Vamos a realizar hoy una ruta circular que nos descubrirá algunas joyas arqueológicas poco conocidas de la provincia de Jaén. En nuestro camino vamos a ir descubriendo una serie de monumentos que nos harán adentrarnos en la historia de la provincia, pasando de la época íbera a la romana, a la visigoda, a la musulmana y terminando con una construcción del renacimiento. En esta ruta atravesaremos campos de olivos, como no podía ser de otro modo al estar donde estamos, pero también nos adentraremos en otro tipo de paisajes menos característicos de la provincia y que nos sorprenderán por su belleza.
Mapa de la ruta. |
Comenzamos nuestro camino en la localidad de Linares y vamos a tomar la carretera A-312 que une esta con el pueblo de Arquillos. A 9 km de Linares por esta carretera, una vez pasada la estación de Vadollano, veremos a la izquierda un cartel que indica "monumento natural del Piélago", se encuentra en el mismo desvio que indica Vilches. Este paraje es también conocido como puente de Vadollano, se trata de un puente en arco de origen romano que se alza sobre el rio Guarizas. Es un enclave que a pesar de su aspecto de relativo abandono y decadencia tiene una gran belleza, por el interés paisajístico que da el rio Guarizas y su caida de agua y el interés histórico de este puente que forma parte de la via Augusta.
Algo más abajo del puente romano encontramos las ruinas de una antigua fábrica de chocolate, hoy de aspecto fantasmagórico, que antaño aprovechaba la fuerza del agua para generar su energía. Un buen punto para observar ambos es el nuevo puente que cruza la carretera por delante del anterior.
Algo más abajo del puente romano encontramos las ruinas de una antigua fábrica de chocolate, hoy de aspecto fantasmagórico, que antaño aprovechaba la fuerza del agua para generar su energía. Un buen punto para observar ambos es el nuevo puente que cruza la carretera por delante del anterior.
Volvemos a salir dirección Arquillos por la misma carretera por la que veníamos. Nosotros realizamos esta ruta en primavera y el paisaje llegados a este punto era impresionante. Un poco más adelante paramos para disfrutar la belleza de los campos de flores violetas y los toros que pastaban en ellos.
Seguimos nuestro camino y pasamos el desvio de Guadalén, para poco después encontrar una pista que sale a la derecha y que indica Castillo de Giribaile. Hay una señal de indicación de la ruta Castillos y Batallas de Jaén y un cortijo de paredes encaladas al otro lado de la carretera. Tomamos esta pista con el coche y vamos ascendiendo por un paisaje diferente, con campos de cereal que nos recuerda a otras zonas, aunque luego el paisaje cambia cuando nos vamos acercando al punto donde hemos de dejar el coche y comienza de nuevo el olivar.
Seguimos nuestro camino y pasamos el desvio de Guadalén, para poco después encontrar una pista que sale a la derecha y que indica Castillo de Giribaile. Hay una señal de indicación de la ruta Castillos y Batallas de Jaén y un cortijo de paredes encaladas al otro lado de la carretera. Tomamos esta pista con el coche y vamos ascendiendo por un paisaje diferente, con campos de cereal que nos recuerda a otras zonas, aunque luego el paisaje cambia cuando nos vamos acercando al punto donde hemos de dejar el coche y comienza de nuevo el olivar.
Camino hacia Castillo de Giribaile. |
Llegamos a una zona a partir de la cual no podemos seguir con el coche, aparcamos aquí y veréis un cartel donde indica en una dirección el castillo y en la contraria las cuevas. Comenzamos la visita a las cuevas que es lo más cercano a este punto. Conocidas como las cuevas de Espeluca, su origen se remonta a la época íbera, formando parte de la ciudad emplazada en lo alto de la meseta en cuya vertiente están excavadas. Se sabe que funcionaron también como oratorio visigodo en el siglo IV y posteriormente mozárabe en los siglos IX y X, teniendo un uso continuado en sucesivas épocas como refugio de temporeros y ganaderos. Las cuevas presentan varios niveles, alguno de los cuales no está accesible debido a derrumbes del terreno, están comunicadas entre sí a modo de laberinto.
Las cuevas se situan en la ladera de una meseta, y aunque hay posibilidad de acceder desde este punto hacia arriba, el camino es bastante peligroso. Es por tanto aconsejable bajar de nuevo hacia la señal que indica el castillo y seguir este sendero, camino bastante más cómodo y desde el que disfrutamos además de una bonita vista del pantano de Giribaile.
Las cuevas se situan en la ladera de una meseta, y aunque hay posibilidad de acceder desde este punto hacia arriba, el camino es bastante peligroso. Es por tanto aconsejable bajar de nuevo hacia la señal que indica el castillo y seguir este sendero, camino bastante más cómodo y desde el que disfrutamos además de una bonita vista del pantano de Giribaile.
Toda la meseta sobre la que se levanta el castillo es en realidad una zona arqueológica donde había un poblado íbero, algunos restos de muralla son visibles, pero la mayoría de las construcciones se hayan por debajo del nivel del suelo y no se han excavado. Esta zona pertenece a la población de Vilches, y en dicha población hay un centro de interpretación sobre ella, por si queréis profundizar en el tema. La población íbera que aquí se asentaba terminó transformándose en una gran ciudad fortificada con un extensión mayor de 18 hectáreas. Recientemente se han iniciado nuevas excavaciones para comprobar si esta ciudad se corresponde con la gran capital oretana de Orissia, como así parece ser.
El Castillo de Giribaile es de origen árabe, aunque después tuvo también uso cristiano. De este se conservan dos torres cuadradas de argamasa y algunos lienzos de muralla, aunque no en muy buen estado. En el interior del castillo se conservan los restos de un pequeño aljibe cubierto con bóveda de cañón. A pesar de estar protegido como bien de interés cultural, su estado es de abandono.
Tras la visita a esta zona volvemos a descender a la carretera A-312 por la que hemos llegado hasta aquí y seguimos dirección Arquillos. Cuando llegamos a esta población tomamos la A-301 en dirección Úbeda. Cuando llevamos un recorrido de 15 kilómetros llegamos a un desvio a la derecha que nos conduce a nuestra siguiente parada, el Puente de Ariza. Os aconsejo pongáis google maps para llegar a este punto porque este desvio no está señalizado y es fácil pasarse. Se trata de una antigua carretera cortada por el pantano de Giribaile. Es un camino descendente y asfaltado que va a terminar cerca del puente. Esta construcción es obra de Andrés de Vandelvira, el famoso arquitecto del renacimiento que tantas y maravillosas obras dejó en nuestra provincia. Se construyó en el siglo XVI y su estado de conservación es excelente. El puente quedó prácticamente sumergido con la construcción del pantano de Giribaile, ya que hasta aquí llegan las colas de este embalse. En los últimos años debido a la sequía el puente está prácticamente emergido, constituyendo una maravilla arquitectónica muy fotogénica.
Tras la visita al puente de Ariza, salimos de nuevo a la carretera A-301 dirección Úbeda, hasta llegar a un desvio hacia la JV-6041 en dirección Canena. Nuestro siguiente destino es el oratorio visigodo de Valdecanales. Se trata de un oratorio rupestre construido entre los siglos VI-VII d.c. Está situado en el cerro de la Alcobilla, es un hipogeo formado por tres cuevas excavadas en la roca. Su estado de conservación no es muy bueno porque ha sido utilizado como refugio de pastores durante mucho tiempo y hay restos de fogatas en su interior.
Su localización no es fácil ya que no hay ningún cartel que lo indique claramente, por lo que hemos de utilizar de nuevo google maps, donde si viene indicado, para conseguir llegar. El coche ha de quedar a un lado de la carretera y tomaremos un sendero que nos conduce hasta esta construcción que solo es visible cuando se llega a ella ya que aparece como escondida detrás de la misma roca en la que se haya excavada.
Es este el último de los monumentos que visitaremos en nuestra ruta. Llegados a este punto tenemos dos opciones, la primera es volver por la carretera por la que hemos venido hasta alcanzar de nuevo la A-301 y llegar hasta Úbeda. La otra opción es proseguir por la misma carretera JV-6041 serpenteando por la orilla del pantano de Giribaile hasta llegar al pueblo de Canena. Son apenas diez kilómetros y el paisaje es bonito, alternando entre el olivar y el bosque de encinas, en el paraje conocido como "La Lambra". La carretera está bien asfaltada pero llega a ser un poco estrecha y falta de señalización hasta llegar a Canena, pueblo que habréis de atravesar para tomar de nuevo la autovía que os conducirá a Úbeda o a Linares.
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