Asilah es una bella localidad costera del norte de Marruecos. Está situada a 46 km al sur de Tánger, en la costa atlántica, en una llanura junto a una colina que bordea el mar. Su bella medina fortificada por los portugueses es fiel reflejo de su historia.
En sus alrededores se han encontrado restos fenicios, lo que remonta su origen a esta época. Fue posteriormente colonia cartaginesa. En el siglo I a.C se asentaron los romanos, siendo conquistada en el año 712 por los árabes. En esta etapa vuelve a resurgir con el nombre de Asila. En 1471 fue reconquistada por los portugueses que la fortificaron, convirtiéndose en un centro comercial en la ruta del oro sahariano. Abandonada en 1550, fue reocupada por los portugueses en 1577, con vistas a la expedición del rey Sebastian I, quien desembarca con su ejército para la conquista de los Saadíes. Pasó a manos del rey Felipe II de España tras la unión con Portugal, regresando después a manos de los saadíes en 1598. En 1912 pasó a formar parte de Protectorado Español de Marruecos, situación que mantuvo hasta 1956.
Llegamos a Asilah procedentes de Tánger, ciudad en la que pasamos tres noches. Para la excursión a Asilah contratamos un taxi desde nuestro hotel. Nuestro taxista Alí nos fue explicando por el camino retazos del la convulsa historia marroquí y nos dió también algunos consejos para disfrutar nuesta visita a esta localidad. Para llegar a Asilah desde Tánger hay otras opciones más económicas, como ir en tren. La estación de Asilah se encuentra un poco alejada de la medina por lo que después habrá que coger un taxi que te acerque a esta, o un carrito taxi, que es otra opción de transporte allí.
En nuestro caso, como éramos cuatro personas, pensamos en la opción del taxi desde el principio. Después de buscar en distintos blogs cual podría ser el precio de un taxi entre las dos localidades, encontré que rondaba los 300 o 350 dirham, unos 30/35 euros, por trayecto. Esto es un precio estimado que depende de la oferta y la demanda, por lo que si viajas en temporada baja puedes regatear y conseguir un precio algo más bajo. En nuestro caso, al preguntar en el hotel nos dieron un precio de 80 euros ida y vuelta, con las paradas que quisiéramos a lo largo del camino. Decidimos contratarlo con ellos y ahorrarnos el regateo, que ya había sido inútil en el precio del taxi entre el aeropuerto y el hotel, como ya os conté en la entrada sobre Tánger.
En nuestro caso, como éramos cuatro personas, pensamos en la opción del taxi desde el principio. Después de buscar en distintos blogs cual podría ser el precio de un taxi entre las dos localidades, encontré que rondaba los 300 o 350 dirham, unos 30/35 euros, por trayecto. Esto es un precio estimado que depende de la oferta y la demanda, por lo que si viajas en temporada baja puedes regatear y conseguir un precio algo más bajo. En nuestro caso, al preguntar en el hotel nos dieron un precio de 80 euros ida y vuelta, con las paradas que quisiéramos a lo largo del camino. Decidimos contratarlo con ellos y ahorrarnos el regateo, que ya había sido inútil en el precio del taxi entre el aeropuerto y el hotel, como ya os conté en la entrada sobre Tánger.
En la ruta hacia Asilah hicimos algunas paradas previas, para disfrutar el paisaje y las playas de la costa atlántica marroquí, que es verdaderamente espectacular. Una de las paradas casi obligatorias cuando viajas entre Tánger a Asilah es el cabo Espartel. Es este un bello paraje donde hay un faro y se pueden disfrutar unas magníficas vistas sobre el Estrecho. Desde aquí podemos apreciar donde se juntan el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico, y las corrientes que se forman al unirse ambos, que hace tan peligrosa la travesía por el estrecho y que tantas muertes causa al intentar cruzar a España de forma irregular.
El faro que se encuentra aquí tiene algo más de 150 años, fue inaugurado en 1864 siendo el primer faro de la red de señalización marítima marroquí. En la actualidad su funcionamiento sigue siendo con aceite. La historia de España presenta un episodio directamente ligado al faro, ya que el 29 de septiembre de 1936, al inicio de la Guerra Civil, tuvo lugar la batalla del Cabo Espartel, como resultado de la cual se abrió del Estrecho de Gibraltar a las tropas de Franco. En los alrededores del faro existen varios cafés y restaurantes y un paisaje de gran belleza.
Pasamos también por una espectacular playa en la que había unos camellos con los que podías dar un paseo por la costa. Nosotros no lo hicimos, pero aprovechamos para tomar una bonita imagen desde lo alto del acantilado.
Nuestra siguiente parada en la ruta es la cueva de Hércules. Esta gruta es conocida por tener una apertura al mar que parece el mapa de África al revés. La visita a la cavidad grande de la cueva es gratuita, hay otra pequeña gruta al lado que requiere entrada para ser visitada, pero nosotros no lo hicimos. La gruta es una cueva natural, pero sus paredes y suelo han sido muy modificados porque, como nos explicó nuestro taxista, durante mucho tiempo se extrajo piedra de ella para diversos proyectos. Al lado de la cueva se encuentra uno de los hoteles más lujosos y espectaculares que se pueden encontrar en esta costa, el hotel Le Mirage.
Nuestra siguiente parada en la ruta es la cueva de Hércules. Esta gruta es conocida por tener una apertura al mar que parece el mapa de África al revés. La visita a la cavidad grande de la cueva es gratuita, hay otra pequeña gruta al lado que requiere entrada para ser visitada, pero nosotros no lo hicimos. La gruta es una cueva natural, pero sus paredes y suelo han sido muy modificados porque, como nos explicó nuestro taxista, durante mucho tiempo se extrajo piedra de ella para diversos proyectos. Al lado de la cueva se encuentra uno de los hoteles más lujosos y espectaculares que se pueden encontrar en esta costa, el hotel Le Mirage.
Y por fin llegamos a Asilah, Alí nos deja en el aparcamiento del puerto, muy cerca de la entrada de la medina. Vemos nada más llegar la muralla que rodea la medina y que fue construida por los portugueses. Como en otras ciudades que hemos visitado en Marruecos, Asilah carece de una oficina de turismo al uso. Si preguntas por ella te van a intentar buscar un guia que te acompañe en la visita. Incluso sin preguntar es posible que se te intente pegar algún guia, o falso guía. A nosotros nos ocurrió pero amablemente le aclaramos que nos apetecía pasear solos por la medina y no tuvimos mayor problema. Entramos a la medina por la puerta Bad Al Kasba y en un corto paseo nos encontramos la plaza principal, donde se encuentra la Torre Al Qamra, bella torre defensiva construida por los portugueses. De esta época se conservan también algunos cañones que protegían la zona amurallada que da al mar.
Nuestra visita fue un viernes del mes de marzo y la medina de Asilah estaba muy poco concurrida, es una medina eminentemente residencial, diferente de las de Tánger o Chefchauen, donde hay una frenética actividad comercial y turística. Aquí se respira paz y tranquilidad por todas las esquinas. Al blanco predominante en sus fachadas le contrasta el colorido de puertas y ventanas, convirtiendo el conjunto en un bello marco para cualquier fotografía.
Es un placer perderse por sus calles donde hay mil rincones de los que enamorarse y en la que se respira una calma casi increible por estas latitudes. Uno de los puntos más recomendados para visitar dentro de la mediana es el mirador Caraquia, situado en el espigón que hay justo al lado de la torre Borj Krikia, aquí, además de disfrutar de un atardecer espectacular, hay unas preciosas vistas y se puede observar también un pequeño y colorido cementerio. Desgraciadamente el dia de nuestra visita la mar estaba picada y el acceso al mirador estaba cerrado por este motivo.
Una vez visitada la medina salimos a comer en uno de los restaurantes que se encuentran fuera de esta. En muchos de los blogs que visité antes de mi viaje recomiendan dos restaurantes regentados por españoles, Casa Garcia y Casa Pepe, ambos conocidos por la calidad del pescado y marisco. A nosotros Alí nos había recomendado uno que se encontraba casi enfrente del aparcamiento del puerto, el restaurante La Plaza, donde degustamos una magnífica fritura de pescado y donde tuvimos también la oportunidad de probar la cerveza Casablanca.
Tras la comida nos dirigimos a la zona del puerto para dar un paseo y tener una vista de la ciudad amurallada desde este. El puerto de Asilah es tanto deportivo como pesquero y tiene un bonito paseo desde el vemos tanto la playa a un lado como el mar golpeando en el rompeolas creado para protegerlo.
Sin duda Asilah es una visita obligada en cualquier ruta por el norte de Marruecos y un gran destino turístico en verano para los amantes de las playas.
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