Aprovechando que ha parado de llover salimos a dar una vuelta por la Sierra de Cazorla. Está preciosa tras las últimas precipitaciones y nos apetece realmente. El dia acompaña, ya que ha salido el Sol, con estos compañeros de viaje ponemos rumbo a Quesada, un pueblo de la provincia de Jaén muy cerca de la Sierra de Cazorla y rodeado de un bello entorno.
Llegamos a Quesada y aparcamos cerca del mercado de abastos, no sin cierta dificultad ya que es sábado por la mañana y el mercado se encuentra muy animado. La elección de este punto se debe a su cercanía con el museo de Zabaleta, que es nuestra primera parada y uno de los mayores reclamos turísticos del municipio. Rafael Zabaleta es un pintor oriundo de Quesada nacido en 1907, su estilo pictórico varía desde el Expresionismo sombrio al Expresionismo rutilante llevado hasta un postcubismo con influencias picassianas. La colección más importante de sus obras se encuentra en el museo de Quesada, aunque sus cuadros se exponen en los más prestigiosos museos del mundo.
Tras la visita al museo, que tiene un coste de 4 euros por adulto y 1 para los niños y que permanece abierto de miércoles a domingo en horario de mañana y tarde. Nos dirigimos hasta la Plaza de la Coronación, donde se encuentra el ayuntamiento. Esta Plaza recibe su nombre de la Coronación de la Virgen de Tiscar que se produjo en 1954, aunque popularmente también se le llama el Jardín Chino. Surge en torno al siglo XVI y en ella se situaba una de las fuentes con las que se abasteció Quesada hasta mediados del siglo XX. En esta Plaza estuvo la escuela a la que asistió Zabaleta, también se situó en ella el mercado y el antiguo museo de Rafael Zabaleta, hoy centro de interpretación del Arte Rupestre y de la villa romana de Bruñel. Esta se encuentra situada a 7 km de Quesada, pero desgraciadamente no es posible visitarla actualmente, ya que están realizando obras de mejora.
Desde aquí tomamos la calle principal de acceso al pueblo para dirigirnos hacia el antiguo recinto amurallado, del que quedan dos puertas, una de ellas denominada Arco de la Manquita de Utrera. El origen de su nombre se debe al cuadro de la Virgen de la Consolación de Utrera que hay en este y a la que casi no se le ven las manos, por lo que la gente comenzó a llamarla "la manquita de Utrera". Este arco da acceso a las hermosas calles del Cinto, Alcaldía, Las Posadas, La casa sin Puerta y el Arco de los Santos. El arco era en su origen la principal puerta de salida de la villa amurallada de Quesada. Era en un principio una Torre-puerta acodada almohade del siglo XII con doble cierre. El arco de la Manquita es una abertura realizada en la muralla que fue acondicionada posteriormente.
Cerca de este arco encontramos en la pared unos azulejos con este bello poema:
Iba para plaza y no
se quedó en plaza ni calle,
era cal viva su talle
y en esquinas se quebró
soñó ser patio y se alzó
barandal y primavera,
y al ver lo que era, era
gracia y luz y geometría
trazó el arco la armonía
de la Manquita de Utrera
Traspasar este arco es adentrarnos en un entramado de callejuelas peatonales de trazado árabe, adornadas con macetas y mantenidas con gran belleza por sus moradores, una delicia para la vista. Una de las más pintoresca es la calle Adentro. Se encuentra adornada por sus vecinos con innumerables macetas en calzada, balcones y fachadas. Era la calle principal de la villa amurallada de Quesada y recibe este nombre desde hace más de seiscientos años. Mantiene la estructura tipica de las calles musulmanas, estrechas y con callejones sin salida. Esto se hacía para dificultar los ataques el enemigo y para prevenir el calor, ya que permanece en sombra la mayor parte del dia. La fachadas se siguen pintando de blanco ya que este color absorbe menos el calor.
Y es que aunque el origen del actual emplazamiento parece ser de época visigoda, según los restos aparecidos en la localidad, como los capiteles que hoy jalonan el acceso al jardín de la parroquia, es en época árabe cuando Quesada adquirió entidad como núcleo de población. De hecho su nombre viene de las palabras árabes Casa y Chayda, que significa lugar fértil, lugar bonito. El nombre fue evolucionando con el tiempo de Casachayda a Quesada en la actualidad.
Proseguimos camino hasta la cercana Plaza de la Lonja. Recibe este nombre porque en época musulmana era aquí donde si instalaba el mercado semanal para que la gente de la comarca se abasteciera y vendiera sus mercancías. Se accede a dicha Plaza por un hueco en la muralla, en el lugar donde se encontraba la puerta medieval que permitía el acceso al alcázar de Quesada desde la villa. Este recinto amurallado tenía nueve torres defensivas, entre ellas la torre del homenaje, que sirvió de cárcel durante siglos. Es en este lugar donde surgió la primitiva Quesada, posiblemente en la segunda mitad del siglo VI, y donde se construyó una iglesia visigoda de la que se han encontrado diversos restos. Sobre esta iglesia se construyó una mezquita, que a su vez fue reemplazada por la iglesia de San Pedro y San Pablo. Este templo ha sufrido diversas reformas, siendo en la actualidad una iglesia neoclásica del siglo XVIII que conserva la torre del siglo XIV. Tiene planta de cruz latina con tres naves y óculos al exterior.
Dejamos atrás Quesada para poner rumbo al Santuario de la Virgen de Tiscar. Este se encuentra situado a 14 km de Quesada, para llegar hasta él hay que tomar una carretera que serpentea en un bello paisaje.
Atravesamos un tunel excavado para dar acceso a la carretera y encontramos una zona de aparcamiento a un lado de esta. Desde esta zona es fácil acceder tanto al santuario como a la cercana Cueva del Agua. También es posible subir al santuario con el coche, desde la pequeña carretera que surge de este parking o desde el acceso que hay antes del túnel, pero el aparcamiento arriba es muy limitado.
Construido en el siglo XV, era en sus inicios de estilo gótico, con elementos mudéjares. Arquitectónicamente poco queda de aquel templo, ya que fue reconstruido casi en su totalidad después de la Guerra Civil. El origen del culto se relaciona con las leyendas de la reconquista que sitúan en la cercana Cueva del Agua apariciones de la Virgen de Tiscar, imagen que depositó allí San Isicio, uno de los barones apostólicos que predicó el cristianismo en estas tierras. La imagen original fue destruida en la Guerra Civil, la actual es de Jacinto Higueras. El primer domingo de septiembre tiene lugar la romería. La Virgen en procesión es trasladada desde Quesada, donde pasa todo el verano, hasta el Santuario. Aquí se queda hasta el siguiente primero de mayo en el que vuelve a Quesada.
Desde el santuario bajamos a la Cueva del Agua, considerada monumento natural por su gran belleza. Debido a las abundantes lluvias caídas en los últimos meses la cueva está espectacular, con el agua rezumando de sus paredes y una magnífica cascada de agua dentro de esta.
Como se va acercando la hora de la comida pensamos en comer en uno de los dos restaurantes que se encuentran en esta zona. El restaurante del vadillo está un poco antes del acceso al santuario, a unos 150 metros de este, hay otro restaurante arriba, al lado del santuario y es el que elegimos. En esta ocasión nos decantamos por un revuelto de habitas baby y un estofado de ciervo. La gastronomía de la zona utiliza mucho las carnes de caza de los montes colindantes, siendo también platos muy comunes en el resto de la Sierra de Cazorla.
Después de comer tomamos de nuevo la carretera en dirección a Pozo Alcón, y a unos cuatro km del santuario sale una pista forestal que conduce al nacimiento del Guadalquivir. El recorrido por esta pista es de 25 km hasta llegar al nacimiento, pero el trayecto es de algo más de una hora debido a la dificultad del terreno. La pista, aún estando bastante transitable, es preferible recorrerla en todoterreno o todocamino. Nuestra intención es llegar hasta el nacimiento y pasar por el cercano paraje de los tejos milenarios, para después volver por Cazorla hacia Úbeda, y en intención se queda, ya que a unos cinco km del inicio de la pista nos encontramos los primeros restos de nevadas de los últimos días y dado que no llevamos cadenas decidimos no aventurarnos más. Aparcamos en un lateral del camino y proseguimos dando un pequeño paseo en este bello entorno que la nieve embellece aún más. Como sospechábamos que esto podía ocurrir, hemos venido provistos de guantes y trineo, así que los pequeños disfrutan una agradable jornada jugando con la nieve.
Nuestro regreso es pues por el mismo camino de ida, pasando de nuevo por el santuario y Quesada para volver hacia Úbeda. En un futuro no muy lejano volveremos a esta zona ya que tenemos un gran interés en conocer el paraje de los Tejos milenarios.
Desde aquí tomamos la calle principal de acceso al pueblo para dirigirnos hacia el antiguo recinto amurallado, del que quedan dos puertas, una de ellas denominada Arco de la Manquita de Utrera. El origen de su nombre se debe al cuadro de la Virgen de la Consolación de Utrera que hay en este y a la que casi no se le ven las manos, por lo que la gente comenzó a llamarla "la manquita de Utrera". Este arco da acceso a las hermosas calles del Cinto, Alcaldía, Las Posadas, La casa sin Puerta y el Arco de los Santos. El arco era en su origen la principal puerta de salida de la villa amurallada de Quesada. Era en un principio una Torre-puerta acodada almohade del siglo XII con doble cierre. El arco de la Manquita es una abertura realizada en la muralla que fue acondicionada posteriormente.
Cerca de este arco encontramos en la pared unos azulejos con este bello poema:
Iba para plaza y no
se quedó en plaza ni calle,
era cal viva su talle
y en esquinas se quebró
soñó ser patio y se alzó
barandal y primavera,
y al ver lo que era, era
gracia y luz y geometría
trazó el arco la armonía
de la Manquita de Utrera
Traspasar este arco es adentrarnos en un entramado de callejuelas peatonales de trazado árabe, adornadas con macetas y mantenidas con gran belleza por sus moradores, una delicia para la vista. Una de las más pintoresca es la calle Adentro. Se encuentra adornada por sus vecinos con innumerables macetas en calzada, balcones y fachadas. Era la calle principal de la villa amurallada de Quesada y recibe este nombre desde hace más de seiscientos años. Mantiene la estructura tipica de las calles musulmanas, estrechas y con callejones sin salida. Esto se hacía para dificultar los ataques el enemigo y para prevenir el calor, ya que permanece en sombra la mayor parte del dia. La fachadas se siguen pintando de blanco ya que este color absorbe menos el calor.
Y es que aunque el origen del actual emplazamiento parece ser de época visigoda, según los restos aparecidos en la localidad, como los capiteles que hoy jalonan el acceso al jardín de la parroquia, es en época árabe cuando Quesada adquirió entidad como núcleo de población. De hecho su nombre viene de las palabras árabes Casa y Chayda, que significa lugar fértil, lugar bonito. El nombre fue evolucionando con el tiempo de Casachayda a Quesada en la actualidad.
Arco de los Santos. |
Proseguimos camino hasta la cercana Plaza de la Lonja. Recibe este nombre porque en época musulmana era aquí donde si instalaba el mercado semanal para que la gente de la comarca se abasteciera y vendiera sus mercancías. Se accede a dicha Plaza por un hueco en la muralla, en el lugar donde se encontraba la puerta medieval que permitía el acceso al alcázar de Quesada desde la villa. Este recinto amurallado tenía nueve torres defensivas, entre ellas la torre del homenaje, que sirvió de cárcel durante siglos. Es en este lugar donde surgió la primitiva Quesada, posiblemente en la segunda mitad del siglo VI, y donde se construyó una iglesia visigoda de la que se han encontrado diversos restos. Sobre esta iglesia se construyó una mezquita, que a su vez fue reemplazada por la iglesia de San Pedro y San Pablo. Este templo ha sufrido diversas reformas, siendo en la actualidad una iglesia neoclásica del siglo XVIII que conserva la torre del siglo XIV. Tiene planta de cruz latina con tres naves y óculos al exterior.
Dejamos atrás Quesada para poner rumbo al Santuario de la Virgen de Tiscar. Este se encuentra situado a 14 km de Quesada, para llegar hasta él hay que tomar una carretera que serpentea en un bello paisaje.
Atravesamos un tunel excavado para dar acceso a la carretera y encontramos una zona de aparcamiento a un lado de esta. Desde esta zona es fácil acceder tanto al santuario como a la cercana Cueva del Agua. También es posible subir al santuario con el coche, desde la pequeña carretera que surge de este parking o desde el acceso que hay antes del túnel, pero el aparcamiento arriba es muy limitado.
Construido en el siglo XV, era en sus inicios de estilo gótico, con elementos mudéjares. Arquitectónicamente poco queda de aquel templo, ya que fue reconstruido casi en su totalidad después de la Guerra Civil. El origen del culto se relaciona con las leyendas de la reconquista que sitúan en la cercana Cueva del Agua apariciones de la Virgen de Tiscar, imagen que depositó allí San Isicio, uno de los barones apostólicos que predicó el cristianismo en estas tierras. La imagen original fue destruida en la Guerra Civil, la actual es de Jacinto Higueras. El primer domingo de septiembre tiene lugar la romería. La Virgen en procesión es trasladada desde Quesada, donde pasa todo el verano, hasta el Santuario. Aquí se queda hasta el siguiente primero de mayo en el que vuelve a Quesada.
Desde el santuario bajamos a la Cueva del Agua, considerada monumento natural por su gran belleza. Debido a las abundantes lluvias caídas en los últimos meses la cueva está espectacular, con el agua rezumando de sus paredes y una magnífica cascada de agua dentro de esta.
Acceso a la cueva del agua. |
Como se va acercando la hora de la comida pensamos en comer en uno de los dos restaurantes que se encuentran en esta zona. El restaurante del vadillo está un poco antes del acceso al santuario, a unos 150 metros de este, hay otro restaurante arriba, al lado del santuario y es el que elegimos. En esta ocasión nos decantamos por un revuelto de habitas baby y un estofado de ciervo. La gastronomía de la zona utiliza mucho las carnes de caza de los montes colindantes, siendo también platos muy comunes en el resto de la Sierra de Cazorla.
Después de comer tomamos de nuevo la carretera en dirección a Pozo Alcón, y a unos cuatro km del santuario sale una pista forestal que conduce al nacimiento del Guadalquivir. El recorrido por esta pista es de 25 km hasta llegar al nacimiento, pero el trayecto es de algo más de una hora debido a la dificultad del terreno. La pista, aún estando bastante transitable, es preferible recorrerla en todoterreno o todocamino. Nuestra intención es llegar hasta el nacimiento y pasar por el cercano paraje de los tejos milenarios, para después volver por Cazorla hacia Úbeda, y en intención se queda, ya que a unos cinco km del inicio de la pista nos encontramos los primeros restos de nevadas de los últimos días y dado que no llevamos cadenas decidimos no aventurarnos más. Aparcamos en un lateral del camino y proseguimos dando un pequeño paseo en este bello entorno que la nieve embellece aún más. Como sospechábamos que esto podía ocurrir, hemos venido provistos de guantes y trineo, así que los pequeños disfrutan una agradable jornada jugando con la nieve.
Nuestro regreso es pues por el mismo camino de ida, pasando de nuevo por el santuario y Quesada para volver hacia Úbeda. En un futuro no muy lejano volveremos a esta zona ya que tenemos un gran interés en conocer el paraje de los Tejos milenarios.
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