lunes, 26 de agosto de 2024

Qué hacer una semana en Jaca y alrededores.

 


Hoy quiero compartir con vosotros nuestro último viaje por el pirineo oscense. Ha sido una ruta de una semana visitando pueblos, monumentos, tanto históricos como naturales y haciendo rutas. La meteorología no acompañó mucho, y cuando digo esto no es porque estuviera lloviendo o nevando, ya que viajamos en agosto, es porque las olas de calor ya no perdonan ni al pirineo, así que hizo algo más calor de lo esperado, lo cual es un contratiempo cuando tienes un paisaje tan maravilloso por descubrir y quisieras recorrerlo todo. 

En nuestro día de partida el  primer plato fue Zaragoza, aquí no nos sorprendió mucho que hiciera calor, ya nos lo esperábamos. En esta ciudad visitamos la Basílica del Pilar y el Palacio de la Aljafería. El horario de ambos monumentos es partido, cierran al medio día, por lo que al llegar a las doce, solo nos dio tiempo de visitar la Basílica del Pilar por la mañana, y dar una vuelta por el centro histórico de Zaragoza. Después de comer visitamos el Palacio de la Alfafería. Este tiene aspecto de fortaleza medieval por fuera, por dentro nos recuerda a la Alhambra, por el estilo, salvando las distancias claro. 






Después de las dos visitas continuamos hasta Jaca, que va a ser nuestro lugar de residencia para las siguientes 7 noches y el punto de partida para conocer la zona. En Jaca, después de dejar las cosas en el hotel, nos fuimos a aparcar en una explanada que hay cerca de la Ciudadela. Nos resultó bastante fácil aparcar la primera noche, no así en otros días sucesivos, y es que Jaca en agosto está bastante concurrido. 

En nuestro viaje recorrimos cuatro valles, el valle de Hecho y Ansó, el Valle del Tena, el valle del Aragón y el valle de Aspe, este último perteneciente a Francia. 

En nuestro segundo día dedicamos la mañana a visitar el centro histórico de Jaca, donde destacan dos monumentos, la Ciudadela y la Catedral. La Ciudadela os llevará al menos hora y media, ya que tiene unas salas bastante interesantes, sobre todo para los que les gusten las miniaturas de soldaditos y batallas. 



Después fuimos hacia la Catedral, que está a poca distancia de la Ciudadela, y también dimos un paseo por el casco antiguo de Jaca, que es bastante interesante con algunos edificios muy destacados. 

Comer en el centro histórico de Jaca en agosto no es fácil, ni barato, si no has reservado. Nosotros teníamos intención de comer en un restaurante llamado restaurante la Cadiera, pero intenté reservar esa misma mañana y ya estaba completo. Al final comimos en La Tasca de Ana, un local pequeño, pero con terraza, aunque hay que llegar temprano porque no cogen reservas y también se llena pronto. 

Por la tarde nos fuimos a conocer el valle de Hecho y Ansó y la selva de Oza. Visitamos primero Ansó, que nos encantó. Es un pueblo precioso y muy auténtico. Aunque hay casas turísticas no llega al desarrollo de otros pueblos del pirineo oscense, donde hay más casas restauradas que antiguas. En este caso el casco antiguo, que es prácticamente todo el pueblo es precioso. Después pasamos de largo por Hecho para que no se nos hiciera tarde para hacer la ruta de la selva de Oza, que es un hayedo con zonas muy chulas. Una zona para aparcar es una explanada grande que hay antes de llegar al camping y desde ahí hay carteles con diversas rutas. Nosotros elegimos una circular de hora y media, aunque no la terminamos y la  hicimos lineal, desde el camping hasta la corona de los muertos. Es esta una construcción que data de entre el 3000/2000 a.C que nos decepcionó un poco, porque destaca poco sobre el bosque. 


Ansó


Ansó


En la carretera entre Hecho y la selva de Oza habíamos parado previamente en Siresa, para visitar el monasterio románico de San Pedro de Siresa. 



A la vuelta de la selva ya estaba anocheciendo por lo que decidimos no parar en Hecho, ya que nos dirigimos a Villanúa, una localidad cercana a Jaca donde tenemos un amigo que es gran conocedor de la zona. Con él quedamos para cenar y que nos diera unos consejos sobre las zonas más bonitas para visitar en los próximos días. 

En nuestro siguiente día teníamos concertada una visita guiada a la estación de Canfranc. Esta la organiza la oficina turística de Canfranc y es prácticamente en el exterior de la estación, solo se pasa al interior para atravesar el vestíbulo y cruzar a la parte posterior de esta. Canfranc está ahora convertida en un hotel de cinco estrellas. Aún así es una visita bastante interesante para conocer la historia y las anécdotas de este interesante edificio. 



Después de la visita a Canfranc nos dirigimos a la estación de esquí de Astún, para tomar el telesilla que nos lleva al inicio de la ruta de los siete ibones. En esta ruta se visitan siete ibones, o lagos glaciales, dos en el pirineo oscense y los otros cinco en el lado francés, en un paisaje de alta montaña espectacular. Desgraciadamente no pudimos visitarlos todos, ya que hacía demasiado calor, es una ruta sin ninguna sombra, y tampoco disponíamos del tiempo necesario para terminarla, ya que el último telesilla baja a las 17´30. Aún así disfrutamos de un paisaje magnífico. Para conocer la ruta completa os recomiendo este enlace ruta-de-los-ibones-de-astun






Esta zona es el valle de Aragón, y después de bajar de la ruta de los ibones cruzamos al Valle de Aspe, en el lado francés, donde por arte de magia la temperatura es diez grados menor que en el lado español. En esta zona, que nos encantó, visitamos los preciosos pueblos de Borce y Bedous. 


Borce

Bedous


El cuarto día teníamos una serie de actividades reservadas, en un viaje con adolescentes hay que buscar actividades con algo de adrenalina. Durante todo el día estuvimos recorriendo el valle del Tena, empezando por la localidad de Panticosa, donde recorrimos las pasarelas de Panticosa, después nos fuimos hacia Sallent de Gállego, donde visitamos este precioso pueblo y circunvalamos el precioso embalse de Lanuza. Nos encantó el paisaje del embalse con las montañas de fondo y el pintoresco pueblo de Lanuza en su orilla, sin duda una de la imágenes más bellas del viaje. 






Tras comer en un pueblo de la zona, fuimos hacia Piedrafíta de Jaca, donde teníamos reservado el tren del Valle del Tena. Es este un trenecito de aspecto turístico pero que sube hasta una zona que para  nosotros hubiera sido inaccesible andando, y que merece la pena por el paisaje. El recorrido, de unas dos horas y media, es algo molesto en verano por el polvo que levanta el tren al recorrer las pistas de montaña. El tren hace dos paradas, una de 15 minutos en la zona más alta de la montaña y otra de 25 en el ibón de Piedrafita, ambas,  por la espectacularidad del paisaje, justifican por sí solas el viaje. 






A la vuelta nos dirigimos hasta la cercana localidad de Hoz de Jaca para montar en la Tirolina del Valle del Tena, una de las más altas de España. Tras esta intensa jornada volvimos a Jaca. 

La quinta jornada la dedicamos a visitar las localidades de Santa Cruz de la Serós, el monasterio de San Juan de Peña, el castillo de Loarre y los Mallos de Riglos, unas espectaculares formaciones rocosas que os llamarán la atención en la carretera, entre el monasterio de San Juan de Peña y Loarre. Este día comimos en una localidad cercana a Loarre, Ayerbe, en el restaurante Floresta, lo destaco porque nos pareció un menú de muy buena calidad y precio. La localidad de Ayerbe también tiene un casco antiguo en el que merece la pena una pequeña parada.

Santa Cruz de la Serós.

 Para visitar San Juan de Peña hay que dirigirse al monasterio nuevo, allí se compra la entrada y se aparca. Hay unos autobuses lanzadera que cada 10/15 minutos te llevarán desde aquí hasta el monasterio antiguo. El autobús está incluido en el precio de la entrada, también la audioguía, hay también opción de visita guiada. Nosotros hicimos la visita por libre con la audioguía. 







Nuestra intención era hacer una ruta circular desde Jaca a Santa Cruz de la Serós, San Juan de Peña y Loarre y volver a Jaca visitando Huesca, pero decidimos volver por la misma carretera que habíamos tomado desde Jaca y dejar Huesca para nuestro viaje de vuelta, ya que nos había llamado la atención la zona de los Mallos de Riglos al pasar por la carretera y queríamos parar a conocerla. 





Terminamos el día volviendo al pueblo de Hecho, que nos pillaba casi de camino a Jaca, ya que el día previo habíamos pasado de largo. 

El sexto día lo dedicamos entero al parque nacional de Ordesa y Monte Perdido, donde hicimos la ruta desde la Pradera hasta la Cola de Caballo, una ruta sencilla de unos 18 Km, lineal, de ida y vuelta, que atraviesa unos parajes espectaculares. Para llegar al parque natural en verano, hay que ir a la localidad de Torla, donde hay un aparcamiento y tomar el autobús lanzadera a la pradera, salen cada 15 minutos. Ya que en verano el acceso al parque con vehículo privado está cortado. 

Es una ruta que os recomiendo realizar, os llevará entre 6 o 7 horas según las paradas que hagáis, ya que vais a ir encontrando cascadas por el camino que no podéis dejar de admirar y fotografiar. La mitad de la ruta es dentro de un bosque muy denso, por lo que hay bastante sombra, la otra mitad es por un paisaje más abierto pero igual o más espectacular. A lo largo de ella hay un par de fuentes donde podéis rellenar vuestras botellas de agua, y también zonas al lado del río donde podéis para a comer si lleváis bocatas. En caso contrario hay un restaurante en la pradera, al inicio de la ruta. 

Torla.




A pesar de que el día estaba bastante caluroso en Jaca, unos 36 grados según las previsiones, dentro de Ordesa no eran más de 28 y la sensación al hacer la ruta no fue de mucho calor. Es aconsejable madrugar ya que el aparcamiento de Torla, aunque es bastante grande, se llena si vais bien entrada la mañana. Nosotros salimos a las 8 de Jaca, por lo que llegamos a Torla sobre las 9 y no  tuvimos problema en aparcar. 

Tras terminar la ruta volvimos a Torla, que es un pueblo precioso, aunque muy turístico, y recorrimos su casco antiguo, en el que destaca su iglesia. A la vuelta paramos también en la cercana localidad de Linas de Broto, para ver la iglesia de San Miguel, que nos había llamado la atención al pasar por la mañana. 




En nuestra jornada número 7 pasamos la mañana haciendo arborismo y tirolinas en el Ecoparque el Juncaral, en la localidad de Villanúa. Es una actividad no apta para los que tengan vértigo, pero muy divertida para los amantes de la aventura.


Tras comer en esta misma localidad, previa reserva, que estamos en agosto, volvimos a cruzar al lado francés, esta vez por el tunel de Somport. Con este túnel pasas de Canfranc al valle francés sin enterarte, en 10 minutos y "et voilá" 10 grados menos de temperatura. 

Aquí aprovechamos para visitar algunas localidades más del valle de Aspe, entre las más bonitas Lées, Osse-en-Aspe y Etsaut. Si recorréis esta zona os llamará la atención a un lado de la carretera el Fort de Portalet, por su situación y la sinuosa escalera que asciende hasta él excavada en la montaña. Nosotros solo lo vimos desde fuera, pero es posible visitarlo. 




En nuestro último día partimos de Jaca en dirección Alcalá de Henares, y paramos a visitar Huesca, que estaba de fiestas, las fiestas de San Lorenzo. Visitamos el monasterio de San Pedro el Viejo y la Catedral. Fue imposible comer en Huesca, como era nuestra intención, porque al estar en fiestas estaba todo reservado. Paramos en un pueblo cercano, Almudévar, donde comimos en O´lugar, un restaurante que fue un magnífico hallazgo, con una cocina innovadora y de calidad a un precio de restaurante de pueblo, una parada obligada si estáis por la zona. 

San Pedro el Viejo. 



Y con este buen sabor de boca volvimos a casa, con la idea de volver a visitar el pirineo en una época en la que la nieve aún llene las cumbres, porque la sola imaginación de los parajes visitados con las montañas nevadas nos hacía salivar ocularmente. 








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