miércoles, 30 de diciembre de 2020

Explorando Nuevo Baztán.




Situado en el sudeste de la Comunidad de Madrid y recientemente nombrado uno de los pueblos más bonitos de España, Nuevo Baztán es una localidad singular. Esta singularidad se la confiere su origen como pueblo industrial, perfectamente planificado desde cero, en un lugar en el que no había previamente ningún asentamiento. Su fundación se remonta a principios del siglo XVIII, cuando Juan de Goyeneche, un industrial procedente del valle navarro de Baztán, se decidió por este emplazamiento para construir una serie de fábricas y las viviendas de los obreros que en estas trabajarían, dando origen a este poblado industrial. Para su construcción contrató a uno de los mejores arquitectos de la época, José Benito de Churriguera.


En el conjunto urbano destacan el palacio de Goyeneche y la iglesia  de San Francisco Javier, también son destacables la plaza de dicha iglesia, el ayuntamiento y las antiguas casas del pueblo. Se convirtió, tras su fundación, en el complejo industrial más avanzado de su tiempo, imitando el estilo de la Francia de Luis XVI.

Por desgracia el proyecto de Goyeneche sobrevivió poco tiempo a su autor, sin embargo, a pesar de su decadencia, quedó este espléndido trazado urbano como testigo de la voluntad y el genio de unos pocos que se atrevieron a iniciar un progreso industrial en una época decadente, quedando como testigo de esa época 300 años después. 

Estatua de Goyeneche
Estatua de Juan de Goyeneche.

El conjunto urbano se articula en torno a tres plazas, la más importante es la plaza de la iglesia, en esta encontramos el Palacio de Goyeneche y la iglesia de San Francisco Javier. La fachada del palacio presenta una imagen monumental sobria y austera para su estilo barroco. Fue diseñado por José de Churriguera, autor del estilo churrigueresco, quien se apartó de las pautas arquitectónicas de esta corriente, más recargadas, para imprimir al conjunto un aire austero, con notables influencias herrerianas. La fachada de la iglesia está anexa la palacio y es de un estilo barroco más clásico. 




Destacan en el interior de la iglesia el retablo de Churriguera y una exposición de figuras talladas en colmillo de elefante que se pueden observar en una vitrina en uno de sus laterales. 




En la plaza de la iglesia tenemos unos pinos que han sido declarados árboles singulares de la Comunidad de Madrid, debido a su altura y antigüedad. Además de estos, hay también un Olmo, cerca de la gasolinera situada a corta distancia de la Plaza, es el único ejemplar superviviente de una hilera de olmos que se plantaron en la fundación de la localidad. En Nuevo Baztán, los olmos llegaron a ser tan grandes y de tal espesor su copa, que formaban un túnel al juntarse los árboles de uno y otro lado de la vía. Esto provocaba que el viajero caminara por este túnel vegetal de sombra y frescor y que, justo a la entrada del Palacio, se abriera la luz y quedara patente el esplendor del complejo. Esto fue así hasta los años 70-80, momento en el que una plaga de grafitosis, procedente de Asia,  atacó todos los olmos de Nuevo Baztán, como ocurrió en toda Europa. Este que queda hoy en pie es el único superviviente de dicha plaga, fue afectado, pero se recuperó. Forma parte del catálogo de árboles singulares de la Comunidad de Madrid.




Contigua a la Plaza de la iglesia se encuentra la plaza del secreto o del mercado, lugar donde se celebraba este, y en su origen porticada en uno de sus lados, donde aún podemos apreciar las basas de las columnas, que al ser de madera, no se han conservado. Un arco situado en una de sus esquinas se abre a otra plaza, la plaza de las fiestas, era el lugar de los festejos como corridas de toros, teatros... Esta plaza ha sido plató de muchas películas, ya que por sus características lo mismo podría imitar a la Francia del siglo XVIII como al Méjico colonial. 



En otro de los lados del Palacio encontramos el centro de interpretación, donde explican la historia de la fundación de la localidad en un audiovisual, está situado en unos antiguos almacenes de paños y bodegas. En el interior del palacio se encuentra la oficina de turismo, desde donde organizan visitas guiadas, ahora restringidas en grupos muy limitados con motivo del Covid, por lo que los fines de semana es complicado conseguir una plaza. La visita guiada es la única forma de acceder al interior del palacio. La iglesia se puede visitar en la visita guiada o en las horas previas al culto. 

Saliendo de la Plaza del Palacio por la calle del Palacio llegamos a la Plaza de la Cebada, lugar en el que vivían los agricultores y se guardaban los aperos de labranza. A medida que nos alejamos de la Plaza del Palacio, las casas pasan de tener doble altura y balconadas a ser más modestas, esto indicaba  que los trabajadores más importantes y especializados se alojaban cerca del palacio y cuanto más lejos de este menor era su cualificación así como el tamaño y calidad de sus viviendas. 

La localidad cuenta con algunos restaurantes donde se puede degustar una cocina típicamente castellana, con migas, sopas de ajo, cocido madrileño, sin olvidar las carnes a la brasa o asados castellanos. 

Para los amantes del senderismo existen una serie de rutas que parten de la localidad, que al estar situada en la conocida como Alcarria madrileña, atraviesan un paisaje singular. La senda de Valmores es la primera opción. Se trata de un camino circular, de trazado suave y con escasos desniveles. Son unos 7 kilómetros, el terreno se caracteriza por amplios páramos o alcarrias de cima, que encontraremos entre los valles que los rios Henares, Tajuña y Jarama, han horadado. La segunda recomendación es la Senda Galiana, vía pecuaria histórica que ha servido de ruta de trashumancia desde los tiempos de la Mesta. 

A cuatro kilómetros de Nuevo Baztán se encuentra la localidad de Olmeda de las Fuentes, conocido también como el pueblo de los pintores, por la gran cantidad de pintores que han elegido esta pintoresca localidad para residir. Se trata de un bonito pueblo de estilo andaluz, con sus calles empinadas y fachadas blancas que constituye una bonita visita para completar la excursión a esta zona. 






domingo, 13 de diciembre de 2020

Secretos de Jaén. II. Mogón como puerta de la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas.




 La Sierra de Cazorla es uno de los parajes más conocidos de la provincia de Jaén, dada su belleza y las muchas rutas que aquí se pueden hacer para disfrute de la naturaleza y de sus tesoros. Es por ello que siendo nosotros residentes de esta provincia, la hemos explorado en numerosas ocasiones. Hoy queremos hacer una aproximación diferente, visitar unos lugares situados dentro del parque natural o en sus inmediaciones, pero desde la localidad de Mogón. 

Llegamos a esta localidad desde el desvío de Villacarillo, en la A-32. Una vez llegamos a Mogón cruzamos el puente sobre el Guadalquivir y nos  encontramos un cruce, el desvío de la derecha indica el embalse de Aguascebas, y si tomamos esa carretera llegaremos al embalse y podemos seguir hasta el interior de la Sierra de Cazorla. Dejaremos pasar este desvío por el momento. Nos dirigimos pues hacia el centro del pueblo y vemos la indicación del paraje de la Osera. Este paraje conduce hasta un salto de agua bastante bonito. Como el otoño está siendo bastante seco, pensamos que la cascada no estará muy espectacular, por lo que decidimos proseguir hacia nuestro objetivo de la mañana, que es el conocido como Charco azul y Puente Toba. 

Paisaje camino del Charco Azul.


Al entrar en Mogón cruzaréis un nuevo puente sobre el río, en esta zona hay una piscina natural que en verano está bastante concurrida, obviamente ahora no había nadie. También hay un par de bares con terraza bastante animados, nosotros preferimos dar de lado al pueblo y proseguir hacia el Charco. 

El Charco Azul es un paraje difícil de encontrar si no se va con alguien que lo conozca, ya que no está señalizado. Hemos hecho una investigación en internet y como resultado vemos que la forma más fácil de llegar es partiendo de una zona conocida como Molino de Bardazoso. Esta zona se puede localizar en Google maps, como Bardazoso,  desde Mogón sale una pista de tierra en bastante buen estado, aunque recomiendo recorrerla en todocamino o todoterreno, ya que los últimos kilómetros tienen algunos baches. 

Después de todo esto tengo que decir que a pesar de seguir todas las indicaciones no  conseguimos llegar al famoso Charco Azul, pero si encontramos algo por lo que el viaje mereció la pena, os explico las dificultades encontradas. 

Cuando llegamos hasta el Molino de Bardazoso paramos el coche unos metros antes de acceder al carril que sube hacia el molino, que en realidad son un grupo de casas. En este punto hay un arroyo que se llama Arroyo Cuadrado. Subimos andando hacia las casas porque vimos a un señor trabajando en el campo y le preguntamos por el camino a seguir, con la idea de ir andando desde este punto, ya que en internet habíamos leído que desde aquí son cuatro kilómetros de sendero. El señor nos aconseja descender en coche hasta donde podamos y seguir el curso del río Aguascebas grande hacia arriba, y ahí es donde creo que cometimos el error. Comprobando mapas a posteriori creo debíamos haber tomado  el camino que baja paralelo al Arroyo cuadrado, y desde aquí buscar el punto donde se junta con el río Aguascebas Grande. Esto que sobre el mapa parece fácil, os daréis cuenta sobre el terreno que no lo es tanto, el camino se pierde entre olivos, y seguir el curso del río es complicado, puesto que no se puede transitar por la orilla dado lo salvaje de la vegetación. 




Nosostros sin embargo tomamos otro camino que desciende hacia el río pero al otro lado del Arroyo Cuadrado, aparcamos cerca de unas casas rurales con piscina y seguimos un sendero entre olivos que desciende hasta el río.




 El sendero no es complicado de seguir, hasta que llega un punto en el que se hace más estrecho, apenas un hilo al borde del camino, sin ser peligroso, para ampliarse de nuevo. Llegamos siguiendo el río hasta un punto en el que no pudimos continuar, ya que el camino estaba cortado por el surco que hace el arroyo Cuadrado al juntarse con el Aguascebas, y aquí descubrimos unas escaleras labradas en la tierra que descienden hacia el río y que nos llevaron hasta una preciosa poza de agua. En ese momento pensamos que era el Charco Azul, dado lo bonito del lugar, aunque es difícil de explorar sin calzado para meterse en el agua y cruzar al otro lado.





Estuvimos por allí un rato y aprovechamos para comer, para luego volver sobre nuestros pasos. Después descubrimos que este lugar es el conocido como Puente Toba. Nosotros solo pudimos explorarlo desde fuera, ya que el agua estaba helada y no teníamos intención de mojarnos más de lo necesario, pero en pleno verano una exploración acuática por debajo de este puente permite disfrutar de unas bonitas oquedades bajo el agua que son las que le dan el nombre. Para explorarlo de esta manera es necesario ir preparado ya que el río lleva bastante corriente, está oscuro y hay zonas en las que no se hace pie. 

Analizando después el recorrido con Google maps y el satélite, he visto que podíamos haber seguido desde este punto el arroyo cuadrado hacia arriba y buscar un sitio para poder cruzarlo, y seguir un poco más el curso del río hacia arriba, ya que el Charco Azul no se encuentra muy lejos de esta zona. 


Tras esta aventura volvemos a Mogón para tomar la carretera que lleva al Pantano de Aguascebas. Esta carretera se adentra en la sierra y nos ofrece un paisaje muy bonito antes de llegar al pantano, con senderos para explorar la sierra y zonas para hacer picnic. Hay un área recreativa también, un poco antes de llegar a la presa del pantano. Es una zona bastante interesante para explorar, ya que no está tan concurrida como la parte de la Sierra a la que se accede desde Cazorla. 




Después del pasear por la presa del Aguascebas y conocer un poco sus inmediaciones nos volvemos a casa. Sin duda la experiencia nos ha gustado y volveremos con las indicaciones más precisas para encontrar este bonito paraje.