viernes, 18 de octubre de 2019

Villanueva de los Infantes y las Lagunas de Ruidera.





Hacía tiempo que me apetecía hacer una excursión a las Lagunas de Ruidera. Las había visitado bastantes años antes y  quería volver con mi familia. Aprovechando nuestro viaje decidimos parar también a conocer el pueblo de Villanueva de los Infantes, gran acierto. Villanueva forma parte de la asociación de los pueblos más bonitos de España, y razones no le faltan. 

Para llegar a Villanueva de los Infantes nos salimos de la A-4 a la altura de Valdepeñas, y desde esta localidad tomamos el desvío que nos llevaría a nuestro destino. Villanueva de los Infantes alberga uno de los conjuntos monumentales más bonitos de toda la Mancha: iglesias, conventos, palacios y casa nobles jalonan esta localidad. En 1350 pasó  a ser aldea de Montiel, hecha villa independiente por el infante D. Enrique de Aragón y sus hermanos. En gratitud a ellos tomó el nombre de Infantes en 1480 y en 1491 se le dio el de Villanueva. Fue declarada conjunto histórico-artístico en 1974.

Aparcar en Villanueva es fácil, a pesar de ser un sitio muy bonito no está masificado por el turismo y es bastante tranquilo. Aparcamos en una calle cerca de la Plaza Mayor, a la que nos dirigimos andando. Esta alberga el ayuntamiento y la magnífica iglesia de San Andrés, todo el conjunto es de gran belleza y data de principios del siglo XVII.




La iglesia de San Andrés tiene una impresionante fachada clasicista, enmarcada por un profundo arco de medio punto, con la imagen de San Andrés y el escudo de los Austrias. Sus otras dos puertas son de estilo renacentista. En su interior se encuentra la capilla de los Bustos, en cuya cripta fue enterrado Francisco de Quevedo en 1645. En la actualidad podemos ver, a través de un cristal, la lápida tras la que se encuentran los restos de este famoso escritor.




Al salir de la iglesia de San Andrés aprovechamos el buen día que nos hace a principios de Octubre para desayunar en una de las terracitas de esta plaza. Mientras desayunamos seguimos observando el bonito conjunto monumental y vemos como los pequeños grupos de turistas se reúnen en torno a las estatuas de Don Quijote y Sancho, con sus respectivas cabalgaduras, que se encuentran delante de la fachada del Ayuntamiento.

Desde la Plaza Mayor tomamos la calle Cervantes, en esta se encuentra la oficina de turismo. A lo largo de esta calle vamos encontrando varios edificios destacables como la casa del Caballero del Verde Gabán, en la que se inspiró Cervantes para describirla en el capítulo XVIII de la segunda parte del Quijote. Otro de los edificios destacables de esta calle es la casa-palacio de Rebuelta, esta tiene un pórtico de columnas pseudo-jónicas.





Llegamos a la Plaza de San Juan, en una de cuyas esquinas encontramos la iglesia de Santo Domingo. Desgraciadamente se encuentra cerrada por lo que no podemos visitar la celda en la que murió Quevedo y que se encuentra en su interior. En este recinto, además de la iglesia y la celda de Quevedo, se conserva el claustro del antiguo convento situado en este lugar.

A nuestra vuelta hacia el coche y muy cercana a la Plaza Mayor encontramos la Alhóndiga, edificio de siglo XVI destinado a casa de contratación. En  el siglo XVIII fue utilizado como cárcel. Tiene un magnífico patio interior formado por gruesas columnas, en ellas aún es posible ver las inscripciones dejadas por los presos. El patio está abierto para ser visitado y es de entrada gratuita.




Hay muchas otras casas y palacios destacables en la localidad, pero como el principal objeto de nuestra excursión era disfrutar la jornada en las Lagunas de Ruidera, decidimos proseguir nuestra  ruta. Para llegar tomamos dirección hacia Ossa de Montiel y desde allí accedimos a las lagunas. Antes de tomar el último tramo de acceso a las lagunas encontramos la indicación a la Cueva de Montesinos, famosa por ser nombrada en el Quijote,  que se encuentra a pocos metros de este cruce. Aunque es una visita interesante a nosotros en esta ocasión no nos cuadró en el itinerario.

El Parque Natural de las Lagunas de Ruidera está considerado uno de los espacios húmedos naturales más interesantes  y bellos de España. Se caracteriza por las caídas de agua que conectan unas lagunas con otras. Este paraje se ubica en el Alto Valle del Guadiana y sirve de límite provincial a Ciudad Real y Albacete. En una superficie de 4000 hectáreas se reparten 16 lagunas que escalonadamente forman saltos de agua y torrentes que van desde los primeros manantiales que surgen en la Laguna Blanca hasta las lagunas bajas y el Pantano de Peñarroya.




La vegetación del Parque es típicamente meseteña y mediterránea. El árbol dominante en las laderas y zonas altas es la encina, que convive con las sabinas en los parajes más elevados. En zonas más bajas el encinar es sustituido por un denso matorral, compuesto por coscojares, espinos y aliagas. En los fondos de los valles y márgenes de las lagunas aparecen los árboles de ribera. El pino carrasco aparece en algunas laderas de umbría ya que se ha utilizado en repoblaciones.







Desde Ossa de Montiel la primera laguna que viene indicada es la Laguna Blanca, nosotros decidimos no entrar por aquí ya que no teníamos claro que se pudiera conectar desde aquí con la otras por carretera. Accedimos pues  a la altura de la Laguna Redondilla,  en la zona se concentran varios  restaurantes y estaba bastante concurrida.  Nosotros preferimos un lugar algo más tranquilo,  por lo que decidimos conducir por la carretera que va paralela a las lagunas y tomar esta en dirección al pueblo de Ruidera.


A lo largo de este camino hay varias entradas a zonas de aparcamiento a la orilla de las lagunas y con acceso a  zonas de picnic o de chiringuitos, que en este mes estaban cerrados. Nosotros paramos a la altura de la Laguna Salvadora, accedimos al aparcamiento por una entrada situada junto enfrente de una gran casa blanca con los dinteles  de las ventanas y las puertas pintadas de azul. En este punto hay un acceso a un parquing y una zona de picnic, pero caminando un poco más también hay  acceso a una bonita y tranquila zona, con un pinar justo a la orilla de las lagunas. Fue allí donde decidimos montar nuestro campamento para disfrutar de nuestra jornada campestre. Íbamos provistos de toda clase viandas, somos un poco exagerados para ir de campo, no nos vayamos a quedar con hambre.




 En el caso de decidir comer en un restaurante son muchas las opciones que encontraréis a lo largo del recorrido de las lagunas,  la primera zona de restauración que  encontramos en el cruce del acceso desde Ossa de Montiel, una zona de camping y restaurantes que se encuentra un poco más adelante del punto que nosotros elegimos para pasar el día, o acercarse hasta el pueblo de Ruidera. En esta zona, junto a la Laguna del Rey, hay también un bonito restaurante con una terraza con vistas a la laguna.  En el paramos para tomar un café en nuestro trayecto de vuelta a Jaén, que decidimos hacer yendo hacia Ruidera y de allí a la Solana para seguir hacia Valdepeñas y tomar allí la A4 de vuelta a casa.

Si decidís hacer la ruta completa podéis seguir en dirección Argamasilla de Alba hasta el Embalse de Peñarroya y el castillo de Peñarroya, punto final de este espectacular paraje.














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