domingo, 8 de mayo de 2022

El pueblo que no quiere ser visitado.

Hoy os vamos a hablar de un curioso pueblo que ha captado nuestra atención por varios motivos. El primero de ellos es  su belleza, se trata de un pequeño pueblo que llama la atención desde la lejanía, cuando nos vamos acercando desde una carretera que al final lo atraviesa, como si fuera un decorado que no pertenece a esta época. Lo que primero  atrapa la mirada es la torre de una iglesia.  Cuando nos acercamos vemos una bonita plaza con una armónica composición de casas, prácticamente todas en estado de ruina y una fuente de piedra de la que no mana más que el silencio. 




Se trata de un pequeño pueblo en estado de ruina que sin embargo tiene censados a unos dos mil habitantes. No se halla escondido en un remoto lugar, ya que está a unos 37 km de Madrid y a 17 de la  monumental localidad de Alcalá de Henares. En cuanto a su ubicación, se encuentra situado en la campiña del Henares. Torote hace referencia al río que lo atraviesa. Por su término municipal pasa también la Cañada Galiana. 

Con estos datos, lo que también es curioso es el empeño de la localidad en no ser visitada ni fotografiada. Empeño que demuestran todos los carteles repartidos por esta en la que se insta a no aparcar ni tomar fotografías en todo el casco urbano. Nos preguntamos pues ¿Dónde están sus dos mil y pico habitantes? ¿Por qué este empeño en no ser conocido? ¿Se trata de un pueblo privado, comprado por alguien? y aún así ¿Es legal no dejar tomar fotografías cuando lo atraviesa una carretera pública?

Hoy vamos a responder a todas estas preguntas sobre la localidad de Fresno de Torote, bautizado por nosotros como "El pueblo que no quiere ser visitado".




Lo primero que vamos a resolver es la primera incógnita, ¿Dónde están los dos mil habitantes de este pueblo?

Al recorrer su casco urbano vemos que, salvo dos casas arregladas en su plaza, el resto de pueblo está en ruina total y sin signos de habitabilidad. Lo cierto es que estos dos mil habitantes viven en una pedanía de este pueblo llamada Serracines. En la actualidad la pedanía ha absorbido la práctica totalidad de la población del pueblo, aunque sigue siendo este el que mantiene el nombre, con un trasvase de su población y de todos los servicios públicos, colegio, ayuntamiento, consultorio médico.... Quedando el pueblo como un hermoso cascarón vacío lleno de grietas y prácticamente deshabitado. Mantiene, eso sí, como único vestigio de presencia humana una parada de autobús en uso en su carretera. La causa de esta mudanza de la población se debe a que el pueblo entero pertenece a dos familias aristocráticas. Los habitantes no tenían las casas en propiedad, sino que se les permitía vivir allí  cuando eran empleados de las tierras de estas familias. La gente joven ya no quiere trabajar en el campo y el declive de la agricultura sumado a la imposibilidad de  tener casa en propiedad, ha hecho que se vayan a Serracines, donde sí pueden construir sus casas. 


Segunda pregunta ¿Por qué ese empeño en no ser conocido?

Aquí no podemos responder más que con elucubraciones, ya que desconocemos la verdadera razón. Para dar respuesta hemos indagado un poco en la historia de esta localidad. El municipio pudo haber sido fundado por el primer marqués de Santillana en el siglo XV para dar acomodo a sus jornaleros. Según la leyenda popular, el pueblo nació cuando un primer concejo vecinal se reunió en torno a un fresno recién plantado por el señor del lugar, el marqués de Santillana. El rastro del árbol se perdió hace mucho tiempo. En el siglo XVI fue señorío de la Princesa de Éboli. Actualmente la totalidad de sus tierras es propiedad de dos familias con títulos nobiliarios.  Hoy en día hay una especie de disputa entre el ayuntamiento de Fresno de Torote, ubicado en Serracines, y los actuales propietarios del casco urbano, para intentar restaurar el pueblo. Algo a lo que se oponen los propietarios porque no les conviene restaurar, sino dejar que todo se caiga para poder construir, ya que dada la cercanía a Madrid, el valor del suelo para urbanizar es bastante alto. De este abandono se ha salvado la iglesia parroquial, que al estar cedida al Arzobispado de Alcalá de Henares, sí ha podido ser restaurada.

¿Es legal no dejar tomar fotografías cuando lo atraviesa una carretera pública?

Entendemos nosotros que aunque las tierras sean privadas, los caminos, cañadas y la carretera son lugares públicos, así como las calles, plazas.... Por tanto seguimos sin comprender la legalidad de los carteles que instan a no fotografiar el casco urbano. Puede que intenten evitar que se convierta en un pueblo "okupado", cosa que veo difícil que ocurra, puesto que las casas están todas semiderrumbadas y no creo que nadie pudiera vivir bajo algo que amenaza con caer sobre ti en cualquier momento. Puede ser que, dada su cercanía a Madrid, no quieran que se convierta en una feria los fines de semana, llena de instagramers haciéndose fotos. Pero la verdad es que, en nuestra opinión, se podría gestionar de otra forma menos hostil. 

Nosotros, que somos muy respetuosos con las normas, aunque nos parezcan injustas, aparcamos en un camino fuera de la localidad, y tomamos todas las fotos fuera del casco urbano, desde la carretera, o desde los caminos cercanos. Porque queríamos compartir con vosotros la belleza del lugar y lo que nos había llamado la atención. Tengo que decir que solo nos cruzamos con un señor que vivía en una de las casas de la Plaza, uno de los dos trabajadores de las fincas cercanas que quedan en el pueblo. En ningún momento nos llamó la atención ni nos instó a no tomar fotografías, no obstante decidimos atender a los carteles. 




Como ya he dicho, el pueblo se encuentra atravesado por la carretera M-113. A un lado de la misma se haya la plaza del pueblo, con la bonita iglesia de Nuestra Sra. de la Asunción. Es una obra de estilo mudéjar del siglo XVI. Está construida en ladrillo, mampostería de piedra caliza, con casetones de adobe y gruesos cantos rodados. Tiene un soportal con arcos de medio punto encima del cual se encontraba la vivienda del párroco y la sacristía como cuerpos adosados a la iglesia.

A finales del año 2000, las obras de restauración efectuadas en la iglesia depararon un singular hallazgo. Se trataba de unos restos humanos, relativamente bien conservados, depositados en un pequeño arca de madera. Lo notable del caso son las circunstancias que rodeaban esta inhumación, que han permitido identificar tales restos como los de Juan Hurtado de Mendoza y Luján, señor de Fresno de Torote.

En esta plaza hay también una pequeña fuente de piedra. Es un antiguo abrevadero de ganado del siglo XIX, de aspecto recio y construido con sillares de piedra y con empedrado de cantos rodados. 

Destaca también una pequeña ermita a la entrada de la localidad desde la vecina Daganzo de Arriba. La ermita de la Soledad del municipio de Fresno de Torote es una obra del siglo XVII, de planta cuadrada, cúpula semiesférica, tejado a cuatro aguas, contrafuerte semicircular en media bóveda.



Abandonamos Fresno de Torote con la esperanza de que el ayuntamiento logre llegar a un acuerdo con los actuales propietarios para restaurar el pueblo, que parece anclado en el  tiempo y no merece este abandono. 


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