jueves, 5 de octubre de 2017

Bóveda del río Cerezuelo. Cazorla.

Cazorla es un pintoresco pueblo de sierra situado en la provincia de Jaén, fue declarado conjunto histórico-artístico en 1972. Constituye una de las puertas de entrada al Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, el  más grande  de España.




Sin duda es un sitio para visitar y disfrutar, tanto del entorno natural de la sierra como del trazado urbano y monumentos que nos ofrece. Hoy os quiero hablar de una de las rutas que se pueden hacer en Cazorla y que me parece muy interesante, sobretodo si vais con niños, les suele encantar todo lo que sea subterráneo. Esta es la ruta de la bóveda del río Cerezuelo. La ruta es una visita guiada que parte desde la oficina de turismo de Cazorla, situada en las ruinas de la Iglesia de Santa María.

Nuestra llegada a Cazorla fue en coche desde Úbeda, desde aquí hay que coger la N-322 dirección Torreperogil y después el desvío a la sierra por la carretera A-315 hasta Peal de Becerro y allí la A-319.  Aparcar en el centro de Cazorla puede ser bastante complicado en semana santa y verano, pero nosotros fuimos en enero por lo que no tuvimos problema para dejar el coche cerca de la plaza de la Constitución.



 En una esquina de esta plaza se encuentra la Casa Palacio de las Cadenas. Este edificio se construyó sobre otro del S XVI propiedad de los marqueses de Camarasa del que apenas quedan restos. El actual es posterior, de un clasicismo tardío, quizás de mediados del siglo XIX.



Desde allí nos dirigimos a la Plaza de la Corredera. Plaza con forma ovalada y que constituye el epicentro de Cazorla, aquí confluyen sus principales calles. En esta Plaza podemos encontrar la iglesia de San José, el Ayuntamiento y varios palacetes con fachadas blasonadas.





Seguimos nuestro camino, en este caso descendiendo hacia la Plaza de Santa María o Plaza Vieja. Durante el descenso recorremos algunas calles muy pintorescas.





 En la Plaza Vieja se encuentra la Fuente de las Cadenas, construida en 1605 en memoria del rey Felipe II. Encontramos aquí también las ruinas de la iglesia de Santa María, en una de cuyas capillas está la oficina de turismo, punto de partida para nuestra ruta.

Fuente de las cadenas (wikipedia commons)



Las iglesia de Santa María, construida sobre una bóveda bajo la que discurre el río Cerezuelo, tiene planta de salón con tres naves. De traza renacentista (siglo XVI) atribuida a Andrés de Vandelvira, fue el monumento más importante del Adelantamiento de Cazorla. Existe cierta controversia sobre si el estado actual se debe a las muchas desgracias que sufrió durante y después de su construcción, inundaciones e incendios o realmente nunca se llegó a terminar.

La ruta se inicia con una subida a la Torre desde donde tenemos unas magníficas vistas de Cazorla.





Tras esta y ya en el centro de las ruinas la guía nos explica  el ambicioso proyecto de la bóveda para construir la plaza y la desafortunada historia de la  iglesia de Santa María.  La Bóveda que cubre al río Cerezuelo se diseña para  solventar el problema de incomunicación entre las dos márgenes del rio  y construir la Iglesia de Santa María. Tiene forma de medio cañón y se adapta a los desniveles del río en todo el trazado de la plaza.  

Proseguimos camino  acompañando a la guía hacia la entrada, en el punto opuesto a la iglesia de la Plaza de Santa María y realizamos este breve pero hermoso recorrido siguiendo el cauce subterráneo del rio Cerezuelo, bajo la plaza, para salir a las espaldas de la iglesia de Santa María, donde hay un pequeño centro de interpretación.


Bóveda rio Cerezuelo (Jesús Alenda, wikipedia Commons)

Gruta lateral a la bóveda.





Dentro de la  ruta encontramos esta curiosa escultura denominada la Tragantía. Una forma mitad mujer, mitad reptil. Cuenta la leyenda que esta figura representa a la hija de un rey moro. Este, ante el acecho de las tropas cristianas, salió del Castillo de la Yedra dejando a su hija escondida en una secreta habitación subterránea con comida para varias semanas, hasta su vuelta. Sin embargo el rey y su séquito fueron alcanzados por las tropas enemigas y murieron en la batalla. Las tropas cristianas tomaron el castillo sin sospechar que la princesa estaba escondida. Esta, encerrada en tan húmedo  y oscuro ambiente se alimentaba de insectos y se fue cubriendo poco a poco de escamas, sin que sus gritos fueran oídos por los nuevos habitantes del castillo.  Cuenta la leyenda que ahí sigue y solo sale en la noche de San Juan, en la que se puede oir su lamento. De esta leyenda surge esta canción:


"Yo soy la tragantía
hija del rey moro
el que me oiga  cantar
no verá la luz del día
ni la noche de San Juan"      
 
         



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