martes, 8 de mayo de 2018

Recorriendo el concejo de la sidra. Parte II.

En nuestro segundo día recorriendo esta comarca hemos decidido ir hacia el interior para visitar dos bonitos pueblos, Torazu y Sietes. Como ya os conté en la primera parte de nuestra ruta, estábamos pernoctando en una casa rural cerca del puerto de Tazones, dedicamos nuestra primera jornada a visitar Villaviciosa, su ria y Tazones. Si os interesa esta ruta podéis seguirla aquí.

Ponemos pues rumbo hacia  Torazu , un precioso pueblo de las montañas de Asturias que cuenta con poco más de 200 habitantes y una gran belleza, tanto es así que forma parte desde 2016 del selecto grupo de los pueblos más bonitos de España. Se sitúa en el concejo de Cabranes, junto a Santolaya, Fresnedo, Niao, Viñón, Xiranes y Valbuena, está inmerso en la comarca de la sidra y su origen se remonta a la época romana, aunque su origen toponímico es celta. Un bello lugar en el que pasear es un placer y donde se puede admirar su arquitectura rural, con sus antiguos hórreos y sus preciosas casas con balcones de madera repletos de flores que mantienen la arquitectura rural típica del interior asturiano.




Uno de los edificios más destacados del pueblo es la Iglesia de San Martín el Real. Es este un edificio de estilo manierista cuya fundación data del año 1685. Esta iglesia tenía una finalidad funeraria, de hecho está levantado sobre un cementerio de los siglos XVI y XVII y su pavimento está compuesto por losas sepulcrales. Es el edificio de más altura de Torazo gracias a su campanario. El templo conserva pinturas en buen estado en las bóvedas del ábside, el crucero y los muros perimetrales.




Mientras paseamos por las calles de este pintoresco pueblo descubrimos un lugar donde poder comprar  la boroña preñada, un pan típico de Asturias que cuenta con su propio festival en Torazu en el mes de junio. Este pan se elabora a base de harina de maiz y trigo y se rellena con chorizo, jamón y panceta, se cocina en un horno de barro. Como vamos con niños y no sabemos en qué lugar nos apetecerá pararnos a comer, decidimos comprar unos cuantos para llevar provisiones.


Hórreos de Torazu.

Fotografiando la fauna local


Desde Torazu tomamos una carretera que serpentea entre las bonitas montañas asturianas para dirigirnos a la aldea de Sietes. Nos llamó la atención este lugar porque fue el elegido por Window para lanzar mundialmente su sistema operativo Window 7.  Además de esta anécdota la aldea es conocida por contar con una buena cantidad de hórreos. Llegamos siguiendo nuestro navegador, no sin cierta dificultad ya que se empeñaba en llevarnos al lugar equivocado, pero tras perseverar un poco conseguimos aparcar cerca de una iglesia, porticada en su parte posterior y  con gran encanto. La iglesia, denominada de San Emeterio, fue construida en el siglo XVI en estilo renacentista,  no muy abundante en esta zona. En su portada meridional hay un bajorrelieve de frontón representando una escena del Nacimiento. Desgraciadamente estaba cerrada, ya que no es un sitio muy turístico.

Paisaje desde Torazu hacia Sietes.

Iglesia de San Emeterio.



Paseando por Sietes nos llaman especialmente la atención sus hórreos y paneras, muchos de ellos de los siglos XVI y XVII, que nos hablan de una aldea con mucha más población en el pasado. La localidad llegó a contar con un casino, consultorio y vivienda para el médico, salón de bailes, escuelas y cementerio. La población fue emigrando, primero hacia América y luego hacia Oviedo y Gijón,  en la actualidad quedan poco más de cien vecinos. De hecho durante nuestra visita no nos cruzamos con un alma, ni turistas ni lugareños. Ya os digo que no es un lugar muy visitado, pero a mi entender merece la pena, tanto por los hórreos centenarios que siguen ahí,  como por su entorno.



Nuestra visita la realizamos en el mes de Julio y hacía un día espectacular, así que para compensar a los niños decidimos terminar la jornada en la Playa de Rodiles. Es esta una de las playas más populares de la zona, por su tamaño, belleza y calidad, por lo que ir a ella un domingo puede ser exponerse a una larga caravana en su carretera de acceso y en un problema para aparcar. Por suerte para nosotros es lunes, así que a pesar de ser julio, llegamos sin problemas y aparcamos perfectamente. La playa cuenta con una amplia zona de merendero entre árboles así que nos dipusimos a dar cuenta de las exquisiteces locales que habíamos comprado para la ocasión, las boroñas preñadas y unos quesos asturianos. Tras la comida disfrutamos una perfecta tarde de playa.




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