La Mancha, tierra de poéticas emociones y rincones mágicos, nos ofrece hoy otra de sus joyas, Tembleque . Es un pueblo pequeño, pero de sorprendente monumentalidad, en el que merece la pena parar y dedicar un tiempo al disfrute de sus muchos monumentos. Este precioso pueblo manchego lo encontramos a poco más de una hora de Madrid, con un fácil acceso desde la A-4. Es una ruta que nosotros realizamos con cierta asiduidad por lo que hemos parado aquí en varias ocasiones.
Sin duda la joya de la corona es su pintoresca Plaza Mayor, pero antes de hablar de ella nos vamos a centrar en otros monumentos que podemos encontrar en una ruta por esta villa manchega. En nuestra última visita paramos en Tembleque en el viaje de ida hacia Madrid, por lo que accedimos por la calle Convento y nos encontramos el primero de sus edificios destacados, la ermita de la Purísima Concepción. Este edificio fue construido en la primera mitad del siglo XVII. Se accede por un pequeño pórtico lateral. En su jardín está situado el Rollo Jurisdiccional, del siglo XVI, que servía como elemento emblemático de la jurisdicción de la villa.
Siguiendo esta misma calle llegamos ante la impresionante fachada del Palacio de las Torres. Magnífico edificio de estilo barroco construido en el siglo XVIII y hoy en franca decadencia. Aunque su fachada presenta buen aspecto, el interior se encuentra muy deteriorado, lo cual es una pena. Destaca en él su bella portada con profusa decoración y torneadas rejas.
Proseguimos camino hacia la Iglesia Parroquial Ntra Sra de la Asunción, frente a la cual aparcamos. Es esta una edificación del siglo XVI ampliada en el siglo XVII, en un estilo de transición entre el gótico y el renacentista.
Pasamos la Plaza de la Orden, con su fuente central con materiales de molino de una almazara y llegamos a la impresionante Plaza Mayor, emblema del barroco popular del siglo XVII. Es esta una típica plaza manchega con raíces taurinas. Tiene tres puertas de acceso de gran belleza, una de las cuales era el acceso al callejón de toriles. En la Plaza se encuentra también el edificio del Ayuntamiento y la oficina de turismo de Tembleque.
Creada con una doble función, la puramente urbanística como centro de la vida de la población y taurina. La plaza, de planta cuadrangular, tiene pórtico de columnas de granito de orden toscano y corredores de madera bellamente decorados, siguiendo la moda de las construcciones de uso popular del siglo XVII. Los corredores superiores permiten recorrer todo el perímetro de la plaza gracias a unos puentes sobre el paso de las calles. Destaca el torreón que en las celebraciones taurinas era el palco de autoridades. En 1624 se celebran los festejos taurinos a los que asisten Felipe IV y Quevedo, momento en el que muchos historiadores consideran que fue inaugurada esta plaza. Aunque la mayor parte de las columnas y pilares originales fueron sustituidos a finales del siglo XX por otros nuevos, la plaza conserva su estructura original.
Saliendo de la Plaza se encuentra la ermita de la Veracruz, construcción del siglo XVIII de planta octogonal, convertida actualmente en biblioteca.
Otros edificios destacados que se encuentran algo más alejados del centro urbano y que no visitamos son; una casa de postas del siglo XVIII, las ermitas de San Antón, la del Cristo del Valle y la de la Virgen de El Loreto, y los molinos de viento. Aunque los dos molinos más vistosos son réplicas de reciente construcción, se conserva parte de la construcción primitiva que data de la segunda mitad del siglo XVI y primera mitad del siglo XVII. Todo ello convierte a Tembleque en una bonita escapada que no hay que dejar pasar.
Proseguimos camino hacia la Iglesia Parroquial Ntra Sra de la Asunción, frente a la cual aparcamos. Es esta una edificación del siglo XVI ampliada en el siglo XVII, en un estilo de transición entre el gótico y el renacentista.
Pasamos la Plaza de la Orden, con su fuente central con materiales de molino de una almazara y llegamos a la impresionante Plaza Mayor, emblema del barroco popular del siglo XVII. Es esta una típica plaza manchega con raíces taurinas. Tiene tres puertas de acceso de gran belleza, una de las cuales era el acceso al callejón de toriles. En la Plaza se encuentra también el edificio del Ayuntamiento y la oficina de turismo de Tembleque.
Creada con una doble función, la puramente urbanística como centro de la vida de la población y taurina. La plaza, de planta cuadrangular, tiene pórtico de columnas de granito de orden toscano y corredores de madera bellamente decorados, siguiendo la moda de las construcciones de uso popular del siglo XVII. Los corredores superiores permiten recorrer todo el perímetro de la plaza gracias a unos puentes sobre el paso de las calles. Destaca el torreón que en las celebraciones taurinas era el palco de autoridades. En 1624 se celebran los festejos taurinos a los que asisten Felipe IV y Quevedo, momento en el que muchos historiadores consideran que fue inaugurada esta plaza. Aunque la mayor parte de las columnas y pilares originales fueron sustituidos a finales del siglo XX por otros nuevos, la plaza conserva su estructura original.
Saliendo de la Plaza se encuentra la ermita de la Veracruz, construcción del siglo XVIII de planta octogonal, convertida actualmente en biblioteca.
Otros edificios destacados que se encuentran algo más alejados del centro urbano y que no visitamos son; una casa de postas del siglo XVIII, las ermitas de San Antón, la del Cristo del Valle y la de la Virgen de El Loreto, y los molinos de viento. Aunque los dos molinos más vistosos son réplicas de reciente construcción, se conserva parte de la construcción primitiva que data de la segunda mitad del siglo XVI y primera mitad del siglo XVII. Todo ello convierte a Tembleque en una bonita escapada que no hay que dejar pasar.
¡Maravilloso! Tus posts son los mejores definitivamente, escribes con una gran precisión y elocuencia. Adoro leerte
ResponderEliminartienes un blog muy genial ¡Por favor sigue subiendo mas sobre cómo
Viajar Economico
Gracias,me encanta viajar y también compartirlo .
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