sábado, 13 de enero de 2018

Ruta por la costa almeriense, de Mojácar a Carboneras.



Adoro el mar, aunque no me gusta pasar mis vacaciones en playas abarrotadas de gente tostándose al Sol. Pero me gusta el mar, su color, su sonido, su luz, el ambiente que lo rodea....!Vamos a la playa! !es febrero!, hace frío, !qué más da! el mar es igual de azul, la luz es incluso más bonita. Con estas premisas nos decidimos a pasar el puente del día de Andalucía en Mojácar. Escogimos un hotel con piscina climatizada y actividades para los niños, por usar el traje de baño para algo. En nuestros tres días en Mojácar una de las rutas en coche que hicimos fue ir hasta Carboneros para ver la Playa de los Muertos. 

Ya habíamos visitado el pueblo de Mojácar en anteriores ocasiones, aún así estuvimos paseando por sus calles. El pueblo es bastante pintoresco, aunque en esta ocasión estaba un poco deslucido por unas obras en su plaza principal, que usualmente está  llena de terrazas y desde la que es posible disfrutar una preciosa puesta de Sol, y por la falta del colorido de las buganvillas, que aún estaban en fase invernal.


Mojácar aún conserva el trazado árabe primitivo de su origen en su casco antiguo, pero nuevas edificaciones fruto de boom turístico han hecho perder una parte de su encanto, a pesar de ello sigue teniendo rincones preciosos.  El barrio del Arrabal es el antiguo barrio judio del siglo XVII y en el destacan su callejuelas con trazado medieval. La Fuente de la Mora fue el lugar donde el último gobernante árabe de Mojácar pactó una entrega pacífica de la ciudad a los Reyes Católicos, hay una placa conmemorativa del suceso encima de la fuente de doce chorros de agua. Uno de mis rincones favoritos es la puerta de la ciudad, construida en el siglo XV.




Otro lugar destacable es la Iglesia de Santa María, delante de la cual hay una plaza con una estatua en honor a las mujeres de Mojácar, representadas en su traje típico portado agua. Por todo el pueblo encontraremos la figura del indalo, pintura rupestre encontrada cerca de Velez Blanco y a la que los habitantes de Mojácar otorgaban capacidad protectora,  hoy se ha convertido en el símbolo de Almería.

Figura del Indalo. Andy Roberts Wikipedia images.


Desde Mojácar tomamos la carretera comarcal AL-5107, es una carretera que después de abandonar las áreas de urbanizaciones que forman Mojácar Playa, adquiere una gran belleza, ya que se adentra en la montaña y nos regala preciosas vistas de la costa almeriense. A lo largo del camino hay varios miradores en los que podéis parar para disfrutar las vistas, como  el mirador de la Granatilla y el mirador del Lance. Desde este último podemos ver la mole semiderruida del famoso hotel Algarrobico. 



Pasamos también por un pequeño núcleo rural atravesado por la carretera y con gran encanto en el que hay una pequeña ermita que constituye un bello rincón. En este pueblo hay también varios restaurantes y alguna casa rural.



En cuanto a playas, a lo largo de la ruta también es posible acceder a algunas bastante menos concurridas que las de Mojácar costa, y de gran belleza, como la playa de la Granatilla y la playa del Algarrobico, de aguas cristalinas y sobre la que se yergue el esqueleto del hotel Algarrobico, declarado ilegal y largo tiempo esperando ser derruido. El final de nuestra ruta es la preciosa playa de los Muertos. 

Playa de los Muertos. Isol wikipedia commons


Antes de llegar a la playa de los Muertos hemos de atravesar la población de Carboneros, antaño villa pesquera y hoy localidad turística algo afeada por la cementera que se encuentra en la carretera de la costa hacia la Playa de los Muertos. Lo más destacable de Carboneras es el Castillo de San Andrés. 

La playa de los Muertos es un paraiso para los buceadores por la belleza de sus aguas cristalinas. Es una playa de grava blanca extremadamente fina mezclada con cuencas diminutas de cristales y piedras de distintos colores. Hay un parking cerca de la carretera, pero después el acceso es bastante empinado y largo por lo que no es apta para personas con movilidad reducida. Aún así la caminata merece la pena. 


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