La villa de Olite se situa en el centro geográfico de Navarra y posee uno de los conjuntos monumentales más destacables de la comunidad. Su casco histórico es bastante impresionante, siendo el corazón de este tanto la Plaza de Carlos III como la cercana Plaza de Teobaldos. En estas dos plazas se encuentran la mayor parte de los edificios destacables de la localidad, estas junto a sus calles de trazado medieval nos retroretraen a otra época.
La visita a esta bella localidad se enmarca en nuestra ruta a Navarra de 9 dias, en nuestra primera jornada hemos visitado las localidades de Medinaceli, Tarazona, Tudela y las Bardenas Reales. Elegimos la localidad de Olite para pasar nuestra primera noche, nuestro hotel está próximo a la Plaza de Carlos III, en pleno casco histórico, por lo que nada más dejar el equipaje nos vamos a ver el Palacio de Olite. Está cerrado ya que llegamos al atardecer, pero no nos podemos resistir a una primera exploración de tan magnífico edificio.
El Palacio Real de Olite es sin duda el edificio más destacado de la localidad y visita imprescindible cuando se recorre esta villa, por supuesto nosotros también lo vamos a visitar al dia siguiente. Destacan además en esta plaza las galerias medievales, con una entrada subterránea y la Torre del Chapitel, llamada también del reloj. Era uno de los dos portales de acceso al recinto Romano. En el medievo fue concebida como un puesto de control de venta y más tarde fue sede del concejo de la villa. En esta plaza está también el edificio del ayuntamiento, edificio moderno diseñado imitando las grandes mansiones nobiliarias de los siglos XVI al XVIII.
Dado que a nuestra llegada todos los monumentos han cerrado sus puertas, nos limitamos a pasear disfrutando de la belleza de los edificios iluminados, que no es poco. Pasamos por debajo de la Torre del Reloj hacia la cercana Plaza de los Teobaldos, en ella se encuentra el Palacio viejo, hoy parador de Turismo y la iglesia de Santa María, con su magnífica portada gótica. Tras esta primera aproximación a Olite, volvemos hacia la Plaza de Carlos III en la que hay varios restaurantes para cenar en un terraza con la magnífica visión del Palacio Real de fondo. La idea era una cena ligera con algunas raciones, entre ellas no nos podemos resistir a los pimientos rellenos de bacalao y a una buena chistorra. Después nos vamos a tomar un café al cercano Parador de Turismo y volvemos a descansar al hotel tras esta completa jornada.
Nuestro siguiente dia comienza con la visita a la oficina de turismo situada en la Plaza de Teobaldos, en el antiguo palacio del Santo Angel, edificio del siglo XVII hoy dedicado a museo de la viña y el vino de Navarra. Desde aquí nos encaminamos al Palacio Real de Olite.
Este palacio está dividido en tres partes, el Palacio Viejo, actual parador de turismo, las ruinas de la capilla de San Jorge y el Palacio Nuevo que es la parte visitable. El edificio que en la actualidad se visita fue construido en el siglo XV a instancias del rey Carlos III y comprende un complejo conjunto de estancias, jardines y fosos rodeados de altas murallas y rematados por numerosas torres que le dan una espectacular silueta. Aunque el mobiliario y la decoración interior han desaparecido podemos hacernos una buena idea de las espectacularidad del palacio en su época de esplendor.
Sala interior del palacio. |
El acceso se realiza a través del Jardín viejo, en tiempos de Carlos III este se realizaba a través del Palacio Viejo. Tras este se accede a una serie de salas entre las que nos llama la atención la sala de los arcos, cuya función no era otra que soportar el peso de un jardín superior adosado a las habitaciones de la reina. Pasamos a la primera planta a través de unas bellas escaleras de caracol y llegamos a la Cámara de la Reina, en ella destaca una espectacular chimenea y las ventanas con vistas al jardín. La decoración de esta sala, como la del resto del palacio se perdió en el incendio de 1813 provocado por Espoz y Mina durante la Guerra de Independencia contra los franceses.
La cámara del Rey destaca por sus amplios ventanales góticos y su gran chimenea. Se conoce también como la sala de los lazos por el imponente artesonado de madera tallado de lazos, símbolo de Carlos III, que tenía en origen.
La cercana cámara de los yesos se denomina también sala mudéjar, por el tipo de decoración de los yesos que cubren parte de sus muros. Es la única que conserva la decoración original, 10 paneles de yeso hechos por maestros mudéjares que forman dibujos geométricos, lazos y emblemas heráldicos.
Hay después una serie de galerías y torres entre las que nos llaman la atención dos, la torre de los cuatro vientos o las "tres finestras" y la torre de las tres coronas. La torre de los cuatro vientos por su belleza, con sus tres grandes ventanales góticos. Desde estos ventanales es posible ver la explanada exterior del Palacio, donde se celebraban diferentes festejos. Nuestra visita fue en el mes de julio, en un dia soleado de bastante calor, pero en el interior de esta torre se estaba de maravilla, por la corriente de aire entre las ventanas, otra cosa es una visita en invierno, me puedo imaginar la rasca que puede hacer aquí.
La torre de las tres coronas es una de las más pintorescas del palacio, es de forma octogonal y presenta tres cuerpos que van disminuyendo gradualmente, de ahí su nombre. Desde ella se pueden observar las ruinas de la iglesia de San Jorge y el nevero situado en el exterior del palacio con su forma de huevo picudo.
En su interior destaca el retablo renacentista con influencias de la pintura italiana, flamenca y alemana. En él se encuentran también dos tallas góticas, una de la virgen con el niño y otra del Cristo de la buena muerte.
Después tomamos la rúa mayor para encontrarnos con la iglesia de San Pedro con su característica Torre. Es un templo iniciado en estilo románico y ampliado en época barroca. Destaca su portada y su claustro románicos. Desgraciadamente solo es posible visitar su interior en horario de culto por lo que nos tuvimos que conformar con la visita a su exterior.
Rodeamos la villa para ver las murallas del recinto medieval y romano, hasta entrar de nuevo por la rua de San Francisco hasta la Plaza de Carlos III. Nuestra intención era visitar las galerias medievales, pero solo abrían en horario de tarde, por lo que decidimos recoger nuestro equipaje y poner rumbo a Ujué.
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