jueves, 14 de diciembre de 2017

Torija. Puerta de la Alcarria.



Torija es un pequeño pueblo de Guadalajara que llama la atención desde la autovía Madrid-Barcelona por la estampa de su imponente castillo. Se encuentra situado a 19 km de Guadalajara y tiene acceso directo desde la autovia.

Llegamos al pueblo y lo primero que nos encontramos en la parte alta es una picota. Este vestigio medieval nos habla de la importancia que Torija tuvo en esta comarca. Al ser localidad preferida de buena parte de la familia  Mendoza y el celebrar una feria anual de tanta fama en toda Castilla, hizo que la corona otorgara el título de Villa a la población y en consecuencia permitió que luciera su espléndida  picota de cuatro cuerpos, levantada en el siglo XV, donde con el tiempo se ajusticiaría públicamente a truhanes y malhechores.



Desde allí nos dirigimos a la Plaza Mayor, donde se encuentra el castillo . Este imponente edificio medieval data de la época de los templarios. En 1810 fue dinamitado por orden del Empecinado para evitar que lo ocuparan los franceses durante la guerra de independencia. Sufrió también daños en la guerra civil, fue restaurado en 1960 y es en la actualidad un centro de interpretación de La Alcarria. El edificio es espectacular por fuera. Por dentro es un edificio moderno. Aunque yo prefiero los castillos que conservan su arquitectura interior, este es un buen punto para iniciar un viaje por esta región alcarreña, ya que podemos encontrar mucha información sobre rutas, monumentos, parajes naturales, gastronomía y fiestas populares. En la torre del homenaje hay un museo dedicado a la obra de Cela, "viaje a la Alcarria".  El edificio solo abre al público de jueves a domingo.





 La Plaza Mayor está porticada y en ella se encuentra también el ayuntamiento.




Desde allí nos dirigimos a la Iglesia de la Asunción, construida en el siglo XVI, en el interior destaca el gran arco que da paso al crucero y que está decorado en estilo plateresco. 



Saliendo de la iglesia llegamos a la plaza de la iglesia, una coqueta plaza porticada, accedemos de nuevo a la Plaza Mayor atravesando otro bonito rincón de este pueblo.



Torija estuvo en tiempos totalmente rodeada por una muralla que contaba con tres puertas de acceso a la villa. Con el paso del tiempo los diferentes muros han ido desapareciendo ocultos tras las viviendas. Uno de los restos que quedan de la muralla original es un torreón que junto al Castillo, han sido los ojos hacia el  valle para la vigilancia de esta.


Dando un pequeño paseo llegamos a la ermita, donde descansa  la imagen de la patrona de la localidad, la Virgen del Amparo. Se trata de un edificio construido en el siglo XVIII. Mediante un sensor que se encuentra en la puerta, se ilumina la imagen de la patrona y es posible verla aun estando la ermita cerrada.



El lugar ofrece también una preciosa vista del pueblo y del valle torijano donde, nos comenta una lugareña, es posible avistar los ciervos en la  época de la Berrea. Nosotros no tenemos esa suerte pero sin duda hemos disfrutado esta visita.





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