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domingo, 20 de agosto de 2023

Road trip por Burgos y su provincia.


La provincia de Burgos es sin duda un destino ideal para los amantes de la naturaleza, los monumentos y la buena gastronomía, lo que viene siendo ideal para  aquellos a los que les gusta disfrutar la vida. La mejor forma de visitarla es con un recorrido en coche en el que vamos a parar a ver los puntos más destacados. Empezamos este viaje  con nuestro Top 10 sobre qué ver en Burgos.

A una preciosa capital, accesible y gastronómicamente muy interesante, se suma una provincia que nos ofrece un sinfin de posibilidades para deleitarnos con pueblos y paisajes espectaculares.  Nuestra ruta ha sido diseñada de sur a norte, para recorrerla en aproximadamente 3/4 días,  bien con parada en Burgos y escapadas desde allí o bien con paradas en ruta, que es la modalidad que más nos gusta a nosotros, ya que nos permite conocer las zonas más en profundidad sin tener que pernoctar siempre en el mismo sitio. Una buena forma sería comenzar en la zona del Arlanza, con pernocta en Lerma, Covarrubias o Santo Domingo, una segunda noche en Burgos capital o Frías y una tercera en la zona de las Merindades, sin duda una absolutamente necesaria chincheta en vuestro mapa de viajes. 



Desfiladero de la Yecla. 





Unos dos kilómetros antes de llegar a Silos por la carretera de Silos-Caleruega, que fue nuestro acceso, encontramos un paraje conocido como el desfiladero de la Yecla, lugar interesante para visitar. La bajada al desfiladero se efectúa junto a la entrada de dos túneles que hay en esta carretera y en los que hay también una pequeña zona de estacionamiento. Encontramos una serie de puentes y pasarelas que nos permiten recorrer unos 600 metros de garganta con cascadas y pozas que ha ido conformando el arroyo El Cauce. En la parte alta del desfiladero anidan parejas de buitres leonados que es posible ver sobrevolando la zona. En el momento de nuestra visita no había mucha agua pero aún así el paseo merece la pena y no os llevará más de media hora recorrerlo. Tras esta pequeña parada llegamos a Santo Domingo. 

 


 Santo Domingo de Silos.




Santo Domingo es un pueblo pequeñito que se visita en poco tiempo, sin duda la joya de la corona del pueblo es el monasterio, de hecho es lo más famoso y lo que atrae a los visitantes. Pero además de la obligatoria visita a este un paseo por el pueblo también es muy agradable, tiene rincones de gran belleza ya que está muy bien conservado, con sus casitas de piedra y su aspecto medieval. 



Nada más llegar al pueblo nos encontramos con los restos de la antigua muralla que cierran la huerta del monasterio benedictino del siglo X. Enfrente del monasterio se encuentra la Plaza Mayor, donde encontramos los edificios más destacables, algunas casas soportadas, una casa señorial convertida en un hotel y el ayuntamiento. Enfrente de la Plaza cruzando la carretera se sitúa la iglesia de San Pedro. Es este un templo del siglo XVIII, construido sobre otro de estilo románico. En su interior se encuentra la talla de la Virgen del Mercado, que es la patrona de la localidad. En esta iglesia se ubica también el museo medieval, en él encontramos el cáliz de Santo Domingo, del siglo XI y la tapa del arca de Santo Domingo, de los siglos XII-XIII. Enfrente de la puerta de acceso al monasterio encontramos un lavadero que tiene también gran encanto, si seguimos paseando y pasamos este llegamos a la zona de huertas, un vergel incluso en verano, por el frescor que da el rio Arlanza.
 
 La visita al monasterio nos llevará algo más de tiempo, tenemos que visitar la iglesia de estilo neoclásico,  el famoso claustro con su ciprés y la botica que es también muy bella. Si tenéis suerte y vuestra visita coincide con una de las misas cantadas podréis disfrutar los famosos cantos gregorianos. El monasterio comenzó a construirse en el siglo IX. Destaca su claustro románico de dos plantas, de impresionante belleza. Merece la pena hacer la visita guiada en la que nos detallan las esculturas que encontramos en este. En el monasterio se encuentra el sepulcro de Santo Domingo, con una estatua yacente del monje que descansa sobre un grupo de tres leones.

 


Covarrubias. 






 
Salimos de Silos con destino a Covarrubias, situado a 20 km de este, algo más grande que nos llevará casi un día si queréis conocerlo en su totalidad. Nosotros realizamos una visita guiada que partía de la oficina de turismo y fue muy interesante y amena, incluso si vais con niños como era nuestro caso. Covarrubias es llamada la cuna de Castilla y su estilo arquitectónico el tradicional popular castellano. 
 
Uno de los edificios más destacados de Covarrubias es la ex-colegiata de San Cosme y San Damián, del siglo XV. Consta de tres naves, cuatro capillas y un bello claustro. En el interior de la Colegiata se haya también el sepulcro de la princesa Kristina de Noruega. La princesa es un personaje muy popular en Covarrubias. Se desposó en 1258 con el infante Felipe de Castilla, hermano del rey Alfonso X, el Sabio. La pareja se estableció en Sevilla, muriendo ella cuatro años después sin descendencia, algunos dicen que de nostalgia por su tierra. Su marido la enterró en el claustro de la ex-colegiata de Covarrubias, en un sepulcro de estilo gótico muy bello. En el año 1978 se abrió el sepulcro de la princesa y apareció la momia con el pelo amarillo, las uñas rosadas y los dientes aún blancos. Desde entonces los contactos entre el gobierno noruego y la villa de Covarrubias se han sucedido, creándose la fundación Cristina de Noruega, y la construcción de una capilla dedicada a San Olav, patrono de Noruega. Esta fundación y la embajada de Noruega en España celebran a finales de octubre un festival anual de música noruega con un mercadillo de productos típicos en Covarrubias.
 
 Además de la Colegiata, destaca todo el conjunto urbano con su estilo castellano con sus fachadas de entramado de madera, entre las que destacan la casa de Doña Sancha. Otros edificios destacables son la casa del Boticario, la casa del Obispo Peña y el Torreón de Fernan González. Es esta una torre de estilo mozárabe del siglo X, de base rectangular y torre piramidal truncada. Según la historia popular, en ella fue emparedada doña Urraca por su padre Fernán González en castigo a sus amoríos con un pastor. La torre es de titularidad privada pero se puede visitar.
 
Sobre el rio Arlanza se yergue un puente románico que antaño tenía dos torreones, hoy desaparecidos, el último se eliminó en 1888 para ampliar la villa por esa zona, este torreón ya desaparecido está reflejado en el escudo de Covarrubias.
 
Destaca también en Covarrubias su gastronomía, donde los asados de lechazo y los derivados del cerdo son las estrellas. Si visitáis Covarrubias el primer domingo después de San Antón, podréis asistir a la fiesta de la matanza, en la que se reparte de forma gratuita chorizo, morcillas y demás productos del cerdo.

En la comarca hay también un vino con denominación de origen, el vino de Arlanza, esta denominación establecida en 2007 engloba los vinos producidos en el valle medio y bajo del rio Arlanza, en las provincias de Burgos, comarca del Arlanza y Palencia.

 

 Lerma. 





Lerma posee uno de los conjuntos Histórico-Artísticos mejor conservados de España de estilo Herreriano. En ella destaca su Plaza Mayor, en la que se ubica el Palacio Ducal, hoy parador de turismo. Otro monumento destacado es la Colegiata de San Pedro, también llamó nuestra atención por su grandiosidad el Arco de la Cárcel,   que da entrada al casco medieval de la villa. 

En la localidad encontramos numerosos restaurantes donde degustar su famoso lechazo. 

El único punto negativo es la gran cantidad de vehículos estacionados en su centro histórico, que no permiten apreciar adecuadamente la belleza del conjunto. 



Burgos capital. 





Burgos capital destaca sobre todo por su impresionante catedral, una de las catedrales góticas más impresionantes de España, y yo diría que hasta del mundo. Sin duda un imprescindible en cualquier visita a la ciudad. Cerca de la catedral encontramos el magnífico arco de Santa María. Otros monumentos destacados de la ciudad son:


  • El castillo y el mirador.
  • El paseo del Espolón.
  • La plaza Mayor.
  • La parroquia de San Nicolás de Bari.
  • La iglesia de San Gil Abad.
  • La plaza Mío Cid.
  • El monasterio de las Huelgas.


Escalera dorada, catedral de Burgos. 




Frías. 





Este precioso pueblo,  bañado por las orillas del río Ebro, se alza en una colina que corona su majestuoso Castillo y la Iglesia de San Vicente. Frías tiene mucha historia desde la época romana, pero la estructura del pueblo es claramente medieval.

El pequeño pueblo de Frías es peatonal con sus cuestas y calles empedradas. Su calle principal es la calle del Mercado, su recorrido nos hace recordar épocas medievales, con la alta torre del Castillo justo encima.

El monumento más destacado es el Castillo, pero también son de interés, las casas colgadas, la parroquia de San Vicente Mártir, el puente medieval, el convento de San Francisco y el monasterio de Santa María del Vadillo. 

Muy cerca de Frías se encuentra la pedanía de  Tobera,  que con su puente y su ermita, nos regala una de las imágenes más bellas de la provincia.  Esta localidad también es conocida por sus bonitas cascadas del río Molinar.








Oña.



En esta preciosa villa sin duda el monumento más destacado es el Real Monasterio de San Salvador. Es una iglesia de origen medieval, siendo una edificación gótica con mezcla de románico, gótico burgalés y algunos añadidos barrocos. Aquí es donde se guardan los restos de algunos de los Condes y Reyes de Castilla en la Edad Media en el Panteón real y condal. 

Otros lugares de interés son:

  • Los Jardines Secretos
  • La Iglesia Parroquial de San Juan
  • Senderismo en los montes de Oña desde la Casa del Parque
  • El Arco de la Estrella y la Plaza Mayor.

 


Orbaneja del Castillo.






Sin duda la imagen más espectacular del pueblo  surge al subir a la carretera y ver la impresionante cascada que lo atraviesa.
 
El casco urbano tiene la estética popular montañesa típica de la Edad Media. Los edificios tienen balconadas de madera y flores, influenciados por su cercanía con Cantabria, algunas de las casas más destacadas son la Casa de los Canes, la Casa de los Pobre, que era el antiguo hospital y la Casa Fuerte, también hay retos de cinco molinos harineros que había en la localidad. Para visitar la cueva del agua, de donde nace la cascada de Orbaneja, se realizan visitas guiadas, los fines de semana y en verano.  Encima de la cueva del Agua está la cueva del Azar, que tiene pinturas rupestres del Neolítico. Destaca también la iglesia parroquial de Santa María, de origen románico, aunque con reformas posteriores. 



Puentedey.






Desde Orbaneja ponemos rumbo a nuestra siguiente parada Puentedey, aparcamos a un lado de la carretera, a corta distancia del punto desde el que se obtiene la vista más conocida y pintoresca de la localidad. 
 
Y es  que Puentedey se extiende a lo largo de un puente natural formado sobre el río Nela. Este magnífico puente natural, formado a lo largo de 85 millones de años en los que el río ha ido horadando la roca  caliza, es el que de nombre al pueblo, Puente Dei, que significa puente de Dios. Debajo de este puente se reunía la junta de Puentedey hasta la segunda década del siglo XX. 
 
En el casco urbano del pueblo destacan algunos edificios, como la Iglesia de San Pelayo, en la portada de su tímpano destaca  una imagen primitiva de San Jorge luchando contra el dragón. Destaca  también la casa palacio de los Brizuela.  


 

Ojo Guareña.




 
Salimos de la localidad de Puentedey y nos dirigimos hacia el monumento natural de Ojo Guareña. Una de las visitas imprescindibles en las Merindades. Ojo Guareña es un conjunto de cuevas y galerías kársticas creadas por la acción de dos ríos, el Guareña y el  Trema. Estos han ido horadando la roca caliza dando lugar a más de 100 km de galerías, que constituyen el conjunto kárstico más grande de la Península Ibérica y uno de los más grandes del mundo. 
 
Destaca nada más llegar la portada de la Ermita de San Bernabé, esculpida en la montaña y cuyo interior forma parte de esta. Es una de las ocasiones en las que la colaboración del hombre con la naturaleza dan lugar a un paisaje único, sobrecogedor.
 
 
Merece la pena visitar el interior de la ermita, por las pinturas al fresco que decoran paredes y techo de la cueva.  El complejo es visitable los fines de semana en horario de mañana y tarde y entre semana solo por la mañana, así que hay que planificar el viaje teniendo en cuenta estos horarios. 
 
Al lado de la Ermita de San Bernabé está la entrada a la cueva Palomera, también visitable, en horario similar a la ermita. La cueva se visita en modalidad guiada y en grupos reducidos, ya que es una actividad de espeleo-aventura. Aunque de baja dificultad, hay que tener unos requisitos mínimos, en cuanto a calzado, forma física, y los monitores aportan el equipo necesario, cascos con luz, ya que la cueva no posee iluminación artificial ni ha sido modificada, por lo que el firme es el original de la roca. El trayecto puede ser una visita corta, de 1´5 km, de unas dos horas de duración ida y vuelta, y la visita larga, de 2´5 km y cuatro horas de duración. Sin duda otro imprescindible en las Merindades. 
 
Desde los alrededores de la Ermita sale un acceso para visitar el sumidero del Guareña, llamado así porque es un lugar en el que el río literalmente desaparece por un agujero, en el que es engullido por la tierra. Todo el entorno es de una belleza apabullante.



El mapa de la ruta quedaría de esta manera, para recorrerlo de sur a norte o al contrario. 

 



Sin duda una provincia para recorrer y saborear, sin prisas y deleitándose con sus parajes y pueblos.

domingo, 2 de julio de 2023

Recorriendo las Merindades de Burgos.

 

 
 
Hoy os presento una preciosa ruta por la espectacular comarca de las Merindades, al norte de la provincia de Burgos. Nosotros realizamos esta ruta en un día ya que era un viaje  con destino Cantabria desde Alcalá de Henares,  aprovechamos la subida para conocer esta zona.  Nos ha sabido a poco el tiempo dedicado y sin duda repetiremos para conocerla más en profundidad, porque la verdad es que lo merece y mucho. 

Como ya os he comentado, para nosotros era un viaje en ruta, pero queríamos aprovechar nuestro paso por la zona para conocer algunos de sus atractivos más destacados, y desde luego que lo hicimos, fue una jornada espectacular, no hubo una  parada en la ruta que no provocara un "guau" al bajar del coche. 

Para nuestro recorrido decidimos abandonar la autovía a la altura de Burgos y coger la nacional 627 primero y 623 después para llegar a nuestra primera parada, la espectacular localidad de Orbaneja del Castillo. Unos cinco kilómetros antes de llegar a Orbaneja llamó nuestra atención el pueblo de Escalada, y decidimos hacer una pequeña parada. Es esta una pequeña localidad con una coqueta plaza en la que hay unas casonas con unos magníficos escudos, digna de ser visitada.
 
 
 





Al final de la plaza hay un puente que atraviesa el río Ebro y desde este sale una preciosa ruta que en cinco km y bordeando el río te lleva hasta Orbaneja. No teníamos tiempo de recorrerla, pero sin duda es una atractivo más de la zona y el pueblo merece la parada. Hay un pequeño bar en la plaza y algún alojamiento rural, ya que el entorno invita a recorrerlo. 

Desde Escalada proseguimos hasta Orbajena, al llegar hay un parquing gratuito justo al lado de la carretera, a la entrada del pueblo. Desde el aparcamiento se sube al lado de unas pozas o piscinas naturales que son bastante atractivas también, pero lo más espectacular sin duda surge al subir a la carretera y ver la impresionante cascada que atraviesa el pueblo y que sin duda es la imagen más conocida e impresionante de la localidad.
 
 
 




Nosotros fuimos un día entre semana a finales de junio y la cascada llevaba bastante agua, no había mucha gente y pudimos disfrutar esta y el pueblo con tranquilidad, pero los fines de semana y el periodo estival es una localidad muy concurrida. La desventaja de ser temporada baja es que había solo un restaurante abierto, de los tres o cuatro que hay en el pueblo. 

Tampoco estaba abierto el acceso a la cueva de la que surge la cascada, que solo pudimos ver desde un lateral, aún así estuvimos recorriendo el pueblo, que es bastante bonito. El casco urbano tiene la estética popular montañesa típica de la Edad Media. Los edificios tienen balconadas de madera y flores, influenciados por su cercanía con Cantabria, algunas de las casas más destacadas son la Casa de los Canes, la Casa de los Pobre, que era el antiguo hospital y la Casa Fuerte, también hay retos de cinco molinos harineros que había en la localidad. Para visitar la cueva del agua, de donde nace la cascada de Orbaneja, se realizan visitas guiadas, los fines de semana y en verano.  Encima de la cueva del Agua está la cueva del Azar, que tiene pinturas rupestres del Neolítico. Destaca también la iglesia parroquial de Santa María, de origen románico, aunque con reformas posteriores. 


Desde Orbaneja ponemos rumbo a nuestra siguiente parada Puentedey, aparcamos a un lado de la carretera a corta distancia del punto desde el que se obtiene la vista más conocida y pintoresca de la localidad. 
 
 




 
 
Y es  que Puentedey se extiende a lo largo de un puente natural formado sobre el río Nela. Este magnífico puente natural, formado a lo largo de 85 millones de años en los que el río ha ido horadando la roca  caliza, es el que de nombre al pueblo, Puente Dei, que significa puente de Dios. Debajo de este puente se reunía la junta de Puentedey hasta la segunda década del siglo XX. 
 
En el casco urbano del pueblo destacan algunos edificios, como la Iglesia de San Pelayo, en la portada de su tímpano destaca  una imagen primitiva de San Jorge luchando contra el dragón. Destaca  también la casa palacio de los Brizuela.  
 
Salimos de la localidad de Puentedey y nos dirigimos hacia el monumento natural de Ojo Guareña. Una de las visitas imprescindibles en las Merindades. Ojo Guareña es un conjunto de cuevas y galerías kársticas creadas por la acción de dos ríos, el Guareña y el  Trema. Estos han ido horadando la roca caliza dando lugar a más de 100 km de galerías, que constituyen el conjunto kárstico más grande de la Península Ibérica y uno de los más grandes del mundo. 
 
Destaca nada más llegar la portada de la Ermita de San Bernabé, esculpida en la montaña y cuyo interior forma parte de esta. Es una de las ocasiones en las que la colaboración del hombre con la naturaleza dan lugar a un paisaje único, sobrecogedor. 

 



 
Merece la pena visitar el interior de la ermita, por las pinturas al fresco que decoran paredes y techo de la cueva. Desgraciadamente el día de nuestra visita estaba cerrada por la tarde, momento de nuestra llegada. El complejo es visitable los fines de semana en horario de mañana y tarde y entre semana solo por la mañana, así que hay que planificar el viaje teniendo en cuenta estos horarios. 
 
Al lado de la Ermita de San Bernabé está la entrada a la cueva Palomera, también visitable, en horario similar a la ermita. La cueva se visita en modalidad guiada y en grupos reducidos, ya que es una actividad de espeleo-aventura. Aunque de baja dificultad, hay que tener unos requisitos mínimos, en cuanto a calzado, forma física, y los monitores aportan el equipo necesario, cascos con luz, ya que la cueva no posee iluminación artificial ni ha sido modificada, por lo que el firme es el original de la roca. El trayecto puede ser una visita corta, de 1´5 km, de unas dos horas de duración ida y vuelta, y la visita larga, de 2´5 km y cuatro horas de duración. Sin duda otro imprescindible en las Merindades. 
 
Desde los alrededores de la Ermita sale un acceso para visitar el sumidero del Guareña, llamado así porque es un lugar en el que el río literalmente desaparece por un agujero, en el que es engullido por la tierra. Todo el entorno es de una belleza apabullante. 
 
Nuestra visita por la zona llega a su fin, ya que hemos de seguir destino hacia Cantabria, concretamente a la localidad de Puente Viesgo, que es nuestro primer destino en nuestra ruta de cinco días por Cantabria. De haber tenido más tiempo hubiéramos visitado otras localidades como Frías, su cercana Tobera, con uno de los paisajes más bellos de la zona, el conjunto de la ermita del humilladero y el puente romano  y  por supuesto Oña. Todas ellas  destacan por su belleza y sin duda visitaremos en un momento no muy lejano, ya que Ojo Guareña nos ha dejado con la miel en los labios, y tenemos que volver para visitar el interior de sus galerías.  

jueves, 20 de octubre de 2022

Ruta por las tierras del Burgo de Osma.



Hemos realizado una escapada de dos días por tierras sorianas, concretamente por las tierras del Burgo de Osma, un lugar lleno de historia, con magníficos monumentos y un entorno natural increíble. En esta zona se encuentran algunas de las principales atracciones turísticas de la provincia de Soria, como el Cañón del Río Lobos o el pueblo de Calatañazor. 

Nuestra ruta empieza con la visita al Cañón del río Lobos, al que accedemos por la localidad de Ucero, la más cercana a la entrada hacia la ermita de San Bartolomé, que era el objeto de nuestra visita. Para acceder a la ermita hay habilitados una serie de aparcamientos, el más cercano se encuentra a unos 800 metros de la ermita, con un agradable paseo al lado del río. La ruta se puede hacer a ambos lados del río, pero es más bonita por el sendero estrecho que por la pista forestal, también se puede hacer circular, yendo por la pista y volviendo por el otro lado del río. El aparcamiento está regulado en temporada alta, por lo que hay que pagar 4 euros por vehículo, el tiquet da acceso también a la visita del centro de interpretación "casa del parque" del Cañón del río Lobos. 

Al llegar nos sobrecoge la hermosa imagen de la ermita a los pies del cañón, con los buitres sobrevolando la zona.  Esta ermita, fechada en siglo XIII, que conserva prácticamente intactas las formas románicas, formó parte de lo que fue un monasterio que la tradición ha atribuido al Temple.  Ocupa lugar preferente en el ágora que el río traza entre los farallones kársticos y las buitreras de leonados. Es una hermosa construcción románica armoniosa, equilibrada y trazada con líneas puras. Cuenta con una elegante puerta de entrada, canecillos ilustrados con originales motivos y  rosetón con ornamentación de fina celosía. En el exterior le acompañan olmos centenarios y el río remansado. La entrada al interior cuesta un euro, y hay que comprobar los horarios, por la tarde abre a las cinco, en época estival. 


Después de la ermita continua una senda, nada más tomarla nos encontramos con una impresionante cueva de paredes calizas en las que hay algunas pinturas rupestres, aunque difíciles de apreciar. Para los amantes del senderismo es posible seguir recorriendo el cañón en sus 24 kilómetros de recorrido, pero al ser una ruta lineal después hay que volver. Nosotros tras ver la ermita y disfrutar un rato del entorno, volvimos al aparcamiento para seguir ruta hacia Burgo de Osma. 

Burgo de Osma es una preciosa localidad, con un casco antiguo fortificado, perfectamente conservado, y una magnífica catedral gótica. Sin duda la Catedral es la joya del Burgo, por lo que os recomiendo la visita a su interior, y a ser posible la visita guiada. Cuando nosotros llegamos ya no había opción de hacer la visita guiada, por lo que cogimos la audioguía.  Burgo de Osma y Ciudad de Osma son ahora la misma localidad, pero en la edad media eran dos núcleos diferentes, siendo el Burgo la parte religiosa y Ciudad de Osma la civil. 




Además de la Catedral, otros edificios interesantes dentro del recinto fortificado del Burgo son; la oficina de turismo, ubicada en el antiguo hospital de San Agustín, el edificio del ayuntamiento, el hotel Castilla Termal, situado en el edificio de la antigua universidad de Santa Catalina, con su magnífico claustro renacentista. Imprescindible deleitarse con el recorrido de la Calle Mayor porticada y fijarse en sus distintas columnas y en la arquitectura popular de sus casas con sus entramados de madera.  Fuera del recinto del Burgo,  se encuentran los restos del castillo y la iglesia de Santa Cristina, entre ambos el puente romano. 






Nosotros elegimos Burgo de Osma para pasar la noche, por lo que pudimos disfrutar esta bella localidad con tranquilidad. Además del paseo por su casco antiguo, saliendo del recinto fortificado  por la puerta cercana a la catedral, cruzamos el puente medieval y pudimos dar un agradable paseo a la orilla del río Ucero. Aquí encontramos  un bonito parque en el que además del agradable frescor proporcionado por las copas de sus plataneros, que se unen para formar un techo vegetal, encontramos algunos restos interesantes como unas columnas, restos de una antigua iglesia, o una estela medieval. 

Nuestra siguiente jornada nos acerca a la preciosa localidad de Calatañazor, con uno de los mejores ejemplos de arquitectura popular castellana que se conservan en la provincia. Para aparcar hay habilitadas algunas plazas al lado de la carretera de ascenso al casco histórico, hay también un pequeño descampado un poco más adelante, al lado de los restos de una antigua ermita románica. 




Destaca en Calatañazor todo su conjunto urbano, por su gran belleza y vistosidad. Es un pueblo medieval en el que parece que el tiempo se ha detenido. Presenta un entramado de calles empedradas con casas de arquitectura popular con la parte inferior de piedra y planta superior de encestado de barro y madera de sabina. El pueblo se haya coronado por un castillo y rodeado por una muralla de los siglos XII y XIII.




Hay una ermita románica justo a la entrada del pueblo, que se encontraba cerrada cuando la visitamos y una bonita iglesia, la Iglesia de Nuestra Sra. del Castillo. Elevada sobre la base de un templo del siglo XII, el cuerpo principal del templo fue renovada por completo en época gótica. Del periodo románico permanece la portada, con tres arquivoltas, de las cuales, la del medio lleva un extraño festón. Los capiteles exhiben animales. Por encima veremos tres ventanillas ciegas, de las cuales el arco de la central es lobulado. En su interior, un retablo policromado manierista del siglo XVIII preside el ábside, rematado con una bóveda gótica.  



La iglesia alberga un pequeño museo parroquial que reúne pintura, orfebrería, escultura y fondos del archivo histórico de la villa. Se encontraba también cerrada en nuestra visita, y tampoco vimos ningún cartel  que indicara horarios. 

Seguimos ascendiendo por la Calle Real hasta llegar a la Plaza Mayor, muy trasformada desde la Edad Media, aunque conserva la picota medieval. Hay también una curiosa roca con un fósil vegetal muy interesante. Desde esta plaza accedemos a los restos del castillo, de los que se conserva la torre del homenaje, a la que se puede subir y desde la que hay una preciosa vista del paisaje circundante y de los tejados del pueblo con sus características chimeneas cónicas. 




Desde Calatañazor dos excursiones imprescindibles son la visita al Sabinar y a la Fuentona de Muriel. Ambos se encuentran en la misma dirección y a poca distancia del pueblo, por lo que los amantes del senderismo pueden visitarlos haciendo una ruta. 

A unos 3 km de Calatañazor se encuentra la reserva natural del Sabinar, la importancia de este enclave la da la reducida presencia de este tipo de árbol en el mundo. Solo se encuentran en la Península Ibérica, sur de Francia y Norte de África. Las sabinas son árboles prehistóricos, auténticos fósiles vivientes que dominaron en el Terciario y aún viven entre nosotros. 




Después de un pequeño paseo por el sabinar, seguimos camino para llegar a nuestro siguiente objetivo, la Fuentona de Muriel. Apenas unos 4 km separan el Sabinar del pueblo de Muriel de la Fuente, desde donde se inicia la ruta hacia la Fuentona. Antes de entrar al pueblo hay una pequeña carretera que nos conduce hasta la casa del Parque, un centro de interpretación de la Fuentona, la entrada cuesta un euro y puede ser bastante interesante para conocer la fauna y flora de la zona. Desde aquí tenemos varias opciones para llegar a la Fuentona. La primera es aparcar aquí e ir andando, son apenas dos km por un bonito recorrido al lado del río. La señalización para este recorrido está justo enfrente de la carretera de acceso a la casa del parque, vamos por la margen derecha del río en dirección a la Fuentona. Otra opción, también dejando el coche en la casa del parque, es cruzar unas pasarelas de madera que salen justo enfrente de esta y llegan a Muriel de la Fuente, desde aquí coger la pista forestal que va a la Fuentona por la margen izquierda del río. La distancia es la misma, nosotros fuimos por la pista y volvimos por la otra orilla. 

Otra opción para los que no tienen ganas de andar es seguir en coche por la pista forestal y aparcar en uno de los dos aparcamientos habilitados, el primero a 1,2 km y el segundo a 800 metros, el acceso en temporada alta cuesta 4 euros, en otras épocas es libre. Desde el último aparcamiento comienza una pasarela de madera que junto a senderos al lado del río nos acerca a este precioso paraje. A lo largo del camino hay algunos rincones con mucho encanto en los que parar y disfrutar del entorno. 

La Fuentona  es uno de los enclaves más importantes de Soria, y es conocida por  ‘Ojo de Mar’, debido a que este precioso capricho de la naturaleza, donde nace el río Abión, tiene forma de ojo de color turquesa. La parte visible es solo la punta del iceberg, ya que en realidad es la salida de una gruta subterránea sumergida que solo ha sido explorada parcialmente. 




Nosotros tras estas excursiones volvimos a comer a Calatañazor, concretamente al restaurante "La casa del Cura", ya que en esta localidad hay varias casas rurales y restaurantes en los que comer. 

Tras la comida pusimos rumbo a Soria. Es esta una capital no especialmente atractiva turísticamente, ya que no tiene un centro histórico bien conservado, hay algunas perlas perdidas entre edificios sin ningún interés, que hay que buscar, son algunos palacios como el palacio de los Río y Salcedo, del siglo XVI o el impresionante palacio de los Condes de Gómara. 

También merece una visita su Plaza Mayor, donde destacan los edificios del Ayuntamiento, el Palacio de la Audiencia, la fuente de los leones y  la Iglesia Mayor, donde se casaron Antonio Machado y Leonor y donde cinco años después se celebró el funeral de la novia.  

Hay dos edificios que por sí solos pueden justificar la visita a Soria para los amantes del románico, la Iglesia de Santo Domingo, con su impresionante portada principal, llamada la "Biblia de piedra" por representar en su arquivoltas parte de la historia sagrada, y la Concatedral de San Pedro. 

Fachada de la Catedral de Soria. 

Iglesia de Santo Domingo.

La iglesia de Santo Domingo nos encantó, y afortunadamente estaba abierta en el momento de nuestra visita, no así la  Concatedral que fue una decepción, ya que su mayor atractivo el el claustro románico, único elemento que perdura de la primitiva catedral, ya que tanto la fachada como el resto de la iglesia son resultado de remodelaciones posteriores y no tienen gran atractivo. El ver el claustro es bastante complicado, dado su reducido horario de visitas. En el momento de nuestro viaje, principios de septiembre de 2022, solo era visitable entre semana de 18 a 19 horas, los sábados de 11 a 13,30 y de 18 a 19 y horas y domingos y festivos de ll a l3,30. A nosotros nos decepcionó ya que era uno de los motivos de ir a Soria, la ubicación de la Concatedral también  nos pareció extraña, como a las afueras del núcleo urbano y un poco abandonada en su exterior. 

Después de la corta visita a la capital, proseguimos viaje, ya en retorno a nuestra localidad de origen, Alcalá de Henares, no sin antes hacer una última parada en el pueblo de Almazán, que cuenta también con un pequeño, pero interesante casco histórico. De este destacan los edificios de su Plaza Mayor, la Puerta de la Villa, la iglesia de San Miguel y el Palacio de los Hurtado de Mendoza. Hay también una bonito recorrido en pasarelas de madera sobre el río Duero. 

Con esta visita nos despedimos de la provincia de Soria, pero amenazamos con volver, para visitar localidades que se nos han quedado fuera de programa por falta de tiempo, como Berlanga de Duero, San Esteban de Gormaz, Vinuesa y por supuesto el impresionante paraje de la Laguna Negra. 

jueves, 29 de julio de 2021

Astorga y Castrillo de los Polvazares. Visitando la Maragatería.


En nuestro camino hacia la Ribera Sacra cruzábamos la comarca de la Maragatería, y claro, no podíamos desaprovechar la oportunidad de visitar su capital, Astorga, ni uno de sus pueblos más representativos, Castrillo de los Polvazares. 

Llegamos pues a Astorga y aparcamos extramuros de la muralla medieval, pero al lado de la Catedral, sin dificultad. Nuestra primera visión es la muralla medieval de la ciudad, desde la que nos dirigimos a la Catedral de Santa María de Astorga,  que va a ser nuestra primera visita. El horario de visita de la Catedral es:

Verano

De lunes a jueves: 10:30 – 14:00 y 16:00 – 19:00
Viernes: 10:30 – 14:00 y 16:00 – 20:00
Sábados: 10:30 – 20:00
Domingos: 12:30 – 19:00

Tarifa
General: 6 €
Reducida: 5,5 €

El precio incluye la visita a la Catedral, el Museo Catedralicio y el Claustro. Con la entrada nos dan unas audioguías, que vamos siguiendo para no perdernos ninguno de sus tesoros, que son muchos. 

La actual Catedral se construyó entre los siglos XV y XVIII, en el solar previamente ocupado por un templo románico, por lo que combina elementos góticos (nave y capillas), renacentistas (portada sur), barrocos (fachada principal) y neoclásicos (claustro). La Catedral de Astorga es de planta basilical con tres naves; el espacio entre los contrafuertes lo ocupan diferentes capillas. Sus tres ábsides son poligonales, de singular belleza. 

Sus dos torres gemelas, otra de las campanas y otra más antigua restaurada ofrecen la imagen más representativa del exterior, junto al característico color rojizo de la piedra.  Ambas torres son virtualmente idénticas, salvo por el color de sus sillares; esta diferencia se debe a que ambas torres se construyeron con décadas de diferencia y con piedra procedente de distintas canteras. La conocida como «Torre Vieja», de color más oscuro, sufrió importantes daños durante el terremoto de Lisboa de 1755, por lo que terminó de (re)construirse en 1965. La «Torre Nueva», de color rosáceo, se concluyó en 1692.

El interior de la Catedral de Astorga alberga una de las obras maestras de Gaspar Becerra, el Retablo Mayor. El coro de la nave central, de estilo flamenco, cuenta con una magnífica sillería tallada en madera de nogal. La Capilla de la Majestad, situada a la izquierda del Altar Mayor, alberga un retablo del siglo XVII con una talla de la Virgen de la Majestad del siglo XII.







La colección de arte sacro del interior de la Catedral se completa con las 600 piezas que acoge el Museo Catedralicio, en el que pueden verse la Arqueta de San Genadio, obra cumbre de la orfebrería prerrománica asturiana; la colección de orfebrería incluye también cruces procesionales y catedralicias, el Cáliz de Alonso de Portillo (s. XV)… Un Cristo en madera de boj de Gaspar Becerra o un arcón policromado del siglo XIII son algunas de las más interesantes en una colección de más de 600 piezas de arte sacro.



Al lado de la catedral se encuentra el magnífico Palacio Episcopal, también conocido popularmente como Palacio de Gaudí. Desgraciadamente solo lo pudimos visitar por fuera dado que era lunes y en el mes de julio los lunes y martes está cerrado, no así en el mes de agosto, cuando abre todos los días. La entrada al palacio es de 6 euros la general, 5 jubilados y estudiantes y gratis para menores de 10 años, hay también una entrada familiar por la que puede merecer la pena preguntar si vuestros hijos tienen entre 10 y 14 años. 




El actual palacio está construido sobre uno anterior. El antiguo fue edificado en el siglo XII gracias a la donación de un solar que hizo la reina Urraca.​ Era un vetusto caserón cuadrangular, con un amplio patio y numerosas habitaciones que a mediados del siglo XIX estaba en un estado ruinoso.​ Este edificio quedó totalmente destruido por un incendio el 23 de diciembre de 1886.​ Ya que la ciudad no disponía de un arquitecto diocesano, el obispo Joan Baptista Grau i Vallespinós decidió encargar la construcción del nuevo palacio episcopal a su amigo Gaudí. La amistad entre ambos había comenzado años atrás mientras Grau —reusense como Gaudí— fue vicario general de la archidiócesis de Tarragona e inauguró la iglesia de Jesús-María, cuyo altar había diseñado Gaudí.

El presente Palacio Episcopal es pues un edificio neogótico proyectado por el arquitecto modernista Antoni Gaudí, una de sus pocas obras realizadas fuera de Cataluña. Su construcción se llevó a cabo entre 1889 y 1915. Pertenece al período neogótico de Gaudí (1888-1898), etapa en que el arquitecto se inspiró sobre todo en el arte gótico medieval el cual asume de forma libre y personal, intentando mejorar sus soluciones estructurales.  Gaudí estudió con profundidad el gótico catalán, el balear y el rosellonés, así como el leonés y el castellano en sus estancias en León y Burgos, llegando al convencimiento de que era un estilo imperfecto, a medio resolver. En sus obras elimina la necesidad de contrafuertes mediante el empleo de superficies regladas y suprime cresterías y calados excesivos.

Desde 1962 el palacio alberga el Museo de los Caminos, dedicado al Camino de Santiago.

Además de estos dos edificios, merece la pena una vuelta por su casco antiguo, hasta llegar a la Plaza de España, donde se encuentra el ayuntamiento con su magnífica fachada. Otros edificios de interés son el museo del chocolate y el museo romano. Nosotros no tuvimos tiempo de visitarlos porque se acercaba la hora de comer y nuestro objetivo era comernos un cocido maragato, (sí, en el mes de julio), en el pueblo del cocido maragato por excelencia, Castrillo de los Polvazares. 



Castrillo se encuentra muy cerca de Astorga, a unos siete kilómetros. Es un precioso pueblo en el que el tiempo parece haberse detenido. Hay un aparcamiento a la entrada donde hay que dejar el coche, ya que el acceso está restringido para no residentes. Os aconsejo llevar buen calzado, ya que las calles tienen un bonito y típico empedrado que será una pesadilla para vuestras sandalias, lo fue para las mías. Como era lunes llamamos para asegurarnos que estaba abierto el restaurante de nuestra elección y también que tenía sitio en la terraza. Comimos en el restaurante Casa Juan Andrés, en su bonito patio, debajo de una parra, y dimos buena cuenta de su especialidad, el cocido maragato. 

El cocido maragato es típico de esta comarca y se caracteriza porque se come en el orden inverso del cocido normal, es decir, primero se come la carne, luego los garbanzos con la verdura y cuando ya estás a reventar, como era nuestro caso, la sopa, que también nos la comimos, claro. Le hicimos sitio hasta a un delicioso pastel de chocolate de postre, eso sí, a compartir, que no somos unos tragaldabas. 

El origen de esta forma tan peculiar de comerse el cocido tiene varias versiones. Una de ellas es que, durante la ocupación francesa, las tropas gabachas tenían la fea costumbre de pasarse por las casas a llevarse la comida cuando veían, por el humo de las chimeneas, que esta estaba hecha. Por lo que los locales, que eran muy espabilados, pensaron que mejor se comían la carne primero, por si llegaban los franceses que se llevaran solo la sopa. En todo caso es un plato que tenéis que probar si visitáis esta zona. 

En nuestro camino desde el aparcamiento recorrimos la calle principal de Castrillo, llamada Calle Real,  ya que el restaurante estaba al final del pueblo, admirando sus bonitas fachadas de piedra roja y arcilla  y su típica arquitectura popular leonesa. El rojo de sus fachadas y de sus casas blasonadas contrasta con el color de sus puertas y ventanas, colorido que aumenta con sus adornos florales. Es sin duda uno de los pueblos más bonitos de España y mejor conservados y fue declarado conjunto histórico-artístico.




Además de recorrer su calle Real, hay que desviarse un poco de ella para ver su bonita iglesia parroquial. 




Una vez recorrida esta bella localidad y con el buche lleno, proseguimos viaje hasta nuestro destino en la Ribera Sacra, la ciudad de Monforte de Lemos, base para los cinco días que estaremos en esta zona. 



lunes, 20 de agosto de 2018

Ruta de un dia en Segovia y la Granja de San Ildefonso.




Segovia es una ciudad cuya grandeza es mayor que su tamaño, muy manejable para ser visitada en una jornada y lo suficientemente monumental para dedicarle más tiempo si quieres conocer todos sus monumentos en profundidad y con calma. Su símbolo es sin duda su acueducto milenario, pero tiene muchos más atractivos, entre ellos su magnífica gastronomía que atrae a muchos visitantes.

Nosotros disponemos de un dia para visitar Segovia y La Granja de San Ildefonso, partimos desde Alcalá de Henares que está a  128 km de Segovia, por lo que tardaremos solo una hora y media en llegar, una escapada perfecta para un sábado o domingo. Tenemos opción de ir por la A-6 y la autopista de peaje o por la carretera del puerto de Navacerrada. Hay solo 15 minutos de diferencia entre una y otra ruta y nos decantamos por el puerto de Navacerrada, la carretera atraviesa un paisaje precioso y además queremos parar primero en el pueblo de La Granja de San Ildefonso por lo que esta es la ruta adecuada. Es verano y las condiciones de la carretera son bastante buenas, pero en invierno puede ser bastante peligrosa si hay nieve o hielo. 

Salimos temprano y llegamos a la Granja a las 10,30 de la mañana, al llegar hay una indicación hacia un parquing gratuito muy cerca del recinto del palacio, es aquí donde aparcamos. Si llegáis temprano es posible encontrar también sitio para aparcar dentro del recinto, una vez pasada la verja, pero nosotros decidimos no arriesgarnos a dar vueltas para aparcar. Entramos al recinto de la Granja y vamos directos al Palacio, ya que queremos recorrerlo. La entrada cuesta 9 euros para los adultos y 4 para los niños hasta los 16 años. El palacio es bonito, es una pena que no dejen tomar fotos dentro. La entrada al Palacio da acceso también al espectáculo de las fuentes de los jardines, que es por la tarde, en nuestro caso no fue posible aprovechar esta opción ya que teníamos pensado pasar la tarde en Segovia.



El palacio se construyó en el siglo XVIII por orden de Felipe V, nieto del rey francés Luis XIV, que se había criado en Versalles, por lo que su influencia se ve tanto en el edificio como en los jardines. Es precioso en su exterior y el interior es bonito pero no más que otros que hemos visitado, como el de Aranjuez o el Palacio Real de Madrid. tiene una magnífica colección de tapices y las lámparas son maravillosas pero a nosotros la visita nos dejó un poco fríos, esperaba más la verdad. Tras visitarlo pasamos a la colegiata que también va incluida en la entrada.



Tras visitar esta nos vamos hacia los jardines, la visita a estos es gratuita por la mañana y hay que pagar a partir de las tres de la tarde, para tener acceso al espectáculo de las fuentes, al menos el sábado que es cuando nosotros lo visitamos. Los jardines son magníficos y merecen mucho la pena. 





Nos entretenemos en los jardines un poco más de lo esperado porque son bastante extensos, podéis pasar perfectamente un par de horas recorriéndolos sin cansaros. Debido a esto no nos da tiempo a ver el pueblo, aunque nosotros ya lo conocíamos, os lo recomiendo, aunque no haya monumentos reseñables es bastante bonito y agradable de recorrer.



Zona de los jardines conocida como el mar.


Desde la Granja tomamos dirección Segovia y llegamos en unos 15 minutos, está bastante cerca. Aparcamos en zona azul cerca del Acueducto, es gratuita a partir de los sábados por la tarde y domingos todo el dia por lo que no tenemos problemas para aparcar. 

Nos acercamos hasta la Plaza del Azoguelo y nos recibe el magnífico Acueducto, aunque ya lo habíamos visto en otra ocasión no deja de sorprendernos, más a los niños que es la primera vez que lo ven.




Hemos reservado para comer en el mesón Bernardino por lo que tomamos la calle Juan Bravo para llegar a este, a poca distancia del Acueducto. Estuvimos barajando distintas opciones para comer en Segovia, el sitio no lo teníamos claro, pero lo que sí tenía claro es que quería probar los judiones de la Granja, comer cochinillo y de postre ponche segoviano. Hay muchas opciones para comer cochinillo en Segovia, desde el clásico mesón de Cándido hasta el aclamado Jose María, estas son opciones algo caras. Miramos opiniones en Tripadvisor y había restaurantes con mucho mejor precio y buena valoración, entre ellos el California y el mesón Bernardino. Nos decantamos por este último al ser más grande y tener un menú degustación por 29 euros que se ajustaba perfectamente a lo que queríamos tomar. Después de ir he de decir que la comida estaba muy buena, precio sin sorpresas puesto que sabíamos a lo que íbamos, Segovia no es barata para comer.


Tras la comida seguimos la calle hasta llegar a la Casa de los Picos, es este un edificio del siglo XV que debe su nombre a la decoración de su fachada, con puntas de diamante o picos de granito. Esta decoración se debe al deseo de uno de sus propietarios en el siglo XVI  de alejarla del estilo judio. La casa había sido propiedad del verdugo de la ciudad de origen judío y era llamada la casa del judio. Con esa llamativa decoración consiguieron que se olvidara dicho nombre y se denominara casa de los picos.




Seguimos camino hasta llegar a la Plaza de Medina del Campo, donde dos edificios llaman nuestra atención, la iglesia de San Martín y el Torreón de Lozoya. La iglesia es un templo de origen mozárabe con estilo románico, esta se encuentra cerrada, por lo que solo podemos admirarla en su exterior.



El Torreón de Lozoya es una casa-palacio construida entre los siglos XV y XVI cuyo primer dueño documentado fue Francisco de Eraso, secretario de Felipe II. Debe su nombre a la última familia solariega segoviana que lo habitó.



Desde allí proseguimos hasta la Plaza Mayor, esta ha sido siempre conocida por los segovianos con este nombre, aunque a lo largo de su historia ha recibido otras denominaciones. En tiempos de la Restauración borbónica se llamó Plaza de la Constitución, tras la guerra civil, plaza de Franco. Con la vuelta de la democracia volvió a llamarse oficialmente con el nombre que todos la conocen. La plaza limita en uno de sus laterales por la Catedral y en ella se encuentra el ayuntamiento.


Ayuntamiento.


En su centro hay un quiosco de la música, en ese lugar se situaba la iglesia de San Miguel, que se derrubó en 1532 durante una misa, en la que afortunadamente solo hubo que lamentar un herido. La iglesia se reubicó en otro lugar de la plaza y el espacio se reedificó uniendo la Plaza de San Miguel con las plazuelas del Caño y la Pandería. Uno de los edificios más emblemáticos de esta plaza es el teatro Juan Bravo, de 1917. A finales del siglo XIX, la plaza se llenó de cafés, comercios, casas de comida y hoteles, hoy sigue siendo un lugar de ocio para segovianos y visitantes. Esta plaza es junto a la del Azoguelo es el corazón de la ciudad. Tras parar en ella para tomar un café mientras la admiramos proseguimos camino hacia el Alcázar, pasando por delante de la Catedral.




La Catedral de Segovia es un templo de estilo gótico con algunos rasgos renacentistas construida entre los siglos XVI y XVIII. Es una de las catedrales de estilo gótico más tardias construidas no solo en España sino en toda Europa ya que en su época de construcción ya se estaba difundiendo la arquitectura renacentista. Su construcción se inició al destruirse la antigua catedral, situada en la actual plazuela del Alcázar, en la guerra de las comunidades, en 1521. Tras este suceso se recuperó parte del claustro y otros elementos que se trasladaron a la actual ubicación, comenzando las obras en 1525 y estando financiada en su mayor parte por aportaciones del pueblo.


Seguimos en dirección al Alcázar, durante el camino nos fijamos en las señales que hay en el suelo que indican el trazado del acueducto subterráneo, he de decir que son los niños los que las descubren, yo no me había dado ni cuenta. Llegamos hasta la Plazuela del Alcázar, convertida en un bonito jardín con zonas de sombra que invitan al descanso. Compramos las entradas e iniciamos la visita a su interior que  nos encantó. El Alcázar es una fortaleza del siglo XII, ampliada y embellecida por los monarcas de la Casa de Trastámara y por Felipe II a quien se debe su configuración definitiva. El edificio tiene espacios y estancias de diferentes épocas y estilos, entre las que destacan la sala de las piñas, llamada así por la decoración de su techo o la sala de reyes. También nos llamaron la atención las salas dedicadas a armaduras y otros utensilios de guerra medievales.







Después desandamos nuestra anterior ruta callejeando por la zona de la judería hasta llegar de nuevo a la Plaza del Azoguelo, a los pies del Acueducto, Subimos unas escaleras laterales a este  para tener una vista del monumento desde su parte superior.

El acueducto es sin duda el símbolo de Segovia y ha sido testigo de su historia desde hace 2000 años. Construido por los romanos entre finales del siglo I d.c y principios del siglo II. Su función era transportar el agua desde el rio Acebeda, en la sierra de Fuenfría, hasta la fortificación romana, hoy el Alcázar. Hoy todo su trazado, desde el Azud hasta el Alcázar,  está señalizado,ofreciendo una visión íntegra de los más de 15 km de esta sorprendente obra de ingeniería. 





Volvemos al coche para tomar la carretera que va hacia la iglesia de la Vera Cruz, cerca de ella está la pradera de San Marcos, desde allí hay unas preciosas vistas del Alcazar. Esta zona es bastante bonita y en la pradera hay una agradable zona de césped desde la que se puede disfrutar una impresionante vista del Alcázar. Nos despedimos de Segovia con muy buen sabor de boca, y no solo por el cochinillo.