martes, 1 de junio de 2021

Qué ver y hacer en Castril.



En el norte de la provincia de Granada, ya casi en el límite con Jaén, encontramos un bello pueblo de casas blancas agrupadas bajo la protección de un peñón rocoso. Este pueblo tiene una gran relación con el agua, ya que se encuentra justo al lado de la presa del pantano del Portillo, bañado por las aguas del río Castril. La relación del pueblo con el pantano es tal que da la sensación de que vamos a chocar directamente con la pared de la presa al bajar por la carretera de acceso al pueblo desde la localidad de Pozo Alcón, su vecina de la provincia de Jaén.  

Castril es una bonita localidad a la que merece la pena acercarse para disfrutar  su trazado tradicional de blancas casitas bajas con  paredes adornadas de flores. Su parte más monumental la encontramos en la Plaza de Hernando de Zafra, donde está el ayuntamiento y algunas casas modernistas. 




Los orígenes de Castril parecen remontarse a la época romana. Debido a la protección de la Peña y al abundante agua de la zona, se erigió aquí un campamento, castrum, que puede ser el origen del nombre de la localidad y del río que la baña. Después llegaron la ocupación árabe y la conquista cristiana. Entre los siglos XVI y XIX la localidad fue un importante foco de actividad vidriera. Recuerdo de esta actividad son los espectaculares vidrios de colores que podemos admirar como decoración por las calles del pueblo, junto con centenares de flores. 

Llegamos a la localidad un viernes, día de mercadillo, por lo que la plaza está muy animada. Nos dirigimos a la oficina de turismo, desde donde se accede a la Peña del Sagrado Corazón. La subida es corta pero bastante empinada, pero las vistas desde arriba lo merecen. A lo largo de la subida hay unos carteles que nos van explicando los restos que encontramos, pertenecientes a la fortaleza árabe que se encontraba en este lugar. Desde el mirador del Cantón, situado en lo alto de esta peña se pueden observar unas extraordinarias vistas del pueblo y de todo el valle. 





Al bajar de la Peña vemos la bonita fachada de la iglesia, que desafortunadamente se encuentra cerrada a estas horas. Preguntamos en la oficina de turismo la dirección a tomar para hacer la ruta de la cerrada del río Castril, que sale desde el mismo pueblo. Nos dan las indicaciones para hacerla andando desde la misma oficina. Para llegar al parque desde el que comienza la ruta bajamos por una empinada cuesta denominada calle del vidrio, que se inicia pasando el ayuntamiento. Aproximadamente a la mitad de la bajada encontramos una curiosa fachada adornada con piedras y trozos de vidrio. Seguimos descendiendo y llegamos al frondoso y fresquito parque desde el que se accede al inicio de la ruta. 




La ruta de la cerrada del río Castril consiste en un recorrido de unos dos kilómetros acompañando al río en su curso por la garganta que ha labrado a su paso. Para hacer posible este recorrido se han construido unas pasarelas de madera que le confieren a esta ruta un encanto especial. Se inicia al lado de la antigua central eléctrica de Castril, edificio inaugurado en 1918 para dotar al pueblo de electricidad aprovechando la fuerza del agua del río. En 1947 una gran riada inundó este edificio. Actualmente se utiliza como sala de exposiciones y no quedan restos de la maquinaria original. Para acceder a la ruta hay que pagar una entrada de 2,50 euros, con la que puedes visitarla durante 48 horas, y es que a lo largo del camino hay algunos puntos donde el río hace pozas y constituye un lugar agradable para el baño en verano. 

Aunque la ruta es circular, la parte más bonita es la de las pasarelas de madera, hasta llegar a un antiguo molino, hoy convertido en casa rural y restaurante, por lo que la mayoría de la gente la hace de ida y vuelta hasta ese punto, como también hicimos nosotros. Es un recorrido muy divertido para hacer con niños, ya que es sencillo y tiene todos los ingredientes para una aventura, pasarelas de madera, puente colgante, un oscuro túnel.... Todo al más puro estilo Indiana Jones.

 



Una vez finalizada la ruta subimos de nuevo hacia el pueblo para callejear un rato, la parte más pintoresca es la que se conoce como barrio hondo. Encontramos rincones encantadores.




Para comer nos han recomendado el restaurante del camping del Cortijillo, que se encuentra dentro del parque Natural de Castril, siguiendo la pista forestal que conduce al nacimiento del río Castril. Nos dirigimos hacia allí, porque en esa misma zona hay varias rutas, y queremos hacer una de ellas. Para llegar desde Castril tomamos dirección Huéscar y a unos cuatro kilómetros tomamos un desvío a la izquierda que nos indica el Camping del Cortijillo. La comida es un acierto, pedimos la ensalada del cortijillo, un revuelto de ajetes y un arroz especial de la cocinera. También tiene  platos típicos de la zona y carnes de caza. La ensalada nos gusta mucho, por la mezcla de sabores, así que copiamos los ingredientes, os los paso:

- Canónigos, lechuga, nueces, pasas, moras, queso de rulo de cabra, vinagre balsámico y aceite de oliva virgen y sal al gusto.

Tras la comida seguimos con el coche el corto trozo de pista forestal que nos separa del inicio de la ruta de la cerrada de la Magdalena. Dejamos el coche en una zona que hay justo antes de un puente que cruza el río. Aquí encontramos un cartel indicativo de la ruta. Tomamos una pista bastante ancha y fácil de recorrer. Después de un corto recorrido encontramos unas verjas de hierro, cuando nosotros fuimos estaban abiertas, por lo que hicimos la ruta de ida por la pista ancha, pero desde ese mismo lugar sube un estrecho sendero que va siguiendo esa pista desde arriba y desde el que se llega hasta el mismo punto. En este sendero sí que encontraréis unas flechas indicativas de la ruta, no así en la pista ancha, pero en cualquier caso es simplemente seguir el camino hasta el final de la ruta. Cuando llegamos al final nos encontramos una impresionante pared de origen Kárstico desde la que se precipitan las aguas del río Castril. 





La vuelta la hicimos por el sendero estrecho superior y la verdad es que las vistas son muy bonitas, se aprecian  algunos cortijos desperdigados en la montaña con sus prados y choperas y las caprichosas formas del relieve de estos terrenos calizos. En nuestro recorrido nos acompaña una vegetación de encinas, quejigos, fresnos, serbales y pinos carrascos. 

Desde la misma carretera donde hemos dejado el coche se accede a otras rutas que se pueden hacer dentro del parque Natural Sierra de Castril, como son el sendero del nacimiento de río Castril, el sendero del barranco de la Osa o el sendero del cerro de las empanadas. 

Nosotros, tras estar un rato disfrutando la zona de la cerrada de la Magdalena, donde merece la pena detenerse con tranquilidad a contemplar la belleza del lugar, iniciamos vuelta hacia Castril. Paramos en un mirador que hay al borde de la carretera, desde el que se aprecia el embalse del Portillo y que se llama mirador astronómico. Castril y otras zonas del altiplano granadino se encuentran entre los lugares de Europa más adecuados para la observación astronómica. La poca contaminación lumínica de la zona, sumada a la orografía, apantalla la luz de los núcleos urbanos, hacen que sus cielos nocturnos sean particularmente oscuros, pudiendo disfrutar desde ellos de vistas espectaculares de la vía Láctea. El mirador cuenta con paneles informativos sobre los cielos estrellados que podemos observar desde aquí.  Si llegamos de día, como es nuestro caso, nos conformamos con la impresionante vista del embalse del Portillo, por la que también merece la pena la parada. Desde aquí iniciamos el regreso a casa, con el buen sabor de boca que nos deja la zona. 






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