domingo, 27 de octubre de 2019

Ruta de un día por la región de Connemara, Irlanda. Wild Atlantic Way III.






En este post os voy a relatar nuestra ruta por la región de Connemara, situada entre los condados de Galway y Mayo. Esta región es una de las más bonitas de Irlanda y atesora bellezas naturales que nos dejaron una de las mejores impresiones de toda nuestra ruta por la costa oeste irlandesa. Es por otro lado una zona donde el turismo se concentra en ciertos puntos, como la Abadía de Kylemore o Clifden, y en la que se puede respirar una paz y una tranquilidad que acompaña el disfrute de sus maravillosos paisajes. 

Para conocer esta zona habíamos reservado una casa rural con airbnb, he de decir que mi experiencia con esta web de alquiler fue muy satisfactoria en Irlanda, siendo quizás este alojamiento el peor de los tres que reservé con ella. El alojamiento era demasiado rural para nosotros y con algunas deficiencias, no obstante esto no empañó nuestra estancia ya que en realidad pasamos en él poco tiempo.  Aunque como digo no era el mejor alojamiento de nuestro viaje, su situación era bastante buena. Situado a corta distancia de los pueblos de Clonbur y Cong, de los que os he hablado en una anterior entrada, y cerca de la orilla de un lago. 

Desde aquí nos dispusimos a explorar la región, la ruta elegida para pasar nuestro día fue:



Como hemos hecho en el resto de nuestro viaje en coche por Irlanda, nos dejamos guiar por Google Maps, en este punto os aconsejo descargaros previamente la zona que vais a explorar en mapas sin conexión, ya que hay muchos puntos en los que no hay cobertura de internet. Guiados pues por Maps nos dirigimos a nuestro primer destino, el fiordo de Killary. En nuestro camino hacia allí atravesamos una preciosa zona montañosa con unos paisajes increíbles y unas carreteras espantosas, lo cual viene siendo la tónica general en esta zona.







Después de una breve parada en el pueblo de Leenaun, que no nos pareció de gran interés, llegamos a Killary, concretamente al embarcadero desde el que salen los barcos que hacer el recorrido por el fiordo. Killary es el único fiordo de Irlanda, es un fiordo glacial que sirve de barrera natural entre los condados de Mayo y Galway. Nosotros decidimos no hacer la ruta en barco, ya que teníamos un día muy intenso de visitas.





Tras admirar la belleza de este enclave desde uno de los miradores que hay en los laterales de la carretera nacional 59, proseguimos viaje hacia nuestro siguiente destino, la Abadía de Kylemore, visita estrella de este día. 




Es sin duda uno de los lugares más conocidos y visitados de la zona, pero esto no le resta un ápice de encanto. Construida a las orillas del lago Connemara en el siglo XIX como prueba de amor del próspero hombre de negocios Mitchell Henry hacia su esposa Margaret Vaughan. La pareja se enamoró de la zona durante su luna de miel y trece años después Henry construye este romántico palacio. Desgraciadamente Margaret solo pudo disfrutarlo durante unos pocos años ya que murió poco después de una enfermedad contraida en un viaje a Egipto. Posteriormente pasaría a ser una Abadía.

El acceso está claramente señalizado desde la N59, y a la entrada hay un estacionamiento de gran capacidad donde se puede aparcar. Desde aquí nos dirigimos a la taquilla, la entrada cuesta 14 euros por adulto y 10 para niños o estudiantes.  Hay la opción de entrada familiar, dos adultos y hasta seis niños, que sale más económica. A nosotros la entrada familiar nos costó 38 euros, es algo más barata si los niños son menores de 10 años. La entrada incluye la visita a la Abadía, al bosque que la rodea y a los jardines victorianos. Es una parada que os llevará al menos un par de horas.





Como podéis ver en el plano, la visita a Kylemore es más que ver la Abadía, ya de por si impresionante, pero que os llevará poco más de media hora. Pasear por su bosque, ver la iglesia gótica, construida al estilo de una gran catedral pero de proporciones más contenidas, ver el jardín victoriano y la coqueta y bonita casa del jardinero mayor. Son muchas las cosas que se pueden hacer en Kylemore. Podríamos haber estado aquí el resto del día disfrutando el lugar, porque además el día estaba completamente soleado, lo que hacía la visita aún más agradable, desgraciadamente solo pudimos dedicar un par de horas al recinto.







Para ir desde la Abadía al jardín victoriano, hay un autobús lanzadera gratuito cada 15 minutos, otra opción es ir andando, son unos 20 minutos, pero es cuesta arriba, y este día hacía calor, por lo que nosotros optamos por el autobús. Después de un rato recorriendo los jardines y la bonita casa del jardinero mayor, tomamos de nuevo el autobús para  llegar al centro de visitantes y seguir viaje.

Proseguimos camino por la N-59 en dirección Clifden, ya que nuestra idea es visitar la localidad y hacer la famosa ruta Skyroad, una carretera circular de 10 km con salida y llegada a Clifden y desde la que se pueden admirar paisajes espectaculares. Dada la hora paramos a comer en un pequeño pueblo en el camino, Letterfrack, en el que vemos algunos restaurantes, elegimos uno al azar, se llama Clover Fox y resultó un gran acierto, tomamos un delicioso estofado irlandés a muy buen precio y el menú de los niños también era muy bueno. Tras esta parada llegamos a Clifden y decidimos visitar la localidad antes de tomar la Skyroad, cuyo acceso habíamos visto desde la N-59.





Clifden es uno de los pueblos más conocidos y turísticos de la zona y por ello elegido por muchos visitantes como el lugar de hospedaje para conocerla. Esto le da mucha vida por la cantidad de tiendas, hoteles y restaurantes que podemos encontrar pero no le resta belleza. Sus coloridas fachadas repletas de flores se encargan de que el visitante  se vaya con buen sabor de boca.

A nuestra llegada, aparcamos en un estacionamiento gratuito que hay por detrás de la oficina de turismo. Desde allí damos una vuelta por el pueblo, que es bastante coqueto aunque pequeño, y vemos la iglesia.





Iniciamos después la ruta por  la Skyroad, el nombre de esta carretera se debe a que parece conducir al cielo, ya que va ascendiendo hasta llegar a un mirador desde el que se pueden disfrutar unas maravillosas vistas de la costa y de las islas de esta zona.  Es una carretera muy estrecha y de doble sentido, por lo que hemos de recorrerla despacio, lo que permite disfrutar bien el paisaje.  La parte más bonita es la del mirador que hay en la zona más alta.




 Nuestro error fue  tomar la entrada más cercana a Clifden, cuando la mayoría de la gente la hace en el otro sentido, esto hizo que nos encontrásemos casi todos los coches en dirección contraria y con una carretera tan estrecha es un poco estresante, aunque el paisaje compensa la incomodidad de la conducción.

Desde Clifden tomamos la regional que va costeando para llegar a Roundstone, es un paisaje muy bonito, pasamos por una zona conocida como Dog´s Bay, y paramos, ya que nos llama la atención el color de la arena y del agua. En ella encontramos playas de arena casi blanca que le dan al mar un color turquesa. Dog's Bay tiene forma de herradura y más de una milla de extensión de playa de arena blanca. El color de la arena se debe a su composición, fragmentos de conchas marinas.




 Roundstone es una pequeña localidad pesquera, está rodeada de un área de gran belleza  y ha sido lugar de inspiración de numerosos artistas. Nosotros hicimos una parada en la zona del puerto, para desde aquí poner rumbo de vuelta a nuestro recóndito apartamento. Ha sido una jornada intensa, afortunadamente el largo día veraniego irlandés, donde anochece cerca de las 11, nos ha permitido disfrutarla en profundidad.











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