final de un matrimonio embriagado por la grandeza.
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