martes, 19 de septiembre de 2017

Qué ver en Budapest.






En esta ocasión emprendí viaje a Budapest acompañada de una amiga. Escogimos viajar en el puente de la constitución para poder disfrutar el ambiente prenavideño en una ciudad europea.

Budapest es la capital de Hungría y es conocida como la perla del Danubio por su extrema belleza y por su relación con el  Danubio, el río más largo de la Unión Europea, que divide la ciudad en dos.

Para este viaje cogimos un paquete de vuelo, hotel y traslados a través de la página www.logitravel.com. El hotel en el que nos alojamos estaba en la parte de Buda. Budapest está dividida en dos por el rio Danubio, Buda es la parte que podemos considerar como más antigua y Pest es una parte más cosmopolita. Nuestro hotel se llamaba Art Hotel Budapest www.artotels.com/budapest. Este es un hotel de cuatro estrellas y su localización es magnífica, muy cerca del famoso puente de las cadenas y justo al otro lado del rio del impresionante edificio del Parlamento de Budapest, de hecho este se veía desde el balcón de nuestra habitación. 

Llegamos a Budapest a las doce de la noche del 5 de diciembre, el principal motivo para contratar el traslado al hotel, así que ese día solo pudimos disfrutar de la bella imagen del parlamento desde nuestro hotel.




Al día siguiente decidimos comenzar nuestra visita en la zona de Buda y nos fuimos paseando, (subiendo cuestas), hasta el Bastión de los Pescadores.






Este monumento consiste en un elegante sistema de escaleras engalanadas con torrecillas, volutas, arcadas y estatuas. Su construcción finalizó en 1901 y posteriormente se colocó cerca la estatua ecuestre de San Esteban. El Bastión es una estructura abierta por lo que no tiene horarios y permite disfrutar de unas magníficas vistas sobre el Danubio.




Nuestro siguiente destino era la Iglesia de Matías, que se encuentra justo al lado del Bastión de los Pescadores, pero debido a un acto institucional estaba cerrada al público por lo que decidimos dejarla para más tarde y dirigirnos hacia el Palacio Real de Buda. 




El Palacio Real de Buda o Castillo de Buda se construyó en estilo tardogótico durante el siglo XVI. Fue completamente reconstruido a mediados del siglo XVIII en estilo tardobarroco. En la segunda mitad del siglo XIX su superficie fue duplicada en un pomposo estilo neobarroco. Durante la Segunda Guerra Mundial fue seriamente dañado y reconstruido en un severo estilo neoclásico. Actualmente alberga la Galería Nacional Húngara y el Museo de Historia de Budapest. Todos los percances sufridos durante su historia no restan un ápice de belleza al edificio.





Desde el Castillo es posible tomar un funicular para bajar al Puente de las Cadenas, pero nosotras decidimos bajar paseando hasta la orilla del Danubio hasta nuestro siguiente destino que era el Balneario Gellért. 


Balneario Gellert.



Budapest es también conocida por ser la ciudad de los balnearios y es que la ciudad tiene más de cien manantiales de agua termal. Entre los más famosos están el Balneario Gellert, el balneario Rudas y el Balneario Széchenyi.

El balneario Gellert es el más conocido y también el más turístico debido a la belleza del edificio y también porque su piscina principal ha salido tanto en revistas como en anuncios de televisión (el clásico anuncio de cuerpo danone se rodó allí). Nosotras solo dedicamos a este balneario una visita para ver el edificio, hemos elegido el balneario Széchenyi para probar las aguas termales de Budapest.

interior de Gellert.





Tras la visita a Gellert nos vamos hacia el Mercado Central de Budapest cruzando el bonito Puente de la Libertad (Szabadság Hid en húngaro)



El mercado central es un bonito edificio cuya planta principal sigue funcionando como mercado tradicional y cuya planta superior se ha convertido en un espacio con cientos de puestos de comida. Decidimos comer en uno de estos puestos.








Tras la comida volvemos paseando por la orilla de Pest hacia el puente de las Cadenas y regresamos  al hotel a  prepararnos para la Ópera.

La Ópera de Budapest es uno de los grandes edificios de ópera europeos y cuenta  con una magnífica acústica. Está situada en la zona de Pest, en la calle Andrássy. Se inauguró en 1884 en presencia del Emperador Francisco José I (el marido de la famosa emperatriz Sissi). Es uno de los edificios neorrenacentistas más importantes de Hungría. Es posible realizar una visita guiada al edificio pero nosotras preferimos asistir a una ópera. 



Para asistir a la ópera compramos la entrada con antelación, desde casa, la página oficial para comprarlas es
http://www.opera.hu/, la página está en húngaro y en inglés. El precio de las entradas es muy económico y puede saliros como una entrada de cine en España por lo que es altamente aconsejable. Nosotras fuimos a ver la Bohème y para mí fue una experiencia fantástica. Era mi primera ópera y fue como entrar por la puerta grande, una magnífica orquesta, una puesta en escena espectacular, en fin que me encantó.







Tras la ópera fuimos a la Plaza Vörösmarty, una  de las principales de Pest. Debido a las fechas estaba repleta de puestos navideños, tanto de adornos como de comida, por lo que optamos por cenar en uno de estos puestos. Tengo que decir que mi idea previa sobre Budapest era la de una ciudad fría y desangelada al caer la noche, nada más lejos de la realidad. No se si sería por ser unas fechas próximas a la Navidad, por lo que había muchos mercados navideños en la calle, pero incluso a las 11 de la noche ( y anochece a las 4 en diciembre) la calle estaba repleta de gente disfrutando la ciudad.

Tras la cena pasamos a la famosa cafetería Gerbeaud que se encuentra en esa misma plaza y claro, quién se resiste a uno de sus pastelitos. 

Después seguimos andando por la orilla del Danubio hasta el Puente de las Cadenas para volver al hotel, pero antes de cruzarlo paramos para ver la decoración navideña del magnífico hotel Four Seasons.


Puente de las cadenas con hotel Four Seasons al fondo.

7 de diciembre.

Hoy nuestro día lo vamos a pasar en la parte de Pest. Hemos reservado una visita al edificio del Parlamento de Budapest, por lo que este es nuestro primer destino tras el desayuno. Para comprar las entradas al parlamento podéis hacerlo en esta página parlamentobudapest.com. La página está en español así que no hay problema, la entrada es gratis para los menores de 6 años, cuesta 7,50 hasta los 24 años y 15 euros para el resto, por ser ciudadanos de la unión europea (no olvidar llevar el DNI  para la visita). Merece la pena porque el edificio es espectacular.








Como llegamos con tiempo antes de la visita aprovechamos para tomar unas fotos en los alrededores del parlamento. A las espaldas del parlamento, en la orilla del Danubio está el emotivo monumento homenaje a los judios de Budapest, son unos zapatos que representan a las víctimas de los nazis a los que se obligaba a descalzarse antes de ser asesinados.




Seguimos paseando por las calles de Pest y disfrutando de sus magníficos edificios. En Pest encontramos numerosos edificios Art Nouveau, la mayoría construidos en la segunda mitad del siglo XIX. Estos tienen esa belleza decadente que denota un pasado glorioso y un presente no tanto.





Edificio de la Real Caja Postal.


En nuestro paseo llegamos a la Basílica de San Esteban, visitamos el interior que es de entrada libre y después subimos a la Torre para disfrutar de sus maravillosas vistas.








Nuestro siguiente destino es la gran sinagoga de Budapest. Esta es la más grande de Europa y la segunda más grande del mundo. De construyó entre 1854 y 1859 en estilo neomorisco. Su decoración está basada en modelos de arquitectura islámica del norte de África y de la España morisca (en concreto la Alhambra). Dentro está el museo judío y en su patio hay un cementerio judío con un memorial en forma de árbol dedicado al Holocausto.



Desde la Sinagoga emprendemos camino a la turística Váci Utca (calle Vaci), una calle peatonal repleta de tiendas y resturantes donde degustamos una comida típica húngara, con gulash incluido.

Nuestro siguiente destino es el museo de artes aplicadas. Llegamos al edificio cuando ya ha oscurecido, sobre las cuatro de la tarde. Este es un impresionante edificio Art Nouveau que alberga varias colecciones interesantes incluida la de artes aplicadas desde la Edad Media hasta la actualidad. En su patio central encontramos también un mercadillo navideño. El horario del museo es de 10 a 18 horas de martes a domingo y es de entrada libre. Al llegar dejamos los abrigos en el guardarropas de cortesía, muy común en todos los edificios públicos de Budapest, ya que por muy antiguo que sea el edificio el sistema de calefacción funciona muy bien.

museo de artes aplicadas.



Detalle del techo de una sala..


Tras la visita al museo volvemos a la Plaza Vörösmarty con sus puestos navideños y no nos podemos resistir a volver a pasar por el café Gervaud ( nos lo merecemos después de la caminata).

8 de Diciembre.

Hoy hemos decidido visitar de nuevo la zona de Buda para ver la Iglesia de Matías, ya que no fue posible hacerlo el primer día. Tras comprar las entradas en las taquillas ubicadas al frente, donde también es posible cambiar euros por florines aunque algo más caros que en el centro de Pest, nos dirigimos al interior.




La iglesia es un templo católico y fue construida entre los siglos XIII y XV pero fue muy reformada a finales del  siglo XIX en un estilo neogótico. Está profusamente decorada en su interior.





decoración del techo de San Matias.



Tras la visita damos un paseo por el casco antiguo de Buda y nos dirigimos al funicular para bajar hasta el puente de las cadenas.










 Allí tomamos un tranvía que nos lleva a la Plaza de los Héroes. Nuestro destino es el cercano parque Varosliget para ver el castillo de Vajdahunyad.





En este parque está también el Palacio de Invierno con su pista de patinaje y el Balneario Széchenyi.





Aquí queremos pasar parte del día disfrutando de las aguas termales del balneario y de sus múltiples piscinas. Como lo teníamos pensado de antemano nos hemos traído el bañador y las chanclas, pero no toallas (volamos con una low cost), pero no es problema porque se pueden alquilar en el mismo balneario. Probamos todas las piscinas, incluidas las exteriores. Yo era un poco reticente a estas pero mi amiga me convence y la verdad es que la sensación de estar sumergida en agua calentita mientras está llovizneando a 3 grados de temperatura es impresionante.




Salimos del Balneario poco antes de las tres  y aunque es un poco tarde para comer en esta ciudad, no tenemos problema para hacerlo en un restaurante italiano cercano. Cuando salimos de comer es noche cerrada, aquí el atardecer es un parpadeo, a ello se suma que está muy nublado. Desde aquí cogemos el metro hasta la plaza Oktogon y vamos paseando hasta el café New York. Este café es uno de esos sitios que si me los encuentro por Madrid pienso, aquí no entro que me funden. Es un edificio impresionante y la decoración del café es preciosa, ofrece concierto de piano para amenizar la estancia. En Budapest te puedes permitir este tipo de cosas porque el coste de la vida es más bajo que en España y aunque te pidan 1000 florines por el café más exótico de este sitio te das cuenta que son poco más de tres euros.






Disfrutamos de nuestra última tarde-noche en Budapest yendo hacia el barrio judío para tomar una copa en los famosos ruin bars. Estos son unos locales cada vez más de moda en Budapest, comenzaron con una estética Punk pero son cada vez más currados. Son bares que han rehabilitado locales medio abandonados y que la verdad están muy chulos. Nosotros estuvimos en el Szimpla Kert, uno de los primeros que está lleno de objetos de lo más extraño colgados de todas partes. Después fuimos a otro con una estética más minimalista en el que cenamos. Tras esta paradita vuelta al hotel recorriendo de nuevo el Puente de las Cadenas que nunca nos cansamos de fotografiar.


9 de Diciembre.

Nuestro avión sale temprano así que hoy, tras desayunar, esperamos el hall del hotel nuestro transporte al aeropuerto. Llegamos a Madrid-Barajas a las doce y nos vamos hacia Alcalá de Henares. Como ya expliqué en una anterior entrada, tengo familia y amigos en esta ciudad por lo que siempre hay algún voluntario que me recoge del aeropuerto. Aprovechamos que estamos en Alcalá para tapear un poquito porque lo echábamos de menos y después ponemos rumbo en coche a Jaén.

La sensación del viaje ha sido maravillosa, hemos visto muchas cosas y disfrutado de muchas experiencias que quizás yo no hubiera tenido en cuenta, pero que gracias a la influencia de mi amiga he podido vivir. Sin duda una ciudad a la que no me importaría volver, quizás combinándola con otra como Viena dada su proximidad.










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