sábado, 22 de julio de 2023

Ruta de cuatro días por Cantabria.




Realizamos esta preciosa ruta la última semana de junio. Para recorrerla vamos viajar en coche partiendo de la localidad de Alcalá de Henares. En nuestro camino hacia Cantabria atravesamos buena parte de la provincia de Burgos. La capital ya la conocemos, por lo que no nos vamos a detener, algo que os recomiendo si no habéis estado, ya que es grandiosa. Nosotros estamos interesados en esta ocasión por otra zona de la provincia,  la  conocida como las Merindades. Para visitar el primero de los destinos nos alejamos de la autovía al pasar Burgos y tomamos la nacional con destino Orbaneja del Castillo. En este viaje vamos a visitar este espectacular pueblo, conocido por su fotogénica cascada, también pasearemos por Puentedey y nos adentraremos en la mágica y mística Ojo Guareña. No me voy a extender más sobre esta ruta ya que está publicada en una anterior entrada que podéis leer aquí.

Ermita de San Bernabé. Ojo Guareña.


Después de la visita a Ojo Guareña atravesamos el puerto del Escudo y nos adentramos ya en Cantabria, nuestro destino para las dos primeras noches es la localidad de Puente Viesgo, conocida por su Gran Hotel Balneario, en el que nos vamos alojar. Al ser dos noches entre semana de junio el precio de la habitación doble es muy atractivo, os recomiendo la comparación, porque la verdad es que el hotel merece la pena, por no hablar de su famoso balneario. 

Pero antes de llegar a la localidad de Puente Viesgo vamos atravesando otras, que junto a esta forman los valles pasiegos, a la belleza del paisaje se une la de sus construcciones, nos llama especialmente la atención   Alceda, por sus imponentes edificios con monumentales fachadas y sus palacios.



 

Ya en Puente Viesgo nos acomodamos en el Gran Hotel Balneario y hacemos una primera exploración por la localidad. Es un pueblo muy cuidado, con bonitos jardines y un turismo que se nota tranquilo y de calidad. No hay muchos locales de ocio, pero si los suficientes para cenar y tomar un café, poca vida nocturna después de las doce, aunque también es cierto que nuestras dos noches allí fueron lunes y martes. 

Al día siguiente vamos a conocer un poco más la localidad, comenzamos con  la visita al centro de interpretación de arte rupestre donde vamos a validar las reservas hechas por teléfono para visitar la cueva del Castillo y la cueva de las Monedas. Ambas son de gran importancia por sus pinturas rupestres, especialmente destacables las de la Cueva del Castillo. Es importante saber que las reservas telefónicas han de validarse y pagarse en el centro de interpretación, porque después hay que desplazarse hasta la cueva, cinco minutos en coche o unos quince andando, el paseo es muy bonito, aunque todo cuesta arriba. 

Llegamos hasta la cueva del Castillo y realizamos la visita guiada, es una cueva no muy espectacular geológicamente si la comparamos con otras como la cueva del Soplao, pero las pinturas rupestres, tanto en calidad, importancia, conservación y cantidad, son espectaculares. No es posible tomar imágenes del interior de la cueva, por motivos de conservación, os muestro aquí un par de imágenes tomadas en el centro de interpretación. 




Tras la visita a esta hay un pequeño paseo rodeando la montaña, con unas vistas espectaculares, hasta la cueva de las Monedas, llamada así por un pequeño grupo de monedas medievales encontradas en uno de sus pozos en su descubrimiento. Esta es geológicamente más llamativa que la del Castillo, aunque con menos cantidad de pinturas rupestres. Además hay otras dos cuevas que no son visitables, por motivos de conservación. Esta acumulación de pinturas rupestres en un espacio tan reducido nos da idea de la importancia del lugar. 




Tras la visita a las cuevas vamos a dar una vuelta por la localidad, en la que destacan, además del Balneario, el edificio del ayuntamiento y la iglesia de San Miguel. En Puente Viesgo se puede recorrer la vía verde el Pas, una ruta para realizar andando o en bicicleta, siguiendo una antigua línea férrea, la parte que atraviesa la localidad es bastante bonita, especialmente la zona próxima al puente, donde se ha habilitado también una zona de baño. Nosotros recorrimos un tramo de unos cinco kms en dirección Ontaneda y no nos gustó mucho, el paisaje estaba alejado del río y había pocas sombras y no nos pareció nada llamativa para dedicar un tiempo que se puede emplear en áreas más bonitas. Para comer escogimos el restaurante La Terraza, con una oferta atractiva y a buen precio y una terraza muy bonita y con bastante sombra.


Iglesia de San Miguel. 


Ayuntamiento de Puente Viesgo. 


Decidimos por lo tanto ir hacia la localidad de Liérganes, que tiene un casco histórico precioso, donde destaca la casa de los  cañones, el palacio de Cuesta Mercadillo y el puente romano sobre el río Miera, donde además está la estatua del famoso Hombre pez de Liérganes. 


Palacio Cuesta Mercadillo

Casa de los cañones


A la vuelta hacia Puente Viesgo paramos a ver la colegiata de Santa Cruz de Castañeda. Es este un precioso templo de estilo románico, en un entorno espectacular. La pena es que el horario de visita es bastante limitado, nosotros solo lo pudimos ver en su exterior, pero dimos un paseo por sus alrededores disfrutando la belleza, la calma y la paz  de los valles pasiegos.




Nuestra jornada acabó de nuevo en Puente Viesgo donde elegimos para cenar el restaurante la  Unión, con una  buena relación precio-calidad y después nos fuimos a tomar un café a la preciosa terraza jardín del Balneario, con una carta de cenas también bastante atractiva. 

En nuestra siguiente jornada salimos con nuestro equipaje, ya que cambiamos de lugar de pernocta, pero antes de llegar a nuestro destino nocturno, que es la localidad de Cabezón de la Sal, vamos a recorrer la costa Cántabra, empezando por Laredo, y desde allí Santoña, Noja, Isla y Ajo. No vamos a parar en Santander, ni en San Vicente de la Barquera, ya que ya las hemos visitado en anteriores ocasiones. 

En Laredo aparcamos cerca del ayuntamiento, a medio camino entre el puerto y la Puebla Vieja, así se conoce al casco antiguo, de origen medieval. Vamos primero hacia el puerto, ya que queremos hacer una excursión en barco que va hasta Santoña. En nuestro caso vamos sin reservar, pero como os digo era junio y entre semana, si vais en verano o en fin de semana os recomiendo reserva previa, el precio es el mismo y os aseguráis la plaza. El barco sale a las 11.30 desde el puerto de Laredo y va recorriendo la costa hasta Santoña, pasando por el famoso faro del Diablo. Después puedes desembarcar en Santoña y volver en el barco de las 16 horas o proseguir en él hasta Laredo, llegando allí a la una. Nosotras decidimos volver a Laredo porque queríamos visitar la Puebla vieja. Antes de subir al casco antiguo visitamos un túnel que hay al lado del puerto y atraviesa la montaña. Os recomiendo que lo atraveséis, aunque la entrada está en una calle lateral y no es fácil de encontrar, mejor preguntar. 




Recorremos la Puebla Vieja de Laredo, con sus calles adoquinadas, este es un buen lugar también para comer, con una gran calidad y oferta, aunque los precios son algo elevados. Imprescindible probar las famosas anchoas, aunque quizás desde el punto de vista gastronómico destaca más Santoña. En  la zona medieval hay edificios bastante interesantes, incluido el palacio donde se alojaban los Reyes Católicos, ya que Laredo fue nombrado puerto de Castilla y fue el punto de llegada de Carlos I y de partida de la Reina Catalina de Aragón hacia Inglaterra. De entre todos los edificios destaca la iglesia gótica de Santa María. 

Puebla vieja de Laredo


Desde Laredo ponemos rumbo a Noja. En esta localidad destacan la iglesia de San Pedro, el palacio del Marqués de Albaicín, el palacio Marqués de Velasco, y sobre todo su magnífica playa. Quiero destacar un local que nos encantó, el restaurante el Barco, con una magnífica vista desde su terraza sobre la playa de Trengandín, nosotros llegamos tras haber comido en Laredo, pero disfrutamos de su magnífico ambiente de terraza para el café y echamos un vistazo a la carta de comidas, con una pinta estupenda.


Palacio Marqués de Velasco



 

Desde Noja recorremos la costa pasando por Isla y Ajo, esta localidad no tiene nada muy interesante en su casco urbano, pero si unas vistas muy bonitas. Después tomamos la autovía para llegar a nuestro destino, Cabezón de la Sal. Esta localidad no es monumentalmente muy destacable, pero es un punto perfecto para conocer la zona, es la puerta del Valle del Saja, con pueblos tan bonitos como Carmona o Bárcena Mayor y la famosa cueva del Soplao, y también un buen punto para recorrer la muchas rutas de senderismo del valle. Está también muy cerca de Comillas y Santillana del Mar.

Nosotros, tras dejar el equipaje en la bonita casa rural en la que teníamos nuestro apartamento, nos dirigimos a la localidad de Comillas. Si no habéis estado nunca en Comillas tenéis que dedicar a esta localidad como mínimo medio día, si no más, al ser mi tercera visita al municipio, esta fue algo más ligera. Aparcamos cerca del Palacio de Sobrellano, en esta ocasión solo lo visitamos por fuera. La visita a sus jardines es gratuita, la entrada al palacio se compra en la taquilla que han situado a la entrada de los jardines. En el momento de nuestra llegada la entrada a los jardines estaba cambiada por obras, situándose algo más alejada del casco histórico, cerca de un aparcamiento. Os recomiendo bajar un poco por la entrada antigua, aunque no tiene salida, hay una bonita vista del edificio del Capricho de Gaudí. 

Palacio de Sobrellano

En Comillas nos calló un buen chaparrón, por lo que nos sentamos en una terraza cubierta a disfrutar un buen chocolate, y después paseamos por su centro histórico. No nos acercamos tampoco a su cementerio, visita imprescindible si no habéis ido antes, con su impresionante figura del Ángel Exterminador.  

Nuestra siguiente jornada la dedicamos a recorrer el valle de Liébana, ya os lo detallé en una entrada que podéis leer aquí.



En nuestra última jornada abandonamos Cantabria, no sin antes acercarnos a ver el curioso bosque de Secuoyas de Cabezón de la Sal. En nuestro viaje de vuelta paramos a comer en Lerma. Su casco antiguo es bonito, pero debido a que se puede aparcar en cualquier sitio, está repleto de coches, lo cual le resta bastante encanto. No destaco ningún sitio para comer porque la oferta que encontramos en el centro histórico de Lerma era o muy cara, un menú para dos de 80/85 euros de lechazo, o bares muy normalitos tipo plato combinado. Era una comida en ruta y no buscábamos exquisiteces, pero nos hubiera gustado un término medio, probablemente sea mejor opción comer en los restaurantes de fuera de la muralla. 

Con esto pusimos punto y final a este bello recorrido por las espectaculares tierras cántabras, a las que sin duda volveremos más de una vez. 


Bosque de secuoyas. Cabezón de la Sal


 

 


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