Este pueblo turolense es por muchos considerado el más bonito de España. Que es bonito no tiene duda, aunque no voy a entrar a discutir un ranking, ya que hay pueblos muy bellos repartidos por toda nuestra geografía. Sin duda Albarracín está en todas las listas.
Nosotros tuvimos la suerte de disfrutar una estancia de tres días en este bello entorno, durante este tiempo aprovechamos para conocer Teruel, visita que ya os conté y podéis leer aquí.
También aprovechamos para visitar Dinópolis, escapada que a los niños encantó. No es un parque de atracciones al uso, es un parque temático dedicado a los dinosaurios. Es bastante entretenido si vuestros hijos son fans de estos extintos animales, el museo es lo mejor del parque sin duda. Por lo demás las atracciones son escasas y pueden ser aburridas si no sois muy de estos animales. El espectáculo del tiranosaurio Rex fue de lo mejor de la jornada. Mis hijos disfrutaron mucho esta visita.
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La estrella de nuestro viaje fue sin duda la visita a Albarracín, ya que me habían hablado de lo bonito que es este pueblo y tenía muchas ganas de conocerlo. Para nuestra estancia alquilamos un apartamento fuera del casco antiguo, en la parte nueva del pueblo. Para aparcar en el casco antiguo no hay mucho problema, ya que hay un parking gratuito a la entrada de este. Nuestra visita fue en el mes de Julio y aunque había gente no estaba abarrotado como se podría esperar de sitios tan turísticos.
Para conocer mejor el pueblo reservamos una visita guiada con una empresa local llamada El andador. Fue una ruta muy amena e interesante, ya que además de un recorrido por las calles, se incluye la visita al interior de una casa típica de esta zona, con su mobiliario y decoración de época. También explican detalles arquitectónicos, históricos y anécdotas, haciendo el paseo agradable incluso para los niños. El coste es de cuatro euros con gratuidad para menores de 9 años. Sin duda fue una fantástica toma de contacto con el pueblo. Al final de la visita ofrecen una degustación de productos tipicos de la zona como sus magníficos quesos y embutidos.
Pasear por las calles de Albarracín es introducirse en el medievo, dada la cuidada conservación del pueblo. Sus sinuosas calles empedradas y sus rojizas casas nobles nos transportan a otra época. Entre sus edificios destaca por su popularidad la Casa de la Julianeta, este edificio del siglo XIV se levanta en el ángulo que forman dos calles en cuesta, lo que acentúa la sensación de desequilibrio, esto le ha valido el apelativo de la Torre de Pisa de Albarracín.
Otro edificio destacable es la Catedral del Salvador, situada junto al castillo, data del siglo XVI y consta de una sola nave y capillas laterales. El Alcazar está ubicado en el casco antiguo y ha sido recientemente restaurado para poder ser visitado. El Palacio episcopal se encuentra junto a la catedral y tiene una portada barroca.
La Casa consitorial se encuentra en la plaza del Ayuntamiento y es del siglo XVI, con su balconada de madera.
Merece también la pena dar un paseo hasta sus murallas, y observar la vista del pueblo desde ellas. Hay también algunas torres, como la del andador o la torre de doña Blanca.
Paseando por sus calles vemos interesantes detalles arquitectónicos como los aleros de los tejados, con artesonados de madera de rico relieve, que indica la nobleza de las casas. Los detalles de las cerraduras y llamadores de las puertas, muchos con forma de lagarto y muy elaborados.
En nuestro último dia de estancia nos dimos una vuelta por la bella Sierra de Albarracín, realizando una de las rutas que permite ir descubriendo las pinturas rupestres que jalonan esta zona. Es posible realizar visitas guiadas también, pero nosotros decidimos visitarla por libre. Para llegar a las pinturas rupestres hay varias rutas, se sale del barrio del Arrabal, la zona de expansión del pueblo fuera del casco histórico. Desde aquí se toma una carretera que llega al paisaje de los pinares de Rodeno. Hay paneles explicativos en la carretera y las pinturas están señalizadas. Para mis hijos fue muy divertido irlas descubriendo. Se encuentran al abrigo de pequeñas cuevas, abiertas al exterior y protegidas por rejas, aunque de fácil visibilidad.
El conjunto de las pinturas rupestres de Albarracín, fechado entre el 6000 y el 1500 aC, se ha distinguido del resto de representaciones levantinas de la península por el empleo del color blanco, exclusivo de esta zona y por el gran tamaño de las figuras de bovinos.
Pudimos disfrutar también la exquisita gastronomia local, en la que además de sus afamados quesos y embutidos, que tuvimos el lujo de probar en la visita guiada, es posible degustar platos de carne de caza como el ciervo o el jabalí. En época de setas hay magníficas especies para degustar, entre las más buscadas el rebollón o mizclo y el boletus Edull, conocido como el rey de los hongos y llamado popularmente hongo porro por la robustez de su tallo.
El conjunto conformado por su magnífico entorno natural y su belleza arquitectónica justifica su fama como uno de los pueblos más bonitos de España.
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