Cual callejeros viajeros ponemos rumbo a Estambul. En esta ocasión no es un viaje en familia sino que vamos solo dos amigas. Hemos estado preparando el viaje a conciencia, mirando en distintos blogs de viajes como aprovechar al máximo nuestra estancia y tengo que decir, viendo el viaje en retrospectiva, que cumplimos con creces las expectativas de lo que queríamos ver. Solo se nos cayó del programa el baño turco, que para ser sincera, después de leer algunas opiniones, tampoco me apetecía mucho.
Teníamos cinco días para realizar nuestro viaje, pero realmente solo tres eran totalmente operativos, puesto que llegamos al anochecer el primer dia y nuestro vuelo de vuelta era en la mañana del último. Volamos con Pegasus airlines, una low cost turca con bastante buen precio desde Madrid. Nuestro hotel estaba en la zona de Sultanhamet, sin duda esta localización fue un acierto ya que es la zona más monumental y tiene mucha animación incluso en la noche, con restaurantes, tiendas y la línea 1 de Tranvía que hace fácil el desplazamiento desde aquí.
Nuestro plan de viaje fue el siguiente:
Dia de llegada: Aterrizamos en el aeropuerto de Sabiha Gökçen, en el lado asiático y algo alejado de la ciudad. Habíamos contratado el transfer con nuestro hotel, así que en ese aspecto no nos tuvimos que preocupar por el transporte. Aún así el traslado al hotel duró más de una hora, debido al tráfico de la ciudad. Llegamos, realizamos el check-in y nos fuimos directamente a dar un paseo nocturno por la zona. El estar tan céntrico, apenas 5 minutos andando de Santa Sofía y la Mezquita Azul, es lo que tiene de ventaja. En nuestro camino hacia la Mezquita Azul nos encontramos un restaurante-tetería con terraza del que teníamos referencia por otros viajeros. Decidimos cenar allí, es el café Mesale. Esta decisión fue un gran acierto, el café tiene música turca en directo y hasta un espectáculo con un baile de Derviche, está claro que el baile era una turistada, nada que ver con la ceremonia real mística de conexión con Alá de la que habíamos leido, pero para nosotras fue suficiente. Fue nuestra primera toma de contacto con la gastronomía Otomana que tanto disfrutaríamos en los próximos dias.
Tras la cena y un rato disfrutando el espectáculo y la música, que nos hizo ya ambientarnos totalmente con la ciudad, fuimos hasta la plaza de Sultanhamet donde quedamos impresionadas con las figuras de Santa Sofía a un lado y la Mezquita Azul al otro. Es una plaza muy bonita y bastante animada de gente, pero sin dar sensación de multitud, al menos a estas horas de la noche, como podríamos comprobar al día siguiente.
Dia 1:
Hoy es sábado y es el dia que hemos planeado pasar en la zona de Sultanhamet, la más monumental pero también la más turística. Para evitar colas en los monumentos, pensamos en comprar la tarjeta museum pass. Preguntamos en el hotel, ya que muchos la ofrecen, pero como el precio que nos daban era mayor del que habíamos mirado en internet, 185 liras turcas, decidimos comprarla en el Palacio Topkapi, que es el primer sitio que vamos a visitar. Tenemos desayuno incluido así que desayunamos temprano y a las nueve, hora de apertura del Palacio, estamos ya en camino.
El llegar tan temprano es claramente un acierto, ya que prácticamente no hay gente para pasar el control de seguridad, hay uno en todos los monumentos importantes de Estambul, ni para comprar la museum pass. Con la tarjeta "abrepuertassincolas", la voy a llamar así con vuestro permiso porque la verdad es que nos ahorró mucho tiempo, entramos al complejo palaciego de Topkapi y decidimos visitar primero el Harém.
Después recorrimos el resto del palacio, la visita os llevará como poco un par de horas, nosotras estuvimos dos horas y media, hubiéramos estado más, pero teníamos muchas cosas que ver esa mañana. Antes de salir del recinto de los jardines del Palacio visitamos también Hagia Irene, una pequeña basílica bizantina anterior incluso a Santa Sofía. Es una visita corta porque no es muy grande y no tiene la majestuosidad de Santa Sofía. Tras la breve parada salimos del recinto del palacio y es cuando nos damos cuenta de la cola que hemos evitado, ya que para pasar el control de seguridad había muchísima gente, y esto no os lo ahorrará la museum pass.
Hagia Irene. |
Salimos a la plaza donde se encuentra la entrada a Santa Sofía y como no, la cola es espectacular. Vale, tenemos la tarjeta, ¿ pero como entramos para pasar el control antes que toda esta gente? pues no os cortéis, hay un acceso rápido en un lateral de la cola, enseñas la tarjeta y te dejarán pasar, no te la ahorras toda pero si gran parte. Una vez dentro disfrutamos de la majestuosidad del edificio. Visitamos tanto su planta principal como las galerías superiores, imprescindible subir a ellas para ver los maravillosos mosaicos bizantinos. Desafortunadamente gran parte de la nave central se encuentra cubierta con andamios, ya que están restaurando los frescos de paredes y techo. Esto es algo que creo va para largo, aún así el edificio es impresionante.
Tras la visita a Santa Sofía nos dirigimos a la cercana Mezquita Azul, aqui también hay algo de cola, pero no tanta como en la anterior. Al ser un edificio religioso es de entrada gratuita, hay que cubrirse la cabeza y descalzarse, como en todas las mezquitas de Estambul. La cola es fluida y tardamos poco en entrar, pero cual es nuestra decepción cuando vemos que la cúpula central está tapada por restauración. No os he contado que en el Palacio de Topkapi también estaba en restauración el edifico que alberga el tesoro del Sultán, por lo que a estas alturas estamos pensando, ¿pero es que lo van a arreglar todo a la vez?.
Después de la mezquita Azul nos vamos hacia la cercana Cisterna Basílica, también llamada Palacio Sumergido. Esta es la más grande de las sesenta antiguas cisternas construidas bajo la ciudad de Estambul, en época Bizantina, para almacenar agua en caso de asedio. Es una auténtica catedral sumergida con su bosque de columnas. La cisterna no entra en la museum pass, pero el coste no es muy alto, 20 liras turcas y la cola es bastante fluida, por lo que no tardamos mucho en entrar. Ya dentro y una vez que nuestros ojos se acostumbran a la escasa luz, realizamos el recorrido tomando fotos de la bonita estructura de la cisterna y buscamos las famosas columnas de medusa. Hay un cartel donde se habla de ellas, no os preocupéis en pensar que va a ser difícil encontrarlas, están en la zona más iluminada y concurrida del edificio.
Al salir de la cisterna es ya la hora de comer, tenemos referencias de un restaurante cercano con unas preciosas vistas panorámicas, es el restaurante del hotel Adamar y allí nos dirigimos. La comida fue magnífica y al cambio de la lira actual bastante barata para la calidad y el servicio ofrecidos, no llegó a 15 euros por persona. Tomamos como entrante unos aperitivos turcos y después dos variedades de platos con pollo, uno llamado Mahmudiye, que es un pollo cocinado con albaricoques secos, pasas y manzana, y un pollo al curry. Comimos en la sala interior que tiene unas grandes cristaleras con bonitas vistas, pero después nos salimos a tomar el café a la terraza donde la vista era realmente espectacular.
Tras comer tomamos rumbo al Gran Bazar, frente a una de las puertas de acceso nos encontramos una mezquita y decidimos visitarla, es la mezquita de Nuruosmaniye. Después de ver otras en los dias siguientes no es la más impresionante, pero en ese momento nos encantó, quizás por ser el primer edificio que vimos libre de andamios, quizás porque entramos en el momento de la oración, normalmente no dejan entrar a esa hora, pero aquí nadie nos puso problemas. La atmósfera creada por los rezos en este entorno nos pareció algo muy especial.
Entramos en el Gran Bazar por la calle de las joyerías, impresiona tanto oro junto la verdad, y vamos callejeando con cuidado de no despistarnos mucho, porque es un verdadero laberinto. Después de realizar algunas compras, aprender a regatear y cambiar algo de dinero, aquí es donde está el mejor cambio de la ciudad, salimos con intención de ir a la zona de Eminomu y visitar el Bazar de las Especias.
Para ir al Bazar de las Especias podéis tomar la línea 1 de tranvía desde el Gran Bazar o ir caminando, son apenas 15 o 20 minutos, eso si, por unas calles abarrotadas de gente, al menos el sábado por la tarde, ya que hay que atravesar lo que se conoce como el bazar al aire libre, repleto de tenderetes y que nos pareció un poco agobiante.
Llegamos al Bazar Egipcio y, tras pasar el ya familiar control de seguridad, entramos y nos dejamos envolver por los olores y colores de las especias y frutos secos, que son los puestos mayoritarios que encontramos. El bazar es muy bonito, pero no es muy grande por lo que no tardamos mucho en recorrerlo.
Nuestra intención era visitar la Mezquita Nueva que se encuentra al lado, pero vemos que está rodeada de andamios y cerrada, por lo que buscamos la cercana mezquita de Rüstem Pasa. Ya sabíamos que era difícil de encontrar, ya que tiene un acceso como escondido entre portales y tiendas, pero es realmente difícil. A pesar de llevar descargado el plano de Estambul en google maps, tuvimos que preguntar varias veces hasta dar con el acceso, pero al fin lo encontramos. Subimos el tramo de escaleras que da entrada a esta y allí nos encontramos un guardia que nos dice que está cerrada por restauración, ¿En serio? . Bueno pues reprogramamos, desde luego por cosas que hacer en esta ciudad no será, así que cruzamos el Puente Gálata con intención de recorrer la calle Istiklal, una calle peatonal bastante animada con muchas tiendas y restaurantes que termina en la Plaza Taksim.
Como hay bastante pendiente en la subida, tomamos el tunel, un tranvía que se toma cerca del Puente Gálata y te deja al principio de la calle Istiklal. Para llegar a la entrada del tunel, y a falta de un paso de cebra en la zona, tuvimos que cruzar la calle al estilo estambulí, es decir parando coches para cruzar. Aquí tuvimos la ayuda de un amable ciudadano turco que nos vió poco decididas a lanzarnos contra el tráfico y cruzó con nosotras parando los coches, la verdad es que la gente aquí es muy agradable.
Después de la mezquita Azul nos vamos hacia la cercana Cisterna Basílica, también llamada Palacio Sumergido. Esta es la más grande de las sesenta antiguas cisternas construidas bajo la ciudad de Estambul, en época Bizantina, para almacenar agua en caso de asedio. Es una auténtica catedral sumergida con su bosque de columnas. La cisterna no entra en la museum pass, pero el coste no es muy alto, 20 liras turcas y la cola es bastante fluida, por lo que no tardamos mucho en entrar. Ya dentro y una vez que nuestros ojos se acostumbran a la escasa luz, realizamos el recorrido tomando fotos de la bonita estructura de la cisterna y buscamos las famosas columnas de medusa. Hay un cartel donde se habla de ellas, no os preocupéis en pensar que va a ser difícil encontrarlas, están en la zona más iluminada y concurrida del edificio.
Al salir de la cisterna es ya la hora de comer, tenemos referencias de un restaurante cercano con unas preciosas vistas panorámicas, es el restaurante del hotel Adamar y allí nos dirigimos. La comida fue magnífica y al cambio de la lira actual bastante barata para la calidad y el servicio ofrecidos, no llegó a 15 euros por persona. Tomamos como entrante unos aperitivos turcos y después dos variedades de platos con pollo, uno llamado Mahmudiye, que es un pollo cocinado con albaricoques secos, pasas y manzana, y un pollo al curry. Comimos en la sala interior que tiene unas grandes cristaleras con bonitas vistas, pero después nos salimos a tomar el café a la terraza donde la vista era realmente espectacular.
Tras comer tomamos rumbo al Gran Bazar, frente a una de las puertas de acceso nos encontramos una mezquita y decidimos visitarla, es la mezquita de Nuruosmaniye. Después de ver otras en los dias siguientes no es la más impresionante, pero en ese momento nos encantó, quizás por ser el primer edificio que vimos libre de andamios, quizás porque entramos en el momento de la oración, normalmente no dejan entrar a esa hora, pero aquí nadie nos puso problemas. La atmósfera creada por los rezos en este entorno nos pareció algo muy especial.
Entramos en el Gran Bazar por la calle de las joyerías, impresiona tanto oro junto la verdad, y vamos callejeando con cuidado de no despistarnos mucho, porque es un verdadero laberinto. Después de realizar algunas compras, aprender a regatear y cambiar algo de dinero, aquí es donde está el mejor cambio de la ciudad, salimos con intención de ir a la zona de Eminomu y visitar el Bazar de las Especias.
Llegamos al Bazar Egipcio y, tras pasar el ya familiar control de seguridad, entramos y nos dejamos envolver por los olores y colores de las especias y frutos secos, que son los puestos mayoritarios que encontramos. El bazar es muy bonito, pero no es muy grande por lo que no tardamos mucho en recorrerlo.
Nuestra intención era visitar la Mezquita Nueva que se encuentra al lado, pero vemos que está rodeada de andamios y cerrada, por lo que buscamos la cercana mezquita de Rüstem Pasa. Ya sabíamos que era difícil de encontrar, ya que tiene un acceso como escondido entre portales y tiendas, pero es realmente difícil. A pesar de llevar descargado el plano de Estambul en google maps, tuvimos que preguntar varias veces hasta dar con el acceso, pero al fin lo encontramos. Subimos el tramo de escaleras que da entrada a esta y allí nos encontramos un guardia que nos dice que está cerrada por restauración, ¿En serio? . Bueno pues reprogramamos, desde luego por cosas que hacer en esta ciudad no será, así que cruzamos el Puente Gálata con intención de recorrer la calle Istiklal, una calle peatonal bastante animada con muchas tiendas y restaurantes que termina en la Plaza Taksim.
Pescadores en el Puente Gálata. |
Como hay bastante pendiente en la subida, tomamos el tunel, un tranvía que se toma cerca del Puente Gálata y te deja al principio de la calle Istiklal. Para llegar a la entrada del tunel, y a falta de un paso de cebra en la zona, tuvimos que cruzar la calle al estilo estambulí, es decir parando coches para cruzar. Aquí tuvimos la ayuda de un amable ciudadano turco que nos vió poco decididas a lanzarnos contra el tráfico y cruzó con nosotras parando los coches, la verdad es que la gente aquí es muy agradable.
Recorrimos la calle Itiklal parando en algunas tiendas y en la iglesia católica de San Antonio de Padua y llegamos hasta la Plaza Taksim, donde encontramos un bonito mercadillo. Nos apetecía cenar un Kebab callejero pero no encontramos ningún puesto en nuestro recorrido por lo que decidimos volver a cenar a Sultanhamet. Después de la paliza de andar no nos apetecía volver andando por lo que desde Taskin tomamos el metro hasta Kabatas para allí tomar la el tranvía 1 hasta Sultanhamet. El coste del billete individual es de 5 liras turcas, unos 75 céntimos de euro al cambio en Octubre de 2018, por lo que es bastante asequible, aún sin comprar la tarjeta transporte.
Dia 2:
Comenzamos nuestro dia visitando dos museos que están incluidos en la tarjeta museum pass, el primero es el museo del mosaico, la verdad es que nos es un imprescindible pero nos pilla de paso y se ve rápido por lo que paramos a verlo. Después nos dirigimos al museo arqueológico, situado en los jardines de acceso al Palacio de Tokapi. Es un museo que tiene piezas muy interesantes, no pudimos dedicarle todo el tiempo que hubiéramos deseado pero vimos lo más destacado. No pudimos ver la zona donde se encuentran los sarcófagos porque estaba, como no, en restauración.
Tras salir del museo continuamos con nuestro plan de visitas, hoy vamos a alejarnos un poco de la zona más turística de
Estambul. Puesto que es un día en el que vamos a andar bastante y dado que el
transporte público es muy barato, decidimos ahorrarnos el primer paseo e ir en
tranvía desde Sultanhamed hasta Eminomu, son solo tres paradas pero merece la
pena. Desde aquí tomamos dirección hacia la mezquita de Sulemaniyé, es poca
distancia pero es en ascenso. Orientarse en Estambul puede ser algo caótico, a
pesar de llevar un mapa, así que os recomiendo que os descarguéis en google maps la zona sin
conexión y guardéis en mis sitios todo lo que queráis visitar para así luego
poder localizarlo sin datos. Si enciendes el GPS el puntito azul te ayudará a
saber si estas cerca de tu objetivo, y siempre te queda la opción de preguntar,
la gente joven se maneja bien con el inglés y son muy amables.
Llegamos a la mezquita y nos encantó, quizás también la
ilusión de poder ver por fin un edificio que no está en obras. Es esta una mezquita imperial otomana situada sobre una colina. Fue construida en el siglo XVI por el famoso arquitecto imperial Mimar Sinan. Es la más grande de la ciudad y la que más destaca en las vistas panorámicas de esta. Al estar sobre una colina, desde su explanada se pueden divisar unas bellas vistas.
Nuestra
intención después es ver la mezquita de Fatih y para no perdernos mucho ponemos
rumbo al camino más recto y claro, que es en dirección a la avenida Sehzadebasi,
en el camino nos encontramos con muchos edificios de la universidad de
Estambul, algunos casas antiguas de madera muy bonitas y nos tropezamos con una
antigua basílica bizantina reconvertida en mezquita. Es la mezquita de Kalenderhane, la estructura es típica bizantina con alternancia de ladrillo y piedra. La entrada al templo se hace a través de un exonártex.
Proseguimos camino y ya en la avenida Sehzadebasi, paramos a ver la mezquita de
Sehzade tras lo cual proseguimos hacia Fatih. Seguimos por la avenida,
pasamos por una zona con un parque muy bonito y cuidado y nos encontramos con un acueducto
romano espectacular. Es el acueducto de Valente, su construcción finalizó bajo el reinado del emperador romano Valente, en el año 368. Se construyó para traer agua a la ciudad desde el bosque de Belgrado. En su origen tenía un kilómetro de longitud, pero actualmente solo se conservan 600 metros en esta zona y 200 en la zona de Beyazit. Las piedras usadas en su construcción se trajeron de las murallas de la ciudad antigua de Calcedonia.
Poco después del acueducto llegamos a la mezquita de Fatith. Esta se encontraba abarrotada por un funeral por lo que solo echamos un vistazo rápido desde la puerta.
Proseguimos nuestra marcha y nos desviamos tras pasar un
campo de fútbol para llegar al principal objetivo de nuestra jornada, la
iglesia de San Salvador en Chora. Su denominación "en Chora" significa en el campo, ya que originariamente se encontraba fuera de la zona amurallada de Constantinopla, aunque luego fuera engullida por la ciudad. Se encuentra en un barrio poco turístico pero con algunas casas de madera muy bonitas. La iglesia fue construida entre 1316 y 1321 y constituye uno de los mejores ejemplos de arte bizantino del mundo, por sus impresionantes mosaicos. Con la conquista otomana de Constantinopla, fue transformada en mezquita y sus mosaicos tapados con yeso, lo que ha hecho posible su magnífica conservación. Cuando llegamos nos damos cuenta que el exterior está totalmente tapado con andamios por lo que nos tememos lo peor,
afortunadamente su interior se encuentra totalmente libre de estos y podemos disfrutar sus maravillosos mosaicos dorados. Esta iglesia es actualmente un museo y está dentro de la tarjeta museum pass.
Al lado de San Salvador en Chora hay un restaurante llamado Asitane, habíamos leido muy buenas críticas en internet por lo que decidimos comer aquí. Es un local bastante bonito y elegante y la comida está muy bien, con una carta de recetas tradicionales otomanas. A pesar de que teníamos muchas expectativas con este restaurante, las superó. Tomamos un cuscús de entrante, es diferente del cuscús marroquí, con un grano más gordo y mezclado con nueces y queso. Como plato principal elegimos uno llamado Kiyma Püryani Yufkada, una especie de hamburguesa con carne de cordero y ternera con anís, canela y pistachos y envuelta en una fina masa. El precio irrisorio para la calidad que tuvimos, no salimos ni a diez euros por cabeza. Sin duda uno de los restaurantes que recomendaría no dejar pasar si vais por esta zona.
Desde aquí salimos de nuevo a la avenida para tomar un
autobús que nos lleve a la mezquita de Eyüp Sultan, líneas 39B, 39Y y 86V. Allí llegamos a la hora de
la oración por lo que no pudimos entrar. Esta fue la primera mezquita construida por los turcos otomanos tras la conquista de Constantinopla en 1453. Se construyó sobre el lugar donde Abu Ayyub al-Ansari (en turco Eyüp Sultan), adalid del profeta Mahoma, murió durante el ataque árabe a Constantinopla en 670. Su tumba es un importante lugar de veneración para los musulmanes, de hecho esta mezquita es el tercer lugar más sagrado del islam después de las mezquitas de la Meca y Jerusalén. No nos podíamos quedar sin entrar a verla, así que entramos, junto con cientos de personas y un
poquito de olor a queso. Tras la visita decidimos subir al famoso café Pierre Loti. La idea es
hacerlo en telesférico, ya que el café se encuentra en lo alto de una colina cuyas laderas se han convertido en un cementerio, pero tras ver la cola decidimos subir andando. Es un
poco cansado subir la colina andando, pero es un agradable paseo. Este cementerio se viene utilizando desde la época del imperio otomano, siendo el más grande de la ciudad.
Es domingo por la tarde y a pesar de que está nublado y que difícilmente se verá la puesta de Sol, el café está muy concurrido, por lo que
desistimos de sentarnos y tras disfrutar un rato de las vistas desde el mirador
que hay al lado volvemos a la mezquita, bastante más tranquila tras la oración y
la visitamos.
Para bajar vamos a coger el autobús 99A que nos dejará en Eminomu
de nuevo. Para cogerlo en la dirección correcta hay que atravesar la calle al
salir de la plaza de la mezquita, nosotras no lo hicimos y cuando nos dimos
cuenta de que íbamos en el sentido contrario, tuvimos que bajar y tomar otro en
dirección contraria, afortunadamente son bastante frecuentes y baratos.
Ya de nuevo en Eminomu decidimos aprovechar lo que queda de
tarde para visitar la Torre Gálata. Subimos por unas escaleras, sin duda el camino más corto pero más empinado y al llegar vimos que la cola para subir a la torre es bastante larga por lo que desistimos
de esperar. Al lado de la torre hay un hotel con terraza en el que se puede tomar un café o unas copas, como la tarde está bastante agradable nos sentamos allí, tenemos una vista de la torre en primer plano.
Al salir ha anochecido y la
vista de la ciudad desde el restaurante del hotel es espectacular, con las mezquitas iluminadas el perfíl de Estambul nos deja sin habla. Desgraciadamente soy bastante peor fotógrafa que mi marido, y mi cámara también es bastante peor que la suya, por lo que en esta ocasión las fotos nocturnas dejan bastante que desear.
Salimos a
la calle y vimos que la cola para subir a la torre ha disminuido notablemente por
lo que pensamos subir y tras una corta espera estamos arriba disfrutando de
una vista nocturna espectacular de la ciudad en 360º y con las mezquitas iluminadas.
Tras callejear un poco por la zona volvemos a atravesar el puente Gálata para llegar a Eminomu donde tomamos de nuevo la línea 1 del tranvía para
volver a Sultanhamet.
Dia 3:
Hoy vamos a hacer un crucero por el Bósforo, el estrecho que une el Mar de Mármara con el Mar Negro. Lo vamos a hacer con los barcos de transporte público IDO, que se toman en la terminal del puerto de Eminomu. Tomamos pues el tranvia hacia allí y compramos el billete de ida y vuelta que nos cuesta 25 liras turcas, unos cuatro euros al cambio. Llegamos con el barco al pueblo de Anadolu Kavagi, situado cerca de la unión del Bósforo con el Mar Negro. Allí subimos a una fortaleza desde las que hay unas magníficas vistas y después bajamos al pueblo, a comer en uno de sus muchos restaurantes especializados en pescado.
A la vuelta paramos en Uskudar, en el lado asiático de Estambul para ver la puesta de Sol sobre la ciudad sentadas en un espigón cerca de la torre de la doncella. Para volver a Eminomu tomamos un ferri desde Uskudar. Para ver más detalles sobre el crucero y todo lo que hicimos este día podéis ir a la entrada publicada anteriormente pinchando aquí..
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