domingo, 25 de febrero de 2018

Iznatoraf y Santuario de la Fuensanta.



Hoy vamos a hacer una ruta por dos pueblos situados en el nordeste de la provincia de Jaén, Iznatoraf y Villanueva del Arzobispo, que, junto a Villacarrillo y Sorihuela del Guadalimar, forman la conocida como "Comarca de las Villas". Iniciamos nuestra ruta tomando dirección Villanueva del Arzobispo, ya que nuestra primera parada va a ser el santuario de la Virgen de la Fuensanta. Este santuario se sitúa a las afueras de la localidad, con un fácil acceso desde la N-322. El edificio se alza sobre una antigua fortaleza medieval del siglo XIII, de esta quedan dos torres.

La leyenda de este santuario cuenta como Alí-Menón, rey moro de Iznatoraf, se enteró de que su esposa ayudaba a los cristianos presos en el castillo por lo que mandó a sus soldados  para que la mataran. Decidieron sacarle los ojos y cortarle sus brazos esperando su muerte. Ella invocó a la Virgen María y metió sus brazos en un arroyo y estos fueron restituidos, después se frotó los ojos y también le fueron devueltos. El rey arrepentido y ante semejante prodigio se convirtió al cristianismo y decidió levantar un santuario en este enclave. El santuario permanece abierto todos los días de 10 de la mañana a 7 de la tarde. Se narra que San Juan de la Cruz dormía aquí en sus visitas a la villa. En el interior, la iglesia cuenta con tres naves separadas por bellas columnas, destaca el camarín de la Virgen con una bóveda de media naranja adornada con motivos florales.




Se puede visitar también la fuente, de la que es posible beber, aunque en el momento de nuestra visita por motivo de una reforma esto no era posible.





Después de la visita al santuario nos dirigimos al centro de Villanueva con  objeto de visitar la Iglesia de San Andrés. En nuestro camino vemos un edificio que capta nuestra atención. Se trata de un palacete típico de la arquitectura colonial de principios del siglo XX. En su interior hay un patio porticado que desgraciadamente no pudimos ver ya que estaba cerrado. Este palacete es actualmente un centro educativo por lo que es posible verlo si visitáis el pueblo en día laborable.



Aparcamos cerca de la Plaza Mayor de Villanueva. Esta es una plaza de trazado medieval, aunque muy modificada. Fue diseñada en el siglo XV y en los primeros años del siglo XX funcionó como mercado y plaza de toros en las fiestas del pueblo. Hoy es el centro de la vida comercial del pueblo, tiene un templete de música y algunos edificios destacables a su alrededor. 



Desde la plaza subimos en dirección a la iglesia de San Andrés. El templo actual se levantó en el siglo XVI sobre otro  anterior que ocupaba  el patio de armas de una antigua fortaleza medieval. El nuevo templo se construyó entre las cuatro torres de la fortaleza, de las cuales solo se conservan dos en la fachada occidental, las otras dos desaparecieron en la década de 1920. Esto ha dado a la iglesia una arquitectura bastante peculiar. La iglesia no tiene horario de visitas fuera de las horas de culto, por lo que desgraciadamente no pudimos visitar su interior.



Abandonamos Villanueva en dirección a Iznatoraf pero antes de salir del pueblo paramos a ver la bonita plaza de Toros. Esta plaza se inauguró en 1928 y es de estilo neomudéjar.



Salimos de Villanueva y tomamos el desvio hacia la cercana Iznatoraf. El pueblo está fuertemente marcado por su emplazamiento, ubicado en una meseta a una altura de 1.039 metros sobre el nivel del mar, dominando visualmente el paisaje circundante de la campiña. Este emplazamiento marcó desde sus orígenes el carácter de población vigía. Fue una medina islámica de gran importancia, su nombre procede del árabe hisn at-turab, que significa castillo del camino o de la calzada. De este pasado se conserva un importantísimo patrimonio histórico. Con un casco antiguo marcado por calles estrechas y serpenteantes.


En la subida paramos en un mirador desde el que se aprecian unas magníficas vistas de las montañas de alrededor. Seguimos hacia el pueblo y aparcamos en un parking gratuito habilitado justo enfrente de una de las puertas del antiguo recinto de la Torafe árabe. La puerta de la calle Campo nos da la bienvenida a un entramado de calles que conserva totalmente su trazado musulmán. Esta es una de las puertas de entrada al antiguo recinto fortificado. Data de los siglos XIII-XIV y está construida en mampostería presentando un arco de medio punto.




El recinto amurallado de Iznatoraf, declarado conjunto histórico artístico, estaba vertebrado  por once torres de la misma elevación dando entrada a la villa por nueve arcos que se encontraban en distintos puntos de su circuito. Fuera y extramuros quedaba el arrabal, sus aldeas y cortijos, conformando toda una especie de distrito catastral. En la actualidad se conservan restos de dos grandes torreones y cinco arcos o puertas de acceso a la villa: La Puerta del Arrabal, la Puerta de la Virgen del Postigo, el Arco del Pozo de la Nieve, el Arco de la Calle Comandante Barcina y el Arco de la Calle Campo. En su ayuntamiento se conserva el archivo histórico de Iznatoraf, según el cual en el año 1592 visitó el municipio Miguel de Cervantes, como recaudador de impuestos y existe documentación de la visita que realizó San Juan de la Cruz, que practicó un exorcismo a un poseso.


Pasamos la Torre del Reloj y llegamos a la Plaza principal del pueblo, llamada Plaza de San Fernando,  donde vemos la iglesia de Nuestra señora de la Asunción. Esta fue construida en el siglo XVI, sobre un anterior templo que a su vez se alzó sobre la mezquita mayor de la medina. Se construyó bajo la dirección de Alonso Barba, discípulo de Vandelvira. La iglesia solo se puede visitar en horario de misa por lo que solo la pudimos ver en su exterior.



En la misma Plaza de San Fernando encontramos la bonita Puerta del Arrabal, es la antigua puerta de ingreso a la plaza de armas musulmana. Es un arco monumental de medio punto de estilo renacentista. Por encima del arco encontramos un escudo sobre una cartela apergaminada del Obispo Bernardo de Sandoval y Rojas. En su interior una hornacina recoge un relieve renacentista de la Virgen Inmaculada. Delante de esta puerta y en la misma Plaza está la estatua de Fernando III cuyas tropas reconquistaron la ciudad en 1235.



Seguimos paseando por sus calles hasta llegar a la ermita del Santísimo Cristo de  la Vera Cruz, patrón de la localidad. Fue construida entre los siglos XVII y XVIII, de planta de Cruz latina y bóveda de medio cañón rebajado. Alberga la imagen del patrón, el Santísimo Cristo de la Vera-Cruz, en un camarín barroco. A escasos metros de la ermita está el museo de artes populares.




 Tras la visita a su interior  salimos de nuevo por la puerta del Pozo de la Nieve, donde estuvo la "nevera del municipio", en la que a base de hielo y paja se conservaban los alimentos.  Damos un paseo por la calle Cava,  rodeando lo que antes sería la muralla exterior del pueblo, para disfrutar las magníficas vistas que nos ofrece la situación de Iznatoraf.




Tras rodear parcialmente esta antigua muralla volvemos a la zona de aparcamiento y abandonamos este bonito pueblo con el buen sabor de boca que da descubrir un bello rincón aún preservado y alejado del turismo masivo en el que la belleza de sus calles, con antiguas casas medievales, colmadas de macetas con bellas plantas y flores, incluso en época invernal, evocan el esplendor de su pasado musulmán.


Pero no podemos despedirnos sin hacer referencia a las fiestas del Cristo de la Vera-Cruz, celebradas en los primeros días de Septiembre, siendo el día grande la jornada del 3, con encierros de reses bravas que se llevan a cabo durante la noche por las empinadas calles de la antigua villa. Tampoco podemos desdeñar la rica gastronomía torafeña, reminiscente de su pasado histórico árabe y cristiano, en la que destacan el "ajo morcilla o Bodrio", una peculiar pipirrana con características distintas de la hecha en el resto de Jaén, el potaje de garbanzos con panecillos y sus famosos buñuelos de viento.

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